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La batalla por Euskadi: el PNV busca activar su electorado para deshacer el empate con EH Bildu

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“Va a estar todo muy ajustado”. Esta expresión sale de forma idéntica de los cuarteles generales del PNV y de EH Bildu. Falta menos de un mes para las elecciones vacas y las encuestas públicas e internas vaticinan una noche de infarto el próximo día 21. Hacía años que en Euskadi no se vivía esta incertidumbre. Y entre los peneuvistas hay mucho nerviosismo por un posible sorpasso en tanto que la izquierda abertzale acaricia un sueño que parecía imposible: ganar en votos y en escaños.

En las salas de máquinas de los partidos se analizan los datos de manera exhaustiva porque todo puede depender de un puñado de papeletas. Y los grandes sondeos pronostican esa tensión. El del El País y la Cadena Ser, publicado este lunes, hace esta radiografía: EH Bildu (27-28 escaños), PNV (25-28), PSE-EE (11-12), PP (6-7), Sumar (0-2), Podemos (0-1) y Vox (1). Algo que va en línea con los estudios realizados recientemente por EITB y el Gobierno vasco en su Sociómetro.

Estas encuestas, además, reflejan una serie de tendencias que hacen que la competición esté tan abierta. El PNV sufre el desgaste de tantos años en el Gobierno y el espejo proyecta que el electorado lo ve como un partido viejo, a pesar de la renovación de su candidatura. Los peneuvistas son conscientes de que sus votantes están menos movilizados que los de EH Bildu, que tiene a los suyos muy motivados. Asimismo, estos últimos han logrado a priori uno de los grandes botines: el electorado joven, que engancha con su política social y al que no le influye el pasado.

Trasvase de votos: EH Bildu rasca a Podemos y el PNV

EH Bildu, como reflejan estas encuestas, tiene la mayor tasa de fidelidad en su electorado y es el partido al que más votantes nuevos le pueden llegar desde otras formaciones, mientras que los peneuvistas ven con preocupación ese trasvase en las urnas. De hecho, en el sondeo de EITB se indica que la coalición de izquierdas recibe un 8% de los votantes de Iñigo Urkullu en 2020, con una tendencia al alza en este sentido (dos puntos más respecto a febrero). Pero la sangría mayor se la hace a Elkarrekin Podemos (el 16% de ese electorado ahora se va a Bildu). Los morados también sufren la marcha a Sumar del 19% de sus apoyos, y un 32% de sus votantes se encuentra en la indecisión en estos momentos. También pesca EH Bildu un significativo 11% de los que se abstuvieron en la pasada cita. 

Otro de los factores que puede determinar la cita del próximo 21 de abril es la abstención, algo que preocupa especialmente al PNV. Ya en 2020, en plena pandemia, fue del 49%. Este partido se está volcando durante estas semanas precisamente en intentar subir la participación y activar a ese electorado que no iba a las urnas porque entendía que estaba hecha la victoria del nacionalismo. Por eso, ahora mismo, se intenta motivar a este electorado haciendo calar dos ideas principalmente: hay que frenar a EH Bildu saliendo a las urnas y no hay que fiarse de que el PSE-EE vaya, como ha dicho, a pactar con los peneuvistas, pudiendo hacer virar el Gobierno autonómico hacia EH Bildu.

Candidatos sin tirón medible

La cita vasca tiene, como reconocen dentro de los partidos, otro factor de incógnita que la hace más abierta: los candidatos con posibilidades de ser lehendakari o de formar parte del Gobierno son nuevos, no han sido testados en las urnas, su tirón no es medible. El grado de conocimiento de Imanol Pradales (PNV) y Eneko Andueza (PSE-EE) es de apenas el 55% de la población, en tanto que Pello Otxandiano (Eh Bildu) llega sólo al 45%. Javier de Andrés (PP) tiene un 46%, mientras que la tabla la cierran por abajo Miren Gorrotxategui (Podemos), con un 44%, Alba García (Sumar), con un 23%, y Amaia Martínez (Vox), con un 22%, según los datos de 40dB para El País y la Cadena Ser.

El PNV, ante ese desgaste que veía en las encuestas, tomó la decisión de cambiar a Urkullu, que quería repetir, por Imanol Pradales. Con esto se quería mandar un mensaje claro al electorado: “Juventud pero gestión”, como indican fuentes del partido. Pero, además, se busca el perfil de un aspirante “sin ocho apellidos vascos”, conectando con esas nuevas generaciones de hijos de trabajadores que llegaron de fuera. Siempre se destaca en su biografía que viene de una familia humilde de Santurtzi, del margen izquierdo.

Esa dura pugna de las encuestas se ve también entre los líderes. Pradales obtiene menos nota que Pello Otxadiano, pero logra superar en la encuesta de 40dB a su rival como el preferido para ser el próximo jefe del Ejecutivo vasco (tres puntos por encima). En EH Bildu sostienen que es una pugna entre dos jóvenes muy preparados pero con “proyectos muy distintos”. Su aspirante, muy cercano a Arnaldo Otegi pero sin rémoras del pasado, juega la baza de ser un político reflexivo preocupado por temas cruciales para el futuro como la energía y la educación.

Los jóvenes miran a EH Bildu

El voto joven es una de las principales batallas para este 21 de abril. Se trata, según los microdatos de las encuestas de EITB, el grupo donde hay más indecisos (uno de cada tres todavía no sabe lo que va a hacer). EH Bildu se ha convertido en la opción predilecta para la franja de entre 18 y 29 años con un 26% de intención de voto, ocho puntos por encima del PNV (18%), mientras que por detrás están el PSE-EE (5%) y Sumar (2%). Los de Otxandiano, en cambio, tienen menos tirón entre los mayores, donde el PNV tiene el predominio en los que superan los 65 años (uno de los principales motivos para haber hecho bandera de la lucha de los pensionistas).

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En estos días, y en esa competición por el voto joven, la vivienda se ha convertido en uno de los grandes asuntos de la campaña. Pradales hizo una acto el pasado sábado en ese sentido con las juventudes del partido con promesas en esa cuestión. Los temas sociales, por encima de los territoriales, son ahora mismo los que marcan el debate público. En el último Sociómetro del Gobierno vasco, los ciudadanos identificaban como la principal preocupación en Euskadi los problemas ligados al mercado de trabajo. En todos los partidos señalan que la precarización del empleo es clave en estos momentos y una de las principales motivaciones del electorado. También ese sondeo ponía arriba la sanidad, la seguridad social, la vivienda, los problemas económicos, la inseguridad y los servicios públicos.

El día después

Lucha electoral por el 21A, pero en todos los partidos miran al 22A, ya que los pactos poselectorales serán todavía más importantes para decidir el futuro de la comunidad. La entente con más posibilidades es la del PNV y del PSE-EE, un tándem que ha funcionado bien, según los propios protagonistas, durante esta legislatura. Además, los dos se coaligaron tras el 28M para ostentar el poder en las diputaciones forales, unas instituciones de la máxima importancia en Euskadi al ser las recaudadoras de impuestos, y en los principales ayuntamientos. 

Los socialistas vascos esperan superarse en votos respecto a 2020 y vienen de la euforia de haber sido la primera fuerza en el País Vasco durante las elecciones generales del pasado 23 de julio. Sus encuestas internas señalan que la ciudadanía ha valorado su labora en las consejerías durante la pasada legislatura y esperan que el “trabajado” cambio de cara, Eneko Andueza es el número uno tras la época de Idoia Mendia, haya servido para preparar el terreno ante los votantes. Ferraz se está volcando en la campaña, con presencia de líderes nacionales, y apuestan de nuevo por el Gobierno con el PNV. Durante estas semanas se han afanado en rechazar la posibilidad de darle la Lehendakaritza a EH Bildu. Tanto en Euskadi como en Madrid niegan esa posibilidad que ahora tratan de alimentar el PNV y el PP para ganar terreno electoral y robarle voto a los socialistas.

“Va a estar todo muy ajustado”. Esta expresión sale de forma idéntica de los cuarteles generales del PNV y de EH Bildu. Falta menos de un mes para las elecciones vacas y las encuestas públicas e internas vaticinan una noche de infarto el próximo día 21. Hacía años que en Euskadi no se vivía esta incertidumbre. Y entre los peneuvistas hay mucho nerviosismo por un posible sorpasso en tanto que la izquierda abertzale acaricia un sueño que parecía imposible: ganar en votos y en escaños.

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