La pareja y amigos de Pablo González, dos años después de su detención: "Sufre una tortura psicológica"

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Dos años. Es el tiempo que lleva el periodista Pablo González en prisión preventiva tras su detención por parte de las autoridades polacas acusado de ser un espía al servicio del presidente ruso, Vladimir Putin. "Está incomunicado 23 horas al día en una celda sin ventilación. Sale al patio una hora al día, esposado, solo se comunica con el exterior por cartas que, obviamente, son intervenidas. Es una tortura psicológica que busca doblegar el ánimo de Pablo para que se inculpe o abandone su inocencia", explica Juan Teixeira, amigo del periodista y miembro de #FreePabloGonzález, una asociación en apoyo al informador.

González fue detenido el 28 de febrero de 2022 en Rzeszów, una ciudad del sureste de Polonia situada a 100 kilómetros de la frontera con Ucrania, a la que se trasladó para realizar un reportaje sobre los refugiados tras el estallido de la guerra en Ucrania. El periodista, que hasta la fecha de su detención trabajaba como freelance para medios como laSexta, Público o Garacubría desde hacía una década las relaciones del Kremlin con las antiguas repúblicas soviéticas. Las autoridades polacas le acusan de cometer un delito de espionaje tipificado en el artículo 130 del Código Penal del país, que castiga con penas de uno a diez años de cárcel a quien "esté involucrado en las actividades de inteligencia extranjera contra la República de Polonia".

Su pareja, Ohiana Goiriena, madre de sus tres hijos —menores de edad— solo ha podido visitarle en dos ocasiones, en noviembre del 2022 y en julio de 2023. "El vacío que ha dejado se nota porque es alguien con mucha personalidad. Quienes más lo echan de menos son sus hijos, que están en edad de tener esa referencia paterna y no han podido verle ni hablar con él desde entonces", lamenta en conversación con infoLibre. Goiriena confiesa que son días de "emociones encontradas" porque los "mensajes de solidaridad" le dan "calor" pese a la ausencia de González.

Este miércoles se han convocado diversas manifestaciones en apoyo al periodista en ciudades como Madrid, Barcelona o Gernika y también se han celebrado eventos en universidades como la de Bilbao. La protesta que ha tenido lugar en la capital ha sido frente al ministerio de Exteriores, encabezado por José Manuel Albares, que en la sesión de control del Congreso tras las preguntas de EH Bildu ha manifestado su compromiso por conseguir para González un "juicio oral y público" —algo que, según ha explicado, ya ha solicitado al ministro de Exteriores polaco— para conocer "de una vez por todas" las pruebas que hay en su contra.

Teixeira considera que "por fin" parece que "se mueve algo" en el Ejecutivo español. "Es la primera vez que Albares dice algo así, lo que supone un cambio en la forma en la que Exteriores estaba afrontando en caso", señala el periodista. "Es muy tarde pero hay quedarse con lo positivo, a ver si conseguimos salir de esta situación kafkiana", prosigue. Goiriena también celebra el "cambio de postura" del Ejecutivo español aunque lamenta que, hasta ahora, hayan mantenido "una postura de vulneración de los derechos" de González aliándose con la fiscalía polaca.

Un cambio de postura que constatan no solo por las palabras de Albares, sino en gestos como el del eurodiputado del PSOE y exministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, que habló del caso ante el pleno del Parlamento Europeo el martes o el hecho de que, por primera vez, una diputada socialista, Rafaela Romero, se haya unido al resto de grupos —a excepción de PP y Vox— para protestar frente a la Puerta de los Leones del Congreso bajo el lema #FreePablo. "No sabemos qué puede haber detrás de este cambio, aunque creemos que el caso ha llegado a un nivel mediático que no les queda otra que apoyar", teoriza el amigo del periodista.

El cambio de Gobierno en Polonia da esperanza a su familia y amigos

La detención de González no se explica sin los detalles que componen su biografía. González nació en abril de 1982 en Moscú y vivió allí hasta los nueve años bajo el nombre de Pavel Alekssevich Rubtsov. Cuando sus padres se divorciaron, su madre decidió empezar una nueva vida en España junto a su hijo. Después de un año asentados en Euskadi la familia se trasladó a Barcelona. Un juzgado le otorgó la nacionalidad española bajo el nombre de Pablo (traducción de su nombre en ruso) y con los apellidos de su abuelo materno, González Yagüe. El hecho de tener dos pasaportes, uno ruso y otro español, con distintos nombres, alertó a las autoridades polacas.

Una doble nacionalidad que hacía desconfiar a los servicios de inteligencia polacos, cuyo gobierno, capitaneado por el ultraderechista Mateusz Morawiecki y líder del partido PiS —Ley y Justicia— que ya tenía al periodista español en su radar González figuraba desde agosto de 2016 en una lista de periodistas considerados "prorrusos" que obraba en poder de la Open Society Fundation del magnate George Soros. Sin embargo, no es difícil encontrar críticas al régimen de Vladimir Putin en su blog, en sus crónicas y en su cuenta de X especialmente tras la invasión del país a Ucrania, que González creía que no se iba a producir.

Sin embargo, el cambio de Gobierno en Polonia tras las elecciones celebradas el pasado mes de octubre han dado esperanzas a la familia y amigos del periodista. La oposición liderada por el partido de centroderecha liderado por el exprimer ministro Donald Tusk desalojó a los ultras del gobierno tras casi una década ocupando la mayoría de instituciones. La mujer de González reconoce que el Gobierno que acaba de arrancar "necesitará su tiempo para depurar el sistema judicial, secuestrado por el PiS" pero espera que "rescate" al periodista. Teixeria es más prudente. "Es un cambio positivo pero que tiene que materializarse. El fiscal que lleva el caso es el mismo, los cargos que estaban siguen estando. No tenemos garantías plenas", reconoce.

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Desde el entorno del periodista denuncian que, pese a la gravedad del caso, no haya tenido repercusión mediática más allá de la implicación de algunas asociaciones del País Vasco, de la Red de Colegios de Periodistas de España o de Reporteros Sin Fronteras. Esto contrasta con la tibieza de la Asociación de Periodistas de Madrid (APM), que se limitó a sacar un comunicado para reclamar que se "aclarasen las circunstancias" de la detención del periodista. El caso tampoco ha tenido un eco en buena parte de los medios de comunicación, especialmente en las televisiones. "Hay pocos medios hayan hecho un seguimiento serio, los medios de masas han pasado de puntillas. Hubo un silencio mediático", lamenta el amigo de González.

Una opinión compartida por Goiriena. "Espero que el día de hoy sea un punto de inflexión, los medios se han mantenido en una postura muy discreta en comparación con otros casos, se ha notado un silencio casi acusador. Espero que lo de ahora sea un punto de inflexión ya que, sea cual sea la acusación y los cargos, es un ciudadano europeo que tiene unos derechos y se le tienen que respetar en nombre de todos", subraya.

Teixeira cree que detrás del poco eco mediático está el ministerio de Exteriores tras hacer "una ronda de visita" por las "grandes redacciones" de los periódicos. "Creemos que es muy grave que se haga algo así a escondidas, que el propio ministro haya sembrado dudas. Su labor no es esa, sino defender los derechos de Pablo. Pero ha tenido que esperar dos años para hacer esas declaraciones", zanja.

Dos años. Es el tiempo que lleva el periodista Pablo González en prisión preventiva tras su detención por parte de las autoridades polacas acusado de ser un espía al servicio del presidente ruso, Vladimir Putin. "Está incomunicado 23 horas al día en una celda sin ventilación. Sale al patio una hora al día, esposado, solo se comunica con el exterior por cartas que, obviamente, son intervenidas. Es una tortura psicológica que busca doblegar el ánimo de Pablo para que se inculpe o abandone su inocencia", explica Juan Teixeira, amigo del periodista y miembro de #FreePabloGonzález, una asociación en apoyo al informador.

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