"Queremos evitar el clima de confrontación y el discurso de odio por un lado y por otro, queremos llamar al diálogo y que las posturas dejen de estar encastradas". Toma la palabra uno de los miles de manifestantes que la mañana del jueves colapsaron la madrileña plaza de Cibeles reclamando diálogo entre Mariano Rajoy y Carles Puigdemont, con el fin de poner solución al enquistado debate en torno a Cataluña. "Que se dejen de líneas rojas, de decir que el diálogo con el de enfrente no es posible y que dejen de llevarnos a una situación muy tensa, porque todo el pueblo español y el catalán está sufriendo", agrega otra de las participantes. Se trata del sentir general que primaba entre la marea de gente que, mediante el color blanco –ropa blanca, pancartas blancas, banderas blancas–, expresó su firme apuesta por terminar con las hostilidades e iniciar una vía pacífica de debate.
La concentración surge de "un grupo de compañeros y amigos" que busca "pedir diálogo a los gobernantes y decirles que así no, que esta dinámica nos lleva a la ruptura y a una situación traumática", además de promover "una exaltación del patriotismo en el mal sentido". Precisamente el rechazo hacia las banderas marcó la tónica general de la concentración. Frente a determinados grupos que se presentaron con la bandera española, el grueso de los asistentes respondió con el grito unánime de "sin banderas".
Guillermo Fernández, promotor de la iniciativa, celebra en declaraciones a infoLibre que el balance "es muy esperanzador y muy positivo" porque supone el "pistoletazo de salida para que la ciudadanía se exprese". A su juicio, la concentración muestra cómo "el movimiento cívico que toma la palabra exige diálogo y responsabilidad en un contexto en el que los únicos que tenían la palabra eran los políticos". La demanda ahora es clara: "Que se sienten a hablar, a recomponer la situación, a echar unos pasos atrás porque en estas últimas semanas han ido las cosas muy rápido".
Las personas que abarrotaron la plaza frente al Ayuntamiento de Madrid rechazaron además las cargas policiales desencadenadas durante el 1-O –"la violencia no arregla nada", exclamaron– y reiteraron su apuesta por la palabra como herramienta de encuentro. "La voz del pueblo no es ilegal", incidían los asistentes, quienes celebraron la masiva asistencia asegurando que "esto sí se parece a España".
La concentración estuvo, cumpliendo con la voluntad de los convocantes, exenta de simbología política. Aunque representantes políticos como Alberto Garzón o Pablo Iglesias mostraron su apoyo a la protesta a través de redes sociales, los protagonistas de la misma fueron los ciudadanos. "Los políticos pueden difundir pero nunca pueden convocar", comentaba uno de los asistentes. "Esto es una cosa del pueblo, que les exige a ellos que hagan todo lo que esté en sus manos para dejar de arrastrarnos a esta situación de tensión que no nos merecemos".
Guillermo Fernández confía en que, tras las concentraciones, la clase política se siente a hablar. "Al mostrarse en la calle la gente manda un mensaje a los gobernantes", considera. Por ello, añade, "si no recogen el guante tendremos que seguir insistiendo".
Manifestantes de Colón
A pocos metros, en la plaza de Colón, otra multitudinaria concentración clamaba en defensa de la Constitución a través de gritos de "con golpistas no se dialoga". Los agentes de Policía tuvieron que mediar para calmar los momentos de tensión que se vivieron cuando parte de los asistentes caminaron hasta Cibeles para encararse con los participantes en la primera concentración. Las fuerzas de seguridad impidieron el paso de los manifestantes que portaban banderas nacionales y exclamaban consignas tales como "España una y no cincuenta y una".
Ante la presencia de estos manifestantes, las personas que se concentraban en Cibeles respondieron con gritos de "sin fronteras, sin banderas" o "las palabras son nuestras armas". Guillermo Fernández tacha de "ejemplar" el comportamiento de la gente vestida de blanco. "Las únicas voces altisonantes son las que insultaban y demostraban una actitud que es precisamente la que nosotros queremos superar para no convertirnos en un país asfixiante", subraya.
La Fundación Denaes, informa Europa Press, ha sido la organización convocante de la concentración en Colón este mediodía en defensa de la nación, la Constitución y el Estado de Derecho tras el referéndum del 1-O y a la que se han adherido cerca de 50 entidades. La Delegación del Gobierno cifra la asistencia de Colón en 50.000 personas, y la de Cibeles en 1.500.
Manifestantes de Colón llegan a Cibeles.
Otras ciudades
Ciudades como Bilbao, Barcelona o València acogieron asimismo concentraciones bajo el mismo lema. Unas 5.500 personas, según la Guardia Urbana, se congregaron en la plaza Sant Jaume de Barcelona, ante el Ayuntamiento y la Generalitat. Lo hicieron convocados a través de las redes sociales y sistemas de mensajería móvil, y se sumaron a ellos varios dirigentes políticos como el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, tal y como informó Europa Press. Vestidos de blanco, los participantes en Barcelona exhibieron globos del mismo color y pancartas con el lema "¿Hablamos?" en catalán y castellano, y proclamaron cánticos como "queremos paz" y "queremos hablar".
Tras una pancarta con un gran corazón rojo en la que se pedía "Hablemos. Parlemos", más de 200 personas ocuparon las escalinatas del Consistorio bilbaíno, la mayoría de ellas ataviadas con prendas blancas y con carteles en los que se podía leer "Hablemos", "Nos quieren enfrentados", o "Hitz egin". Por su parte, unas 200 personas secundaron la concentración en los jardines del Alderdi Eder de la capital guipuzcoana. Los participantes también lucían prendas de ropa blancas y carteles con los lemas "Diálogo, Paz y Ley".
En la concentración en València, varios asistentes portaron carteles y pancartas conotras consignas como "Hablemos con el corazón", "La opresión no tiene justificación" o "No basta con hablar de paz, hay que creer en ella", mientras que en Santiago de Compostela unas 200 personas exclamaron en la Praza do Obradoiro que "España es mejor que sus gobernantes".
Ver másTVE emite un especial sobre la manifestación de Barcelona después de haber minimizado el 1-O
Ciudadanos se manifiestan frente al Ayuntamiento de Madrid para pedir diálogo.
"Queremos evitar el clima de confrontación y el discurso de odio por un lado y por otro, queremos llamar al diálogo y que las posturas dejen de estar encastradas". Toma la palabra uno de los miles de manifestantes que la mañana del jueves colapsaron la madrileña plaza de Cibeles reclamando diálogo entre Mariano Rajoy y Carles Puigdemont, con el fin de poner solución al enquistado debate en torno a Cataluña. "Que se dejen de líneas rojas, de decir que el diálogo con el de enfrente no es posible y que dejen de llevarnos a una situación muy tensa, porque todo el pueblo español y el catalán está sufriendo", agrega otra de las participantes. Se trata del sentir general que primaba entre la marea de gente que, mediante el color blanco –ropa blanca, pancartas blancas, banderas blancas–, expresó su firme apuesta por terminar con las hostilidades e iniciar una vía pacífica de debate.