LA PORTADA DE MAÑANA
Ver
La “contienda atronadora” es más ruido que parálisis: cinco acuerdos entre PSOE y PP en la España de 2024

El PSOE llega a su convención con Pedro Sánchez debilitado y Susana Díaz ausente

6

Tan sólo unos meses atrás, se habría visto como improbable que el PSOE llegara a su primer gran acto de partido desde el congreso extraordinario que encumbró a Pedro Sánchez con visibles costurones internos. Pero los hay. El liderazgo del secretario general, medio año después de haber sido elegido, es cuestionado, de manera casi directamente proporcional al sinfín de especulaciones sobre la ambición de Susana Díaz para dar el salto a Madrid. Todo ello en un clima muy enrarecido por el controvertido encuentro entre José Luis Rodríguez Zapatero, José Bono y Emiliano García-Page con los números uno y dos de Podemos, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón. Un formidable ruido interno que tendría que amortiguarse este fin de semana en la Conferencia Autonómica que los socialistas celebran este fin de semana en Valencia con la ausencia, precisamente, de una de sus protagonistas, Díaz, convaleciente por un fuerte catarro.

El PSOE había preparado con mimo este cónclave, el primero de lanzamiento de la campaña, el primero en el que podía reunir a todos sus candidatos autonómicos y proyectar las líneas maestras de su oferta programática para las elecciones del 24 de mayo. Comparecía, como presumían los coordinadores de la convención, los miembros de la ejecutiva federal Antonio Pradas y Meritxell Batet, con los "deberes hechos", ya que a diferencia del resto de partidos, todos sus cabezas de lista han sido ya elegidos, y la maquinaria está puesta a punto. La prioridad, pues, es reflejar "otra forma de hacer" –lema, precisamente, de la conferencia–, demostrar que los socialistas son los únicos que proponen un "cambio seguro", como tantas veces repite Sánchez por contraposición a Podemos. Pero las jornadas en Valencia tienen también como meta primordial visualizar una foto de unidad, de cierre de filas. Al menos, hasta los comicios de mayo. 

"El objetivo del PSOE es frenar la brecha social, la desigualdad, defender lo público, como la sanidad y la educación y el retorno de los jóvenes”, así como "reforzar las candidaturas y el proyecto de cambio del PSOE para las comunidades autónomas", remarcó el secretario de Organización, César Luena, este viernes en su visita a las instalaciones donde se celebra la conferencia, en el Palacio de Congresos de Valencia. 

Los ejemplos de los Gobiernos socialistas

Esa "otra forma de hacer" quería ilustrarse con el ejemplo de Andalucía y Asturias, las únicas dos autonomías con presidente socialista, Susana Díaz y Javier Fernández. Por eso ambos, según la programación prevista, eran los que iban a inaugurar la conferencia, junto con el cabeza de lista por la capital del Turia y el primer secretario del PSC, Joan Calabuig y Miquel Iceta. Después seguirían tres mesas redondas sobre los ejes claves de la oferta socialista –radicalidad democrática e igualdad, alternativa económica y defensa del Estado del bienestar–, en las que participarían todos los cabezas de lista autonómicos, salvo la navarra María Chivite, que está en la recta final de su embarazo.

Pero Díaz no se moverá de Sevilla. Padece "un fuerte catarro", según fuentes muy próximas a la presidenta de la Junta. Los facultativos le han aconsejado que no salga de casa para no alargar el periodo de baja y afrontar su campaña electoral, la que culminará en los comicios anticipados del 22 de marzo, en mejor forma. La jefa del Ejecutivo autonómico está además embarazada de tres meses.

Díaz sí quería acudir a la conferencia. A fin de cuentas, podría brillar en la primera jornada, justo después de haber convocado las elecciones andaluzas, perdida la confianza con IU. Y era esperada su imagen de reconciliación con Sánchez, con quien no coincidía públicamente desde el Consejo de Política Federal que se celebró en Zaragoza el 16 de noviembre. Esa foto del reencuentro no se producirá.

Ferraz quiere evitar a toda costa dar la impresión de que la ausencia de Díaz arruina la convención o rebaja sus expectativas. "Para nada", dijo Luena cuando fue preguntado por los periodistas, aunque "evidentemente" a la dirección federal le habría "gustado" que estuviera en Valencia. "Pero, como saben, debe descansar y recuperarse" de la gripe, añadió. El secretario de Organización resaltó que hay 2.400 militantes inscritos y serán ellos los que tengan el protagonismo de la cita. La cúpula de Sánchez cree que pensar que la baja de la baronesa andaluza desluce el cónclave es injusto tanto para los participantes como para los candidatos y barones presentes. Es más, su ausencia hará recaer todo el protagonismo en el jefe, que intervendrá en la clausura. Se evitará así calibrar cada gesto, cada palabra, cada referencia fuera del guión andaluz, cada ovación (mayor o menor a la que de Sánchez). No habrá medidores. 

Círculo de discrepantes

"No afecta a la imagen de unidad que queremos proyectar. No sólo está Susana. La gente está muy cansada, muy cabreada", señala una integrante de la ejecutiva federal. Ella, como otros miembros de la cúpula, y como el propio Sánchez, han vivido con "incomprensión", desconcierto e incomodidad la tormenta interna de las últimas semanas. El secretario general y sus colaboradores no entienden por qué ha crecido el nerviosismo, por qué se cuestiona su liderazgo tan pronto. 

Varios elementos han contribuido a la confusión. De un lado, el palpable distanciamiento de Díaz y de la federación andaluza, la que más ayudó a Sánchez a batir a Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias, frialdad que también se percibe en la dirigencia de otros grandes territorios, como Valencia o Castilla-La Mancha. De otro, el malestar evidente de primeros espadas como el expresidente Zapatero, el exministro Bono o el ex vicesecretario general José Blanco, o los recelos que despierta la actitud de Carme Chacón, secretaria de Relaciones Internacionales de la ejecutiva. Otros barones, en cambio, defienden al secretario general sin medias tintas, apelando a la "legitimidad" que recibió del voto militante, caso del extremeño Guillermo Fernández Vara y del asturiano Javier Fernández. Precisamente quienes no se adhirieron a la operación Susana el año pasado –el club de secretarios autonómicos que pidieron a la presidenta andaluza que diese el paso al frente y pujase por el liderazgo del partido y que luego, cuando ella dijo no, volcaron sus apoyos hacia Sánchez– y quienes apoyaron abiertamente a Madina. También le respalda el catalán Miquel Iceta. 

Las críticas a Sánchez son conocidas: sentó mal que se centrase en su "promoción personal" y en que diese por hecho que sería el candidato a la Moncloa, cuando las primarias abiertas ni se han convocado; o que no se haya profundizado en "el proyecto", preocupa que el partido sigue sin remontar en las encuestas, inquieta el avance de Podemos y disgusta que el secretario general "apenas se reúna" con los barones. Entre los que vaticinan un "desastre" en las autonómicas y locales del 24 de mayo, creen que la única solución pasa por que Díaz tome las riendas y sea la candidata. Vía primarias, opción que nunca convenció del todo a Andalucía, o vía congreso extraordinario. En ella ven el tirón imprescindible para salvar el partido del naufragio, fuerza que dicen no ver a Sánchez.

Los defensores del secretario general insisten en que todavía es pronto para juzgar su gestión, que se está "dejando la piel" en la precampaña y se volcará en la campaña, que al menos se ha contenido la sangría y que la valoración del líder, según los sondeos, no es mala. En su entorno indican que "quizá algunos pensaban" que Sánchez iba a ser "más manejable", y él ha demostrado independencia, también respecto a Díaz. 

Sánchez llama a la "responsabilidad"

Dirigentes de peso anticipan que sería "inimaginable" una contienda de la presidenta contra el secretario general en primarias. Creen que sería un error que ella abandonara Andalucía al poco de haber ganado sus elecciones –porque en el PSOE se da por hecho que vencerá el 22 de marzo– para una aventura, la candidatura a la Moncloa, nada segura. Un eventual enfrentamiento entre los dos sería interpretado como una "guerra civil", según un importante barón. 

El adelanto electoral despertó todo tipo de suspicacias dentro, en la medida en que una victoria en las urnas la validaría ante una contienda interna. Pero Díaz ha intentado en los últimos días atajar el debate, negando que esté pensando en Madrid. "Andalucía es el tren que quiero coger, Andalucía tiene presente y futuro, y no tengan duda de que si tengo la confianza de los andaluces, voy a estar donde quiero estar, que es en Andalucía. Quiero estar aquí, en Andalucía", reiteró el pasado lunes, tras firmar el decreto de convocatoria de los comicios. Entre sus razones para adelantar la cita con las urnas se encuentra desmontar el fenómeno Podemos, demostrar que es una fuerza batible y que lo que evidencian las encuestas es una burbuja que no se corresponde con los votos. 

El clima interno no hizo sino empeorar después de que trascendiera la comida entre Zapatero, Bono, Page e Iglesias y Errejón. Un profundo malestar se instaló en la dirección federal, difícilmente disimulable. La reacción ilustró la ruptura de relaciones de Sánchez con el expresidente y el exministro, y el monumental enfado con el secretario general de los socialistas manchegos, a la sazón vocal de su ejecutiva. El último mensaje que dejó el líder fue el pasado lunes, cuando pidió "responsabilidad" a los suyos para que estén "a la altura" del momento. Además, sacó pecho del voto de las bases y advirtió de que las cosas han cambiado y no se guisan en mesas camilla. Las decisiones se toman ya "de manera colegiada", no "entre cuatro, sino entre miles". "Es la cultura política de mi partido y yo me precio y agradezco la confianza de los militantes", añadió. De hecho, uno de los datos que Sánchez y sus colaboradores siempre reseñan es que el jefe socialista es querido por las bases, que le demuestran su afecto en las asambleas abiertas, igual que los electores. 

Debate centrado en la propuesta

"¿Necesita Pedro el aval de Pepe Bono o de Zapatero? No, necesita el apoyo de la gente. ¿Qué apoyos ha perdido entonces?", se preguntan en su círculo más cercano. Sus contrarios, en cambio, dicen que está "solo, aislado", y que ha malbaratado el respaldo de quienes más le auparon a la cúspide del PSOE. 

La convención coincide con los últimos coletazos del pacto de PP y PSOE contra el terrorismo yihadista. En principio, el acuerdo no es muy cuestionado públicamente, pero para firmarlo los socialistas podrían verse obligados a asumir indirectamente la prisión permanente revisable, a la que se oponen frontalmente. No obstante, las negociaciones aún no se han cerrado. Mariano Rajoy y Pedro Sánchez hablaron ayer viernes para limar los últimos flecos y quedaron en continuar conversando

Hacer pronósticos de futuros escenarios resulta hoy enormemente complicado, porque el sentido de las urnas decantará unos procesos y excluirá otros. Por ejemplo, si Díaz fuera derrotada el 22-M, sumiría al partido en una depresión colectiva de la que tendría difícil salir. Una victoria, en cambio, podría actuar de "revulsivo" y ayudar a los candidatos de las autonómicas y municipales del 24-M. Y después de mayo, como indican incluso los más prudentes, "ya se verá qué ocurre". Lo que ocurra entonces será determinante para saber si se reactiva la operación Susana o se consolida Sánchezoperación Susana. Este ya ha prometido que, pase lo que pase, se presentará a las primarias abiertas. 

El PSOE se queja del trato a Podemos: “Mucha coleta en televisión para fragmentar el voto de centro izquierda”

Ver más

Veteranos del partido observan, no obstante, que el furor interno no es nada nuevo. Que también se percibió con Joaquín Almunia en su primer año al frente del PSOE, como se oyó agitar los sables en los primeros meses de gestión de Zapatero. La diferencia es que ambos tuvieron más tiempo para enfrentarse a las urnas, mientras que Sánchez deberá pasar su primer test a los diez meses de ser elegido líder. 

Aun sin Díaz estos dos días en Valencia, lo que se espera es poder proyectar la imagen de unidad y fortaleza del partido y centrar el debate en el proyecto socialista, lanzando definitivamente la precampaña. Para ello, todos los candidatos, a excepción de Chivite, se repartirán entre las tres mesas redondas previstas (radicalidad democrática e igualdad, alternativa económica y defensa del Estado del bienestar). De los diálogos saldrán las líneas maestras que se incorporarán al programa marco, que se espera que esté listo para el mes próximo, aunque un Comité Federal deberá validarlo, igual que las listas y el documento municipal. 

El domingo, en la clausura, se vivira el otro momento central de la convención, con la intervención de Sánchez y el anfitrión de la cita, el líder de los socialistas valencianos y cabeza de lista a la Generalitat, Ximo Puig, de telonero. "El anuncio de Susana nos ha venido bien porque resitúa el debate entre nosotros y el PP, y centra la atención y los esfuerzos en sus elecciones, luego en las de los demás. Así que es probable que no haya ningún movimiento de aquí a mayo –opina un barón–. Porque si nos empezamos a matar como IU, entonces es que estaremos locos de atar". 

Tan sólo unos meses atrás, se habría visto como improbable que el PSOE llegara a su primer gran acto de partido desde el congreso extraordinario que encumbró a Pedro Sánchez con visibles costurones internos. Pero los hay. El liderazgo del secretario general, medio año después de haber sido elegido, es cuestionado, de manera casi directamente proporcional al sinfín de especulaciones sobre la ambición de Susana Díaz para dar el salto a Madrid. Todo ello en un clima muy enrarecido por el controvertido encuentro entre José Luis Rodríguez Zapatero, José Bono y Emiliano García-Page con los números uno y dos de Podemos, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón. Un formidable ruido interno que tendría que amortiguarse este fin de semana en la Conferencia Autonómica que los socialistas celebran este fin de semana en Valencia con la ausencia, precisamente, de una de sus protagonistas, Díaz, convaleciente por un fuerte catarro.

Más sobre este tema
>