Mascarillas, equipos de protección individual (EPI), guantes, jeringuillas, desechos de curas con restos biológicos… La lista de residuos de los hospitales siempre es larga, pero la pandemia la ha alargado. Todo lo que entra en contacto con un paciente contagiado o sospechoso de estar contagiado hay que desecharlo convenientemente. Todo lo que utiliza un sanitario para atender a una persona positiva o potencialmente positiva, también. Son residuos, en sí mismos, contaminantes. Por eso hay que tener cuidado con ellos y reciclarlos de la manera correcta. Sin embargo, en Madrid no está ocurriendo. Al menos en siete hospitales. La imagen en todos ellos es la misma: miles de contenedores con este tipo de residuos se acumulan a las afueras de los centros —o en sus almacenes—, a vista de todo trabajador o transeúnte que pase por delante y esperando a ser recogidos. A veces tardan hasta tres semanas, llegando a acumularse hasta 4.000 contenedores. "O quizás más", lamenta Rosa Muelas, secretaria de Salud Laboral de CCOO Sanidad Madrid.
Residuos acumulados a las afueras del Hospital Gregorio Marañón.
Víctor Tomé, secretario general de la sección sindical de UGT en el Hospital Gregorio Marañón, lo ve día a día. "Los residuos, que son altamente contaminantes, están hacinados aquí, fuera del hospital, al lado del área de mantenimiento. Por delante pasan trabajadores y ciudadanos todos los días", denuncia, en conversación con infoLibre. El día 30 de septiembre escribieron al gerente del hospital, Joseba Barroeta, para denunciar la situación, pedir información sobre si había algún plan y mostrar su inquietud. "No nos contestó", recuerda Tomé. El miércoles de la semana pasada denunciaron ante la Inspección de Trabajo. "Desde hace semanas estos residuos se acumulan sin control, […] apilados a la intemperie, sin señalización, invadiendo vías de paso utilizadas por transeúntes y trabajadores con el consiguiente riesgo. Ante la falta de respuesta por parte de la gerencia y por el riesgo que supone el acumulo de residuos biosanitarios peligrosos fuera del almacén destinado a tal fin, hemos presentado una denuncia ante la Inspección de Trabajo", informaron desde la sección sindical. Todavía no saben nada al respecto.
CCOO hizo lo propio el viernes de la semana pasada. Tal y como expusieron en una nota, el almacenamiento de los desechos, "especialmente peligrosos para la salud de los trabajadores y el medio ambiente", no cumple con la normativa autonómica de residuos sanitarios (de 1999) ni con la que regula los residuos en general en la región (de 2003).
El Gregorio Marañón es el hospital que más lejos ha llegado, pero no es el único con el problema. Tal y como indican CCOO y UGT a este diario, el 12 de Octubre, el Hospital de La Princesa, el Infanta Leonor, el de Móstoles, el de Getafe y el Virgen de la Poveda, al menos, soportan el mismo "caos", tal y como lo denominan desde CCOO. En el Infanta Leonor, situado en el distrito de Vallecas, los residuos incluso han llegado a almacenarse en bolsas de basura y en cajas de cartón en una especie de "jaulas", ni siquiera en contenedores.
Acumulados en un lugar "dispuesto para ello"
Pero, ¿qué dice la norma sobre este tipo de residuos? Son, tal y como indican Muelas y Tomé, residuos sanitarios clase III. Según la propia Comunidad de Madrid, están regulados por el Real Decreto 83/1999 del 3 de junio. Además de resultar de pacientes contagiados y de material sanitario en contacto con ellos, también hay restos "citotóxicos", derivados de medicamentos, dice Muelas, que pueden llegar a ser cancerígenos.
Según la normativa, deben envasarse en contenedores opacos, resistentes a la humedad y a la perforación, tres criterios que no cumplen ni las bolsas de basura ni las cajas de cartón que se ven en algunos hospitales. Los envases no rígidos deben ser de color rojo. Y todos, sin excepción, tienen que estar marcados. Pero muchos, denuncia Muelas, no lo están.
En cuanto a su acumulación, señala la norma, "debe realizarse [...] en lugares dispuestos para ello y de tal forma que se minimice el riesgo de exposición y contacto del personal, los pacientes y el público en general". Esto tampoco se cumple. La frecuencia de retirada mínima, además, es de 72 horas cuando la producción de residuos excede los 1.000 kilos al mes. Si esta es menor a 50, podrán retirarse cada 30 días. Pero siempre y cuando puedan ser almacenados en el sitio propicio.
Residuos acumulados a las afueras del Hospital Gregorio Marañón.
Carlos Arribas es responsable del área de residuos de Ecologistas en Acción y explica que la situación trangrede la norma y, además, es peligrosa. "Este tipo de residuos no pueden estar en la calle. Si se almacenan, tiene que ser en unas condiciones adecuadas, aislados y con la temperatura oportuna. Pero tienen que ser retirados pronto", indica. El patógeno que hace esos desechos infecciosos debe eliminarse cuanto antes. Si no, existe el riesgo de que se expanda y "afecte a las personas", añade.
¿Y cómo se elimina? Tal y como explica, hay dos maneras. La primera consiste en desinfectarlos con vapor en un "autoclave", un aparato "donde se encierran los residuos" y que, en aproximadamente una hora, destruye el agente infeccioso. "Normalmente esto lo hacen empresas privadas que funcionan como una especie de monopolio, existen muy pocas", dice. La segunda consiste en quemarlos en una incineradora habilitada para ello.
No obstante, antes o después del proceso para eliminar la infecciosidad de los restos, estos deben ser triturados. Finalmente, terminan su vida convirtiéndose en una especie de "residuos urbanos".
Los sindicatos responsabilizan a la Comunidad y temen que se agrave
¿Cómo se ha llegado a esta situación? Muelas tiene claro que la responsabilidad de este desastre es de la Comunidad de Madrid, que es quien contrata a la empresa encargada de recoger los residuos de los hospitales: SRCL ConsenurSRCL Consenur. Tal y como explica la sindicalista, la empresa tiene un límite máximo de residuos a recoger. Como es muy superior y estas condiciones no han sido modificadas por el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso, recogen lo que tienen estipulado. Por ejemplo, supongamos que el contrato habilita retirar diez contenedores a la semana. Si hay 20, se siguen recogiendo la mitad. El resto se acumula. Y a la semana siguiente, se acumula más. Y a la siguiente, más. "La Administración es la que tiene que hacer lo necesario para que todo eso se trate de manera inmediata, más cuando se sabe que las circunstancias actuales podían conllevar esto", denuncia Muelas.
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La Consejería de Sanidad, al frente de la cual se sitúa el consevador Enrique Ruiz Escudero, se limita a indicar, por su parte, que "el dispositivo de recogida está funcionando de manera progresiva en los distintos puntos del Servicio Madrileño de Salud". Ni aclaran si tienen constancia de lo que ocurre en al menos seis hospitales de la región ni si tenían un plan específico que, por razones que tampoco comentan, no está funcionando.
"Hay un tapón de residuos" de coronavirus en la Comunidad de Madrid, lamenta Muelas. Pero el problema todavía podría agravarse. Tal y como recuerda, la llegada del frío lleva aparejada la vuelta de la gripe, una enfermedad también vírica difícil de diferenciar del covid-19. Que ambas compartan síntomas provocará que, ante la duda, todo caso de tos, fiebre o dolores musculares sea tratado como una potencial infección por SARS-CoV-2. Todos los residuos que se generen al tratar a ese paciente, por tanto, se desecharán como residuos infecciosos de coronavirus. Así que habrá más contenedores para reciclar. Y la Comunidad de Madrid no lo ha previsto, critica la sindicalista. "Tienen que actuar de manera preventiva y nunca lo hacen", denuncia.
Esto, al parecer, sólo ocurre en Madrid. Tanto CCOO como UGT indican que no han recibido denuncias de este tipo en otras comunidades. En la Comunitat Valenciana ocurrió en marzo, pero las fuentes sindicales consultadas lo achacan al "descontrol inicial". "A día de hoy está todo bastante ordenado", dicen.