Los vecinos vuelven a enfrentarse al ayuntamiento que preside José Luis Martínez-Almeida por un fenómeno que empieza a ser recurrente en la capital: la tala de arboles. La futura obra para crear un intercambiador de transporte en la plaza de Legazpi ha despertado un gran malestar, ya que podría suponer la tala de unos 70 árboles y la afectación de parte del patrimonio del Espacio Matadero, según la plataforma No a la Tala.
Este nuevo frente surge debido a que el Gobierno que preside Isabel Díaz Ayuso ha recuperado un plan especial de 2009 para realizar el intercambiador. La propuesta original y la licitación del contrato para la redacción del anteproyecto publicada 2023 recoge que la actuación se desarrollará en el espacio que abarca la entrada del Espacio Matadero, reconocido patrimonio industrial de la capital, y que contiene árboles de más de 100 años. Un plan que también contaba con la inclusión de un aparcamiento de 600 plazas de aparcamiento, que dejó de considerarse necesario y se descartó.
A pesar de que todavía las obras no han recibido la autorización definitiva del Ayuntamiento, las implicaciones medioambientales y de patrimonio han provocado que las asociaciones se movilicen y han facilitado a infoLibre un plan alternativo que evitaría la tala. Un grupo de ingenieros que se ha puesto en contacto con No a la Tala argumenta en su estudio que el intercambiador podría trasladarse "sin problemas" a la calle Paseo del Molino, al otro lado de la glorieta.
Esta propuesta ya la contempló, según los ingenieros, el Consorcio Regional de Transportes de Madrid (CRTM) en sus trabajos previos hace más de 15 años. El equipo técnico afirma que poner las dársenas debajo de esa calle de doble dirección incluiría los mismos servicios y facilitaría ubicar la rampa de acceso de los buses. Además, el traslado del intercambiador tampoco impediría la conexión con las líneas 3 y 6 de metro de la estación de Legazpi.
El único obstáculo que podría entorpecer el proyecto sería el bypass de la calle 30 que pasa por la zona. No obstante, los ingenieros consideran que no afectaría a la viabilidad del proyecto y tampoco se señaló hace 15 años por el Consorcio Regional de Transportes de Madrid.
El plan inicial, que podría llevarse a cabo en los próximos meses, giraba en torno a la edificación de un párking de 600 plazas que se acabó descartando. El grupo técnico considera "un error" que no se haya reconsiderado el proyecto tras dicha decisión y apuntan que el ayuntamiento mantendrán la ubicación al "tener hecha toda la tramitación urbanística y ambiental necesaria".
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Esta no es la primera vez que se presenta una propuesta alternativa al Ayuntamiento para evitar un arboricidio. Durante el proceso de alegaciones de las obras de la línea 11 de Metro en Palos de la Frontera, estos ingenieros presentaron una propuesta para evitar la tala en los jardines de Palestina y la calle Áncora, que contenían más de 160 árboles. El Ayuntamiento acabó aceptándola y trasladó la nueva subestación eléctrica fuera de los jardines al considerarla menos dañina. No obstante, dudan que se puedan realizar alegaciones en el caso de Legazpi.
Este malestar también ha comenzado a despertar las protestas de los vecinos, que temen que las obras puedan empezar en agosto y evitar así unas protestas masivas. La última ocurrió hace un mes en la Plaza de Santa Ana y consiguió la paralización de la tala de 47 árboles de manera momentánea hasta septiembre.
"Deciden llevar a cabo obras y más obras que están convirtiendo esta ciudad en una cementera irrespirable cuya identidad se está esfumando con la pérdida de la esencia arquitectónica, paisajística y social de todos y cada uno de sus barrios", declaran desde el movimiento No A La Tala.
Los vecinos vuelven a enfrentarse al ayuntamiento que preside José Luis Martínez-Almeida por un fenómeno que empieza a ser recurrente en la capital: la tala de arboles. La futura obra para crear un intercambiador de transporte en la plaza de Legazpi ha despertado un gran malestar, ya que podría suponer la tala de unos 70 árboles y la afectación de parte del patrimonio del Espacio Matadero, según la plataforma No a la Tala.