Las mujeres juezas reclaman que se las tenga en cuenta en la renovación del Constitucional

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Medio siglo después de que se aprobara la ley que derogó la prohibición del acceso de las mujeres a la carrera judicial, ellas son mayoría en el conjunto de la judicatura, donde se entra por oposición; pero apenas llegan a las cúpulas, donde los nombramientos son discrecionales. Esta realidad se hace todavía más evidente en las instituciones de más alto rango. Entre ellas, el Tribunal Constitucional (TC), donde desde su fundación, en 1980, sólo ha habido cinco mujeres de un total de sesenta magistrados que han participado en las diferentes composiciones que ha tenido a lo largo de estos años. 

Estas cifras han llevado a la Asociación de Mujeres Juezas a lanzar la voz de alarma aprovechando que el próximo 19 de diciembre se acaba el plazo para que las comunidades autónomas, a través del Senado, propongan sus candidaturas en el proceso de renovación de cuatro de los integrantes del Tribunal Constitucional. Este colectivo de magistradas entiende que es un elemento de "legitimidad democrática" que la diversidad social se refleje en la composición de los tribunales. 

Su presidenta Glòria Poyatos, señala a preguntas de infoLibre, que esa inequidad de género es todavía más llamativa en un tribunal como el Constitucional, que es el encargado de velar por valores máximos y esenciales entre los que se encuentra la igualdad. "Ya que es un tribunal que debe velar por la aplicación transversal de este principio, sería muy recomendable que se lo aplicara de forma real y endógena. Es decir, que diera ejemplo y, con su composición, respondiera a la diversidad social existente", señala. 

El colectivo de mujeres juezas entiende que es el momento de que los representantes políticos asuman su responsabilidad y den cumplimiento a la exigencia de "igualdad real" de acuerdo con lo que dice tanto la Constitución como la ley de igualdad. "Reivindicamos una verdadera participación de las mujeres en todas las esferas sociales, políticas, culturales y judiciales", reclaman en un comunicado difundido este jueves. 

Cinco de sesenta 

Lo cierto es que, a lo largo de la historia han sido únicamente cinco las mujeres que han llegado a ser magistradas del Tribunal Constitucional. Sólo una de ellas, María Emilia Casas, llegó a la presidencia; y dos a la vicepresidencia, Gloria Begué y Adela Asúa (en el cargo actualmente). Las otras dos mujeres miembros del TC son Elisa Pérez VegaEncarnación Roca, que es magistrada en la actualidad. 

María Emilia Casas, catedrática de Derecho del Trabajo y desde 1998 magistrada del Constitucional, fue elegida presidenta de esa institución en 2004 a propuesta del PSOE. Dejó la institución en 2011, precisamente con un discurso [ver en PDF] en el que resaltó la incorporación de una nueva magistrada (Adela Asúa) al tiempo que insistió en lo "llamativo" de que fuera sólo la cuarta mujer en la historia del tribunal en desempeñar ese cargo. Casas llamó también a abrir una "reflexión" teniendo en cuenta, además, la reciente aprobación de la ley de igualdad.

Sin embargo, han pasado más de cinco años desde entonces y sólo una mujer más se ha incorporado al alto tribunal. En conversación con este diario, la exmagistrada Casas llama a mantener esa reflexión sobre la escasa participación de la mujer en determinados ámbitos. A su juicio, en los órganos judiciales se debería tener en cuenta que la sociedad está dividida casi a la par y, por tanto, deberían tener una composición "más equilibrada". 

Por otro lado, la jueza Poyatos pone el acento sobre el hecho de que la presencia femenina en órganos como el TC se reserve a determinados puestos. Y da una cifra llamativa: de las 18 plazas del cuerpo de secretaría administrativa de este tribunal 16 están ocupadas por mujeres y sólo dos por hombres. "Está claro que hay unas laborales que histórica y culturalmente se han reservado a los perfiles femeninos y otras, como es el caso de los magistrados, a los masculinos", señala. 

Desfase en las cúpulas 

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Sin embargo, la escasa participación de la mujer en la alta jerarquía no es una realidad que sólo afecte al Constitucional. De hecho, en el conjunto de la judicatura –donde se entra por oposición– hay más mujeres que hombres. Sin embargo, hay una única mujer presidenta de un Tribunal Superior de Justicia. De las 50 Audiencias Provinciales sólo 8 están presididas por mujeres. No mandan en ninguna sala del Supremo. Y también son minoría en el Consejo General del Poder Judicial.

Es decir, el desfase se produce en las cúpulas donde los nombramientos son discrecionales. "Todo esto ocurre en el seno de una judicatura en la que más de la mitad de las sentencias son rubricadas por juezas que nunca aparecen en la foto oficial de la Justicia que cada ilustra la apertura del año judicial", se queja la Asociación de Mujeres Juezas en el comunicado difundido este jueves. 

"Hasta que no nos dejen demostrar que las mujeres somos tan competentes para tomar decisiones en igual medida que los hombres, no se va a confiar en nosotras para designarnos en aquellos puestos que son discrecionales o que se miden con unos valores curriculares que también nos perjudican porque, en modo alguno reflejan cuestiones importantes que actualmente están siendo monopolizadas por las mujeres, como los cuidados", sentencia Poyatos. 

Medio siglo después de que se aprobara la ley que derogó la prohibición del acceso de las mujeres a la carrera judicial, ellas son mayoría en el conjunto de la judicatura, donde se entra por oposición; pero apenas llegan a las cúpulas, donde los nombramientos son discrecionales. Esta realidad se hace todavía más evidente en las instituciones de más alto rango. Entre ellas, el Tribunal Constitucional (TC), donde desde su fundación, en 1980, sólo ha habido cinco mujeres de un total de sesenta magistrados que han participado en las diferentes composiciones que ha tenido a lo largo de estos años. 

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