Pugna de poder en el PP catalán: el partido hace equilibrios tras el pulso de Alejandro Fernández a Feijóo

Alba Gil

Barcelona —

El PP catalán se mueve sobre arenas movedizas. Quienes siguen la letra pequeña de la política dicen que el problema no es nuevo, que las señales vienen de lejos, pero lo cierto es que ha sido el pulso de Alejandro Fernández a Alberto Núñez Feijóo el detonante que ha hecho aflorar un malestar que hace tiempo circula por dentro. 

Con un congreso autonómico aún sin fecha marcada y un líder en guerra abierta con la dirección del partido, cada vez son más las voces que dan por hecho el relevo. Aunque ni el presidente del PPC parece tener intención de dar un paso al lado ni tampoco está claro quién intentará arrebatarle el mando. Parten como favoritos en las quinielas nombres como el de la vicepresidenta del PP en la Eurocámara, Dolors Montserrat, o el del alcalde de Castelldefels, Manu Reyes, pero aún está por ver si se lanzarán a la carrera.

Según las fuentes consultadas, lo que subyace es la pugna por la estrategia que deben seguir en Cataluña tras la debacle electoral de los últimos años. En los comicios autonómicos de 2021, la formación cosechó de la mano de Fernández el peor resultado de su historia en el Parlament, con tres escaños y el 3,85% de los votos, convirtiéndose así en la última fuerza de la cámara. El batacazo fue incluso peor que el de 2017, cuando el PPC cayó al sexto lugar liderado por Xavier García Albiol.

En el terreno de las generales, el balance tampoco ha sido mucho mejor. En abril de 2019, con Cayetana Álvarez de Toledo como cabeza de cartel, el partido quedó al borde de la extinción en Cataluña. La candidata, que fue una apuesta personal de Pablo Casado, repitió el 10N y solo logró remontar de uno a dos escaños. Y aunque las elecciones al Congreso del pasado 23J supusieron un balón de oxígeno para los populares catalanes, el crecimiento fue más limitado de lo esperado. Si en el conjunto del Estado Feijóo obtuvo una ajustada victoria -que este miércoles no le ha permitido ser investido presidente-, en Cataluña tampoco se cumplieron las expectativas: subieron de dos a seis diputados y se quedaron a un paso de lograr la segunda posición. 

Lejos quedan, por tanto, los años dorados de Alicia Sánchez-Camacho, en los que el Partido Popular llegó a obtener 19 escaños y una posición central en el tablero político catalán. Una situación que le permitió incluso pactar los presupuestos con el ejecutivo de Artur Mas. Ironías del destino, ha sido precisamente la posibilidad de negociar con Junts lo que ha hecho estallar ahora las discrepancias internas

Con este telón de fondo, los populares se enfrentan a la ardua tarea de reordenar un espacio político que ha tocado fondo en Cataluña y espera reflotar gracias al empuje que el partido tiene en el conjunto del Estado. No está claro aún a quien se encomendará esta misión, pero el horizonte de momento no apremia, ya que las elecciones catalanas están previstas para 2025.

El pulso de Fernández

El actual presidente del PPC llegó al mando a finales de 2018 amparado por la dirección de Pablo Casado y con cierto recelo entre algunos sectores del partido. Locuaz e ingenioso, Alejandro Fernández es de esos políticos que caen bien incluso a sus más acérrimos oponentes, que elogian su capacidad para hacerse escuchar y de sacarle una carcajada a cualquier rival en sesión de control.

“Es un político imprescindible, con una rapidez mental insólita”, resume una voz autorizada del partido con pies de plomo. No es la única, aunque en las últimas semanas hayan sido más bien pocos los que han salido en su apoyo tras el choque con la dirección de Feijóo. “Sin tutelas” y “sin titubeos” con el independentismo: así se ha reivindicado Fernández en un movimiento que muchos leen como una maniobra para marcar perfil propio. Especialmente de cara a un congreso autonómico que se ha ido aplazando sin fecha y alrededor del cual crecen las voces que abogan por un cambio de liderazgo. 

Quizás sea significativo que la cúpula de la formación arrancara el curso a principios de mes con un acto municipalista al que no asistió el líder del partido en Cataluña, que seguía de vacaciones, y que sirvió para apuntalar el apoyo a Feijóo. Tampoco cabe olvidar que el propio Fernández rechazó la propuesta de ser candidato al Congreso: “Me quedo en Cataluña. No os voy a abandonar”, remarcó en sus redes. 

Quien sí aceptó la oferta fue el exportavoz de Ciudadanos Nacho Martín Blanco, que concurrió al 23J como número uno de la lista por Barcelona. El que durante esta legislatura había sido uno de los pesos pesados de la formación naranja en el Parlament, pasó en una semana de abandonar todos sus cargos en el partido de Inés Arrimadas a lanzarse a encabezar la candidatura popular en el Congreso. En los últimos días han resonado sus críticas a la estrategia de Fernández, de cuyo discurso lo separan, ha dicho, “matices y aspectos” con los que no está de acuerdo. Queda ver cuál será el recorrido de Martín Blanco en un partido con el que ideológicamente hace mucho que simpatiza, pero en al que aún no está afiliado. 

Dolors Montserrat y Manu Reyes, favoritos en las quinielas

Con todo, son otros dos los perfiles con más puntos para relevar a Fernández. En los últimos tiempos ha ido cogiendo especial relevancia el de la eurodiputada Dolors Montserrat. Exministra de Sanidad del ejecutivo de Mariano Rajoy y portavoz en el Congreso del PP de Casado, se acaba de convertir en la cara visible de los populares en el Parlamento Europeo. Su nombre suena con fuerza como la apuesta de Génova para sustituir a Fernández, pese a que los cambios en Bruselas también podrían llevarla a encabezar la lista de las elecciones europeas en 2024. 

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Otro de los nombres que está sobre la mesa, sobre todo si se cumple este hipotético escenario, es el de Manu Reyes. Presidente provincial del PP de Barcelona, su éxito electoral en las pasadas municipales -en las que quedó a un concejal de la mayoría absoluta- le han hecho ganar puntos de cara a un futuro cónclave, aunque la fórmula empleada para arrasar en los comicios ha sido similar a la de García Albiol en Badalona: esquivar las siglas del partido. 

Y en este escenario aún hay cabida para un nombre más, el de Daniel Sirera, actual líder del partido en el Ayuntamiento de Barcelona. De perfil moderado, cercano a Feijóo y con larga trayectoria en el partido, ha llegado a admitir que tanteó a Junts de cara a la investidura. 

En cualquier caso, todo apunta que Génova no convocará el congreso, por lo menos, hasta que se resuelva el tablero estatal y se constituya el nuevo Gobierno. El escenario es incierto, como también lo son los efectos que pueda tener sobre el equilibrio de poderes en Cataluña la investidura fallida de Feijóo o, llegado el caso, una repetición electoral. El partido no está decidido.

El PP catalán se mueve sobre arenas movedizas. Quienes siguen la letra pequeña de la política dicen que el problema no es nuevo, que las señales vienen de lejos, pero lo cierto es que ha sido el pulso de Alejandro Fernández a Alberto Núñez Feijóo el detonante que ha hecho aflorar un malestar que hace tiempo circula por dentro. 

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