De negar a reconocer el problema: Feijóo admite que Cataluña necesita "encaje" en España pero no dice cómo

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Es la primera vez que un presidente del Partido Popular admite que la existencia del problema catalán y que hace falta buscar un “encaje” a Cataluña dentro de España. Ni José María Aznar, ni Mariano Rajoy, ni Pablo Casado habían dicho nunca nada semejante a lo que este miércoles ha verbalizado Alberto Núñez Feijóo en una comparecencia en Santa Cruz de Tenerife apenas 24 horas después de que el líder de Junts, Carles Puigdemont, pusiese sobre la mesa sus condiciones para facilitar la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno.

Feijóo fue muy claro. “Sé que debemos dar una propuesta y debemos de buscar un encaje del problema territorial de Cataluña”, declaró. Aunque eso, precisó, “será o un pacto de Estado o no será. Se hará de acuerdo con la ley o no se hará. Se hará en el encaje constitucional o no se hará. Hago ese llamamiento a recapacitar y volver a los grandes pactos, que los hicimos en la transición, en la Constitución y en los pactos de la Moncloa”.  

Las palabras de Feijóo han sorprendido dentro del partido. Muchos de sus dirigentes acababan de respirar aliviados tras vez cómo el líder del PP daba marcha atrás en su plan inicial de sentarse a hablar con Junts en el marco de la ronda de contactos con la que el candidato propuesto por el rey Felipe VI está intentando reunir los cuatro votos que le faltan para ser investido presidente en la votación que tendrá lugar en la última semana de septiembre en el Congreso de los Diputados.

Calmar las aguas

El mero hecho de enunciar que hace falta resolver el problema de Cataluña dándole encaje dentro de España cayó como una bomba en las filas del partido. Hasta el punto de que, horas más tarde, y para intentar calmar las aguas, fuentes del PP trataron de matizar las palabras de su líder precisando que no suponen ninguna novedad, puesto que no solo abordan una cuestión que “fue planteada durante la campaña electoral, sino que además iba explicitada en el documento que Alberto Núñez Feijóo presentó a Pedro Sánchez la semana pasada”. 

Lo cierto es que nunca antes el presidente del PP había admitido que el “encaje” de Cataluña en España fuese un problema que hay que solucionar. Y que lo que Feijóo planteó a Pedro Sánchez —y que planea volver a pedirle en una nueva reunión antes de la investidura— es en realidad debatir un “un Pacto Territorial destinado a convertir el Senado en una verdadera Cámara de representación territorial y a fortalecer la España de las Autonomías, mediante un diálogo multilateral que permita adoptar decisiones comunes sobre asuntos comunes. De forma prioritaria, se aprobará un nuevo modelo de financiación autonómica y local que garantice la igualdad de servicios a todos los ciudadanos”.

Las mismas fuentes del PP sostienen que lo que Feijóo quiere en realidad es alcanzar “un Pacto Territorial que mejore el funcionamiento de las Comunidades Autónomas para que los planteamientos defendidos por el independentismo no sigan condicionando el debate político, como ha ocurrido en los últimos años”. “Esta propuesta” es la que, según el líder del PP, “por supuesto debe abordar la situación política en Cataluña”. Aunque “siempre desde un principio de igualdad entre territorios y de respeto a la ley y la Constitución española”. 

“Nueva etapa”

Para quitarle hierro, el PP asegura que esta “propuesta manifiesta el espíritu dialogante de Alberto Núñez Feijóo, redunda en su voluntad de llegar a acuerdos de Estado con los partidos nacionales en general y con el PSOE en particular, y avanza una etapa de respeto con todas las autonomías de nuestro país y con la convivencia”. Pero siempre teniendo presente, subrayan las mismas fuentes con el objetivo de calmar al ala más radical del partido, “que las propuestas que impliquen un trato jurídico o económico desigual entre españoles no podrán contar con el respaldo del Partido Popular”.

Nada más llegar a la Presidencia del PP, en abril del 2022, Feijóo se marcó como objetivo cambiar el partido en Euskadi y sobre todo en Cataluña, los dos territorios en los que más ha retrocedido su formación en los últimos años y cuya aportación en escaños conservadores al Congreso de los Diputados roza lo testimonial. Algo que resulta especialmente comprometido en el caso de Barcelona, una circunscripción que elige 32 diputados para la Cámara Baja.

El plan era aplicar la receta política de Feijóo: más pragmatismo ideológico, menos confrontación formal y la vista puesta en identificar correctamente los intereses “de la mayoría”. “Necesitamos abrir y ensanchar este partido” a las “sensibilidades distintas” que forman la sociedad catalana, predicaba entonces a los dirigentes catalanes del partido. “Hay muchas personas en Cataluña que nunca han votado al PP”. Para cambiar eso, aseguraba, es necesario darles “las razones que buscan” y “soluciones útiles” a “los problemas ordinarios y reales de la gente”. 

“Si nadie te sigue, tienes un problema” 

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Cuando “no te votan” hay que “pensar que hay cosas que tú haces mal”, explicó. “Probablemente no te has explicado bien y no has interpretado correctamente las necesidades de los ciudadanos en el momento concreto y exacto en el que hay que votar”. Aceptar los errores, subrayó, “es fundamental para poder rectificar. Si crees que sólo tú tienes la razón y que la culpa es de los demás, seguirás solo. Si nadie te sigue, tienes un problema”. 

Su plan para el PP catalán pasaba por reescribir el ideario del partido a partir de lo que él llamaba el “constitucionalismo catalanista”. Se trataba de un intento de conciliar un cierto grado de elementos identitarios, en particular la lengua, con la defensa del autonomismo para así reducir el rechazo creciente que el partido ha sufrido en todas las elecciones celebradas en los últimos años. Un declive que comenzó con Mariano Rajoy hace casi 20 años liderando la oposición a las demandas de mayor autogobierno respaldadas por la mayoría de la sociedad catalana.

En coherencia con ese planteamiento, Feijóo empezó su mandato al frente del PP nacional defendiendo lo que desde que gobernaba Galicia define como la “cordialidad lingüística”respaldando la protección del catalán, aunque haciéndolo compatible con la utilización del castellano. Ahora, en cambio, su partido está aprobando medidas contra la lengua catalana, como acaba de hacer el gobierno balear de Marga Prohens eliminando la obligación de conocer las dos lenguas cooficiales para ejercer la medicina en la sanidad pública de las islas.

Es la primera vez que un presidente del Partido Popular admite que la existencia del problema catalán y que hace falta buscar un “encaje” a Cataluña dentro de España. Ni José María Aznar, ni Mariano Rajoy, ni Pablo Casado habían dicho nunca nada semejante a lo que este miércoles ha verbalizado Alberto Núñez Feijóo en una comparecencia en Santa Cruz de Tenerife apenas 24 horas después de que el líder de Junts, Carles Puigdemont, pusiese sobre la mesa sus condiciones para facilitar la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno.

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