El PSOE decide descafeinar su plan de reforma constitucional para evitar líos internos

Cuenta atrás. Quedan menos de tres semanas para que el PSOE alumbre, en su reunión del Consejo Territorial, su propuesta de cambio de la Constitución para consagrar un Estado federal. Los papeles se intercambian, las negociaciones se aceleran y se busca el común denominador. Y en esa búsqueda del consenso entre Ferraz y las federaciones muchos dan por descontado que habrá que despojar el texto final de concreciones, justo para favorecer el acuerdo. Especialmente, aunque no sólo, en un tema siempre vidrioso y complejo, con intereses encontrados, como el de la financiación autonómica. Eso sí, la dirección no acepta que se trate de una forma de descafeinar el texto para evitar enfrentamientos internos. Un relevante dirigente federal prefiere hablar de "reconducir el documento para quitarle todos los detalles innecesarios" y que sea "asumido por todos". La sustancia, el salto operado por el PSOE, de cualquier modo, se mantiene, y es la apuesta por cambiar la Ley Fundamental de 1978 para hacer de España un Estado federal

Ayer, Alfredo Pérez Rubalcaba presidió una doble cita en la sede federal, en Madrid. Primero, la ejecutiva. Y después, el almuerzo con seis miembros de la dirección que son a la vez secretarios generales de seis federaciones: José Antonio Griñán (Andalucía), presidente del partido; Javier Fernández (Asturias), coordinador del Consejo Territorial; Patxi López (Euskadi); Pachi Vázquez (Galicia); Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha) y Francina Armengol (Baleares). A ellos se sumó Elena Valenciano, la vicesecretaria general, y Ramón Jáuregui, el responsable de los trabajos de la Conferencia Política y coordinador del documento que se llevará al Consejo Territorial del 6 de julio en Granada. 

La comida, según relataron posteriormente fuentes oficiales, fue "muy positiva" para "seguir avanzando" en el texto de modelo federal. Todavía quedan reuniones con el resto de secretarios generales y, singularmente, con el líder del PSC, Pere Navarro, con quien cuadrar las conclusiones será mucho más trabajoso. No obstante, la dirección se mostró "convencida" de que se logrará el apoyo de "todas las federaciones" al documento territorial. Incluido el PSC, claro. La suma de Navarro permitirá además rubricar el nuevo marco de relaciones entre las dos fuerzas hermanas. 

¿En qué se avanzó ayer? "Hemos comentado que lo mejor es ir a un documento de principios en el que todos nos sintamos cómodos. Principios que todos podemos compartir y que contenga premisas claras para caminar hacia la federalización del Estado. Un documento que plantee una alternativa en la que quepamos todos", sintetizaba uno de los miembros del encuentro. Ferraz y los barones creen que sobre todo es importante tender hacia planteamientos más simples en un asunto tan escurridizo como la financiación autonómica. Por varias razones: porque la Constitución –que es lo que el PSOE está exigiendo, una reforma de la Carta Magna– no puede entrar en mucho detalle y porque no tendría "mucho sentido", subrayan, que las federaciones se "pelearan" entre sí cuando todavía no se está discutiendo a fondo el modelo y porque no es el PSOE el que está en el Gobierno y el que tiene que pactar con las comunidades, sino el PP. "Detalles de financiación autonómica, no. Nunca estuvo en nuestro ánimo. No corresponde. Hablamos de cambiar la Constitución", apuntaba una estrecha colaboradora de Rubalcaba.

"No hace falta precisar las comas"

Un ejemplo: el principio de ordinalidad, tan citado y querido por el PSC. Este garantiza que cada comunidad no pierde posiciones en el ranking una vez se aplica la solidaridad interterritorial. "La filosofía del principio de ordinalidad la reconoce hasta el Tribunal Constitucional, y tiene carga de lógica, pero no para llevar a la Carta Magna", indicaban fuentes de la dirección. Otra polémica alentada por el PSC: el concierto económico vasco y el convenio navarro. "Concierto sí, cupo revisable", zanjaba ayer Rubalcaba en rueda de prensa. Patxi López, exlehendakari y secretario general de los socialistas vascos, tejió una firme defensa del concierto durante la ejecutiva, según las fuentes contactadas. 

"No hay que dibujar del todo el modelo. Este es un debate que comienza ahora, y que además no depende sólo del PSOE, porque una reforma de la Constitución concierne a las demás fuerzas", se analizaba desde una pequeña federación que ayer acudió a la reunión. Desde otro territorio, de más peso, se resumía la situación con más crudeza: "Sobre principios generales se puede alcanzar el consenso, no sobre una gran concreción. Es la única manera de que no haya lío. Lo que queremos evitar es hacer locuras a destiempo". 

"La filosofía que preside no es la de una mesa negociadora con números y propuestas de los Gobiernos autonómicos. Aquí no estamos los Gobiernos. No hemos de olvidar la perspectiva –aconsejaba ayer un alto cargo de la ejecutiva en declaraciones a infoLibre–, la voluntad de hacer una propuesta que dé una salida en un momento crítico, donde confluyen las tensiones recentralizadoras con las tensiones de autodeterminación. No hace falta precisar las comas, sino ir a los principios fundamentales". Esa palabra, "principios", es la que ayer lunes, en rueda de prensa, esgrimió el mismo Rubalcaba. Conclusión: ahora se trata de podar el texto original de Jáuregui, de unos 40 folios, "voluminoso", para llegar a una síntesis que plazca a todos. "Reconducir el documento para quitarle los detalles innecesarios. Reescribirlo para que pueda ser asumido por todos", según el resumen de un dirigente de primer nivel. Firmar un documento "de mínimos", como señalaban desde el equipo de Griñán. 

Dotar al PSC de un "discurso potente"

Fuentes oficiales recordaban, en ese sentido, la propuesta aprobada por el Consejo Territorial del PSOE en Santillana del Mar (Cantabria) el 30 de agosto de 2003: 14 páginas, en las que los elementos de cambio se concentraban en las últimas ocho. El Consejo Territorial del próximo 6 de julio en Granada lo que busca precisamente es un Santillana II, una actualización de ese documento de hace diez años. Ferraz no cree que la propuesta pueda quedarse corta o resulte vaga o imprecisa. Sin embargo, un alto cargo de una federación tan importante en números como la valenciana –cuyo secretario general, Ximo Puig, no acudió al almuerzo por no ser miembro de la ejecutiva federal–, aun estando de acuerdo con esa música, advertía: "Debemos buscar un acuerdo, pero que sirva para algo, que el documento diga algo". Las tesis del PSPV son, en algunas cuestiones como la financiación, coincidentes con las del PSC. 

Ahí está el quid. Un documento que pueda ser asumido también por Navarro, que le proporcione un "discurso político potente en Cataluña", donde la presión por el desafío soberanista no se alivia. "Hay que darle un balón de oxígeno al PSC", convenía una dirigente. Desde Ferraz se insiste en que la reforma "no se hace sólo" para sus compañeros catalanes, sino que se trata de una "reflexión" más profunda sobre las tensiones territoriales. "Tenemos la enorme oportunidad de abordar el problema de Cataluña y de otras comunidades bajo el prisma de una política grande. El PSC abandera esa posición, se hará fuerte y se abrirá paso", respiraban convencidas fuentes de la dirección federal. Desde el PSC, por su parte, ya se celebraba que el PSOE haya asumido el discurso de España federal y consideraban posible la convergencia

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Clarificar las competencias o suprimir el Senado

En el almuerzo, según relataron algunos asistentes contactados por este diario, no se deslizaron críticas abiertas a Navarro, pero sí flotaba un cierto "ambiente" de incomodidad hacia declaraciones públicas, "de un lado y de otro", del líder del PSC y de otros como el extremeño Guillermo Fernández Vara, que llamó directamente a romper con el partido hermano y crear una federación del PSOE en Cataluña. Posibilidad descartada taxativamente por la cúpula federal. De hecho, en la comida se constató que el ánimo de las seis federaciones invitadas es mantener los lazos con el PSC y trabajar por el acercamiento, no por la secesión, y para ello se concedió un "amplio margen de negociación" a Rubalcaba, Griñán y Fernández. "Aunque eso también depende del PSC", según se afirmaba en el entorno de uno de los territorios más recelosos, Castilla-La Mancha. Esta y Asturias, sin embargo, reconocieron que merecía la pena un "esfuerzo" por su parte para "dar una salida" a la díficil encrucijada de los socialistas en Cataluña. 

Aún restan, pues, tres semanas para buscar el consenso. Y son 14 los puntos de reforma de la Constitución planteados en la iniciativa de Jáuregui. Uno es la financiación autonómica, claro. Los otros: incorporar a la Carta Magna el mapa de las autonomías, clarificar la distribución de competencias, determinar y "reconocer" los hechos diferenciales, constitucionalizar la participación de las CCAA en la gobernación del Estado, introducir los instrumentos federales de "lealtad y colaboración", reducir el entramado administrativo y eliminar duplicidades, reformar el control constitucional de las reformas de los estatutos, asegurar la igualdad de los españoles en prestaciones básicas, superar las barreras de la unidad de mercado, mejorar la información a los ciudadanos, descentralizar los órganos federales, suprimir el Senado y crear una Cámara de representación territorial y hacer que esta asuma nuevas funciones e instituciones. Ayer se decidió añadir otro elemento de debate: la descentralización de la Justicia

Cuenta atrás. Quedan menos de tres semanas para que el PSOE alumbre, en su reunión del Consejo Territorial, su propuesta de cambio de la Constitución para consagrar un Estado federal. Los papeles se intercambian, las negociaciones se aceleran y se busca el común denominador. Y en esa búsqueda del consenso entre Ferraz y las federaciones muchos dan por descontado que habrá que despojar el texto final de concreciones, justo para favorecer el acuerdo. Especialmente, aunque no sólo, en un tema siempre vidrioso y complejo, con intereses encontrados, como el de la financiación autonómica. Eso sí, la dirección no acepta que se trate de una forma de descafeinar el texto para evitar enfrentamientos internos. Un relevante dirigente federal prefiere hablar de "reconducir el documento para quitarle todos los detalles innecesarios" y que sea "asumido por todos". La sustancia, el salto operado por el PSOE, de cualquier modo, se mantiene, y es la apuesta por cambiar la Ley Fundamental de 1978 para hacer de España un Estado federal

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