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El Opus mantiene intacto en España su privilegiado estatus pese a su pérdida de poder en el Vaticano

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"Opus", a nuestros oídos, suena a poder, éxito, élite. Choca leer que el papa Francisco, nada menos que el obispo de Roma, ha degradado a La Obra. ¿El Opus degradado? ¿Degradado el Camino de San Josemaría, degradada su estructura tan opaca como eficiente, degradada la Universidad de Navarra, degradada su escuela de negocios, degradados sus colegios de postín? Perder estatus parece ir en contra de la naturaleza del Opus. Pero así ha sido. El nuevo documento papal Ad charisma tuendum establece que el prelado del Opus ya no será obispo, resta independencia a La Obra y suma exigencias de rendición de cuentas. Le quita poder y estatus. Eso, en una institución en la que lo simbólico pesa tanto como lo material, implica una depreciación del Opus y de su marca. Porque, sí, el Opus tiene una marca. Y su marca es justo lo contrario de la degradación. Es distinción, privilegio, conexión. Networking, diríamos en la jerga ejecutiva. Esa es la historia del Opus: espíritu y estatus. Especialmente en España.

El Opus es internacional. Tiene sus oficinas centrales en la Torre Murray Hill, en el midtown de Manhattan. Y Roma fue siempre la fijación de José María Escrivá de Balaguer, que fijó allí su residencia en 1946. La Obra, que creció en poder e influencia con Pío XII, alcanzó su cumbre con Juan Pablo II, que la nombró prelatura personal en 1982. Sin embargo, ni la torre neoyorquina, ni el pedigrí vaticano, ni sus casi 93.000 miembros en 68 países deben hacer olvidar cuál es la cuna del Opus. En efecto, España.

Y es aquí, en España, donde conserva sólidas posiciones de influencia, sobre todo en la educación.

Un "capitalismo religioso" forjado en el franquismo

De España es Escrivá: Barbastro, Huesca, 1902; Roma, 1975. En España funda el Opus en 1928. En España toma forma su rompedor apostolado: santificación del trabajo, culto al líder, una ascesis que no excluye la mortificación del cilicio... De España, de su brutal siglo XX, extrae Escrivá las conclusiones que dotan al Opus de dos de sus rasgos distintivos: discreción –¿secretismo?– y una preferencia por el poder capilar, líquido, difícil de identificar y, por lo tanto, de atacar. El fundador había quedado horrorizado por la disolución de la Compañía de Jesús, vista como un "Estado dentro del Estado", y no quiso repetir sus errores. No quería entregar a la Iglesia una corriente, ni una congregación, sino una organización nueva, de futuro. De obediencia papal, pero con estructura propia. Más importante: con estrategia propia. El futuro estaba en hacerse a su vez omnipresente e indetectable. "Un hilo y otro y muchos, bien trenzados, forman esa maroma capaz de alzar pesos enormes", dejó escrito el fundador.

Hay dos etiquetas que el Opus rechaza: "Octopus Dei", por sus conexiones; e "Iglesia dentro de la Iglesia". Pero no se puede decir que estén faltas de base. Y es en España donde se forja su sentido. En primer lugar, porque es la Iglesia española la que da, antes que Roma, estatus especial a La Obra. El obispo de Madrid Leopoldo Eijo y Garay, que entronizó bajo palio a Franco en el 39, erigió en 1943 la Sociedad de la Santa Cruz, la asociación sacerdotal del Opus, vital para su independencia, y ordenó en 1944 a los tres primeros sacerdotes del Opus, entre ellos Álvaro del Portillo, que acabaría sucediendo a Escrivá.

No sólo la jerarquía católica abre de par en par las puertas al Opus. También el régimen. Con apoyo del franquismo nacen las principales instituciones opusinas. En 1952, el Estudio General de Navarra, embrión de la Universidad de Navarra; en 1958, el Instituto de Estudios Superiores de la Empresa (IESE), hoy un transatlántico de la formación de élites. Echan a andar los primeros colegios de Fomento (1963), de Institució familiar d'Educació (1969), de COAS (1971)... El Opus se convierte en una potencia escolar al amparo del régimen. En realidad, se convierte en mucho más que eso. Es elocuente la concesión a Escrivá, en 1968, del título de marqués de Peralta. Pero quizás lo que mejor explica las cotas de poder/influencia que alcanzó el Opus fue la entrega de Franco a los "tecnócratas" de La Obra de la dirección económica del país.

La decisión estuvo en las antípodas de lo ideológicamente neutro. El Opus encarna la visión más capitalista e individualista –en el terreno económico– de la Iglesia. Sus ideas han sido relacionadas con la Teología de la Prosperidad, que –en el extremo opuesto a la Teología de la Liberación– incide en la bendición divina de aquellos que conquistan la riqueza y el bienestar. Una exnumeraria contó a Alfonso Torres, para su libro No los dejes caer en la tentación. Escándalos, dinero y guerras de poder en la Iglesia española (La Esfera de los Libros, 2004), detalles que acreditan el gusto de Escrivá por el lujo y la riqueza. Según la filosofía del cura de Barbastro –narra Moreno–, la riqueza "estaba vinculada a las necesidades del espíritu, de tal manera que podría hablarse de un 'capitalismo religioso' como instrumento de expansión, prestigio y poder".

¿Qué es hoy el Opus?

El Opus se atribuye en España 41.500 fieles. Un rasgo distintivo es que la masa central de La Obra está integrada por laicos. Ahí entran los numerarios, los agregados (ambos célibes) y los supernumerarios (fieles sin compromiso de celibato con una disponibilidad "compatible con el cumplimiento de sus obligaciones familiares, profesionales y sociales"). Estos últimos son el 70% y son la base de Octopus Dei. También hay "numerarias auxiliares", sólo mujeres, dedicadas a que las familias sean auténticos hogares en Cristo.

La Obra está dividida en ocho delegaciones: Noroeste, Pamplona, Aragón y Levante, Barcelona, Madrid Oeste, Madrid Este, Andalucía Occidental y Andalucía Oriental. La prelatura tiene 800 sacerdotes, con Fernando Ocáriz como vicario general.

Uno de los logros más acabados del Opus es su naturaleza difusa. ¿Qué es ser del Opus? Obviamente, ser sacerdote de La Obra o fiel laico... Entrar formalmente requiere la superación de un periodo reglado de admisión y prueba que culmina con un vínculo que sólo se rompe con una "dispensa de los deberes contraídos" otorgada por el prelado. Pero no es necesario ser del Opus para estar en su órbita. "Bastantes frecuentan sus actividades [...] sin sentir la llamada a formar parte", explica el propio Opus. Es la dimensión más asociativa y cultural de La Obra, que crea sus propios espacios de encuentro, captación y expansión. A este radio más informal se suma toda el área de influencia de su red formativa. Por supuesto, no todos –ni la mayoría de– los alumnos ni las familias de alumnos de los centros son del Opus. Pero La Obra sí realiza en torno a estos centros una intensa actividad de relaciones públicas.

Contabilidad: una imagen parcial de su economía

Así que no hay que confundir el Opus-Opus con todo lo que rodea al Opus. Hay bienes que sí pertenecen propiamente a La Obra, como el Santuario de Torreciudad (Huesca), la Iglesia de Montalegre (Barcelona) y la Iglesia del Señor San José (Sevilla), por citar tres, a los que se suman las sepulturas de algunos fieles. Pero las residencias universitarias, casas para convivencias y retiros, clubes juveniles, colegios, escuelas de FP, universidades y centros médicos a los que vulgarmente nos referimos como del Opus no pertenecen en sí a la institución, sino a sociedades o fundaciones gestionadas por miembros o incluso por "cooperadores y amigos" del Opus. Igual ocurre con los centros donde viven los numerarios. Todo ello no figura en la contabilidad de la prelatura, por lo que esta no ofrece una imagen real de toda la dimensión económica del Opus.

A pesar de esta limitación, es interesante consultar las últimas cuentas disponibles del Opus, de 2020. Los ingresos ascendieron a 14 millones, repartidos así: donativos de los fieles, 13,68 millones (97,7%); herencias y legados, 0,31 millones (2,2%), "varios" sin detallar, 8.280 euros (0,05%). Los gastos fueron de 13,06 millones: gobierno de la prelatura, que incluye sueldos, formación y "funcionamiento de la sede", 7,56 millones (57,87%); mantenimiento de sacerdotes, 5,18 millones (39,77%); caridad, 0,3 millones (2,37%). Hay un superávit de algo más de 940.000 euros.

Un titán de la educación de élite

La influencia del Opus, al igual que su contabilidad, no se limita al ámbito de su estructura. ¿Dónde más la ejerce? Desde su origen Opus tiene entre ceja y ceja la formación. No en vano, uno de sus primeros terminales es la DYA, acrónimo de Derecho y Arquitectura, residencia universitaria abierta en Madrid en 1933.

La Obra promueve la Universidad de Navarra (UNAV) y dos centros asociados, el Instituto de Estudios Superiores de la Empresa (IESE) y la Clínica Universidad de Navarra, que factura más de 200 millones al año tras abrir sede en Madrid. La UNAV, con 70 años de historia, es hoy un titán con campus en Pamplona, Madrid, Barcelona, San Sebastián, Munich, Sao Paulo y Nueva York. A todo ello se suman los centros de investigación en Cáncer, Ingeniería Biomédica y Nutrición, el Internet Studies and Digital Life y el Centro Tecnológico Ceit-IK4.... Hay estudios de Ecomómicas-Empresariales, Comunicación, Derecho, Medicina e Ingeniería, entre otros. Completan el mapa el ISSA School of Applied Management, el ISEM Fashion Business School y el IESE Business School, la joya de la corona.

El IESE, con campus en Madrid, Barcelona, Nueva York, Munich, Sao Paulo y programas en Valencia, Bilbao, Shanghai, Varsovia o Philadelphia, ofrece formación a directivos o aspirantes a directivos. La escuela de negocios opusina ha sido cuatro años seguidos la primera en la clasificación de Financial Times. Presume de una comunidad global de 50.000 exalumnos, a los que se les ofrece una alumni network. Es un rasgo característico del Opus: relaciones, contactos, oportunidades en el alto escalafón. El IESE ofrece programas custom a clientes como Telefónica, BBVA, Iberdrola, Enagás, Gas Natural, Campofrío, BMW, Ericsson, Henkel, Nissan, Oracle, Pepsico, Roche Schneider Electric... Es decir, IESE forma dirigentes con programas a medida de las megacompañías. Todos los años pasan por sus aulas –afirma la escuela– más de 4.000 empresarios y directivos.

Han sido alumnos del IESE directivos con trayectorias en empresas como Google (Fuenciscla Clemares), HP (Helena Herrero), Acerinox, IBM (Marta Martínez), Repsol (Antonio Brufau), Abertis (Salvador Alemany), La Caixa (Isidre Fainé), Naturgy (Francisco Reynés). También han pasado por el IESE Francisco García Paramés, uno de los más afamados inversores de España; la exministra y presidenta de la Fundación Cotec Cristina Garmendia; el exalcalde de Barcelona Joan Clos; el expresidente de Navarra Miguel Sanz; o el aristócrata Luis Alfonso de Borbón. Obviamente, el paso por estas aulas no presupone relación alguna con el Opus, del mismo modo que formarse en periodismo en la UNAV no te convierte en un periodista afín a La Obra ni de planteamientos conservadores. Lo seguro es que su facultad de Comunicación es un referente en formación de periodistas destacados, con nombres como Iñaki Gabilondo, Pedro J. Ramírez, Jesús Ceberio (que dirigió El País) o Ángel Arnedo (que dirigió El Correo). El listado de nombres punteros del periodismo tiende a infinito.No es arriesgado decir que la UNAV ha sido y es una de instituciones de formación en este campo –tanto de periodistas como de responsables de comunicación– más influyente del país.

El Opus tiene "acuerdos de colaboración" con al menos cuatro grupos educativos:

1) Fomento de Centros de Enseñanza, sociedad anónima detrás de 35 colegios en Madrid, Cataluña, Andalucía, Comunidad Valenciana, Aragón, Asturias, Cantabria, Castilla y León, Galicia, Murcia y Navarra. El Opus "contribuye a mantener viva la identidad cristiana" de los centros, explica la institución. Además tiene 21 centros 0-3 años y la Universidad Villanueva de Madrid, que imparte grados y másteres en Educación, Psicología, Comunicación, Derecho y Empresa, con más de 1.700 alumnos en total

2) Attendis, con 20 colegios y 13 centros prescolares en Andalucía y Extremadura. La sociedad anónima Centros Familiares de Enseñanza gestiona estos colegios según las "enseñanzas de San Josemaría".

3) Institució Familiar d'Educació, con 13 centros en Cataluña y Baleares.

4) COAS, un conjunto de once colegios en el País Vasco y La Rioja.

También se sitúa en la órbita del Opus Dei, aunque sin vinculación orgánica, la fundación que gestiona los colegios de Arenales, que suma al menos 16 centros en España. Su presidente es Alfonso Aguiló, figura reconocible del Opus en España, en cuyo gobierno trabajó entre 1990 y 2002.

El Opus tiene vínculos con múltiples centros, no necesariamente integrados en grupos, cada uno con su naturaleza particular: Tajamar, Senara y Los Tilos, en Madrid; Andel y Fuenllana, en Alcorcón; Viaró, en Sant Cugat; Pineda y Xaloc, en L'Hospitalet de Llobregar. Los capellanes de Altaviana, en Valencia, son sacerdotes del Opus. En Andalucía tiene vinculación con Zalima (Córdoba), Albaydar, Altair y Ribamar (Sevilla). En el País Vasco, con Gaztelueta, donde hubo un sonado caso de pederastia. Hay más.

El Opus tiene también penetración con el mundo de la formación profesional a través de centros de la Unión de Escuelas Agrarias Familiares (Unefa), donde presta atención espiritual. Con origen en 1978, hoy integra al menos 24 centros. Presume de una comunidad de 25.000 exalumnos.

De los grupos antes mencionados, centros al menos de Fomento, Institució familiar d'Educació, COAS, Arenales Red Eucativa y Unefa se benefician de conciertos educativos con las instituciones públicas.

infoLibre preguntó al Opus con cuántos colegios en total tiene vinculación y qué cifra de alumnos suman, sin respuesta. Sólo Fomento afirma tener 24.722 en sus colegios en la actualidad y una comunidad articulada de 90.000 exalumnos en 35 grupos alumni. El Opus goza de una posición prominente en la European Association Single-Sex Education (Easse). No en vano, La Obra es la principal potencia española en educación segregadora, es decir, que separa a niños de niñas.

Las editoriales Palabra y Rialp también son afines a La Obra. Más estrecha es la relación de Eunsa, de la Universidad de Navarra. En el terreno del llamado "tercer sector", el Opus tiene un acuerdo de colaboración con la ONG Harambee. Braval y Terral son dos iniciativas sociales de la Iglesia de Montalegre, del Opus.

Un peso pesado de la política

El peso del Opus en el ámbito político es indudable. Y viene del régimen franqusita. La Obra siempre ha rechazado una complicidad estructural con la dictadura, idea que atribuye a una campaña de desprestigio falangista. Lo cierto es que al menos ocho ministros de Franco fueron del Opus. Hay cuatro destacados entre 1957 y 1974: Alberto Ullastres (Comercio), Mariano Navarro (Hacienda), Gregorio López-Bravo (Industria y Exteriores) y Laureano López Rodó (sin cartera y Exteriores). Su mano se extiende desde el tránsito al capitalismo "moderno" hasta el diseño de la monarquía y la reorganización de la justicia. El papel del Opus en la Transición –y su antesala– fue crucial, con destacados nombres vinculados a las principales maniobras para limitar el alcance del cambio democrático y con López-Bravo como figura destacada.

"Una tercera parte del colectivo judicial son miembros del Opus", afirmó en 2012 el juez Santiago Vidal. Es conocida la vinculación al Opus de Andrés Ollero, exmagistrado del Constitucional y ex diputado del PP, que votó a favor del mantenimiento de la financiación pública de los colegios segregadores, y también de José Luis Requero, magistrado del Supremo. En la Casa Real han sido citados como vinculados al Opus el que fuera capellán, Federico Suárez, ya fallecido, y Laura Hurtado de Mendoza, exsecretaria de la reina Sofía.

En democracia la etapa dorada del Opus fue la de José María Aznar, cuyo abuelo, el periodista y diplomático Manuel Aznar, fue amigo de Escrivá. Más tarde sus hijos estudiaron en los colegios vallisoletanos del Opus de Peñalba y Pinoalbar. Su hija se casó con Alejandro Agag, que venía de Retamar, del Opus. Como escribe Sánchez Soler en Las sotanas del PP (Temas de hoy, 2002), los Aznar son "un hilo" de la "maroma" de Escrivá. Sus ministros Federico Trillo (2000-2004), hombre clave como estratega judicial del PP, e Isabel Tocino (1996-2000) tienen acreditada relación con el Opus. Ha sido citado como próximo a La Obra José Manuel Romay Beccaría, también ministro (1996-2000) y dos veces presidente del Consejo de Estado. La canonización en 2002 de Escrivá supuso un acontecimiento político, con el desplazamiento a Roma de los ministros Federico Trillo, José María Michavila y Ana Palacio. También acudieron el entonces presidente navarro, Miguel Sanz, Marta Ferrusola y Jorge Fernández Díaz, más tarde ministro.

El Ejército es un ámbito en el que se atribuye al Opus una especial influencia. En palabras del oficial retirado del Ejército del Aire Miguel López: “Ganas muchos puntos si además eres de La Obra. No te imaginas qué porcentaje de altos mandos son opusdeístas”. No sólo Trillo, también Julia de Micheo, que fue su mano derecha como ministro, era del Opus, como recoge este perfil de la Ser. Pedro Morenés, ministro de Defensa de 2011 a 2016, se formó en la Universidad de Navarra. Con Morenés firmó en 2014 Defensa un convenio de colaboración con La Obra con cargo al erario público.

En la etapa de Mariano Rajoy, el ministro más vinculado al Opus era Fernández Díaz. En la órbita del Opus se ha situado a Arantza Quiroga, presidenta del PP vasco (2013-2015), a Antoni Bosch, presidente del PP de Barcelona (2008-2014), y a Jesús Pedroche, que fue presidente de la Asamblea de Madrid (1999-2003). Han sido situados en el entorno del Opus Jesús Cardenal, fiscal general del Estado (1997-2004), ya fallecido, y Juan Cotino, director general de Policía (1996-2002), ambos citados por Alfonso Torres en No los dejes caer en la tentación. La beatificación en 2014 de Álvaro del Portillo concitó la presencia de los ministros Fernández Díaz y Luis de Guindos, un habitual del IESE. Lourdes Méndez Monasterio, el principal puntal de Vox en el movimiento católico radical –o del movimiento católico radical en Vox–, aparece frecuentemente citada como relacionada con el Opus.

Opus: el nombre en todas las maniobras para limitar el cambio democrático

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Un detalle –o mucho más que un detalle– da idea de la posición del Opus en relación a la jerarquía católica española. ¿A quién ha encargado la Conferencia Episcopal la delicada tarea de la auditoría interna de los abusos sexuales a menores? A Javier Cremades, miembros del Opus. Cremades es además un hombre bien conectado con la élite económica madrileña. Ocupa el cargo de presidente ejecutivo de la Fundación Madrid Vivo, de la que es presidente de honor el arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, y de cuyo patronato también forman parte Juan Luis Cebrián o Tomás Pascual Gómez-Cuétara.

Los periodistas José Manuel Vidal y Mariano Sánchez Soler, de larga trayectoria informativa sobre los entresijos de la Iglesia, coinciden –con matices y énfasis diferentes– en un diagnóstico: la decisión papal puede afectar a la marca Opus, pero obedece sobre todo a lógicas vaticanas, con lo que no debería tener una especial incidencia sobre su galaxia española. Sánchez Soler observa en la degradación dictada por Francisco un intento de limitar el poder de La Obra en Roma, donde "25 años de Juan Pablo II le han dado una presencia asfixiante". "Aquí, en España, mantienen su importancia como poder económico y espacio de encuentro de la élite", señala Sánchez Soler. Vidal, director de Religión Digital, cree que la decisión de Francisco tiene ante todo un alcance "simbólico", porque supone la retirada de un "privilegio". "Viene a decirles: 'Ustedes no son los elegidos, como siempre han creído. Son una institución más'", explica. Vidal cree que el Opus, pese a la rápida aceptación de la orden pontificial, demorará la aplicación de los cambios amparándose en su exigente burocracia interna. A su juicio, la degradación "escuece" en La Obra, donde "los aspectos estéticos, simbólicos, de poder, son muy importantes". "Han perdido ese carácter exclusivísimo que tenían", concluye.

infoLibre solicitó hablar con algún responsable de la prelatura, sin respuesta.

"Opus", a nuestros oídos, suena a poder, éxito, élite. Choca leer que el papa Francisco, nada menos que el obispo de Roma, ha degradado a La Obra. ¿El Opus degradado? ¿Degradado el Camino de San Josemaría, degradada su estructura tan opaca como eficiente, degradada la Universidad de Navarra, degradada su escuela de negocios, degradados sus colegios de postín? Perder estatus parece ir en contra de la naturaleza del Opus. Pero así ha sido. El nuevo documento papal Ad charisma tuendum establece que el prelado del Opus ya no será obispo, resta independencia a La Obra y suma exigencias de rendición de cuentas. Le quita poder y estatus. Eso, en una institución en la que lo simbólico pesa tanto como lo material, implica una depreciación del Opus y de su marca. Porque, sí, el Opus tiene una marca. Y su marca es justo lo contrario de la degradación. Es distinción, privilegio, conexión. Networking, diríamos en la jerga ejecutiva. Esa es la historia del Opus: espíritu y estatus. Especialmente en España.

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