PSOE y PP constatan un resurgimiento de los grandes partidos de cara al ciclo electoral

8

Entre el PP y el PSOE no hay puente de diálogo. La distancia es abismal entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. Una batalla a cara de perro. Pero coinciden en algo en los cuarteles generales de La Moncloa y Génova 13: el convencimiento de que en este ciclo electoral se reforzarán los dos grandes partidos y que los ciudadanos se van a refugiar en ellos.

En ninguna de las salas de máquinas de los dos grandes partidos hay miedo a sorpassos ni a tener en la nuca a sus competidores de espectro ideológico. Y fuentes socialistas y populares ven que las cifras del bipartidismo serán mayores que en las anteriores citas con las urnas. Pero, eso sí, se trata de un panorama en el que los pactos y coaliciones serán necesarias. Crecimiento de los grandes partidos pero dentro dentro de la lógica del bibloquismo.

La defunción del bipartidismo, tal y como se conoció durante décadas, se produjo la noche del 25 de mayo de 2014. Una España en crisis fue a las urnas y alumbró un nuevo mapa en aquellas elecciones europeas, abriendo la puerta a Podemos y Ciudadanos. El PP y el PSOE en conjunto lograron su peor resultado hasta entonces, bajando de la simbólica cifra del 50% (cinco millones de votos menos y treinta puntos menos que en los comicios al Parlamento Europeo de 2009). Todo cambió desde entonces.

En 2019 se produjeron las últimas elecciones generales, por partida doble con la repetición tras no formarse Gobierno. En las del 28 de abril, en su conjunto PSOE y PP tuvieron un resultado un poco superior al 45% y en noviembre subieron al 48,81%. Durante la última década en España se puso de moda la palabra sorpasso. En un primer momento el PSOE tuvo que luchar contra Unidas Podemos, mientras que luego el PP ha tenido que hacerlo contra Cs y Vox, que soñaron con superarles.

Por encima de la barrera del 50%

Esas luchas no tienen tanta fuerza como antes y la mayoría de encuestas reflejan que los dos partidos superarán de largo esa barrera psicológica del 50%. Según el último barómetro del CIS, las dos formaciones superarían esa cifra (con un 60,7%, si se suman el 32,7% del PSOE y el 28% del PP). En la muestra de GAD3 para ABC en marzo, el dato sería muy similar, con un 60%, registrando el PP un 32,4% y el PSOE un 27,6%. En la de Simple Lógica para eldiario.es, los dos principales partidos llegarían a un 55,8%, en tanto que el sondeo de InvyMark para LaSexta aupa a PP y PSOE con un 58,21%.

Los cargos del PP, según fuentes del partido, esperan una gran subida de Alberto Núñez Feijóo frente a la época de Pablo Casado. Están convencidos en Génova 13 de que serán la primera fuerza y anhelan hacerlo de una manera muy holgada. Entre los motivos está principalmente la absorción de prácticamente todo el electorado de Ciudadanos y el mensaje de “voto útil” que están desplegando a lo largo y ancho de España. Creen también que la moción de censura de Vox ha servido para que muchos electores de la derecha apuesten claramente por los populares. Defienden, asimismo, en el equipo del líder popular que también pueden ensancharse con la llegada de decepcionados con Pedro Sánchez.

En La Moncloa y en Ferraz están convencidos de que los dos grandes partidos crecerán. “La gente se va a ir más al PSOE y al PP”, sostiene un miembro del Ejecutivo, que lo achaca también a la situación de los nuevos partidos. Además, está el contexto de que han sido unos años duros, con la pandemia y la guerra, por lo que los votantes pueden apostar por las opciones más grandes en momentos convulsos.

Mirando al tercer puesto

Pero este crecimiento de los dos grandes partidos habré también una incógnita que será clave: el tercer puesto. Porque la batalla al final irá de sumas de los bloques, por lo que tendrán que mirar muy atentamente qué pasa bajo sus posiciones en la tabla electoral. En Ferraz están muy atentos al futuro a su izquierda, como comentan fuentes cercanas a Pedro Sánchez: “Esperamos que ese espacio a nuestra izquierda sea lo más amplio posible, y que haya algo más de pragmatismo. No se nos debe olvidar nunca: para transformar hay que gobernar. La derecha y la ultraderecha tienen un acuerdo perfecto”.

Y hacen estos cálculos en la calle Ferraz: “Vox, con un Sumar fuerte, podría perder la mitad de sus diputados en favor del espacio a nuestra izquierda. No es cuestión de trasvase de votos, es la ley D'hont. Lo saben en el PP y en Vox. El PSOE sigue muy fuerte pese a la ofensiva mediática y en todos los frentes, y si hay una segunda opción que supere a Vox, Feijóo no gobernará nunca”.

El politólogo Pablo Simón hace esta radiografía sobre este posible escenario de subida de los grandes partidos: “Las elecciones autonómicas y municipales siempre tienden a ser más bipartidistas que las generales. Esto se entiende de manera más fácil porque en términos organizativos, los nuevos partidos rara vez tienen capacidad para presentar candidaturas en todos los lugares de España. Cuando empiezas a descender a niveles de municipios de menos de 20.000 habitantes, la cosa se va poniendo más complicada”.

“Es evidente que hay dinámicas de realineamiento que hacen pensar que esto va a ser así. En la derecha, si Ciudadanos desaparece, es a favor un poquito de Vox, pero, sobre todo, para el PP. Tiene sentido que los populares tengan mejor resultado que en el pasado”, sostiene el profesor de la Universidad Carlos III, para agregar: “Si en el otro lado tenemos a un Podemos que no tiene capacidad para presentar candidaturas en todas partes, pues el PSOE puede recoger algo de eso en las municipales y autonómicas”. En este sentido, indica: “La prueba más evidente está en que hoy en día no se ocurre pensar en algún sondeo que dé una mayoría absoluta a PP o PSOE. Pero si desciendes a nivel municipal, las hay. Y en nivel autonómico las tienes en Galicia, Extremadura o Castilla-La Mancha”.

Según Simón, “el refuerzo de estos dos partidos obedece, por una parte, a la descomposición de sus rivales, sobre todo en la derecha, pero también a que ellos tienen estructura y cuadros”. “¿Esto en las generales? Habrá que verlo. Se vota en clave nacional. Aunque el PP se refuerce, Vox crece. Y si Sumar crece, eso es porque el PSOE retrocede. No creo que vayamos a ver un retorno a nivel de bipartidismo como el que teníamos en 2008, pero sí tiene sentido que PP y PSOE mejoren sus resultados. ¿Muchísimo o poco? Eso ya lo veremos”, concluye el profesor.

El PP crece principalmente por la desaparición de Cs

Los candidatos del PP dejan el triunfalismo ante el 28M: “Reza por que no tenga que gobernar con Vox”

Ver más

Ramón Mateo, director de Análisis e Impacto Regulatorio de beBartlet, indica que los sondeos evidencian esa tendencia de crecimiento de los dos grandes partidos y señala que, según los datos, los nuevos partidos han tocado ya techo. Y el último fenómeno, Vox, ya ha quedado “descartado” que pueda haber un sorpasso al PP, después principalmente de los resultados en Andalucía. El partido de la ultraderecha, por tanto, entra ya en la lógica de “partidos subalternos”. En el caso de los populares, sostiene, ese aumento se debe a la desaparición de Cs y no a una cuestión de “crecimiento orgánico”.

Y apunta que en la izquierda ya el PSOE pasó esa época con Podemos y que no parece factible que Sumar, más Podemos, pudiera arrebatar en ese bloque la primera posición a los socialistas. 

Son muchos los factores que inciden, señala Mateo, que apunta a un “desencanto” de los nuevos partidos y a que cuando se constata que no van a ser primera fuerza en su espectro la gente va a otra dinámica de competición. Mucha gente puede apostar “por el caballo ganador”, apostilla. Por ello, será clave si el votante hace un voto más estratégico (para impulsar al principal partido del bloque) o uno de preferencia (para condicionar dentro del bloque). Entonces surge otra variable que determinará los comicios generales de este años: qué partido quedará tercero, que puede hacer decantar la balanza. La paradojas de este ciclo es que si uno de los grandes partidos gana con bastantes votos, puede estar hundiendo al otro de su bloque y no sumar luego.

Entre el PP y el PSOE no hay puente de diálogo. La distancia es abismal entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. Una batalla a cara de perro. Pero coinciden en algo en los cuarteles generales de La Moncloa y Génova 13: el convencimiento de que en este ciclo electoral se reforzarán los dos grandes partidos y que los ciudadanos se van a refugiar en ellos.

Más sobre este tema
>