Si hasta ahora el presidente del Gobierno y del PP no lo tenía claro, la renuncia de Jaime Mayor Oreja a encabezar la candidatura a las elecciones europeas supone la constatación de que algo falla en las filas conservadoras. La negativa del actual portavoz del PP en el Parlamento Europeo a repetir supone la fuga de la primera línea política del principal referente del sector más conservador del electorado del PP.
En los últimos meses, Mariano Rajoy y la dirección nacional del PP han ido recibiendo señales de que se estaba abriendo una brecha entre el denominado "ala dura" de la formación y sus dirigentes. En la coctelera hay diferentes ingredientes: el incumplimiento del programa electoral sobre todo lo que tiene que ver con la subida de impuestos, la gestión del fin de la banda terrorista ETA y la reacción del Gobierno a la doctrina de Estrasburgo que tumbó la doctrina Parot. Es precisamente este último episodio el que acabó con la paciencia de dirigentes, militantes y simpatizantes del partido. Todo ello,azuzado por voces, no de primera línea de la política, pero sí muy respetadas por los más conservadores como las del expresidente José María Aznar o la líder del PP de Madrid, Esperanza Aguirre.
La principal foto de este malestar fue tomada en noviembre. Tras el fallo de la doctrina Parot, la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) convocó una concentración en la madrileña plaza de Colón en señal de protesta por la sentencia. En un reconocido ejercicio de falta de agilidad en la respuesta, la dirección nacional del PP tardó en secundar la iniciativa y en decidir quiénes iban a acudir en representación de la formación.
Mariano Rajoy envió un equipo encabezado por los vicesecretarios generales del partido, que, junto a la actual dirección del PP de Euskadi, fueron abucheados e insultados. Los asistentes les echaban en cara no haber hecho nada por frenar a Estrasburgo. E incluso les reclamaban el incumplimiento de la sentencia. Mayor Oreja también estuvo ese domingo en la concentración. Pero, junto a la presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, se libró de los gritos. "Jaime tomó nota. Constatar el malestar de las víctimas del terrorismo, referente moral del PP, le dolió", cuenta uno de sus compañeros.
Además de haber presidido el PP de Euskadi –nació en San Sebastián–, Mayor Oreja fue ministro del Interior con José María Aznar y una de las voces más escuchadas en materia de política antiterrorista. En los últimos meses ha sido muy insistente en la idea de que ETA "está agazapada, esperando su momento". Un mensaje que choca con el oficial del PP y del Gobierno, que dan por derrotada a la banda.
De noviembre a ahora, mientras a Rajoy le llegaban mensajes de cargos del PP que apuntaban a que si quería recuperar al ala dura de su electorado y evitar fugas a UPyD o Ciutadans debía contar de nuevo con Mayor Oreja para Europa, éste veía cada vez con peores ojos repetir como cabeza de lista.
La concentración de la AVT fue el hecho determinante. No obstante, su malestar venía de lejos. El eurodiputado, cuentan quienes le conocen, había asistido silencioso al ninguneo de sus tesis por parte de sus compañeros de partido. Los suyos ya no le escuchaban. Cada declaración suya era rebatida y contestada desde dentro del PP y la dirección nacional del partido se limitaba a actuar de observadora. "Que el PSOE no aceptara sus reflexiones sobre el terrorismo entra dentro de la lógica, lo doloroso es que tu propio partido no te escuche", reflexiona un veterano diputado del PP.
Tampoco el PP de Euskadi era el que él presidió o conoció en las etapas de sus compañeros Carlos Iturgáiz o María San Gil. Una nueva generación, más joven, exponentes del denominado "nuevo PP" se abría paso con otros planteamientos respecto a lo que tiene que ser el fin de ETA. Y dos discursos, dentro de un mismo partido, irreconciliables.
Rechazo a ir en una candidatura rival a Ortega Lara
Paralelamente, el malestar en determinados sectores del PP cuajó en forma de nuevo partido y nació Vox. El exfuncionario de prisiones y víctima de ETA José Antonio Ortega Lara, que se había marchado del PP en 2008 tras el portazo de María San Gil es uno de los principales promotores de esta formación. Este hecho ha sido determinante en la decisión de Mayor Oreja, que no quiere encabezar ni formar parte de ninguna candidatura rival a la de un hombre que, a su juicio, siempre debe ser un referente moral de su partido.
Con estos mimbres, Mayor Oreja se acercó el pasado 24 de enero al palacio de La Moncloa a trasladar a Rajoy su decisión. Ya se lo había adelantado el día 9, justo un día antes de que el líder del PP reuniera al Comité de Dirección del partido en el parador de Toledo. Fuentes conocedoras del contenido de esta reunión sostienen que el presidente del Gobierno le escuchó y le invitó a reflexionarlo antes de dar una respuesta definitiva.
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En la mañana de este lunes, el todavía portavoz del PP en el Parlamento Europeo, se reunió con la secretaria general del PP para comunicarle también la decisión. Ambos acordaron que se haría pública. No pasa por alto que el partido acababa de recibir otro mazazo: la marcha a Vox de Alejo Vidal-Quadras, vicepresidente del Parlamento Europeo.
El otro nombre que sonaba en las quinielas, el del ministro Miguel Arias Cañete, se convierte ahora en el protagonista de todas las miradas. Pero Rajoy sigue dando la impresión de no tener prisa, máxime cuando el PSOE tampoco ha destapado su carta. De apostar por Cañete, pata negra del PP (así se llama a los procedentes de Alianza Popular), el presidente tendría que abordar su primera crisis de Gobierno.
El PP Europeo elige su candidato la primera semana de marzo en Dublín. En el acto, la intención es que los partidos de la familiar del PP de toda Europa lleven a sus candidatos y que se tome una foto de familia. Rajoy es consciente de estos plazos.
Si hasta ahora el presidente del Gobierno y del PP no lo tenía claro, la renuncia de Jaime Mayor Oreja a encabezar la candidatura a las elecciones europeas supone la constatación de que algo falla en las filas conservadoras. La negativa del actual portavoz del PP en el Parlamento Europeo a repetir supone la fuga de la primera línea política del principal referente del sector más conservador del electorado del PP.