La prueba de la escasa interlocución entre Gobierno y Generalitat volvió a ponerse de manifiesto esta misma mañana. Una hora antes de que el presidente catalán compareciera para concretar la nueva estrategia sobre la consulta, Mariano Rajoy daba casi por hecho que el desafío iba desapareciendo. Artur Mas vino después a echar un jarro de agua fría manteniendo el pulso comunidad-Estado.
Según sostuvo Rajoy, de confirmarse la renuncia definitiva de Artur Mas a la consulta sobre el futuro de Cataluña –había prevista una rueda de prensa del president para las 10 de la mañana– sería “una excelente noticia”. Así lo puso de manifiesto este en el coloquio posterior a la conferencia que pronunció en un acto organizado por el Financial Times.
“No me gustaría adelantar acontecimientos. El que no se celebre el referéndum, si es así, es una excelente noticia”, mantuvo.
Doce horas antes, el president de la Generalitat había reconocido que la consulta soberanista no podía organizarse con las condiciones fijadas en el decreto de convocatoria, al estar suspendido por el Tribunal Constitucional. Y había advertido a sus socios del frente proconsulta que estaba buscando alternativas para hacer posible un sucedáneo de consulta.
Rajoy justificó su reacción con los argumentos de siempre: “España es la nación más antigua de Europa”, dijo mientras insistía en que los españoles han hecho “muchas cosas juntos”. Y defendió la vigencia de la Constitución: “Es las garantía de nuestros derechos y libertadas. Estableció un modelo de Estado que es el más descentralizado del mundo”.
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Llegado este punto, hizo un llamamiento a “superar algunas cosas que hemos vivido en los últimos tiempos” y a “dialogar”. “Podemos hablar dijo”. Los límites, los mismos de siempre: ley y Constitución.
Además, definió la convocatoria del referéndum como “un hachazo a la quintaesencia del sistema democrático”.
Antes, su intervención había estado centrada en la economía. En el discurso de la recuperación. “España ha sabido mantener los pilares fundamentales del Estado de bienestar”, señaló.
La prueba de la escasa interlocución entre Gobierno y Generalitat volvió a ponerse de manifiesto esta misma mañana. Una hora antes de que el presidente catalán compareciera para concretar la nueva estrategia sobre la consulta, Mariano Rajoy daba casi por hecho que el desafío iba desapareciendo. Artur Mas vino después a echar un jarro de agua fría manteniendo el pulso comunidad-Estado.