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PP y Vox distorsionan los datos sobre violencia de género para justificar su discurso contra la igualdad

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La ultraderecha de Vox ha situado en el punto de mira al movimiento feminista. La noticia no es nueva. El partido pilotado por Santiago Abascal es ferviente detractor de las políticas de igualdad y contra la violencia de género, pero esa tendencia comienza ahora a calar en las filas de otras fuerzas. Los conservadores, inmersos en negociaciones para pactar un nuevo Gobierno en Andalucía, han empezado a asumir el discurso y hacerlo suyo. El líder del PP, Pablo Casado, ya calificó este jueves el asesinato de una joven en Laredo (Cantabria) a manos de su pareja como "la primera víctima de violencia doméstica" y el viernes anunció el inicio de conversaciones con Vox para avanzar en el acuerdo, poniendo en el centro la violencia en el ámbito familiar.

"Sin renunciar a un solo euro para las mujeres ni a una sola coma del Pacto Contra la Violencia de Género, el PP quiere ampliar las garantías y protección a las víctimas de todo tipo de violencia en el ámbito familiar", señalaron los conservadores. "Hombres que han sufrido la violencia familiar, niños, abuelos o parejas del mismo sexo merecen también la protección del Estado. Cada caso merece una atención especial y particular", sentenciaron.

El PP no es el único partido que reproduce un discurso que ya llevaba en su ADN. El secretario general de Ciudadanos, José Manuel Villegas, explicó este viernes que su formación defiende una normativa que luche contra la violencia intrafamiliar pero "sin poner en duda" la "prioridad" de la violencia machista. En una entrevista con Europa Press, el dirigente indicó que se trata de buscar solución a una violencia que se puede dar "con los hijos o en el matrimonio de personas del mismo sexo" y que "también tienen derecho a una protección".

En el año 2015, el partido de Albert Rivera ya aseguraba que "la violencia de género afecta tanto a hombres como mujeres" para seguidamente matizar que "el mayor porcentaje corresponde a la violencia ejercida de hombres hacia mujeres". "La sociedad española no puede tolerar más de 800 muertes de mujeres a manos de sus parejas desde 2003 [...] Tampoco puede permitir, aunque sean muchos menos, las muertes de hombres a manos de sus parejas", decía entonces. De este modo, Ciudadanos proponía elevar "a la categoría de política de Estado la lucha contra la violencia de género y contra la violencia intrafamiliar" y buscar "consenso para establecer una estrategia conjunta donde se desarrollen planes integrales de acción contra la violencia y odio ante los diferentes colectivos".

  Muertes de hombres

Las cifras que recoge cada año el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), a través de su Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género, dan cuenta de la dimensión del problema. Basta con consultar los informes del organismo para entender que el número de hombres asesinados a manos de sus parejas o exparejas es objetivamente menor en comparación con la violencia que sufren ellas. Además, quienes cometen el asesinato u homicidio no siempre son mujeres, de manera que el problema no parece responder a un fenómeno estructural como sí sucede con la violencia contra las mujeres.

En 2008 seis hombres murieron a manos de sus parejas o exparejas, cinco de ellas mujeres. En 2009 la cifra ascendió a diez hombres asesinados y fueron nueve las mujeres que cometieron el crimen. En 2010 fueron siete asesinatos u homicidios, seis a manos de mujeres. Otros siete lo fueron en el año 2011, esta vez cinco cometidos por mujeres. En 2012 cuatro hombres perdieron la vida a manos de sus parejas o exparejas, siendo esta vez las cuatro victimarias mujeres. El 2013 la cifra ascendió a seis y de nuevo la autoría fue femenina en su totalidad. En el año 2014 fueron ocho asesinatos, todos cometidos por mujeres.

El Observatorio realiza además, desde el año 2015, análisis sobre las sentencias que dictan los tribunales en el marco de la violencia doméstica y de género. Según estos últimos análisis, en 2015 se dictaron nueve sentencias condenatorias por la muerte de nueve hombres, seis de ellos asesinados por parejas o exparejas de sexo femenino –aunque una de ellas como cómplice de otro hombre–. En el año 2016 existieron diez sentencias relativas a la muerte de diez hombres, de las cuales siete de los victimarios fueron mujeres. Según los últimos datos de 2017, se registraron cinco sentencias donde la víctima era un hombre y la victimaria, su pareja o antigua pareja, siempre mujer.

Cabe recalcar que los juzgados apreciaron, en varias de sus sentencias, eximentes completas e incompletas de la responsabilidad criminal, relacionadas con el miedo insuperable y la legítima defensa, dos circunstancias que son contempladas en casos en los que las mujeres son víctimas de malos tratos. En varios de los años analizados se repiten las denuncias previas por violencia de género contra alguno de los hombres que perdieron la vida.

A los datos del CGPJ también se suman los resultados del primer informe nacional sobre el homicidio en España, un estudio elaborado por el Ministerio del Interior y cuyas conclusiones advierten que el 62% de los homicidios que se producen en territorio español los cometen hombres contra hombres, mientras que el 28% se realiza de hombres a mujeres y sólo el 7% de mujeres a hombres o el 3% de mujeres contra mujeres.

El número de mujeres asesinadas a manos de sus parejas o exparejas, como consecuencia de la violencia machista, suman 976 desde el año 2003, según la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género. Es decir, entre los años 2008 y 2016 fueron más de 500 mujeres las asesinadas como consecuencia de la violencia machista y menos de 70 los varones que perdieron la vida a manos de sus parejas o exparejas.

Los riesgos del discurso conservador

Tras el discurso compartido por Vox y PP, las alarmas han saltado dentro de todos aquellos espacios que tratan de luchar por la igualdad. Pero las mujeres que así lo hacen cada día están alerta. "Lo veo con preocupación, pero de alguna manera ya lo esperábamos", reconoce Yolanda Besteiro, presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas. Lo cierto es que "cada vez que se produce un avance importante en la consecución de derechos para las mujeres, siempre hay una respuesta patriarcal muy fuerte", estima. En este caso no sólo se trata de las opiniones "radicales de Vox", sino de partidos como el PP "siguiendo su estela".

La posición de los conservadores, dice, es "lamentable" aunque parecía "estar ya superada". De hecho, Besteiro recuerda que en diciembre de 2011 la entonces ministra de Sanidad, Ana Mato, habló de "violencia en el entorno familiar", término que se vio obligada a rectificar apenas dos días después. A partir de entonces "Mariano Rajoy comenzó a asumir el término de violencia de género", de manera que las palabras de Pablo Casado suponen "un paso atrás importante que pretende evitar el avance de las mujeres creando desinformación y difusión de noticias falsas".

María Durán, vicepresidenta de la asociación Themis Mujeres Juristas, afirma que la actitud adoptada por los conservadores es "un modo de ocultar la violencia que sufren las mujeres", de forma que "al generalizar todo tipo de violencia entre la familia se oculta la dimensión que tiene la violencia sobre las mujeres". Y es que la violencia doméstica, recuerda Besteiro, "es la que se produce dentro de la familia" pero en ningún caso se trata de un fenómeno estructural, como aquella violencia que sufren las mujeres por el hecho de ser mujeres. Esa, recuerda, es "la esencia de la violencia de género, que reside en el uso de la fuerza para reforzar la posición de dominio que ostentan los hombres".

Marisa Soleto, presidenta de la Fundación Mujeres, recuerda la importancia del contexto. "No podemos olvidar que la propuesta está basada en una posición de negociación por parte de un partido de ultraderecha que lo que está haciendo es discutir la oportunidad, la utilidad y la justicia de proteger a las mujeres de la violencia que sufren por ser mujeres". Es, a su juicio, "entrar en un juego basado en la demagogia y en la falacia de quienes niegan la necesidad de que las mujeres cuenten con medidas de protección frente a la violencia específica que sufren". Ello además se contrapone directamente con "una parte muy importante de la legislación internacional que está ratificada por España", como el Convenio de Estambul, que aborda la violencia contra las mujeres en todas sus vertientes.

¿Falta de protección?

También es falso que las víctimas de violencia doméstica no estén protegidas. "Están suficientemente protegidas por la ley", dice Besteiro, pero lo que intenta la derecha "es introducir confusión y desinformación, equiparando todas las violencias como si no hubiera una causa detrás", en el caso de los asesinatos machistas la estructura "patriarcal y el blindaje de la hegemonía de los hombres sobre las mujeres". En esencia, subraya, "equipararlas supone desdibujar la violencia de género y todo lo que implica".

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Coincide Durán al recordar que el artículo 173.2 del Código Penal "protege a las víctimas, no sólo a las mujeres, que sufren maltrato habitual en el entorno de la familia". En todo caso, recalca, "no podemos dejar de tener en cuenta que el conflicto o la agresividad en las relaciones interpersonales, cuando la víctima es una mujer tiene toda una carga histórica, cultural, sociológica y de aprendizaje de la vida que hace que todavía la desigualdad entre hombres y mujeres esté en nuestra realidad".

También Soleto rechaza la idea de que no exista protección para las víctimas de violencia dentro de la familia. "La legislación vigente les protege, les auxilia y desde luego no están documentados ni tenemos referencia de problemas de falta de protección" que puedan sufrir estas víctimas. Soleto subraya la existencia de "problemas absolutamente severos que dicen que tenemos que seguir insistiendo en erradicar la violencia contra las mujeres, que además supone un riesgo también para los menores". Según Save the Children, "la violencia de género deja daños psicológicos a veces irreparables en los niños que, junto a sus madres, sufren o son testigos de golpes, gritos, insultos o amenazas de forma continua". Y por eso desde 2015, con el PP al frente del Gobierno, los menores hijos de mujeres víctimas de malos tratos son considerados también víctimas directas. Por otro lado, la Ley de Protección Integral a la Infancia acaba de ser aprobada en Consejo de Ministros, pero la medida ya formaba parte del acuerdo de investidura entre PP y Ciudadanos.

Otro de los supuestos que los conservadores ponen sobre la mesa, la violencia entre parejas del mismo sexo, tampoco goza de impunidad. Sobre esta cuestión opinaban en su día expertas y activistas, que preguntadas por este diario enfatizaban en la necesidad de desmentir el mito en torno a esa supuesta desprotección de las víctimas, cuyas garantías están reconocidas por ser víctimas de violencia doméstica. Además, la Ley de Igualdad LGTBI se encuentra actualmente en la Comisión de Igualdad del Congreso, una norma que existe ya en algunas comunidades y que fue tomada en consideración sin la oposición de los conservadores, que se abstuvieron, tal y como recuerda la abogada experta en derechos humanos Violeta Assiego.

La ultraderecha de Vox ha situado en el punto de mira al movimiento feminista. La noticia no es nueva. El partido pilotado por Santiago Abascal es ferviente detractor de las políticas de igualdad y contra la violencia de género, pero esa tendencia comienza ahora a calar en las filas de otras fuerzas. Los conservadores, inmersos en negociaciones para pactar un nuevo Gobierno en Andalucía, han empezado a asumir el discurso y hacerlo suyo. El líder del PP, Pablo Casado, ya calificó este jueves el asesinato de una joven en Laredo (Cantabria) a manos de su pareja como "la primera víctima de violencia doméstica" y el viernes anunció el inicio de conversaciones con Vox para avanzar en el acuerdo, poniendo en el centro la violencia en el ámbito familiar.

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