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La precariedad laboral de las mujeres se cuela en el debate electoral

Aunque el primer debate electoral arrancó el lunes a las 22:00 horas, los espectadores estuvieron bien atentos a otra cara: el antes y el después. En ese preludio del duelo entre candidatos, una imagen se coló en las pantallas de la audiencia. Se trata de los líderes políticos, cada uno en su atril, preparando el combate mientras dos mujeres se encargan de la parte menos visible: mantener el plató, el campo de batalla, impoluto. Las redes sociales erigieron la imagen como símbolo de una realidad que tiende a permanecer oculta: la feminización de ciertos sectores, la precariedad laboral de las mujeres y el trabajo que recae sobre sus espaldas. Surge en este contexto un interrogante: ¿qué medidas dirigen los partidos a esas mujeres?

La imagen que circula por redes sociales pone rostro a un fenómeno, el del "suelo pegajoso", que no siempre forma parte de las medidas por la igualdad propuestas por las formaciones políticas. El suelo pegajoso tiene que ver con las dificultades de las mujeres a la hora de conciliar la vida laboral y familiar, la doble carga que alimenta el invisible trabajo doméstico y la feminización de los empleos precarios. La imposibilidad del grueso de las mujeres de cambiar sus condiciones sociales y laborales.

 

La teórica feminista Nancy Fraser ha reflexionado ampliamente sobre esta materia y ha concluido que "el feminismo que más se ha escuchado en estos años se ha vuelto corporativo y ha asumido los valores de una sociedad capitalista basada en la competencia y en el desarrollo de carreras y logros personales". Es decir, apela a un feminismo que "se dirige fundamentalmente a romper los techos de cristal" pero que "rara vez se detiene en los suelos pegajosos y mucho menos incluiría una agenda transformadora".

Si bien los partidos han asumido la necesidad de trabajar sobre medidas contra el techo de cristal o por la incorporación de mujeres en puestos de responsabilidad, ¿qué dicen de "las de abajo"? Éstas son las medidas relativas a conciliación, trabajo doméstico o feminización de la pobreza que lanzan los partidos en su carrera hacia el poder.

Conciliación y cuidados

Uno de los problemas de base para las mujeres que quieren incorporarse a la vida laboral es la dificultad para conciliar. El tiempo de cuidados –asumido de forma mayoritaria por mujeres– es en ocasiones incompatible con la actividad laboral y en otras muchas implica inestabilidad en el empleo. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en el año 2017 el 12,8% de las mujeres decía ocupar un puesto de trabajo a tiempo parcial debido al "cuidado de niños o de adultos enfermos, incapacitados o mayores", mientras que el 7,1% alegaba "otras obligaciones familiares o personales". Por el contrario, el porcentaje de hombres que alegan los mismos motivos se reduce a un 1,8% en el primer caso y a un 1,2% en el segundo.

La mejora de la conciliación y el impulso de la corresponsabilidad está bien presente en los programas de los candidatos a entrar en Moncloa. El equipo de Pablo Casado, desde una óptica de familia y fomento de la natalidad, promete aprobar una ley nacional que aborde "de forma integral el cuidado y la educación de los menores" de cero a tres años y "las necesidades de su familia", con el objetivo de facilitar la conciliación laboral. También aprobarán, los conservadores, la tan anunciada ley de apoyo a la maternidad que ampliará "las medidas de conciliación y corresponsabilidad".

El PP planea impulsar la conciliación mediante el "cheque 0-3" de mil euros al año para, dicen, "compensar a las familias con hijos menores de tres años tanto por gastos de guardería y colegio como de cuidadores profesionales". Como herramienta de conciliación, el partido propone el teletrabajo y la creación de "bancos de horas para atender asuntos justificados por necesidades de conciliación". A nivel empresarial, plantean incentivos fiscales para las empresas que contraten mujeres después de la maternidad y, a modo de colofón, la formación prevé un Pacto Nacional para la Conciliación Laboral y la Racionalización de Horarios.

Las propuestas de los conservadores no distan en exceso de las trazadas por el partido de Albert Rivera. Ciudadanos promete flexibilizar las reducciones de jornada por cuidado de hijos o familiares, de manera que "conciliar dejará de ser una misión imposible". Respecto a los permisos de maternidad y paternidad, buscan ampliarlos y equipararlos hasta las 16 semanas por cada progenitor. Los de Rivera apuestan también por el teletrabajo y por bonificar al completo "las cotizaciones empresariales durante una incapacidad temporal por causas relacionadas con el embarazo o parto". También apoyarán, dicen, a las mujeres que se incorporen al trabajo tras la maternidad, bonificando con cien euros al mes, durante dos años, sus cotizaciones sociales.

Ciudadanos también se inclina por incluir un "cheque-guardería" para "avanzar hacia la universalización de la educación infantil de cero a tres años".

El PSOE, por su parte, afirma en las páginas de su programa que "el impacto de la reforma laboral ha sido más intenso en las mujeres y ha dificultado la conciliación". Además existe una "idea simbólica que asocia mujeres con cuidados", de manera que se hace necesario "impulsar la corresponsabilidad en el ámbito del hogar y la desfeminización de los cuidados".

Los socialistas proponen para ello programas de permisos parentales intransferibles, la universalización de la educación de cero a tres año, la cobertura del horario extraescolar de cero a doce años, o la regulación de los horarios, por parte de las empresas, "con mayor racionalidad" y flexibilidad. También garantizan la "universalización de los servicios de ayuda a domicilio".

Para Unidas Podemos, las dificultades a la hora de conciliar están intrínsecamente vinculadas a los baches a nivel laboral. Por eso la formación morada cree que "el fraude de las horas extra" conlleva un desequilibrio de "cualquier organización corresponsable entre los tiempos de trabajo y de vida", por lo que propone la obligación, dirigida a las empresas, de registrar y pagar las horas extra. El partido de Pablo Iglesias desarrolla un razonamiento similar al plantear una jornada laboral de 34 horas semanales, para paliar las desigualdades y proteger "el tiempo de desconexión del trabajo", permitiendo además el teletrabajo o estableciendo "planes de respiro familiar para personas que cuidan".

Respecto a los permisos de paternidad y maternidad, la formación reedita su apuesta por un formato de permisos iguales, intransferibles y remunerados al 100%, siendo la duración de 16 semanas para ambos progenitores y contemplando un aumento de dos semanas al año, hasta sumar seis meses, por cada uno. En sintonía con sus rivales, el partido cree importante garantizar la cobertura universal y gratuita de la educación de cero a tres años y trabajar por una prestación para el cuidado de niños y adolescentes, que ascenderá a los 1.200 euros al año de manera universal y a los dos mil para situaciones de pobreza severa.

Empleadas del hogar

¿Qué ocurre con las empleadas del hogar? Las irregularidades en torno al trabajo doméstico que realizan las 616.900 personas empleadas del hogar –el 88,9% mujeres– es otra de las grandes lagunas por cubrir. De todas ellas, sólo 410.634 están afiliadas a la Seguridad Social, de acuerdo con los datos del Ministerio de Trabajo al cierre de 2018, y todas ellas sufren condiciones discriminatorias respecto a otros trabajadores: no tienen prestación por desempleo, pueden ser despedidas sin causa alguna y están abocadas a pensiones precarias.

Los únicos dos partidos que tratan explícitamente de mejorar las condiciones del trabajo doméstico son dos: PSOE y Unidas Podemos.

El PSOE propone modificar, desde una perspectiva de género, la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, de manera que se valoren "los riesgos profesionales específicos para la salud y seguridad de las mujeres". En este contexto, plantea incorporar además "la salud y seguridad" de las personas que realizan "labores domésticas en hogares privados". Los socialistas aseguran que, de llegar al Gobierno, ratificarán el Convenio 189 de la OIT "con el objeto de consolidar la igualdad de derechos laborales y de Seguridad Social de las personas, en su inmensa mayoría mujeres, que trabajan como empleadas domésticas".

En su programa, Unidas Podemos promete el reconocimiento de la protección por desempleo para las empleadas del hogar y a quienes "reciban prestación para el cuidado de familiares al finalizarse ésta". Hablan, asimismo, de "compensar las lagunas de cotización", uno de los principales problemas que sufren las empleadas domésticas. El objetivo consiste en extender el derecho a completar "el periodo mínimo para tener acceso a una pensión contributiva con las bases de periodos no cotizados", en lo que se conoce como "lagunas de cotización, que perjudican, principalmente, la trayectoria de las mujeres".

También el equipo de Pablo Iglesias mantiene su envite por ratificar el Convenio 189 de la OIT y, por consecuencia, "su entrada de pleno derecho en el Régimen General de la Seguridad Social, lo que implicaría igualar en derechos".

Feminización de la pobreza y de la precariedad

La brecha salarial entre hombres y mujeres, la feminización de ciertos sectores o modelos contractuales precarios –temporalidad, parcialidad–, así como la desigualdad en el terreno de las pensiones evidencian que la pobreza tiene rostro de mujer¿Qué partidos hablan explícitamente de la feminización de la pobreza? Pocos. El PSOE sólo lo hace para referirse a la prostitución como "uno de los rostros más crueles de la feminización de la pobreza", mientras que Ciudadanos y el PP omiten tal realidad.

Unidas Podemos, por su parte, sí insiste en "recuperar derechos en los empleos más precarios y feminizados", garantizando, dicen, "los derechos y las mejoras laborales de las camareras de piso". Proponen, por ejemplo, la posibilidad de jubilarse de manera anticipada sin penalización "debido a la dureza de su empleo". Esto, unido a las medidas relativas al trabajo doméstico, se adoptará también "respecto a otros empleos feminizados y precarizados, como el de las aparadoras de calzado y otros".

La formación de Iglesias recupera igualmente el papel de las mujeres al hablar de la "temporalidad fraudulenta". De llegar al Gobierno, Unidas Podemos promete penalizar "a las empresas que hagan un uso excesivo de la contratación temporal", concretamente en "sectores que se encuentren en una especial situación de precariedad, como ocurre con muchos de los empleos feminizados".

La mayoría de partidos sí se refiere, por contra, al problema de la brecha salarial. El PP se inclina por impulsar un plan contra este fenómeno, a través del blindaje del "principio de igualdad de remuneración por razón de sexo". Pese a la mención, los conservadores no parecen referirse a las trabajadoras que más sufren la precariedad, pues el apartado apela únicamente al apoyo del "emprendimiento de las mujeres en colaboración con las organizaciones de emprendedoras y empresarias".

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Ciudadanos, por su parte, tratará de avanzar hacia la igualdad mediante la lucha contra la brecha salarial. La fórmula: fomentar la transparencia salarial en las empresas, "incentivando la publicación de estadísticas salariales desglosadas por sexo en sus memorias de cuentas anuales".

Algo similar plantea el PSOE, que en su programa habla de mejorar "las condiciones de las mujeres en el ámbito de su independencia económica y, por tanto, de la garantía de las condiciones materiales para tener una vida digna y autónoma". Los socialistas apuestan por profundizar "en materia de transparencia salarial", además de potenciar las inspecciones de trabajo e incrementar el régimen sancionador.

En cuanto a Unidas Podemos, la formación morada propone como receta la creación de una ley de igualdad retributiva "que analizará las remuneraciones y considerará discriminación una brecha de más del 20%", que de ser superada las empresas tendrán que "justificar en los tribunales". Las grandes empresas, además, "tendrán que realizar auditorías salariales y enfrentarse a sanciones en caso de negativa".

Aunque el primer debate electoral arrancó el lunes a las 22:00 horas, los espectadores estuvieron bien atentos a otra cara: el antes y el después. En ese preludio del duelo entre candidatos, una imagen se coló en las pantallas de la audiencia. Se trata de los líderes políticos, cada uno en su atril, preparando el combate mientras dos mujeres se encargan de la parte menos visible: mantener el plató, el campo de batalla, impoluto. Las redes sociales erigieron la imagen como símbolo de una realidad que tiende a permanecer oculta: la feminización de ciertos sectores, la precariedad laboral de las mujeres y el trabajo que recae sobre sus espaldas. Surge en este contexto un interrogante: ¿qué medidas dirigen los partidos a esas mujeres?

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