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La patada al tablero aleja de la izquierda madrileña la guillotina del 5%

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La campanada de Pablo Iglesias, una auténtica patada al tablero político, reduce el riesgo de que haya una candidatura de izquierdas por debajo del 5%, lo que constituía una amenaza directa para las opciones de una mayoría progresista, según los análisis recabados por infoLibre. El movimiento deja a las tres fuerzas de izquierdas (PSOE, Más Madrid, Unidas Podemos) margen suficiente para movilizar a la mayoría del electorado progresista y combatir su desmovilización. En el envés de la moneda, el quiebro de Iglesias alimenta el carácter plebiscitario que Isabel Díaz Ayuso quiere dar a las elecciones. Plantea dudas la eficiencia electoral y viabilidad política de una posible "unidad" de la izquierda a la izquierda del PSOE, es decir, de Unidas Podemos y Más Madrid, entre otros factores por la escasa popularidad de Iglesias en el electorado errejonista, a tenor de los datos del CIS.

La frontera del 5%

El sistema electoral en Madrid funciona de forma bastante proporcional al existir una circunscripción única, por lo que las formaciones obtienen un porcentaje de escaños próximo a su porcentaje real de votos. Eso sí, hay que superar el 5%. El movimiento de Iglesias disipa a priori el riesgo de que una de las candidaturas de izquierdas quede por debajo del 5% que la ley electoral fija como mínimo para entrar en la Asamblea, como ocurrió en 2015, cuando IU obtuvo 4,2 puntos con Luis García Montero como cabeza de cartel y se quedó sin representación. Ese riesgo era palmario si se hubiera presentado un candidato de trámite por Unidas Podemos, cuyos resultados en 2019 salvaron ese límite por poco: 5,6% del voto con Isabel Serra como candidata. Una vez superado ese umbral, UP logró 7 escaños. Es un rubicón.

PSOE y Más Madrid obtuvieron en 2019 el 27,4% y el 14,7% de los votos, respectivamente. En cuanto a Más Madrid, cabe preguntarse: ¿queda ahora este partido en riesgo de caer por debajo del 5%? Con todas las cautelas, los datos apuntan a que su suelo está por encima. Ni siquiera en las generales, cuando el nombre de Pablo Iglesias figuraba en otra papeleta, cayó Más País por debajo del 5% en la Comunidad de Madrid (5,6% en noviembre de 2019). Desde entonces Más Madrid ha destacado en su tarea de oposición a Ayuso y tiene en Mónica García una candidata reconocible, con frecuente presencia mediática. Además, entre su electorado hay un significativo rechazo hacia Pablo Iglesias, lo que podría limitar la fuga hacia Unidas Podemos.

El líder de Unidas Podemos, aunque genera rechazo entre sus adversarios, tiene un probado tirón electoral en sus bases. En las elecciones generales de noviembre de 2019, cuando se presentó como cabeza de lista por Madrid y candidato a la presidencia, elevó los resultados de su marca hasta los 13 puntos, más del doble de lo obtenido por UP en las autonómicas. Cosechó 463.629 votos, por 181.231 de Isabel Serra en las autonómicas. Ojo: las comparaciones entre autonómicas y generales hay que cogerlas con pinzas, pero esta sirve al menos como indicador del tirón de Iglesias.

Si todas las fuerzas superan el 5%, se maximiza el impacto del voto en forma de escaños. A juicio de Jaime Aja, profesor de Sociología de la Universidad de Córdoba, ahora no puede descartarse que quede por debajo del 5% Ciudadanos, sobre todo si el candidato socialista, Ángel Gabilondo, sabe jugar la carta de la atracción del votante templado y arrebatar seguidores al partido naranja, al mismo tiempo que otros se van hacia Ayuso el entrar en la lógica plebiscitaria que propone la presidenta. Hasta cierto punto, analiza Aja, Gabilondo cuenta ante Ayuso con la misma baza que Joe Biden contaba ante Donald Trump: tu oponente ya se encarga de hacer la campaña de agitación de tus bases, mientras tú tratas de atraerte votante moderado.

Menos riesgo de desmovilización

La politóloga Ana Salazar, CEO de Idus 3, tiene sobre la mesa una simulación del número de escaños que habría obtenido la izquierda (PSOE, Unidas Podemos, Más Madrid) en 2019 con el mismo número de votos pero en una sola papeleta. ¿Resultado? El mismo número de asientos: 64. Salazar, que utiliza este dato para ilustrar que la izquierda haría mal en tomar su división como un problema, cree que el movimiento de Iglesias deja en la práctica en el campo progresista "tres candidatos bien posicionados", ya sea por el partido, la marca electoral o el candidato.

Además, Salazar recalca que la "segmentación del electorado" puede ser favorable para que se queden menos electores en casa, aunque está por ver qué derroteros sigue la campaña. "Los tres competirán por ser la primera fuerza en la izquierda, y eso también puede movilizar", afirma Salazar, que cree, en resumen, que la irrupción de Pablo Iglesias "moviliza los electorados de todos los partidos", tanto de izquierdas como de derechas.

"Cae el riesgo de desmovilización, porque da el paso el frente alguien identificado como líder, en un movimiento que tiene muchísimas lecturas", apunta la doctora en Comunicación y analista política Diana Rubio, en referencia a Iglesias. A su juicio, las otras dos candidaturas en el campo progresista, las de Ángel Gabilondo (PSOE) y Mónica García (Más Madrid), quedan momentáneamente "en segundo plano", pero previsiblemente recuperarán protagonismo. A su juicio, puede beneficiarse el conjunto del bloque progresista, dado que hay tres marcas distintas e identificables. De lo que está más segura es de que va a ser una campaña excepcionalmente dura. 

Dudas sobre la "unidad de la izquierda"

Todos los consultados recalcan que una hipotética "unidad de la izquierda" –a la izquierda del PSOE– no tiene por qué ser positiva en términos electorales. Hay antecedentes que así lo acreditan. El efecto multiplicador no siempre se da. Ni siquiera dos más dos tienen por qué sumar cuatro.

Unidos Podemos perdió más de un millón de votos en 2016 con respecto a lo que obtuvieron Podemos e IU en 2015. En Andalucía, en las autonómicas de diciembre de 2018, fueron juntos a las urnas Podemos, IU y dos pequeños partidos andalucistas, en un experimento inédito de unidad a la izquierda del PSOE. En cambio, los conservadores se dividieron más que nunca, con tres partidos con representación: PP, Cs y Vox. El resultado es que la izquierda perdió por primera vez en votos y el PSOE salió por primera vez de San Telmo. El espacio más fragmentado derrotó al más unido... pero desmovilizado.

Además de razones aritméticas, las hay políticas. "Iglesias tiene un suelo de apoyo muy demostrado. Es un suelo propio, distinto del que tenía IU. Está claro que genera movilización. Pero hay que tener en cuenta que también genera rechazo", señala Aja, quien por ello expresa sus dudas sobre una operación de "unidad".

Los votantes de Más País no tienen en general una gran opinión sobre Iglesias. El barómetro de febrero del CIS permite observar datos de interés. El 16,8% de los votantes de Más País le dan a Pablo Iglesias la valoración de "muy mal", es decir, 1 punto en una escala de 1 a 10, siendo 10 lo mejor y 1 lo peor. El 67% de los votantes de Más País le dan entre 1 y 4 puntos: suspenso. En el caso de la valoración sobre Pedro Sánchez, el porcentaje que le da entre 1 y 4 baja entre los votantes del partido de Errejón hasta el 22,8%.

La cosa se complica aún más cuando el CIS pregunta esto: ¿Quién preferiría que fuese presidente del Gobierno en estos momentos? De los votantes de Más País, sólo un 5,5% responden que Pablo Iglesias, frente a un 16,3% para Pedro Sánchez y un 16,8% para Inés Arrimadas.

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Aja cree que cada uno de los tres partidos del arco progresista tienen electorados diferentes, aunque con elementos coincidentes. Si cada cual maximiza sus apoyos, considera, todos pueden obtener resultados aceptables y sumar lo suficiente para una mayoría que apee a Díaz Ayuso de la presidencia. El sociólogo sí consideraría problemático que la cuestión de la unidad frustrada –si no hay unidad– se convierta en tema estrella de la campaña, con continuos reproches cruzados. ¿Qué impacto podría tener una guerra en la izquierda durante la campaña? "No hay patrones", responde Ana Salazar. "El conflicto político genera dos cosas diferentes, moviliza a la población más participativa, y fomenta la abstención de los dudosos".

Una profesional de la asesoría política, que prefiere no dar su nombre porque actualmente está trabajando con partidos, cree que la irrupción de Iglesias constituye en primera instancia una mala noticia para Ayuso, porque supone factor de movilización del electorado de izquierdas y minimiza el riesgo del 5%. Pero, añade, a Ayuso le convendría que Iglesias acabase reforzando el carácter plebiscitario que la presidenta quiere dar a las elecciones. Esa disyuntiva A o B encaja bien con el "storytelling" de Iglesias, coincide Diana Rubio, que observa cómo Ayuso ya ha entrado al trapo nada más conocer la noticia.

 

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