Pablo Casado ganó el congreso extraordinario que el Partido Popular celebró el pasado julio con un discurso mucho más conservador que el de su rival, Soraya Sáenz de Santamaría. Y también mucho más conservador que Mariano Rajoy, su antecesor. Tras su victoria, no fueron pocos los dirigentes que exhibieron su preocupación. Tenían miedo de que la derechización de los mensajes de su líder culminase con una importante fuga de votos por el centro. Y, en privado, empezaron a demandar "un giro al centro", algo clave si querían obtener los mejores resultados posibles para las autonómicas, municipales y europeas de 2019. Con el paso del tiempo, esa posibilidad ha empezado a difuminarse.
La apuesta de Pablo Casado por Javier Fernández-Lasquetty e Isabel Benjumea, perfiles de marcado carácter conservador que dirigirán su gabinete, ha encendido las alarmas en el sector del partido que demanda mensajes más moderados. A ello se suma el futuro pacto con el partido ultraderechista Vox en Andalucía para poner fin a 36 años de Gobiernos socialistas.
"La situación es endiablada porque no podemos perder la oportunidad de gobernar con Andalucía, pero llegar a acuerdos con Vox... la verdad es que eso nos centra poco", señala un líder regional resignado.
Casado se siente legitimado para continuar con su giro... a la derecha
Tampoco pasa inadvertido que, con los resultados de Andalucía en la mano, Casado, explican en su equipo, se siente legitimado para continuar "hablando claro y sin complejos". Es más, creen que si el mensaje del líder de los conservadores hubiese sido "más plano", no estarían ahora a punto de gobernar la Junta de Andalucía.
Las fuentes consultadas lamentan que en nuevo PP no haya hecho ningún gesto al centro, ningún guiño a los votantes más moderados. "A Casado le faltó tiempo para ir a hacerse la foto con José María Aznar con todo el daño que había hecho al partido en los años de Rajoy", se queja un diputado.
Precisamente con José María Aznar tuvieron vínculos en el pasado tanto Fernández-Lasquetty como Isabel Benjumea. El también exconsejero de Sanidad de Madrid trabajó con el expresidente Aznar en sus años en la Moncloa. También en Faes, la fundación que se divorció del PP de Rajoy en octubre de 2016. Benjumea, por su parte, ha trabajado para esta fundación que fue laboratorio de los programas electorales del partido conservador.
El peligro de confundir compromisarios con votantes
Casado se impuso a la exvicepresidenta del Gobierno haciéndose con el 57% de los votos de la fase final del congreso extraordinario que convocó Rajoy tras perder la moción de censura. Lo hizo con un discurso mucho más ideológico y conservador que su rival. Una traducción simple y descontextualizada de los resultados del cónclave sería la de que el partido estaba demandando ese giro a la derecha que desplegó Casado en su discurso. Pero dirigentes territoriales y provinciales advierten de que no se puede extrapolar la decisión de los compromisarios, los delegados que votaron en la fase final, con la opinión de toda la militancia de los partidos y con la de los votantes.
"Casado dijo que quería recuperar al PP de los once millones de votos. En esos once millones no habrá sólo gente del ala más conservadora. No nos confundamos", advierte un dirigente provincial.
La duda: ¿con Vox o contra Vox?
Las dudas que había en la dirección nacional respecto a cómo tratar a Vox en la campaña de las elecciones andaluzas, cuando las encuestas empezaban a apuntar a que el partido de Santiago Abascal podía dar un susto al PP, siguen a día de hoy sobre la mesa. Ahora, con el agravante de que el partido de Casado necesita a los ultras de Vox para que Juanma Moreno presida la Junta de Andalucía.
No es, no obstante, una situación inédita para los conservadores, que, en la etapa de Rajoy, tuvieron también este dilema como Ciudadanos. ¿Cómo enfrentarse a un partido al que van a necesitar?
Frente a quienes piden "no competir" con Abascal en ver quiénes son más de derechas, están quienes creen que el partido revelación de las andaluzas ha llegado para quedarse y que hay que rivalizar con ellos intentando destapar sus debilidades y sus contradicciones. "Se trata de darles la importancia justa, pero no ocultar que no somos como ellos, que no somos populistas. En otras cuestiones, como la defensa de la unidad de España, no tenemos ni que entrar. No tenemos que demostrar nada. Eso va en nuestra razón de ser", reflexiona un diputado.
Una vez que PP y Cs cierren ese acuerdo "a 47 diputados" para la Presidencia de la Andalucía —26 del PP y 21 de Cs—, una cuestión que partido quiere tener cerrada para la semana que viene, será el momento de concretar el papel de Vox en la nueva etapa. Hasta la fecha ha habido contactos "de cortesía", explican desde el partido.
Andalucía como laboratorio para mayo de 2019
Lo que ocurra en Andalucía será un experimento de lo que pueda pasar en las próximas elecciones. Este diario ya informó de que dirigentes regionales y provinciales temían el impacto que pueda tener la irrupción de Vox en el nuevo mapa de reparto de poderel nuevo mapa de reparto de poder.
Ver másRajoy regresa a un acto de un PP tomado en seis meses por el 'aznarismo'
La preocupación es mayor, sobre todo, en comunidades que han sido feudos tradicionales de la derecha como Madrid, la Comunidad Valenciana o Murcia. Regiones, donde, si Vox irrumpe fuerte, al PP no le va a bastar con llegar a acuerdos con Ciudadanos.
Hasta la fecha, Casado ha optado por asegurar que el PP comparte muchas ideas con Vox. Pero, también, por difuminar su importancia en el futuro. En una conversación informal con periodistas en el Congreso, en el marco del 40 aniversario de la Constitución, Casado destacó que si Ciudadanos deja al PP el monopolio del centroderecha y se dedica al centro izquierda, en "seis meses o un año" habrá un Gobierno de mayoría absoluta PP-Cs. Algo a lo que lógicamente no está dispuesto Cs, cuyo discurso también se está escorando cada vez más hacia la derecha.
Casado aspira a aglutinar todo el centroderecha, ese espacio ideológico que, según denunció Aznar, legó unido a Mariano Rajoy y Casado se ha encontrado partido en tres: PP, Cs y Vox. Pero asegura que eso sólo es posible desde el poder.
Pablo Casado ganó el congreso extraordinario que el Partido Popular celebró el pasado julio con un discurso mucho más conservador que el de su rival, Soraya Sáenz de Santamaría. Y también mucho más conservador que Mariano Rajoy, su antecesor. Tras su victoria, no fueron pocos los dirigentes que exhibieron su preocupación. Tenían miedo de que la derechización de los mensajes de su líder culminase con una importante fuga de votos por el centro. Y, en privado, empezaron a demandar "un giro al centro", algo clave si querían obtener los mejores resultados posibles para las autonómicas, municipales y europeas de 2019. Con el paso del tiempo, esa posibilidad ha empezado a difuminarse.