La paridad gana terreno entre los cabezas de lista pero las mujeres siguen sin ocupar la mitad de los puestos

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Con el feminismo en el epicentro del debate, algunas formaciones políticas –así lo demostraron durante el 8M y a lo largo de la precampaña– han teñido sus discursos de morado. Tras las elecciones de 2016 el escenario ha presentado importantes cambios: la aprobación de un Pacto de Estado contra la Violencia de Género, la movilización masiva por el Día Internacional de la Mujer o la reacción social ante casos paradigmáticos como el de La Manada. Los partidos han tomado nota y eso ha cristalizado de formas diversas. Una de ellas, la presencia femenina en las cabezas de lista. Y aunque la situación mejora, no invita a celebraciones. Tres partidos alcanzan la paridad, dos más que hace cuatro años, pero todos lo hacen bajo mínimos: en ningún caso las mujeres consiguen ocupar el 50% del total.

La Ley de Igualdad del 2007 únicamente establece una fórmula de equidad según la cual el número de hombres o mujeres candidatas no puede superar el 60%, ni ser inferior al 40%. Asimismo, la ley fija que los partidos han de contar con dos mujeres por cada tramo de cinco puestos, como mínimo. Pero la libertad de cada formación a la hora de escoger a sus números uno es absoluta.

La barrera del 40% la superan este año tres de los cinco grandes partidos que aspiran a entrar en el Congreso: PP, PSOE y Unidas Podemos. De las 52 circunscripciones existentes para la Cámara Baja, los conservadores han decidido situar a mujeres al frente de 23, lo que supone un 44,2% del total. El equipo de Pablo Casado vence de este modo al confeccionado hace cuatro años por Mariano Rajoy, cuando los rostros femeninos se quedaban en 19. Fichajes como el de Cayetana Álvarez de Toledo por Barcelona; Isabel García Tejerina por Valladolid o Ana Pastor por Pontevedra son algunos de los ejemplos que han situado al PP como partido líder en la paridad de género.

A los conservadores les siguen PSOE y Unidas Podemos, ambos con 22 candidatas mujeres. El empate tiene diferentes significados para los dos partidos: mientras que la coalición morada avanza respecto a las elecciones pasadas, los socialistas experimentan un retroceso en el número de candidatas mujeres cabezas de lista. Así, Unidas Podemos logra un 42,3% de representantes mujeres gracias a la presencia de candidatas como Sofía Castañón en Asturias; Noelia Vera en Cádiz; Ione Belarra en Navarra o Victoria Rosell en Las Palmas.

Durante 2016 el equipo de Pedro Sánchez se erigía como ganador de la carrera por la igualdad y de hecho más de la mitad de las cabezas de lista, concretamente 27, eran mujeres. Aunque el porcentaje ocupado por mujeres sigue superando la barrera del 40%, la cifra se ha reducido en cinco puntos. Isabel Celaá por Araba; Adriana Lastra por Asturias; Margarita Robles por Ávila o Meritxel Batet por Barcelona son algunos de los nombres que conforman el 42,3% de mujeres socialistas que encabezan las listas de la formación.

El partido de Albert Rivera pierde a la hora de presentar mujeres que lideren sus listas en las 52 circunscripciones donde compiten. Son 20 los nombres femeninos que asumen primeros puestos, lo que supone un 38,5% del total. No obstante, la formación naranja mejora respecto a los comicios pasados, cuando tan sólo quince mujeres fueron números uno. Y lo hace gracias a líderes como Marta Martín en Alicante; Inés Arrimadas en Barcelona; Marta Rivera de la Cruz en A Coruña o Melisa Rodríguez en Tenerife.

Pero es Vox quien, con diferencia, ocupa el último escalón. El partido de extrema derecha únicamente lleva a trece mujeres al frente de las listas, apenas un 25%. Entre ellas Nerea Alzola en Bizkaia; Marta Álvarez en León o Begoña Conde en Ourense.

Números rojos en el Senado

Las listas para el Senado dejan en números rojos a la equidad de género. En la Cámara Alta tan sólo un partido aprueba en paridad: Unidas Podemos. Lo hace, esta vez, al filo del 50%. Un total de 29 candidatas son cabezas de lista, del total de 59 circunscripciones electorales que existen para el Senado. La coalición, por tanto, logra un 49,1% gracias a nombres como el de Laura del Pozo en Burgos; Cristina Laya en A Coruña o Ylenia Pulido en Gran Canaria.

Ninguno de los cuatro grandes partidos restantes sigue las recomendaciones en materia de igualdad entre sus aspirantes a ocupar los asientos del Senado. Ciudadanos se queda una vez más a las puertas del 40%, con tan sólo 23 cabezas de lista mujeres, el 38,9%. Rocío Galiana encabeza la lista de Gipuzkoa; María Ponce lo hace en Huelva y Elena León en Palencia. Entre esas 23 candidatas, además, se encuentra también Ruth Goñi. Lo cierto es que, si bien Goñi es secretaria Organización Autonómica de Ciudadanos, se presenta como líder de la candidatura Navarra Suma, una alianza electoral entre Unión del Pueblo Navarro (UPN), Ciudadanos y PP.

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Tampoco el PSOE es ejemplo de buenas prácticas. Sólo 21 candidatas, el 35,6%, son cabezas de lista para el Senado. Los socialistas se inclinan por voces femeninas en circunscripciones como Cantabria, con María Isabel Fernández al frente; Fuerteventura, con Paloma Hernández o Huesca, con una lista encabezada por Micaela Navarro.

En cuanto al PP, tampoco supera el examen pese a sus buenos resultados para la Cámara Baja. Únicamente catorce de las 59 circunscripciones están lideradas por mujeres, lo que supone apenas un 23,7% del total. Muy lejos de la paridad. María del Carmen Quintanilla, por Ciudad Real; Salomé Pradas por Castellón o Violante Tomás, por Murcia, son algunos de los ejemplos que sí pilotan las listas de los conservadores.

Finalmente, de nuevo Vox vuelve a marcar mínimos. El partido de Santiago Abascal deja para las mujeres únicamente doce cabezas de lista, aunque cabe destacar que no se presenta en todas las circunscripciones, ya que deja en blanco la de El Hierro y La Gomera. Algunas de las candidatas que competirán por llevar la voz de la ultraderecha al Senado son María Pérez, en Bizkaia; Encarnación Solís en Cáceres o Silvia Garrido en La Rioja.

Con el feminismo en el epicentro del debate, algunas formaciones políticas –así lo demostraron durante el 8M y a lo largo de la precampaña– han teñido sus discursos de morado. Tras las elecciones de 2016 el escenario ha presentado importantes cambios: la aprobación de un Pacto de Estado contra la Violencia de Género, la movilización masiva por el Día Internacional de la Mujer o la reacción social ante casos paradigmáticos como el de La Manada. Los partidos han tomado nota y eso ha cristalizado de formas diversas. Una de ellas, la presencia femenina en las cabezas de lista. Y aunque la situación mejora, no invita a celebraciones. Tres partidos alcanzan la paridad, dos más que hace cuatro años, pero todos lo hacen bajo mínimos: en ningún caso las mujeres consiguen ocupar el 50% del total.

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