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La retirada de Lissavetzky deja el camino libre a Carmona como candidato del PSOE en Madrid

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El nudo más complicado de la madeja de las primarias socialistas ya está cerca de desliarse por completo. La retirada de Jaime Lissavetzky de la carrera por la alcaldía de Madrid en las elecciones de mayo de 2015 prefigura un escenario de casi nula confrontación en una comunidad clave para el PSOE y que, en buena medida, será uno de los termómetros que medirán el grado de éxito o fracaso de Pedro Sánchez como nuevo secretario general. 

Lissavetzky (Madrid, 1951) dijo ayer lunes adiós a sus ambiciones, calentadas por él mismo durante meses y reiterada hasta la pasada semana. "Creo que lo mejor para mi partido es dar un paso a un lado y permitir la renovación –señaló, durante su rueda de prensa–. Hay un nuevo tiempo. Mi tiempo municipal ha pasado". El todavía portavoz socialista en el Ayuntamiento de Madrid, cabeza de cartel en 2011, anunció que en mayo de 2015, al término del actual mandato, saldría de la primera línea de la política, habiendo cumplido sus cuatro años en el Consistorio, como prometió a los ciudadanos. Sigue el mismo camino por el que optó su amigo de la infancia y principal valedor hasta su propia caída: el ex secretario general Alfredo Pérez Rubalcaba. El portazo de Lissavetzky llegó menos de una semana después del anuncio de la alcaldesa, Ana Botella, de que no repetiría en 2015. En su caso, también por falta de apoyos en el partido

Con su decisión, aupaba a la candidatura, definitivamente, al diputado regional y tertuliano televisivo Antonio Miguel Carmona. Y este apenas tendrá un rival de peso para batirse en duelo: su oponente, el sociólogo y militante de base Enrique del Olmo, no cuenta con apoyos orgánicos y tiene difícil conseguir los cerca de 1.200 avales necesarios (el 20% del censo de militantes de la capital, unos 5.800). Carmona, previsiblemente, confirmará su intención de competir en las primarias a principios de la semana que viene. El lunes 22 de septiembre comienza el periodo de recogida de firmas, que se extenderá hasta el 2 de octubre. La votación, en caso de que Del Olmo consiga los apoyos requeridos, será el día 19. Por ahora, no se vislumbra que en estos días cuaje una alternativa distinta, como la del extitular de Educación Ángel Gabilondo. Fuentes próximas al exministro señalaron a infoLibre que este no había recibido "ninguna oferta ni por parte del Partido Socialista de Madrid (PSM) ni por parte del PSOE". 

Antes de la comparecencia ante los medios, el jefe de la oposición municipal había comunicado su decisión a Sánchez y al líder del PSM, Tomás Gómez. Pero en los últimos días ya se venía barruntando en la federación madrileña que el portavoz podía tirar la toalla. Y, como él mismo dijo, no había una única razón, sino una "multitud de factores". Lissavetzky negó presiones directas de la dirección federal, pero en su entorno sí destacaban que Ferraz no había hecho ningún gesto para defenderle. "Como tampoco se han movilizado a favor de Carmona", añadían a continuación.

Eje Sánchez-Gómez

El nuevo secretario general sí había deslizado internamente que no le gustaba Lissavetzky como candidato por segunda vez consecutiva. Y optó por el silencio, por no sacar la cara por él. Sánchez, además, exhibe plena sintonía con Gómez. Ambos estuvieron enfrentados en el pasado, pero unieron fuerzas en el último congreso federal frente a Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias. El líder del PSOE integró al jefe del PSM en su ejecutiva como vocal, e incluso el sábado pasado lo situó al frente de la Comisión Federal de Garantías Electorales. Y Gómez, aunque nunca lo manifestó en público, respalda a Carmona, secretario de Política Económica y Empleo de su ejecutiva regional. Para él y su equipo era inviable sostener a Lissavetzky, a quien identifican plenamente con Rubalcaba, con quien Gómez confrontó en múltiples ocasiones. 

Sin Rubalcaba en Ferraz, sin apoyos en el federal, sin apoyos en el regional. Y con cada vez menos respaldos a nivel local. Entre los partidarios del portavoz, decían contar con más avales de los necesarios para disputar la candidatura con Carmona, pero sí admitían que algunas de las 22 agrupaciones de la capital (23 si se cuenta la Asociación Socialista Universitaria, ASU) se habían dado la vuelta en su contra. Como relataban ayer fuentes del PSM, Lissavetzky había perdido el respaldo de los secretarios generales de asambleas importantes (Villa de Vallecas, Vicálvaro, Villaverde, Barajas, Hortaleza, Latina), algunas de las cuales habían apostado por Sánchez frente a Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias. El portavoz, pues, tenía de su lado a las de Chamberí, Carabanchel, Puente de Vallecas, Moncloa, Retiro y Entrevías, y se exponía a una sangría aún mayor. "Cabía la posibilidad de que no llegase a reunir los avales necesarios, de que se quedase con el empuje de sólo cuatro agrupaciones", dejaban caer en el partido.

El cambio del mapa en la capital se fue percibiendo con fuerza en los últimos días, y fue objeto de comentario entre los secretarios locales en múltiples conversaciones cruzadas. A todo ello se impuso la "constatación de que el PSM está en un momento complicadísimo, que es necesario optimizar recursos y que objetivamente es mejor candidato Carmona", confesaba un responsable de una importante agrupación muy bien conectado con el aparato regional. En el ánimo de muchos cuadros, pues, pesó la sensación de que ahora que existen expectativas de que el PP pierda la mayoría absoluta, en el Ayuntamiento y en la Comunidad, había que mostrar "unidad" como nunca y remar en la misma dirección. Las últimas encuestas –como la de Abc del domingo– indican que el PSM se disputa su condición de segunda fuerza con Podemos, y podría ver reducida su representación en las instituciones madrileñas. 

Voz de alarma en el Comité Regional del domingo

El pasado domingo, en una reunión del Comité Regional que discurrió sin sobresaltos, Gómez, en su intervención de cierre, pintó un paisaje teñido de dramatismo: el PSM pasa por un momento complicado, hay que concentrar todos los esfuerzos en ganar y no distraerse en guerras fratricidas. Argumento que también le sirvió para defender el cerrojazo a las primarias abiertas autonómicas, al contrario de lo que harán las otras cinco federaciones socialistas que tienen que elegir aspirante ahora (Castilla-La Mancha, Canarias, Navarra, Extremadura y La Rioja) y al contrario de lo que él mismo había defendido hasta ahora. El discurso del líder en el Comité Regional fue, a juicio de distintos responsables, la puntilla a las aspiraciones de Lissavetzky. No tenía fuerzas para emprender una batalla escaso de efectivos y en la que la victoria no era ni mucho menos segura. "La situación es crítica ahora mismo, y hay que primar el enemigo exterior. Esta es la última oportunidad del PSOE, ganar en las autonómicas y municipales de mayo. Eso ha hecho que la gente se mentalice", añadía otro secretario local.

Desde el círculo del portavoz se insistía ayer en que los avales estaban "muy garantizados" –decían tener apalabradas unas 1.700 firmas–, pero que al final se apeó de la carrera para "evitar enfrentamientos", porque se había dado cuenta de que el PSOE, con Sánchez a la cabeza, había entrado en un "tiempo nuevo". Y él actuó con "dignidad y lealtad" al partido, "como siempre ha hecho" durante 40 años. Ponían un caso similar: lo que ocurrió en los comicios de 1999. Entonces Lissavetzky era secretario general de la federación madrileña y decidió no concurrir a la Presidencia de la Comunidad porque las encuestas daban por delante a Cristina Almeida. Él la dejó paso. El PP, no obstante, retuvo el Gobierno de la mano de Alberto Ruiz-Gallardón. 

¿Qué puede pasar ahora? El guión está prácticamente escrito ya. Como coincidían distintas fuentes, no hay posibilidades para "improvisar" ninguna candidatura alternativa, y tampoco tendría lógica que Ferraz apostara por un mirlo blanco, porque ello indispondría al PSM y no aseguraría la retirada de Carmona, cuya campaña está ultimando ya. "Carmona es ya virtualmente el candidato a las municipales de mayo de 2015", afirmaban con rotundidad desde el PSM. 

Campaña "muy profesional y rigurosa" de Carmona

Carmona, mientras, se mantiene en silencio y guarda prudencia. Y así seguirá hasta la próxima semana, cuando comience formalmente la recogida de avales. El diputado regional, según fuentes del partido, prepara una campaña "muy profesional y rigurosa", "muy centrada en su papel de profesor universitario", ya que da clases de Economía en la San Pablo CEU de Madrid. Con esa estrategia, busca conectar en el imaginario colectivo con Enrique Tierno Galván, el carismático alcalde de Madrid que gobernó la ciudad desde 1979 hasta su muerte, en 1986. A él le sucedió Juan Barranco. Al icono del viejo profesor también recurrió recientemente el dirigente de Podemos Juan Carlos Monedero para dejarse querer como aspirante al Ayuntamiento. 

Frente a Carmona, Enrique del Olmo, que sí ha confirmado que competirá en las primarias, aunque primero tenga que superar el listón del 20% de avales. Para ello confía en captar parte de los apoyos que nutrían las filas de Lissavetzky, a lo que un colaborador del portavoz contestaba esto ayer: "Las plataformas a favor de Jaime no van a ir a favor o en contra de ningún candidato. Cada militante hará lo que considere". Del Olmo representa el ala más a la izquierda del partido, y aboga por el trabajo conjunto de las izquierdas. En la caída de Lissavetzky, explicó a este diario, influyó a su juicio la "falta de tolerancia" de Ferraz y "el excesivo número de avales requeridos", amén de la deserción de varias agrupaciones. Del Olmo ha reclamado en el último año que las primarias municipales fueran abiertas, opción que nunca, ni con Rubalcaba ni con Sánchez, ha prosperado. 

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César Giner se replantea su candidatura

El movimiento de fichas en la arena de la capital también podría tener su correlato en la Comunidad. Gómez partía ya como candidato casi único, fortalecido por el respaldo de Ferraz. En la otra acera tendría a César Giner, exdiputado en la Asamblea de Madrid y representante del sector crítico. De entrada, tendría difícil recabar las en torno a 1.500 rúbricas –el censo en el último congreso federal era de 15.866 militantes–, pero ahora, ante la explícita pax entre Ferraz y Callao (la sede regional), Giner se está replanteando su candidatura. Según fuentes de su entorno, el exparlamentario mantiene su "intención" de rivalizar contra Gómez, pero quiere sondear el terreno en esta semana. "Si la dirección federal no es neutral, es que no hay democracia total, y el proceso se adultera", justificaban.

La siempre conflictiva partida de Madrid, en cualquier caso, parece serenarse. Un dato nada menor para este arranque de mandato de Sánchez. 

El nudo más complicado de la madeja de las primarias socialistas ya está cerca de desliarse por completo. La retirada de Jaime Lissavetzky de la carrera por la alcaldía de Madrid en las elecciones de mayo de 2015 prefigura un escenario de casi nula confrontación en una comunidad clave para el PSOE y que, en buena medida, será uno de los termómetros que medirán el grado de éxito o fracaso de Pedro Sánchez como nuevo secretario general. 

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