El PSOE intenta aislar a Sánchez de otra derrota histórica en Andalucía

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El PSOE se asoma al abismo. El histórico descalabro de los socialistas andaluces este domingo en uno de sus tradicionales bastiones hegemónicos amenaza con convertirse en un terremoto de magnitudes aún incalculables para el conjunto de la izquierda, en general, y para la calle Ferraz en particular. Las encuestas ya dibujaban un panorama desalentador para los de Juan Espadas, que han vivido su campaña más difícil tras 37 años ininterrumpidos en el Gobierno que se quebraron en 2018 bajo el liderazgo de Susana Díaz. Pero el veredicto de los andaluces aún fue mucho más severo que los sondeos: mayoría absoluta holgada para el PP y 30 escaños para los socialistas, tres por debajo de lo obtenido por la propia Díaz tras perder unos 128.000 votos.

Se trata de una situación inédita para los socialistas en Andalucía, que han perdido por primera vez en todas las provincias andaluzas. Por el momento, nadie en el PSOE andaluz se atreve aún a pronosticar cómo será la gestión y la digestión de unos resultados sobre los que todo el mundo de puertas hacia adentro coincide en calificar con una palabra: "catastróficos". Las notas predominantes de la durísima noche electoral, no obstante, fueron dos: el silencio y la falta de autocrítica. Muy pocos en el PSOE se sentían con ánimos de contestar mensajes o llamadas para hacer una valoración general de lo sucedido. Y mucho menos para contestar preguntas en público. Pero tampoco nadie fue capaz de verbalizar algún error en el rumbo de un proyecto que resultaba hegemónico hasta hace muy poco.

El primero en salir fue el candidato, Juan Espadas, que se atrevió a concluir que la campaña electoral "le había sentado bien" al PSOE. "Nuestro objetivo no era otro que el de la movilización del electorado y no lo hemos conseguido, creo que ha sido más baja que en 2018. Y cuando la participación es baja es la izquierda la que suele sufrir", dijo a pesar de que el dato de participación oficial de este domingo es casi dos puntos superior a la de hace cuatro años. Espadas no abrió la puerta a una hipotética dimisión, al menos de momento, sino al contrario: "Desde mañana soy el jefe de la oposición y estaremos en pie para volver a recuperar la confianza de Andalucía", concluyó invitando a la prensa a guardar sus preguntas hasta el día siguiente.

Ferraz intenta salvaguardar a Sánchez

La consigna ahora en el PSOE es clara: salvar a toda costa la figura del presidente del Gobierno de la hecatombe vivida en Andalucía y de la serie de derrotas electorales encadenadas tras los comicios de Madrid y Castilla y León. Y con esa misión salió la vicesecretaria general, Adriana Lastra, en comparecencia pública: "El PSOE sigue liderando las encuestas nacionales", quiso subrayar antes de restarle trascendencia a los resultados refiriéndose a Andalucía, junto a Madrid y Castilla y León, como "tres territorios favorables al PP".

Lastra le afeó a Juanma Moreno haber convocado unas elecciones "por su propio interés y no por el de los andaluces", refiriéndose igualmente a una baja participación. "El dato demuestra que Moreno ha buscado unas elecciones con desmovilización y baja participación", criticó. El primer balance que trasladan los socialistas pareciera incluso mostrar una lectura optimista de cara a las generales tras concluir que la gente premia a los gobiernos que han gestionado la crisis de la pandemia. Eso sí, la número dos de los socialistas aseguró que, en la de Juanma Moreno, gran parte del mérito es del Gobierno central: "La consolidación de los gobiernos que han contado con más recursos para hacer frente a la pandemia se ha producido gracias a políticas socialdemócratas. Es evidente que Moreno Bonilla ha llegado a las elecciones tras superar la crisis del covid con los ingentes recursos aportados por el Gobierno de España", dijo.

El PSOE se asoma al abismo. El histórico descalabro de los socialistas andaluces este domingo en uno de sus tradicionales bastiones hegemónicos amenaza con convertirse en un terremoto de magnitudes aún incalculables para el conjunto de la izquierda, en general, y para la calle Ferraz en particular. Las encuestas ya dibujaban un panorama desalentador para los de Juan Espadas, que han vivido su campaña más difícil tras 37 años ininterrumpidos en el Gobierno que se quebraron en 2018 bajo el liderazgo de Susana Díaz. Pero el veredicto de los andaluces aún fue mucho más severo que los sondeos: mayoría absoluta holgada para el PP y 30 escaños para los socialistas, tres por debajo de lo obtenido por la propia Díaz tras perder unos 128.000 votos.

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