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Las decisiones del nuevo CGPJ muestran que el empate pactado entre PP y PSOE favorece a la derecha

El PP de Asturias, Navarra y La Rioja hierve a la espera de que Feijóo decida sobre los candidatos

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La filosofía de Alberto Núñez Feijóo y de su equipo a la hora de encarar la preparación de las elecciones autonómicas y municipales de 2023 es tan sencilla como práctica. Los candidatos que ya han demostrado su capacidad de atraer electores son indiscutibles, independientemente de que tengan más o menos sintonía con el nuevo líder del partido. Pero los demás, los que aspiran por primera vez a ser cabezas de cartel en ayuntamientos y Comunidades Autónomas, deben superar un riguroso examen y estudios demoscópicos detallados para conocer si de verdad tienen posibilidades de ganar. 

“Los candidatos que ganan elecciones deben ser presidentes del partido; con los que no las ganan, nuestra obligación es medir si podemos mejorar o no los resultados electorales, y esto es lo que haremos”, reconoció el presidente del PP hace pocos días.

Ese es el único objetivo: ganar. Porque Feijóo quiere que las municipales y autonómicas de mayo le den el impulso final para suceder a Pedro Sánchez en La Moncloa.

El proceso de preparación lleva tiempo en marcha y se completará en las próximas semanas con la celebración de los congresos provinciales y autonómicos que faltan. El PP aspira a ampliar en las elecciones su peso en Madrid y Murcia y tiene sus mayores esperanzas puestas en la Comunitat Valenciana, donde gobierna una coalición liderada por el PSOE. Más allá de eso, y sin desdeñar ningún territorio, el equipo de Feijóo trabaja para mejorar posiciones en todas las comunidades que renuevan parlamentos el próximo 28 de mayo, lo que incluye también Aragón, Asturias, Illes Balears, Canarias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Extremadura, Navarra y La Rioja. En algunos de esos territorios, especialmente en aquellos en los que todavía no se han celebrado los congresos pendientes desde la época de Pablo Casado, las peleas internas por hacerse con la candidatura a la presidencia ya han comenzado a aflorar.

Feijóo evita cualquier gesto que aliente a unos o desanime a otros. Él es, en eso, todo lo contrario de Pablo Casado, mucho más proclive a anticipar sus preferencias con indicaciones públicas. Quienes conocen al nuevo líder del PP saben que en sus años como presidente de la Xunta se convirtió en un maestro de la opacidad especialmente obsesionado con que nadie pudiese saber antes de tiempo a quién iba a nombrar conselleiro o iba a fulminar de las candidaturas municipales. 

Y eso no ha cambiado. De hecho es el mismo equipo el que lleva ahora el proceso de selección de candidatos, con el secretario de organización, Miguel Tellado, al frente. “Son los gallegos los que deciden”, aseguran en Génova, donde la influencia en este proceso de Elías Bendodo, coordinador nacional, o Cuca Gamarra, número dos del partido, es mucho menos destacada.

Aun así, en territorios como el Principado de Asturias las facciones del partido contienen el aliento a la espera de que los de Feijóo tome una decisión y miden al milímetro cualquier gesto del presidente nacional a la espera de una señal que anticipe su decisión. El propio líder del PP nacional reveló a La Voz de Galicia que tienen en su poder encuestas que aseguran que el PP puede ganar las elecciones en Asturias, donde ahora mismo la pelea por la candidatura la protagonizan la presidenta autonómica del PP, Teresa Mallada, y su secretario general, Álvaro Queipo.

Álvarez Cascos

Aquí la pugna se ha visto distorsionada en las últimas semanas por las especulaciones acerca del posible regreso al partido de quien fuera durante años su hombre fuerte, el exministro y exsecretario general del PP Francisco Álvarez-Cascos, quien fue visto almorzando con Queipo. El propio Feijóo, que no oculta su simpatía hacia Cascos —a cuyas órdenes estuvo durante su etapa al frente de Correos antes de ser llamado por Manuel Fraga de vuelta a Galicia— restó potencialidad a ese reingreso: “Él ha vuelto a decir después de diez años que apoya al presidente del PP en España. Valoro su apoyo, pero no veo a Álvarez-Cascos [que tiene ahora 74 años] volviendo a la política”, declaró.

Pero la tardanza de Génova en decidir preocupa a los alcaldes y a los aspirantes a serlo, porque temen que el conflicto por la candidatura autonómica y el liderazgo del PP asturiano termine por pasarles factura.

En La Rioja pasa algo parecido. En este caso ha sido un grupo de un centenar de alcaldes y portavoces municipales el que se ha cansado de esperar. Esta misma semana se desplazaron a Génova para entregar a la secretaria general, Cuca Gamarra, exalcaldesa de Logroño, un documento en el que piden avanzar hacia “la unidad y la renovación”.

De momento hay dos precandidatos a la presidencia del PP riojano: Alberto Bretón y Alfonso Domínguez, aunque no faltan quienes apuntan a un tercer aspirante, Carlos Cuevas. Y eso que la dirección de Feijóo había pedido discreción mientras buscaba la manera de construir una candidatura de unidad que evite el enfrentamiento que tuvo lugar en 2017. Gamarra, mientras tanto, no se moja. Los tres posibles aspirantes son diputados regionales y el que resulte elegido por Génova tendrá como misión disputar la presidencia de la comunidad a la socialista Concha Andreu. 

El caso de Navarra es diferente. Aquí el PP viene de la experiencia fallida de Navarra Suma, una coalición liderada por UPN e integrada también por Ciudadanos que tiene poca o ninguna posibilidad de reeditarse a la vista de la voluntad del nuevo equipo de Génova de mantener las siglas del partido en toda España. 

Para colmo, los naranjas están en plena crisis, pendientes de una refundación lenta en la que pocos tiene fe. Y los foralistas de UPN aún acusan el golpe de sus dos diputados en el Congreso, Sergio Sayas y Carlos Adanero, que se convirtieron en tránsfugas cuando decidieron traicionar la voluntad del partido y votar en contra de la modificación de la reforma laboral propuesta por el Gobierno de Pedro Sánchez.

El líder de UPN, Javier Esparza, ya dio el mes pasado por muerta a Navarra Suma y culpó de su fallecimiento al PP, que lleva tiempo alimentando la idea de que el partido foralista se está acercando al PSOE o que, como mínimo, busca un nuevo rol político más parecido al de Miguel Ángel Revilla en Cantabria.

Complejidad

Para hacer aún más complejo el espacio del centro derecha en esta comunidad, los tránsfugas de UPN han puesto en marcha Plataforma Navarra, una iniciativa con la que tratan de sobrevivir políticamente y con la que, según algunas informaciones, ya negocia el PP de Feijóo mientras busca relevo para la presidenta regional del partido, Ana Beltrán, uno de los escasísimos dirigentes que en su momento apoyó la continuidad de Pablo Casado durante la revuelta de los barones. 

El PP quiere conservar sus siglas, pero al mismo tiempo sabe del poblado espacio político de la derecha navarra, que va de Vox a Ciudadanos pasando por lo que presentan Sayas y Adanero, UPN y el propio Partido Popular.

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En Cantabria, de momento, la única que ha dado un paso al frente como aspirante e la candidatura es la actual presidenta regional, María José Sáez de Buruaga, que ocupa el cargo desde 2017. Pero mientras Génova no dé su bendición, son pocos los que descartan que la elegida sea Gema Igual, alcaldesa de Santander y apuesta personal de Pablo Casado.

En todos los casos de renovación de liderazgo interno, Miguel Tellado trabaja con el mandato expreso de Feijóo de tratar de evitar el enfrentamiento y buscar candidaturas de integración. Sólo en el caso de que no fructifiquen será cuando Génova intervenga y decida quién ha ganado la partida, pero la orden de Feijóo es intentar evitar ese escenario tanto como sea posible.

Una vez resueltos estos congresos, quedarán pendientes los del País Vasco y Cataluña. No hay urgencia, porque ambas comunidades todavía tardarán en celebrar elecciones autonómicas, pero hay congresos provinciales decisivos pensando en las generales del próximo año. Hallar una nueva fórmula para relanzar el partido en ambos territorios, especialmente en la comunidad catalana, es clave para que Feijóo pueda apuntalar una mayoría suficiente en el Congreso. Por eso el nuevo equipo de Génova trabaja en un cambio de estrategia que reduzca la confrontación en asuntos delicados en ambas comunidades que en los últimos años les ha hecho perder apoyo hasta rozar la práctica desaparición de sus respectivos parlamentos.

La filosofía de Alberto Núñez Feijóo y de su equipo a la hora de encarar la preparación de las elecciones autonómicas y municipales de 2023 es tan sencilla como práctica. Los candidatos que ya han demostrado su capacidad de atraer electores son indiscutibles, independientemente de que tengan más o menos sintonía con el nuevo líder del partido. Pero los demás, los que aspiran por primera vez a ser cabezas de cartel en ayuntamientos y Comunidades Autónomas, deben superar un riguroso examen y estudios demoscópicos detallados para conocer si de verdad tienen posibilidades de ganar. 

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