El nuevo Gobierno echa a andar con el encargo de "levantar el ánimo" del electorado progresista

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Habrá sesión de fotos en las escalerillas de Moncloa y estreno de portavoz en la rueda de prensa. El ambiente es parecido al de un arranque de legislatura. De hecho, son tantos los cambios que varios de los ministros que empezaron la legislatura hablan, directamente, de un “Gobierno nuevo”. Este martes se sentarán por primera vez siete personas en el Consejo de Ministros y otras tres lo harán con nuevas responsabilidades.

Las incorporaciones llegan en mitad de una legislatura cuyo desarrollo nadie podría haber imaginado allá por enero de 2019. Tras el desgaste de año y media de gestión de una pandemia y el cambio de tendencia en las encuestas que supuso el fiasco de la izquierda en Madrid, los nuevos ministros aterrizan en mitad del mandato con la misión de reconducir la legislatura, remontar los sondeos y salvar al soldado Sánchez de cara al nuevo ciclo electoral que se avecina.

La sangría de Madrid

Todo empezó con una moción de censura fallida en Murcia y con el adelanto electoral en la Comunidad de Madrid. La derrota global de la izquierda se concretó en una debacle del PSOE, que perdió 270.000 votos y trece diputados e incluso cedió el liderazgo de la oposición a Mónica García y Más Madrid.

Desde ese momento, el viento cambió para Sánchez. Varias encuestas publicadas en el mes de Mayo situaron en cabeza al Partido Popular por primera vez en años. El CIS del mes de Junio no llegó a tanto, pero dibujó a Pablo Casado pisándole los talones al PSOE a solo tres puntos y medio de distancia, el menor margen de toda la legislatura. Además, ese barómetro arrojó otro dato muy preocupante para los socialistas: la líder de Unidas Podemos en la coalición, Yolanda Díaz, se convertía en la política mejor valorada por encima incluso del presidente del Gobierno. En julio, una encuesta de Sigma Dos para El Mundo volvió a situar al PP como fuerza más votada. 

“Levantar el ánimo”

La decisión estaba tomada desde hacía semanas, faltaba por elegir el momento. Hasta hace pocos días en el entorno más cercano del presidente auguraban que la remodelación del Gobierno se retrasaría al mes de septiembre, pero a partir del miércoles todo se precipitó. Consciente del desgaste político sufrido por su Ejecutivo, en general, y por algunos de sus ministros, en particular, Sánchez decidió hacer tabla rasa antes de las vacaciones de verano. El objetivo es que el nuevo curso político signifique un punto de inflexión al Gobierno, con el fin de la pandemia como horizonte cada vez más cercano gracias a la vacunación y con el reto de que los fondos europeos ayuden a una reconstrucción rápida y equitativa de la economía española.

Un veterano socialista hace la lectura de que los nuevos ministros llegan al Gobierno para “levantar el ánimo” del electorado progresista, ilusionado al principio de la legislatura con los planes de la coalición de izquierdas pero también frustrado durante la gestión de la pandemia y “necesitado de buenas noticias que vayan más allá de las restricciones y los enfrentamientos entre el PSOE y Podemos”. Varios miembros del Gobierno confían en el papel que pueda desarrollar a partir de ahora Félix Bolaños respecto al funcionamiento de la coalición. El nuevo hombre fuerte de Sánchez en el Ejecutivo sustituye a Carmen Calvo, una de las políticas socialistas que más enfrentamientos ha protagonizado con los representantes de Unidas Podemos. La idea es que Bolaños contribuya a apaciguar esa relación y a engrasar los mecanismos de coordinación para evitar el desgaste que supone hacia el electorado progresista la escenificación de las desavenencias en público. Un rol en el que podría tener como aliada a Yolanda Díaz, con la que además le une una buena relación personal.

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Próximo ciclo electoral

Una de las razones por las que Sánchez ha preferido precipitar la revolución de su Ejecutivo y el rearme político de cara a su electorado es la incertidumbre sobre cuándo comenzará el próximo ciclo político. En teoría, el pistoletazo de salida lo debería dar Andalucía a finales de 2022, pero nadie se atreve a asegurar que el presidente andaluz, Juanma Moreno, no decida pulsar el botón antes. Frente al evidente desmoronamiento del susanismo, el PSOE organizó unas primarias que acabaron con Juan Espadas como candidato. Aunque de momento, las expectativas para los socialistas andaluces aún son muy complicadas. Este mismo lunes, el Centro de Estudios Andaluces publicaba una encuesta según la cual el PP estaría al borde de la mayoría absoluta.

El PSOE se toma como una prioridad estar en disposición de poder competirle las elecciones andaluzas al PP. Una nueva debacle en el sur de España podría consolidar la tendencia de crecimiento de la derecha, un escenario que no quieren ni plantearse en Ferraz. Los socialistas ven con preocupación la evolución de los bloques ideológicos. La conclusión es que el PP de Casado se aúpa en el hundimiento de Ciudadanos y que el futuro de Unidas Podemos, socio de coalición, está repleto de incertidumbres. Y por eso, explican fuentes del Ejecutivo, el presidente ha apretado el botón. Tras muchas calamidades relacionadas principalmente con la gestión del coronavirus pero también con algunos errores propios, Sánchez reinventa la legislatura estrenando, prácticamente, medio Consejo de Ministros. 

Habrá sesión de fotos en las escalerillas de Moncloa y estreno de portavoz en la rueda de prensa. El ambiente es parecido al de un arranque de legislatura. De hecho, son tantos los cambios que varios de los ministros que empezaron la legislatura hablan, directamente, de un “Gobierno nuevo”. Este martes se sentarán por primera vez siete personas en el Consejo de Ministros y otras tres lo harán con nuevas responsabilidades.

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