Ortega Smith, el ultraderechista que llevó la violencia a las instituciones

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Javier Ortega Smith (Madrid, 1968) siempre se acuesta pensando en "combatir a los malos". O eso es, al menos, lo que decía hace unos meses en el diario El Mundo. Pero la cara visible de la ultraderecha en el Ayuntamiento de Madrid ha superado todos los límites en su particular cruzada. De los discursos incendiarios, peligrosamente normalizados por algunos en la arena política, se ha pasado, directamente, a la violencia. Ocurrió este viernes durante el último Pleno del año en el Palacio de Cibeles. Tras acabar su intervención, el concejal de Vox se dirigió hacia el edil Eduardo Fernández Rubiño, se encaró con él, lanzó un golpe con su carpeta hacia la mesa de la bancada de Más Madrid y una botella salió por los aires. Todos, de izquierda a derecha, piden su dimisión. Él, se niega.

Ortega Smith aterrizó en el consistorio de la capital a comienzos de 2019. Entonces, era uno de los perfiles más duros con los que contaba la formación de extrema derecha. El secretario general de la formación ultra, un cargo del que fue relevado hace un año, entró en el Palacio de Cibeles junto a otros tres compañeros de partido. Cuatro escaños sobre los que no tuvo ningún inconveniente en apoyarse José Luis Martínez-Almeida para arrebatar el bastón de mando a Manuela Carmena. Para el recuerdo, aquella fotografía del dirigente conservador firmando el acuerdo de investidura con el entonces número dos del partido de extrema derecha. O aquella otra, difundida desde Vox, en la ambos se estrechaban la mano con una sonrisa de oreja a oreja.

Pero ahora, Ortega Smith ya no ostenta ese papel protagonista. Ha dejado de ser decisivo en el Palacio de Cibeles, donde el PP goza de mayoría absoluta desde los últimos comicios municipales. Y quizá por eso ha tratado de buscar en la tensión de la calle el espacio perdido de cámaras y focos. El abogado fue, de hecho, la cara visible de Vox en las protestas frente a la sede socialista de Ferraz en el arranque de la nueva legislatura, unas concentraciones que acababan derivando en violencia. De hecho, durante las mismas el concejal se llegó a encarar con la policía: "Deberían estar donde han estado siempre, reprimiendo a la extrema izquierda". Un comportamiento que le costó diferentes reproches de los principales sindicatos policiales.

Esto tan solo es una pequeña gota en el océano de polémicas que han marcado el paso de Ortega Smith por las instituciones. En plena campaña para las últimas autonómicas, el diputado quiso hacer gala de su mano dura plantándose frente a un edificio con okupas. "El 28 de mayo vengo aquí con la Policía Municipal y tú te vas a buscar una vivienda y a pagarla", grita desde la acera el concejal de la ultraderecha. "Claro", le responde un chaval desde uno de los balcones. "¿Cómo que claro? ¿A que subo y te lo explico?", contesta Ortega Smith en forma de amenaza. El vídeo, por supuesto, fue difundido por el propio concejal en redes sociales: "Frente a los okupas: buenismo o agua, jabón y patada en el culo".

El concejal también ha sido la cara visible de Vox en los boicots a los actos oficiales contra la violencia machista. De hecho, el Ayuntamiento de Madrid le llegó a reprobar por reventar con un discurso negacionista el acto del 25N. Y de los ataques de su partido a la memoria democrática. "Hay pocos reportajes hablando de las chicas de Madrid, las Trece Rosas, que torturaban, asesinaban y violaban vilmente", decía apenas un mes antes de su reprobación sobre las militantes de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) que fueron fusiladas en las tapias del cementerio madrileño de La Almudena el 5 de agosto de 1939. Sólo cuatro de ellas eran mayores de edad en el momento de asesinarlas.

Este tipo de comentarios coinciden con el perfil del abogado. Apenas un año antes, Ortega Smith había pronunciado durante una cena en Madrid un discurso del que se desliza cierta nostalgia por el fascismo de los años treinta. "José Antonio Primo de Rivera para mí es uno de los grandes hombres de la historia, un magnífico abogado, un magnífico patriota, un gran ideólogo político y que en su tiempo supo dar respuesta a las necesidades que se le requerían en aquel momento, que se enfrentó, como nos estamos enfrentando todos, a los enemigos de la patria. Los enemigos de la patria van cambiando de nombre y de formas, pero siempre son los mismos, los que vienen amenazando nuestra unidad y nuestra libertad", se le escucha en un vídeo desvelado por La Marea.

Todos piden la dimisión de Ortega Smith

Tras la agresión al concejal de Más Madrid, desde la izquierda y derecha se ha exigido de forma contundente la dimisión inmediata del concejal de la formación ultra. "No está en estos momentos capacitado para representar al conjunto de los madrileños", decía hace unas horas el alcalde de Madrid. Pero Ortega Smith no parece dispuesto a dejar su escaño. "Que se recupere de sus graves lesiones el agredido", dijo con tono chulesco antes de abandonar el Palacio de Cibeles. Horas más tarde, el propio Santiago Abascal le ha arropado en redes sociales: "Es tradicional que los socios de terroristas nacionales e internacionales se victimicen. Pero es desolador ver al PP haciéndoles el juego, siempre pidiendo perdón a la extrema izquierda violenta y mentirosa".

Hace solo tres meses, la formación de extrema derecha no dudó en criticar con dureza la actitud de un concejal socialista que durante un pleno en Madrid había dado varias palmadas en la cara al alcalde. "Unas formas intolerables, dentro y fuera de las instituciones", decía su portavoz en el Congreso en redes sociales. Pero ahora, sin embargo, asegura que todo es un montaje. Con la ayuda de sus altavoces ultras, Vox ha tratado de vender que simplemente se empujó sin mala intención una botella de agua que el diputado de Más Madrid tenía sobre la mesa y que la misma se cayó. Los vídeos, sin embargo, dejan ver con total claridad que no hubo nada de accidente y sí mucho de actitud agresiva.

Pero Más Madrid no solo ha exigido la salida de Ortega Smith del Palacio de Cibeles. También ha pedido en las últimas horas la dimisión del presidente del Pleno del Ayuntamiento de Madrid, Borja Fanjul (PP), por "no solo no haber expulsado" de la sesión al concejal de Vox sino por no haberle siquiera llamado al orden.

Javier Ortega Smith (Madrid, 1968) siempre se acuesta pensando en "combatir a los malos". O eso es, al menos, lo que decía hace unos meses en el diario El Mundo. Pero la cara visible de la ultraderecha en el Ayuntamiento de Madrid ha superado todos los límites en su particular cruzada. De los discursos incendiarios, peligrosamente normalizados por algunos en la arena política, se ha pasado, directamente, a la violencia. Ocurrió este viernes durante el último Pleno del año en el Palacio de Cibeles. Tras acabar su intervención, el concejal de Vox se dirigió hacia el edil Eduardo Fernández Rubiño, se encaró con él, lanzó un golpe con su carpeta hacia la mesa de la bancada de Más Madrid y una botella salió por los aires. Todos, de izquierda a derecha, piden su dimisión. Él, se niega.

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