La crisis de la dirección federal del PSOE con su federación gallega es como un fuego que nunca se apagó del todo, y cuyos rescoldos siguen bien vivos. Alfredo Pérez Rubalcaba y Pachi Vázquez llegaron a un acuerdo hace un mes para encarrilar el procedimiento de elección del secretario general del Partido dos Socialistas de Galicia (PSdeG-PSOE). Ayer lunes, como adelantó infoLibre, los dos constataron que ese pacto ya no existe en la reunión de la ejecutiva federal. El próximo viernes, si las negociaciones de última hora no prosperan, el PSdeG alumbrará el reglamento para celebrar sus primarias consultivas sin el consentimiento de la sede federal, Ferraz, y de otros barones territoriales. La confrontación, pues, ha regresado.
Vázquez, confirmaban anoche en su círculo más cercano, "no dará marcha atrás" este viernes. Ese día se citan los 400 dirigentes que componen el Comité Nacional, el máximo órgano de dirección del partido en Galicia. El secretario general defenderá su propuesta de reglamento y pedirá a los suyos que lo refrenden. A saber: la convocatoria de unas primarias consultivas el 1 de junio. En ellas, los 10.000 militantes del PSdeG tendrán dos papeletas: una para votar directamente al nuevo líder, y otra para designar a los delegados al congreso autonómico, que se celebrará un mes más tarde, el 6 de julio. Vázquez, el secretario general saliente, cree que la decisión "no incumple los estatutos", porque estos no prohíben expresamente que se pregunte a la militancia en referéndum a quién quieren para dirigir el partido. Y espera un respaldo similar al que recibió el pasado 2 de marzo, cuando más del 90% de los miembros del Comité Nacional avaló la consulta directa a los afiliados.
Los colaboradores de Vázquez apuntan que el conflicto ha surgido en Galicia porque tocaba nombrar número uno tras el descalabro electoral de las autonómicas del pasado 21 de octubre –el partido bajó de 25 a 18 diputados–, pero "habría emergido igual en cualquier otra zona de España, porque la pulsión de la base es la misma: los militantes quieren hablar, y lo cuentan a diario a los dirigentes".
"No se entendía que hubiera una sola papeleta"
Ferraz no comparte la visión del PSdeG. Cuando el Comité Nacional propuso el 2 de marzo el referéndum entre los afiliados, intentó buscar la conciliación, una fórmula que satisficiera las ambiciones de Galicia y al tiempo no contraviniese los estatutos federales aprobados en 2012, que consignan que al secretario general lo eligen los delegados en un congreso. El 19 de marzo, tras una reunión de Rubalcaba y Vázquez en Madrid, se acordó que en las siguientes semanas se redactaría "un reglamento ad hoc" que establecería que "las candidaturas para la elección de delegados que se presenten en las agrupaciones" fueran "encabezadas por los respectivos candidatos a la Secretaría General", según rezaba la nota oficial. Los militantes, al votar a los compromisarios, estarían manifestando a su vez a quién querrían de líder, ya que estos delegados acudirían al congreso con un "mandato expreso". Ferraz quería evitar a toda costa un conflicto de "legitimidad". Esto es, que de la consulta saliera designado un líder del partido, y del cónclave, otro.
Los problemas vinieron cuando tocó desarrollar ese "reglamento ad hoc". Fuentes próximas a Vázquez señalaban ayer que, por aquel acuerdo del 19 de marzo, "no se entendía que hubiera una sola papeleta", con el nombre del aspirante al liderazgo y de los delegados que le apoyasen en cada agrupación. Vázquez defendió que hubiese una sola urna si se quería, pero sí dos papeletas, una con el aspirante a secretario general y otra con los compromisarios para el congreso.
Ayer, Rubalcaba comunicó a la ejecutiva que se había resquebrajado el acuerdo del 19 de marzo en presencia de Vázquez, también miembro de la cúpula federal. Y trasladó que cualquier propuesta de cambio de estatutos debería elevarse al Comité Federal. Problema: el próximo Comité Federal está programado para el próximo 20 de julio, después del proceso de primarias y congreso planteado por el PSdeG. "Los gallegos podrán pasar el verano sin tener nuevo número uno", justificaba anoche un portavoz oficial, quien no obstante animaba a esperar al resultado del diálogo de esta semana. Si no cuaja y Galicia sigue adelante con su mecanismo, Madrid intentará frenar el desafío, pero no adelantó cómo. "La ejecutiva federal es soberana, pero todo a su tiempo", subrayaba esta fuente próxima a Rubalcaba. "La dirección tiene la obligación de cumplir y hacer cumplir los estatutos. No hay otra vía", apuntalaba otro responsable.
Apoyo de López, Fernández y Page a Rubalcaba
Dentro de la ejecutiva, tres barones territoriales –el vasco Patxi López, el asturiano Javier Fernández, y el manchego Emiliano García-Page–, "junto con otros dirigentes", apoyaron expresamente la posición de Rubalcaba. No estaba en la reunión el andaluz, José Antonio Griñán. Pero ayer los escuderos del presidente de la Junta consultados por infoLibre se alinearon con Ferraz: "Nos situamos del lado de Alfredo. Los estatutos son los que son y son las reglas que nos dimos en el congreso de Sevilla".
"Yo he defendido desde hace años que la militancia elija a su secretario general –remarcaba un importante responsable valenciano–, lo llevé a Sevilla y lo perdí. Pero ahora no podemos alterar las reglas del juego a mitad del partido porque nos conviene. Las normas son fundamentales en democracia. Hay que hacer las cosas bien, no que cada uno apele a su derecho a decidir. Hay un marco legal, y si no nos gusta, cambiémoslo, pero no así, y menos con reuniones bis a bis con Alfredo". Otro barón contactado por este diario tachaba el comportamiento de Vázquez de "desleal" y conminaba a Ferraz a "detener" el movimiento si no hubiera marcha atrás. Un alto mando andaluz no descartaba incluso que se destituyese al jefe del PSdeG y se montase una gestora.
Entre los que sí respaldaban la actitud de Galicia se encontraba la federación madrileña, que en el cónclave de Sevilla también demandó que al líder lo eligieran las bases. "Empatizamos con lo que dice el PSdeG porque comprendemos lo que dice la militancia. Es razonable. Es una cuestión además de voluntad política, no de estatutos", precisaban casi con las mismas palabras dos fieles muy próximos a Tomás Gómez, quienes emplazaban a las dos partes a "arreglar" el conflicto conscientes de que la guerra abierta "no tendría sentido".
En el entorno de Rubalcaba no se explicaban por qué Vázquez había dado un golpe encima de la mesa después de pactar una solución hace un mes, aunque indicaban que podría haber sucumbido a la presión de algunos mandos orgánicos autonómicos. "Dice que la militancia no lo soportaría, pero no sé en qué ámbito se ha pronunciado la militancia, porque no ha habido otro Comité Nacional desde el 2 de marzo", analizaba un cargo cercano al líder del PSOE. "Pachi firmó algo que no era capaz de hacer cumplir entre los suyos", sentenciaba un miembro del equipo de confianza de Griñán. Los más condescendientes aseguraban sin embargo que la redacción del 19 de marzo era "extraña", por cuanto mutilaba el espíritu de las primarias y, al ligar el nombre del candidato con el de los delegados, podría aflorar "divisiones" en las agrupaciones.
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"Sensación de inestabilidad"
Fuentes de la dirección gallega esgrimieron que no hay violación de estatutos, que le asiste la fuerza de la razón y enfatizaron que no comparten la idea de llevar todo el proceso a después del verano. "Ferraz propone una reforma de la Constitución, suprimir el Senado... cosas que no están en la mano del PSOE y en cambio no quiere dar la voz a la militancia, que sí está en su mano. Eso no se sostiene. Nuestro objetivo es revitalizar el partido. ¿A quién le importa que haya una o dos papeletas? Sólo a algunos jefes. Lo que planteamos es un ejercicio de democracia directa". Vázquez recibirá previsiblemente el respaldo de otro de los hombres que más ha defendido las primarias consultivas y que ha sonado como posible candidato, Fran Caamaño, secretario provincial de A Coruña. Desde el entorno del exministro de Justicia anunciaron que pedirán que se ratifique el viernes el acuerdo del anterior Comité Nacional, pese a que ello implique "consecuencias" impuestas desde Madrid.
En las últimas horas también preocupaba en algunos foros el encadenamiento de crisis internas. La espiral de la que Rubalcaba parece no salir nunca. La semana pasada desajustó los planes de la cúpula que se supiera que Eduardo Madina se planteara competir por el liderazgo del PSOE, opción que él mismo no descartó ayer. "Damos sensación de inestabilidad, de que no se acaban de cerrar los temas, de que los fuegos no se apagan", enjuiciaban desde la federación madrileña. "Debilidad", añadía un cargo valenciano. "Cuando estamos en la oposición, hay quienes se dedican a enredar", agregaba otro conocido barón regional, quien al menos extraía una lección positiva: que, pese a la zozobra interna, "a los ciudadanos les sigue interesando qué ocurre en el PSOE".
La crisis de la dirección federal del PSOE con su federación gallega es como un fuego que nunca se apagó del todo, y cuyos rescoldos siguen bien vivos. Alfredo Pérez Rubalcaba y Pachi Vázquez llegaron a un acuerdo hace un mes para encarrilar el procedimiento de elección del secretario general del Partido dos Socialistas de Galicia (PSdeG-PSOE). Ayer lunes, como adelantó infoLibre, los dos constataron que ese pacto ya no existe en la reunión de la ejecutiva federal. El próximo viernes, si las negociaciones de última hora no prosperan, el PSdeG alumbrará el reglamento para celebrar sus primarias consultivas sin el consentimiento de la sede federal, Ferraz, y de otros barones territoriales. La confrontación, pues, ha regresado.