El auge de la ultraderecha
PP y Cs rechazan ahora el veto parental en Andalucía pese al acuerdo con Vox
Se tensan las costuras de la mayoría derechista que sostiene al Gobierno andaluz de Juanma Moreno (PP). Ciudadanos, partido que gobierna junto al PP con el apoyo externo de Vox, hizo este miércoles demostración solemne, en el Parlamento andaluz, de que se desentiende ahora del acuerdo presupuestario firmado por los tres partidos en octubre, o al menos de la interpretación que hasta ahora se ha hecho sobre uno de sus puntos, en el que Vox está empeñado, y que implica una "autorizacin expresa" de los padres para las actividades complementarias. Con los presupuestos de 2020 ya aprobados con el voto de los 12 diputados ultraderechistas, ahora el partido naranja, que dirige la Consejería de Educación en la persona de Javier Imbroda, se niega a aplicar el veto parental que acordó con el PP y Vox, aunque sin darle ni ese nombre ni el de "pin parental". El PP apoya a Imbroda, aunque con una argumentación alambicada según la cual, de hecho, ya existe esa obligación de "autorización expresa", aunque Vox no lo sabía.
El firmado es un veto parental que, hay que recordarlo, fue una exigencia de Vox para aprobar los presupuestos de 2020, con los que ahora gobierna Moreno. El PP, durante el debate, apoyó al consejero de Educación, afirmó que el llamado "pin parental" es "innecesario" y reinterpretó el acuerdo con Cs y Vox. A juicio del grupo popular, no hay nada que cambiar en el sistema educativo andaluz para dar cumplimiento al acuerdo de "autorización expresa", lo cual lleva a preguntarse para qué se firmó entonces ese pacto y por qué el PP no ha deshecho antes el malentendido, ya que Vox lleva desde octubre presumiendo de su logro. Desde la bancada de Vox, su portavoz, Alejandro Hernández, y el resto de parlamentarios hacían aspavientos con gesto de enfado y agitando el acuerdo: "¡Está firmado!". Durante su intervención, Hernández amagó con poner en duda el apoyo a PP y Cs, aunque no llegó a lanzar un órdago. Eso sí, afirmó que el consejero pone "en tela de juicio" la "fiabilidad" del Gobierno andaluz y dijo que "la gravedad" de la situación "está por determinarse".
Imbroda, en una comparencia en el pleno andaluz sobre el llamado "pin parental", se mostró categórico: "Conocimiento previo sí. Veto previo, no". Desde la tribuna, Imbroda ensalzó el "garantismo" del sistema educativo andaluz y la "educación en valores", defendió la "autonomía de los centros" y la "autoridad de los profesores". Negó que haya habido o haya adoctrinamiento. Apeló al "consenso". "Es un debate estéril e interesado. El pin parental no es necesario", dijo. Más tarde, añadió: "Hoy por hoy no procede la implantación del pin parental". Como transacción, Imbroda ofreció mayor "transparencia" en las actividades complementarias a través de una web única para todos los centros, mayor atención de la Inspección educativa para cerciorarse de que los padres conocen las actividades complementarias. Pero el propio consejero señalaba que, en un sistema con más de 100.000 profesionales, ha habido "dos denuncias". Es decir, no hay caso. Y además, añadió, es que el veto parental no tiene cobertura legal.
Intentaba Imbroda –sabedor de que tras su intervención venía el portavoz de Vox, Alejandro Hernández, a recordarle lo firmado– hacer conciliable su posición con las exigencias de la ultraderecha, cosa difícil. El consejero señaló que "la propia matrícula" en el centro supone una aceptación de su proyecto de centro, que además luego pasa por el "consejo escolar", donde están los padres. Eso se podría entender como una autorización de los padres, según Imbroda. Pero eso obliga a mucho entender. Porque lo que dice el acuerdo es otra cosa. Habla de "autorización expresa" para "actividades complementarias". Nada indica que el acuerdo se pueda referir al Consejo Escolar, o a la matrícula, como ahora se pretende con las relecturas.
El punto 19 se titula "Autorizaciones de las familias en actividades complementarias en el sistema educativo". Dice así: "Se procederá a impulsar la igualdad de oportunidades en el sistema educativo que permita a las familias educar a sus hijos en libertad, sin imposiciones de ningún tipo, mediante el establecimiento de una autorización expresa de las familias para la participación de sus hijos en actividades complementarias, en base a los preceptos consagrados en la Constitución española". Alejandro Hernández salió a la tribuna con el acuerdo en la mano. Lo leyó. "No admite interpretación", dijo. Le recordó a Imbroda que el presidente de la Junta, Juanma Moreno (PP), ha prometido el cumplimiento íntegro del acuerdo, que fue firmado por Cs en octubre, antes del batacazo electoral del 10 de noviembre. Ahora el partido que en Andalucía lidera Juan Marín no parece dispuesto a transigir y darle un éxito de ese calibre a Vox, como en Murcia.
"Está en tela de juicio la confianza y fiabilidad de este gobierno", lanzó Hernández, que sabe que tiene la llave de la legislatura, y que sin sus votos Moreno no sería presidente ni habría presupuestos de 2019 y 2020. Amenazante, añadió: "La gravedad de estos errores [los que comete Imbroda] está por determinarse". Se cuidó mucho de lanzar un órgado. Pero cargó contra el consejero Imbroda. "Nosotros no estamos en ese consenso, y ustedes lo saben de sobra. Por eso se introdujo el punto 19 en el pacto presupuestario. Ustedes no se pueden hacer de nuevas. No pueden venir ahora a decirnos que lo hemos colado de rondón. Como si lo hubiéramos introducido subrepticiamente", afirmó. Y trató de meter presión sobre Imbroda. "¿Ha mentido Moreno Bonilla cuando dice que se cumplirá el acuerdo?", preguntó. A continuación, exhibió el repertorio habitual. En los centros andaluces, dijo, hay "juegos eróticos" para niños de 0 a 6 años, se practican "intercambios de roles, vistiendo a niños de niñas, a niñas de niños", o se le "pintan las uñas y los labios a los niños". Imbroda negaba con la cabeza. Una y otra vez, Hernández le recordaba el acuerdo de su partido.
La complicada postura del PP
La papeleta es para el PP, que tiene a un socio moderado en declive que se niega a ceder más y a un socio radical en ascenso que exige el pago de las facturas. Es el equilibrismo que ha marcado el primer año de Juanma Moreno. ¿Cómo nadar y guardar la ropa? Por el PP tomó la palabra Miguel Ángel Ruiz, que despejó la equis: en esta controversia, que está por ver si se convierte en crisis, el PP se puso de parte de Ciudadanos. Pero con un giro complicado. Ruiz afirmó que el acuerdo de PP, Cs y Vox no dice "nada de pin parental". Los parlamentarios de Vox se revolvían en sus asientos.
Según la interpretación que hace ahora Ruiz, "las actividades curriculares son obligatorias y las extracurriculares ya hay que autorizarlas", por lo que no hay ningún problema. El obstáculo –otra vez– es lo que dice el acuerdo. "Actividades complementarias", sin más. Según el PP, lo que está firmado es lo que ya ocurre. Por la mañana, antes del pleno, cuando se le preguntó al portavoz del PP, José Antonio Nieto, por qué se firmaba en un acuerdo sobre algo que de hecho ya se hace, este respondió que precisamente por eso no había problema en firmarlo. La cuestión adquiere tintes surrealistas. Las posiciones son difíciles de encajar: Vox exige que se cumpla el acuerdo con la interpretación de veto parental; Ciudadanos no habla del acuerdo, es como si no existiera, le pide a Vox que se conforme con el Consejo Escolar y ofrece reformas para una mayor transparencia; el PP afirma que de hecho el acuerdo ya se está cumpliendo, y que Vox se equivoca al afirmar que lo acordado supone introducir alguna novedad... Es decir, que el acuerdo con Vox ya se cumple, pero Vox no lo sabe. Claro, a Vox no le convence.
A juicio del portavoz del PP, se trata de "un debate artificial e interesado", a pesar de que el partido de Moreno ha firmado dos acuerdos que van en esta línea. Además del pacto de presupuestos de octubre, antes, en enero, el acuerdo de investidura entre PP y Vox decía: "Permitir que los padres puedan excluir a sus hijos de la formación no reglada por actividades complementarias o extraescolares cuando sean contrarias a sus convicciones". En realidad, el acuerdo PP-Cs-Vox es más claro aún: "Una autorización expresa de las familias para la participación de sus hijos en actividades complementarias". No dice que sean actividades "extraescolares", ni "optativas". Dice "complementarias", sin excluir las obligatorias, evaluables, vinculadas al currículo y dentro del horario. Ruiz, del PP, trató de llevar la cuestión hacia "la libertad de los padres" para "elegir centro", donde hay acuerdo entre los tres partidos. "El pin parental nos parece una medida innecesaria, porque en Andalucía no hay adoctrinamiento en las aulas", dijo Ruiz.
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PSOE y Adelante ofrecen apoyo
"¿No saben ustedes lo que firman?", preguntó en su turno la portavoz socialista Beatriz Rubiño, que les recordó a PP y Cs que firmaron el "disparate", aunque ahora o se desentiendan o reinterpreten el texto. Eso sí, Rubiño tendió la mano al consejero Imbroda, al que le alabó su posición actual. Si es para rechazar el "veto", dijo, el PSOE estaría ahí. También lo estará la coalición de Podemos e IU. José Ignacio García, coportavoz de Adelante Andalucía, lamentó las "chalaúras" de Vox y, por convicción "antifascista", ofreció al Gobierno andaluz su apoyo para frenar la medida. Imbroda, en su contrarréplica, dijo que eso del "antifascismo" le suena "rancio" y "añejo". Que haya plantado cara a la propuesta de Vox no implica que Imbroda se acerque al PSOE o a Adelante.
Ahora, queda por saber cuál es el próximo movimiento de Vox.