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"Narcisismo regionalista" y "feminismo puritano": las obsesiones del discurso de Álvarez de Toledo

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Pablo Casado diseña un equipo para las generales que supone un punto de inflexión en las filas del partido. Y que recupera algunas de las voces más extremas de los conservadores. Es el caso de la periodista y exdiputada Cayetana Álvarez de Toledo, cabeza de lista al Congreso por Barcelona. El fichaje no convence a todos y su figura es objeto de polémica entre propios y adversarios. Álvarez de Toledo ha reconocido no saber catalán y no consta que tenga intención de aprenderlo, pese a aspirar a representar a una de las cuatro provincias, pero además ha dejado sobre la mesa un discurso que se sostiene sobre dos pilares: Cataluña y feminismo.

Así lo ha demostrado esta semana en varias entrevistas concedidas a distintos medios de comunicación. Una de ellas, publicada precisamente por El Mundo, daba cuenta de la posición de Álvarez de Toledo en cuanto al feminismo y la violencia machista. "La ley de violencia de género me parece una aberración: no me parece razonable establecer penas distintas en función del sexo, como no me lo parecería en función de la piel. Se está rompiendo un principio fundamental de igualdad: que nos juzguen por nuestros actos y no por nuestras características", afirmaba la candidata conservadora.

Durante la mañana del martes, en el plató del programa Los desayunos de TVE, la periodista dejaba registrada ante las cámaras su dura opinión respecto al independentismo catalán. La candidata por Barcelona aseguraba que el procés supone el mayor reto del país desde 1978. "¿Más grave que cien muertos al año por ETA en el ochenta?, ¿más grave que Tejero entrando a tiros en el Congreso?, ¿que los tanques en València?", interpelaba el presentador, Xabier Fortes. Y ella respondía, tajante: "Por supuesto. Lo que está en juego es el Estado constitucional español. ETA mataba para intentar liquidar el Estado constitucional español, eso hacía ETA, mataba a nuestros conciudadanos para intentar acabar con la España de las libertades democráticas. Ahora hay en marcha un proceso separatista, que sigue en marcha, que se frenó por suerte el 1 de octubre con una actitud del Estado firme, las famosas cargas policiales que tanto se han denostado, que lograron parar ese proceso y ahora está intentando por otros vericuetos y otras puertas buscar su salida".

No es la primera vez que Cayetana Álvarez de Toledo se expresa en esos términos. Precisamente la coyuntura en territorio catalán ha sido protagonista habitual de las columnas que firma y las entrevistas que concede. El 22 de octubre de 2017 mantenía la línea crítica con el Gobierno de Mariano Rajoy que en 2015 constató mediante su misiva de despedida, producto del "fracaso" de los suyos en materia catalana. "A estas alturas, es evidente que el Gobierno no tenía ninguna intención de aplicar el 155", afirmaba en un artículo. Álvarez de Toledo se reconoce firme defensora de la aplicación del artículo 155 en Cataluña. "Lo que nos habríamos ahorrado si en lugar de confiar primero en Mas, luego en Junqueras, después en los Mossos y hasta el final en la cordura nacionalista, Rajoy hubiera frenado antes el proceso", criticaba.

La candidata por Barcelona entiende que el conflicto proviene de un caldo del cultivo del que responsabiliza a las políticas estatales, que han supuesto una suerte de "culto al narcisismo regionalista". Y cita: "Los Pactos Autonómicos del 81; la sentencia contra la LOAPA; el derroche transferencial de Felipe González; el carpetazo del Grupo Prisa al caso Banca Catalana; las cíclicas entronizaciones del PNV y CiU; los cándidos Pactos del Majèstic; la abdicación lingüística de Aznar; el Estatutazo de Zapatero; el flácido 9-N de Rajoy; la investidura de Sánchez: pluralísima, desde luego; obscena, terminal". La periodista habla además de una "imposición sin precedentes del catalán", pero extiende la supuesta amenaza a otros territorios. En un artículo se refería al "maltrato a los castellanohablantes en Cataluña, el País Vasco, Valencia, Navarra, Galicia y Baleares".

A finales de febrero, apenas una semana tras la manifestación que unió a Vox, PP y Ciudadanos –entre otros– en Colón, la periodista comentaba el inicio del juicio contra los líderes del procés. Y tomaba partido sin ambajes. "Yo estoy con lo que decía Maza en privado: bastaría con que los rebeldes pasaran ocho o 10 años entre rejas para que la burbuja separatista se desinflara durante al menos una generación. El valor pedagógico de la cárcel, no ya para el reo sino para la frívola masa que lo jaleó", defendía.

"Feminismo puritano"

Uno de los muchos dardos que Álvarez de Toledo ha lanzado contra Pedro Sánchez y su Gobierno tiene que ver con el binomio entre Cataluña y feminismo. Así lo escribía en una columna: "El antipresidente Sánchez ha convertido al centenario PSOE en una cofradía catalanofeminista".

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Lo cierto es que la postura de la periodista respecto al feminismo es igual de radical que en lo relativo a la cuestión catalana. Así lo ha constatado, de nuevo, a través de sus textos y declaraciones. En cuanto a la huelga feminista tejida alrededor del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, Álvarez de Toledo hizo pública su opinión categorizando la convocatoria de "disparate". El mismo 8M de 2018 aseguraba que "hace ya unos años que el movimiento feminista empezó a derrapar hacia un victimismo pueril, puritano y paralizante. Su retórica es puro helio inyectado en la realidad. Casos de mujeres asesinadas o agredidas son exhibidos como prueba de la violencia intrínseca del hombre y del sistema". La ahora candidata ya criticaba entonces algo en lo que el PP ha insistido este año: la "agenda ideológica" del actual movimiento feminista.

Especialmente férrea con la nueva ola feminista que sacude las calles, la periodista censura los postulados del movimiento desde una perspectiva abiertamente confrontadora: criticando la supuesta guerra entre sexos que, sostiene, promulgan las feministas. "La obsolescencia del hombre" es, escribe, "una leyenda urbana" además "promovida por una generación feminista que ha despertado mal de la bacanal del 68". E introduce aquí el debate en torno a la violencia sexual y el consentimiento: "Son las justicieras del #MeToo; las que contra la común experiencia, incluida probablemente la suya propia, dicen que hasta un silencio es un no; las que promueven ese ridículo cinturón de castidad llamado consentimiento previo, que aniquila la seducción. Todo su razonamiento parte de dos premisas. La primera es demencial: todo hombre es un agresor. La segunda, desoladora: la mujer por defecto dice no porque la mujer por defecto no quiere sexo. Al menos con un varón".

Cayetana Álvarez de Toledo repite como un mantra la idea de un feminismo puritano que, opina, convierte a las mujeres en víctimas por el simple hecho de nacer mujeres. Y dirige esa crítica también a los socialistas. "Ha quedado claro que no sólo la Transición política va a ser objeto de demolición en esta legislatura corta de tiempo y miras. También lo será su legado cultural: la libertad en el sexo y las costumbres; el alegre fin de un paternalismo que consideraba a las mujeres víctimas de nacimiento, objetos a proteger, porcelana de Lladró. La paradoja es que los libérrimos de entonces son los puritanos de hoy", escribía la columnista en referencia al Gobierno de Pedro Sánchez. Mantiene, hoy día, su discurso intacto. "El feminismo actual es mojigato, victimista y ñoño", sentencia sin tapujos en otra de sus más recientes entrevistas.

Pablo Casado diseña un equipo para las generales que supone un punto de inflexión en las filas del partido. Y que recupera algunas de las voces más extremas de los conservadores. Es el caso de la periodista y exdiputada Cayetana Álvarez de Toledo, cabeza de lista al Congreso por Barcelona. El fichaje no convence a todos y su figura es objeto de polémica entre propios y adversarios. Álvarez de Toledo ha reconocido no saber catalán y no consta que tenga intención de aprenderlo, pese a aspirar a representar a una de las cuatro provincias, pero además ha dejado sobre la mesa un discurso que se sostiene sobre dos pilares: Cataluña y feminismo.

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