Un 2% del PIB en gasto militar y hasta un total de 300.000 soldados, lo que supone multiplicar por ocho la cifra actual. Esa es la hoja de ruta marcada por la OTAN en el Concepto Estratégico alumbrado en la cumbre de Madrid para hacer frente a la amenaza de Rusia y también a la de China. Un auténtico cambio de era que consiste en llevar a cabo un rearme inédito desde hace al menos cinco décadas.
La totalidad de los estados miembros de la Alianza han coincidido en calificar la cumbre de Madrid como “histórica” y como un “rotundo éxito”, por lo que supone de respuesta global a la invasión de Ucrania perpetrada por Vladimir Putin. Sin embargo, ese Concepto Estratégico también supone aceptar unas obligaciones muy ambiciosas para los países de la OTAN. En el caso de España, por ejemplo, el Gobierno ha mostrado su satisfacción por el posicionamiento de la Alianza Atlántica en torno a intereses estratégicos de nuestro país como el Sahel o la protección de territorios como Ceuta y Melilla. La pregunta es qué tendrá que hacer España a cambio y qué capacidad real tiene para hacerlo.
“En proporción, para un país como España los planes de la OTAN supondrían multiplicar por siete su despliegue de tropas y duplicar su gasto en defensa, que está en torno al 1% del PIB”, plantea Yago Rodríguez, experto en políticas de Defensa y director de The Political Room. Actualmente el gasto español en Defensa equivale aproximadamente a un punto porcentual del PIB, alrededor de unos 10.000 millones de euros, por lo que la hoja de ruta Atlántica implicaría una inversión de unos 20.000 millones al año.
“Eso caería como agua de mayo al ejército español porque está todo manga por hombro”, opina Rodríguez que, sin embargo, ve inviable un escenario así a corto o medio plazo. “Es una propuesta de máximos de la OTAN, pero no se van a alcanzar esos máximos. Es completamente inviable tener disponibles a 300.000 hombres y llegar al 2% del PIB a corto plazo y las aportaciones de cada país no tienen porqué ser obligatoriamente proporcionales.
Fuerzas de reacción rápida
En cualquier caso, todos los expertos coinciden en que los planes de la OTAN no van a implicar ver de la noche a la mañana a decenas de miles de tropas desplegadas por Europa. Lo explica Jesús Manuel Pérez Triana, analista de seguridad y defensa y autor de ‘Guerras Posmodernas’: “No es un despliegue. Estamos hablando de soldados que están en su cuartel pero no inactivos, tienen que estar listos para salir, por ejemplo, si se les mandata estar en 72 horas en tal sitio”.
Para Pérez Triana la clave del nuevo Concepto Estratégico de la OTAN tiene que ver con lo que denomina el fin de los ejércitos de papel: “No vamos a ver grandes movimientos de tropas en Europa, lo que vamos a ver es que los ejércitos se van a comprometer a mantener los niveles de disponibilidad. Se acabaron los ejércitos de papel, se acabó decir que yo tengo 500 carros de combate pero que si levantan el teléfono para ponerlos en marcha yo responda que no funcionan la mitad. En el caso de las fuerzas armadas españolas nos podríamos llevar un susto en este tema, se nos verían las costuras”, asegura.
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Los dos expertos apuntan, además, que en el caso de que la situación de la guerra empeorara y los planes de la OTAN tuvieran que cumplirse a rajatabla, es difícil que España pueda adoptar los niveles de compromiso de otros países. “El grueso de la fuerza la aportarían los países más interesados, los del Este de Europa, que tienen más preocupación por Rusia”, opina Yago Rodríguez, que reseña: “Quien quiera ganar influencia y pueda, aportará más. Los alemanes han dicho que van a aportar una flota de 20 buques de guerra, una división panzer, 15.000 hombres, una unidad pesada…Eso demuestra compromiso y capacidad, está claro”.
Pérez Triana coincide en que, en caso de que sea necesario, los primero que darán un paso al frente serán los países del Este: “A un lituano, a un letón o a un estonio le dices que se tiene que apretar el cinturón para aumentar el gasto en Defensa y te dicen que poco le parece porque tienen a Putin en la frontera”, advierte. Sobre la capacidad española de movilización de recursos el experto tiene dudas de que realmente se puedan llegar a unos niveles de inversión tan altos: “La carga se repartirá no tanto desde un punto de vista proporcional porque cada país tiene que ser honesto con la capacidad que tenga. Es más fácil que países como España, por ejemplo, digan que están dispuestos a poner soldados de la Brigada Galicia con vehículos de rueda, que tienen un mantenimiento más simple que los vehículos de cadenas. Comprometernos a mandar carros de combate igual es no ser realistas”, opina.
En el balance de la cumbre, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha reiterado que la apuesta por alcanzar el 2% del PIB en gasto de Defensa es ineludible respecto a los compromisos con la Alianza Atlántica, y ha pedido a los grupos parlamentarios su respaldo para sacar a adelante “un acuerdo de país”. Desde su socio de coalición, la líder de Podemos y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra se preguntaba este jueves en detrimento de qué políticas sociales iría ese dinero, dejando claro su rechazo a la hoja de ruta que implica más gasto militar.
Un 2% del PIB en gasto militar y hasta un total de 300.000 soldados, lo que supone multiplicar por ocho la cifra actual. Esa es la hoja de ruta marcada por la OTAN en el Concepto Estratégico alumbrado en la cumbre de Madrid para hacer frente a la amenaza de Rusia y también a la de China. Un auténtico cambio de era que consiste en llevar a cabo un rearme inédito desde hace al menos cinco décadas.