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Mensajeros de la Paz renuncia a la gestión de un centro de alzhéimer tras las protestas de los familiares

Centro Alzhéimer Fundación Reina Sofía.

la ONG Mensajeros de la Paz ha solicitado a la Comunidad de Madrid abandonar la gestión del Centro Alzhéimer de la Fundación Reina Sofía. El motivo, según explican a infoLibre, es la "imposibilidad de darle la vuelta a esta desagradable situación en la que ninguna de las partes" está "satisfecha". Se refiere a ellos mismos y a los familiares de los usuarios, que este viernes 3 de junio se concentran a las 17.30 horas a las puertas de la residencia para protestar contra el "estado de semiabandono", según lo califica Ignacio Varas, miembro de su Consejo de Usuarios, que sufren los residentes desde hace un año, precisamente cuando Mensajeros de la Paz tomó las riendas.

"Vivimos con preocupación y angustia. Cuando visitas a tu familiar sales con la sensación de no saber en qué situación se queda ni cómo va a estar", lamenta Varas, que conoce bien la situación porque su madre es residente en el centro desde hace aproximadamente tres años y medio. En ese tiempo, dice, ha podido constatar el "deterioro" que han sufrido. "Desde que llegó Mensajeros de la Paz ha bajado muchísimo la calidad de sus servicios, y el personal, ahora, es mucho más escaso", denuncia.

La ONG, en cambio, asegura que las palabras que vierten los familiares "no se corresponden con la realidad". "No sabemos si son fruto del desconocimiento o de otros intereses, pero desde luego las consideramos rotundamente falsas", explican.

La concentración, que está respaldada por las asociaciones Marea de Residencias, Unión de Residencias de Leganés, Verdad y Justicia, la Asociación de familiares de la Residencia de Usera y Ademaf, exige, no obstante, más que la marcha de Mensajeros de la Paz del centro. Lo que quieren las familias, además, es que mejoren las ratios y el servicio que se da a los usuarios. LLegue quien llegue.

Críticas a la calidad de la comida y a la descoordinación sanitaria

El Centro Alzhéimer se inauguró en marzo de 2007 y se ubica en el barrio de Ensanche de Vallecas. Con 156 plazas para residentes, 40 de centro de día y 20 de centro de respiro familiar de fin de semana, su gestión estuvo a cargo de la empresa Clece, propiedad de Florentino Pérez, sus primeros 14 años. Durante ese periodo, cuenta Varas, la calidad disminuyó. "El centro comenzó funcionando muy bien, pero por lo que nos han contado las personas que lo conocen desde hace más tiempo, se fue deteriorando con el paso del tiempo. Aun así, no tiene comparación a lo que ha ocurrido en el último año", lamenta.

Doce meses han servido para empeorar la calidad de la comida, para que la atención a los residentes disminuya, para que el personal escasee, para que la figura del médico geriatra desaparezca y para que las terapias destinadas a ralentizar el deterioro cognitivo de los enfermos brillen por su ausencia. Así lo denuncian sus familiares. "Cuando entró Mensajeros de la Paz, la comida empezó a ser una auténtica bazofia y dejaron de hacerse terapias ocupacionales, tan importantes para que la enfermedad de los usuarios no avance de manera descontrolada", denuncia. Desde Mensajeros de la Paz, en cambio, aclaran que el centro dispone de "un equipo multidisciplinar con unas actividades y objetivos marcados para cada residente, que aseguran esas actividades" a personas que, indican sus fuentes, "se les está faltando al respeto".

Paloma, que ingresó a su madre en enero de 2020 y ejerce de presidenta del Consejo de Usuarios, coincide. "Hemos visto una merma enorme en las condiciones en las que están los residentes. Les vemos más desaliñados, no tienen jabones, no tienen cremas...", denuncia. "Es miserable", añade. También lo reflejan en el manifiesto, donde aseguran que "a veces faltan productos básicos, como suero, que en alguna ocasión ha tenido que ir a comprar un familiar a la farmacia, o batidos nutricionales de los que depende la alimentación de muchos residentes".

Pero hay más. "El servicio sanitario es desastroso. No hay comunicación entre ellos, ni entre los enfermeros que están por la mañana y los que van por la tarde. Si uno administra la medicación a primera hora, en ocasiones a la última vuelven a hacerlo, porque no hay ningún tipo de coordinación", critica, añadiendo que las escaras y las infecciones de orina, desde hace un año, son una constante, algo que también califican de falso desde Mensajeros de la Paz. "Negamos rotundamente la ausencia de cambios de pañal, de caos y de desorganización", dicen. Las familias, aun así, aseguran que son ellos "los que casi siempre" diagnostican las infecciones o los golpes derivados de caídas y los que comprueban "que los tratamientos se realizan correctamente", explica Paloma. "A veces, hasta que un familiar no da la alarma, nadie se percata de que algo va mal", añade la Plataforma de Familiares en su manifiesto.

No obstante, no culpan de ello a los trabajadores. "Es que no pueden, es imposible que abarquen todo", dice Paloma, explicando que hay dos gerocultores por cada unidad de vida —espacios en los que se divide el centro y que categoriza a los usuarios en función del estadio de la enfermedad—, compuestas por 18 personas. Fuentes de Mensajeros de la Paz, sin embargo, aseguran que el centro dispone de "54 gerocultoras diariamente para atender a 156 residentes en turnos de mañana, tarde y noche, tal como marcan los pliegos de la Comunidad de Madrid". Su ratio de personal, añaden, es "muy superior al marcado" por la región para otros centros.

La gestora, por otro lado, admite la falta de médico geriatra —"nos encantaría tenerlo", dicen—, pero ni lo han encontrado ni están obligados a hacerlo según los pliegos del contrato de la Comunidad de Madrid, argumentan.

Falta de diaólogo

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Sin embargo, y a pesar de todas estas carencias, lo que más ha roto la paciencia de los familiares ha sido que se sienten "engañados" por parte de la gestora. "Los primeros seis meses, hasta diciembre, no escuchaban nuestras quejas. No nos daban opción a hablar hasta que a, a base de reclamaciones, lo conseguimos", recuerda Paloma. Fue entonces cuando, precisamente, crearon el Consejo de Usuarios. "Y algo hemos conseguido. La comida sigue siendo mala, pero al menos no está podrida", dice Paloma, que explica que se creó un comité de menús que, no obstante, no ha impedido la "ausencia de productos frescos" ni la retirada de "carnes y pescados de baja calidad", tal y como lo califican los familiares en su manifiesto. "Los productos están expuestos diariamente para la supervisión de presencia, sabor, olor...", dicen por su parte desde Mensajeros de la Paz, desde donde también hacen hincapié en que los menús "son elaborados por el comité de familias en consenso con la dirección del centro y el servicio de nutrición".

Más allá de eso, el resto de palabras que la gestora ha tenido hacia ellos no han sido más que promesas, denuncian. "Nos hemos reunido periódicamente con la dirección del centro, pero solo nos dan largas", explica Varas. Según los miembros del Consejo de Usuarios, desde Mensajeros de la Paz prometían mejoras, pero nunca llegaron. Y ya no las quieren. "No queremos que mejoren nada, queremos que dejen de gestionar el centro", dice Paloma, que critica, además, que se haya cancelado la reunión que este viernes iban a tener los familiares con el director general de Atención al Mayor y a la Dependencia de la Comunidad de Madrid, Juan José García Ferrer.

Mensajeros de la Paz, por su parte, culpa a los familiares de la falta de diálogo. "Vemos que nuestros esfuerzos por la mejora continua y el consenso no han dado sus frutos con ciertos familiares, por lo que creemos que se genera un ruido innecesario en el que 156 residentes y 151 trabajadores son los que padecen las consecuencias", lamentan.

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