¿Primarias abiertas, listas plancha o reeditar el pacto andaluz? Tres opciones para que Díaz sume en las urnas
Hace ya dos años que Pablo Iglesias designó a Yolanda Díaz como su sucesora. Lo hizo sin consultarlo con nadie dentro de la cúpula de Podemos. No hubo debates internos ni ningún proceso de primarias para avalar su nombramiento. Díaz, en un primer momento reticente, acabó asumiendo el rol de líder de Unidas Podemos en el Ejecutivo pero lo desvinculó de cualquier obligación con el partido a nivel orgánico. Una decisión de la que el propio Iglesias se arrepintió y que ahora, desde la cúpula de Podemos, vinculan con los problemas que tienen con la gallega, ya que esa transición se produjo sin garantías ni obligaciones.
Ahora es el propio Iglesias el que reclama a su sucesora que celebre primarias abiertas y “vinculantes” para definir una candidatura unitaria en torno a Sumar, el proyecto político que impulsa Díaz. “Hay que dar la palabra a la gente de verdad. Hay que escuchar con carácter vinculante, que la gente decida cómo se va a construir eso”, señaló el otora líder de Podemos hace dos semanas, donde también lanzó una advertencia a Díaz para que la negociación no se haga en los “despachos”. Un mensaje que también comparten desde la cúpula de Podemos, donde Iglesias continúa siendo un referente.
Sin embargo, ese mensaje contrasta con la hemeroteca del propio Iglesias como secretario general, ya que ninguno de los acuerdos de coalición con Izquierda Unida llegó a través de primarias conjuntas. De hecho, ni siquiera Ione Belarra ha utilizado esta fórmula de cara a las alianzas con IU para las elecciones del 28-M. Cada formación ha celebrado sus propias primarias y después han pactado, en los ‘despachos’, los puestos en las listas. Lo cierto es que tanto Díaz como Izquierda Unida son partidarios de definir las listas en primarias, pero la fórmula y el censo elegidos son, a día de hoy, una incógnita.
La vicepresidenta segunda siempre ha defendido que el papel de los partidos en Sumar debe ser secundario, pero el sistema de representación parlamentaria en España obliga a tejer una red de candidaturas provinciales e implica una organización territorial que involucra, directamente, a los partidos. Una red de la que Yolanda Díaz carece ya que Sumar ni siquiera se ha constituido como partido y que necesita para ofrecer una propuesta electoral alternativa. Por ese motivo ha iniciado los contactos con las formaciones llamadas a formar parte de su coalición, aunque desde su equipo han dejado claro que la negociación final no llegará hasta después de los comicios del 28 de mayo.
Los plazos marcados por Díaz no convencen a la dirección de Podemos, que apremia a la vicepresidenta segunda para cerrar un acuerdo cuanto antes. Es más, el coportavoz de Podemos, Javier Sánchez Serna, aseguró que su formación no acudiría al acto de presentación de Díaz a las generales—previsto para antes de Semana Santa— si antes no alcanza un pacto. “Nosotros esperamos que se cierre un acuerdo de coalición entre Podemos y Sumar para poder asistir al acto de presentación de la candidatura de Yolanda Díaz como la candidata de todos, también de Podemos”, señaló. Un acuerdo en el que también se tendrá que decidir la fórmula de las primarias.
La ‘fórmula Podemos’: Primarias abiertas y hacer valer su peso
Desde sus inicios, Podemos ha recurrido a las primarias, fuente de legitimación directa pero también se han constituido como un obstáculo para la transacción entre posiciones: los morados han llegado a celebrar primarias para dirimir el modelo de primarias en Vistalegre, por la polémica interna por el chalé de Iglesias e Irene Montero o la decisión sobre si entrar o no en un gobierno de coalición con el PSOE. La idea que trasladan desde la dirección del partido es que, ante un escenario de partidos tan dispar, Podemos tiene que hacer valer su peso —por ser la formación mayoritaria del espacio— frente al resto.
Aunque la participación de la militancia se ha desinflado en los últimos procesos —en Vistalegre II participaron 155.275 inscritos, frente a los pocos más de 53.000 que avalaron a Belarra como secretaria general en 2021— Podemos tiene una militancia mayor y más activa que la de formaciones como IU, Más País o Compromís. Es decir, el poder de Podemos proviene de su censo y de sus números a nivel electoral. Aquí cabrían tres opciones: que se realice un censo común de todas las formaciones para elegir a los candidatos mediante listas abiertas, lo que dejaría al resto de formaciones en clara desventaja; pactar un porcentaje para cada partido —una suerte de cuota de participación— para garantizar la representación de todos; o, por último, permitir a todo aquel que quiera votar— milite en algún partido o no—. Según trasladan fuentes del entorno de Díaz, la vicepresidenta no vería con malos ojos esta opción.
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Otras de las opciones que plantean algunos miembros del espacio confederal es la de que las primarias no sean abiertas, sino que realice, en primer lugar, una votación para elegir a los cabezas de lista —por ejemplo, Ione Belarra e Íñigo Errejón— y cada uno presente una lista cerrada, lo que se conoce como las listas plancha. Este método, que Podemos aplicó hasta 2016, permitiría marcar toda una lista en las elecciones tanto a órganos internos como para la composición de las listas electorales. Sin embargo, la formación acabó renunciando a él tras las críticas por la falta de voces alternativas a la dirección.
El ‘pacto andaluz’: primarias por separado y negociación posterior
La tercera posibilidad pasaría por reeditar el pacto que se fraguó en Andalucía y que tanto se le complicó a la coalición. Izquierda Unida, Podemos y Más País cerraron su primer acuerdo de coalición electoral, pero Podemos se quedó fuera del registro al agotarse el plazo tras una negociación al límite. El acuerdo concedió a Inmaculada Nieto (IU) la candidatura a la Presidencia de la Junta en detrimento de Juan Antonio Delgado, pero recompensó a Podemos con cuatro cabezas de lista (Cádiz, Granada, Córdoba y Huelva), frente a tres de IU (Málaga, Jaén y Almería) y una de Más País (Sevilla).
Sin embargo, esta alianza no dio rédito a nivel electoral y únicamente cosechó cinco diputados. Además, el grupo acabó roto en el Parlamento andaluz. Díaz aseguró que su futuro proyecto no iría en esa misma dirección: "Mi proyecto no tiene nada que ver", señaló. Sin embargo, en el caso de la alianza con Sumar sí que se plantea la posibilidad de que cada formación realice, de manera separada, sus primarias y después tenga lugar la negociación.