Miembros de la dirección nacional del PP y otros cargos territoriales son conscientes de que el llamado caso Rato echa por tierra la estrategia de campaña que había diseñado el partido para las elecciones municipales y autonómicas y que estaba centrada en dos ejes básicos: el discurso de la recuperación económica y las medidas contra la corrupción impulsadas por el Ejecutivo de Mariano Rajoy, como la Ley de Transparencia.
Fuentes conservadoras consultadas por Europa Press admiten que el escándalo que afecta al exvicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato ha sido un golpe de tal calibre que ha "dejado K.O." al partido a pocas semanas de los comicios. El desánimo en las filas del PP es tan grande que hay cargos que ven complicado poder superar el bache en tan poco tiempo.
A ello se suma el malestar interno entre dirigentes de la formación por la gestión de este caso desde la detención de Rato y que va creciendo conforme se van publicando datos relativos al tiempo en que se estaba investigando al exministro, quienes conocían esa investigación y por qué se filtra ahora, a un mes de las elecciones.
En el PP admiten textualmente que están "noqueados" con este asunto porque les desmonta por completo la campaña electoral que habían diseñado –centrada sobre todo en vender la mejora económica– y no les deja "colocar" en los medios y hacer llegar a los ciudadanos sus propuestas y su discurso económico.
Las fuentes consultadas reconocen que el caso Rato es la gota que colma el vaso porque su "mala racha" empezó hace varias semanas a raíz del debate sobre la reforma del aborto –una iniciativa del Grupo Popular limitada a que las menores de 16 y 17 años no aborten sin consentimiento paterno– y que visualizó la división interna que hay en el seno del partido por este asunto.
Después vino el cruce de reproches en plena Semana Santa entre los afínes a la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, y los que pedían cambios en la dirección por el rumbo del partido tras el descalabro del PP-A en las elecciones andaluzas.
A la polémica sobre Rato, se han sumado en los últimos días las informaciones acerca de que Federico Trillo y Vicente Martínez-Pujalte cobraron de una constructora especializada en obra pública mientras eran diputados del Congreso, un tema que ha abierto un nuevo debate sobre las compatibilidades de los parlamentarios.
Las fuentes consultadas admiten que el caso Rato y la controversia abierta en torno a Trillo y Pujalte rompe el discurso de regeneración democrática que ha intentado construir el Gobierno desde el inicio de la legislatura a raíz de la trama Gürtel y del caso Bárcenas, con un extenso paquete normativo que incluye la Ley de Transparencia, una nueva ley sobre altos cargos y otra relativa al control económico-financiero de los partidos.
En la cúpula del PP reconocen que, pese a que muchos ciudadanos comparten que el Gobierno de Rajoy ha sacado al país del "sumidero" porque estaba al borde del rescate, los casos de corrupción que han salpicado a destacados cargos de la formación han provocado que no se vea al PP como un partido "limpio" sino todo lo contrario. Por eso, lamentan que el discurso de la regeneración pública y de la buena gestión con el que se presentaron a las elecciones de 2003 quede en este momento completamente desterrado.
Crecimiento de ciudadanos
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Y a todo ello hay que añadir el ascenso fulgurante del partido de Albert Rivera, que ha hecho crecer la inquietud en muchos cargos territoriales del PP. "Somos el partido antipático y Ciudadanos es el partido simpático y está de moda", asegura un miembro del comité de campaña del PP.
Ante el empuje de Ciudadanos, en Génova no ocultan que el resultado de las elecciones andaluzas les ha llevado a cambiar de estrategia. "No podemos sacudirles porque hemos comprobado que así les damos votos", asegura un cargo de la dirección nacional.
"No podemos criticar globalmente a Rivera porque cae bien en nuestro electorado", añade otro dirigente de la cúpula del PP, que ciñe el debate con Ciudadanos en campaña electoral a las propuestas concretas de programa, como el AVE o los cambios en el impuesto del IVA.
Miembros de la dirección nacional del PP y otros cargos territoriales son conscientes de que el llamado caso Rato echa por tierra la estrategia de campaña que había diseñado el partido para las elecciones municipales y autonómicas y que estaba centrada en dos ejes básicos: el discurso de la recuperación económica y las medidas contra la corrupción impulsadas por el Ejecutivo de Mariano Rajoy, como la Ley de Transparencia.