La legislatura echó a andar de lleno este miércoles. Y de manera solemne. Con el rey mandando además un mensaje a los diputados y senadores durante su discurso: la obligación de una "España sólida y unida, sin divisiones ni enfrentamientos".
Los reyes protagonizaron la apertura solemne de las Cortes, a la que no acudieron los diputados de Junts, BNG, ERC y EH Bildu. Fue recibido el monarca con aplausos por parte de los diputados del PSOE, PP y Vox, además de algunos de Sumar (como la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, y la portavoz, Marta Lois). Los miembros de Podemos se levantaron pero no aplaudieron.
El discurso del rey era muy esperado tras ya haber un Gobierno gracias al pacto del PSOE y Sumar con los independentistas. Asimismo, el rostro serio del monarca durante la promesa de Pedro Sánchez hace dos semanas también desató muchos comentarios en el mundo político. Sus palabras levantaban mucha expectación.
"El anillo del tronco de nuestra democracia"
"Las legislaturas son la medida del devenir de la vida política. Cada nuevo mandato parlamentario configura un anillo del tronco de nuestra democracia. Tras las elecciones generales del pasado 23 de julio, se abre ahora la XV legislatura. Agradezco la colaboración de los grupos políticos de la Cámara que comparecieron en el procedimiento de consultas, facilitando así el ejercicio de la función que la Constitución me encomienda", arrancó el monarca.
En los primeros minutos quiso también lanzar este mensaje: "Felicito a don Pedro Sánchez Pérez-Castejón por su elección como Presidente del Gobierno por el Congreso de los Diputados, al haber obtenido la confianza de la Cámara, así como a los miembros del Gobierno por su nombramiento. Igualmente doy mi enhorabuena a sus señorías por el gran honor de su elección como diputados y senadores. Y a todos les deseo acierto en las responsabilidades que han asumido".
Felipe VI quiso hilvanar todo su discurso con el reciente juramento de la princesa de la Constitución y las alusiones a esa nueva generación: "Para la Corona, el juramento es condición de su continuidad en el desempeño de la misión asignada a la Monarquía Parlamentaria en la Constitución. Es, también, para el conjunto de las instituciones que integran el Estado, la celebración de un acto parlamentario mediante el que se hace pública la adhesión solemne de la princesa a los valores y principios constitucionales".
"En las elecciones generales del 23 de julio, así como en las municipales y autonómicas del 28 de mayo, miles de jóvenes de la misma edad que la Princesa ejercieron por primera vez su derecho de voto. Un hecho −siempre emocionante en el plano personal− que supone, desde el punto de vista social, la ampliación y renovación de nuestra comunidad política", indicó.
Para indicar al minuto: "Nuestra vida colectiva se debe enriquecer con sus aspiraciones, necesidades e inquietudes. Los jóvenes son quienes más desarrollan las energías sociales, impulsados por la ilusión de quienes tienen por delante un amplio horizonte y una capacidad natural de adaptación a los nuevos tiempos. El futuro siempre es promesa de algo mejor y nuestros jóvenes, que serán sus protagonistas, aspiran con todo derecho a esa mejora".
"Los valores de la Constitución no están anclados en el pasado"
"Pero, para afrontar ese futuro con confianza, para afrontar una época de grandes cambios y transformaciones precisan de un marco democrático —como el que representa la Constitución— que les permita convivir y prosperar en libertad, y necesitan recibir una España cohesionada y unida en la que puedan desenvolver sus vidas y proyectar sus ilusiones", trasladó.
Por ello, lanzó sus mensajes con esa idea: "Para los jóvenes, la democracia no es una aspiración, como lo fue para sus padres y abuelos, sino una realidad en la que han nacido, han crecido, y en la que se han formado como personas. Y esa realidad —recordémoslo— trae causa de la historia del gran éxito colectivo de nuestra democracia, sustentada en la Constitución. Una Constitución que establece la libertad, la igualdad, la justicia y el pluralismo político como valores que en los que se basa nuestra convivencia democrática. Unos valores que no están anclados en el pasado y que deben proyectarse permanentemente hacia el futuro".
A lo que agregó el monarca: "La búsqueda del entendimiento, el reconocimiento de nuestras diferencias unido al mutuo respeto como ciudadanos, la certeza de que sólo superando las divisiones tienen una base segura las libertades y los derechos, fueron todas ellas ideas y actitudes determinantes para abrir una nueva página de nuestra historia. Aquel momento histórico es una constante fuente de motivación porque representa el espíritu más noble en el ejercicio de la política".
El rey tuvo en todo momento en mente la Carta Magna: "Reivindicar el profundo significado de aquel gran pacto entre los españoles que está en el origen de nuestra democracia no es, en absoluto, mirar atrás con nostalgia; sí es, en cambio, una orgullosa y consciente reafirmación de nuestras mejores capacidades como país y del mejor logro que ordena, en nuestros días, la vida de la sociedad española: la Constitución. Y por ello, debemos honrar su espíritu, respetarla y cumplirla, para hacer efectiva la definición de España como un Estado Social y Democrático de Derecho".
"Con la diversidad y el pluralismo"
Felipe VI prosiguió: "Cada elección es resultado de un camino anterior, es la consecuencia de un devenir histórico en el que hemos ido configurando nuestra identidad. Desde hace siglos, España ha sido una realidad compartida y edificada por mujeres y hombres de diversa procedencia social o geográfica con ideologías distintas, pero con una idea común: un mejor país para todos".
"Un país que en 1978 alcanza su mejor expresión en el entendimiento mutuo sin imposiciones ni exclusiones y en la voluntad de integración que enriquece, con la diversidad y el pluralismo, nuestro proyecto común, nuestro vínculo emocional y solidario como nación", remarcó en un discurso marcado por la integración.
"Esto fue lo que hicieron los españoles hace 45 años. Nos dejaron una Constitución, que es el alma de nuestra democracia y libertad, con un espíritu inclusivo de ideales y convicciones y un propósito común como jamás habíamos tenido. Una España serena, ilusionada, confiada en su futuro. Debemos honrar ese legado, un legado de grandeza, responsabilidad y sentido de la Historia", añadió ante los diputados.
Lanzó entonces el jefe del Estado: "Nuestra obligación, la obligación de todas las instituciones, es legar a los españoles más jóvenes una España sólida y unida, sin divisiones ni enfrentamientos". Por lo que expresó: "El Parlamento como institución representativa genera, como valor político primordial, la integración de diferentes opciones y proyectos dentro de nuestra Constitución.".
"El pueblo español ha depositado en sus señorías el bien político más preciado: la confianza. Les ha confiado la tarea de que el pluralismo político aquí representado, impulse la mejora de las condiciones de vida de las personas y grupos en que se integra", sentenció ante las Cortes Generales. Po reso, deseó "acierto" a los parlamentarios y cerró su discurso dando las gracias en las lenguas cooficiales.
Armengol: "Consenso, diálogo y acuerdo"
Durante su discurso, la presidenta del Congreso pidió a los diputados "respeto a la institución, a la ciudadanía y a la democracia, sabiendo que el diálogo y la concordia son nuestras grandes fortalezas". "El entendimiento es clave en esta nueva época de pluralidad de la Cámara, de Gobiernos sin mayorías absolutas. Más que nunca, ahora, hemos de ejercitar la capacidad de escucha y de persuasión. Más que nunca, ahora, hemos de ejercitar nuestra facultad para la empatía. Demostremos que sabemos situarnos en el lugar del otro, de la otra. No estamos aquí para ninguna otra cosa", subrayó.
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"A partir de hoy, tenemos por delante un reto y una posibilidad: confiar, creer en esta España del futuro", remarcó Armengol.
La presidenta quiso hacer un alegato de "la España plural, la del consenso, el diálogo y el acuerdo: La España real, formada por gentes y pueblos distintos que, a partir del reconocimiento de su diversidad, tiene ahora una nueva oportunidad para avanzar. La España que imagina, que pensa, que fala, que abesten duen en castellano, catalán, galego o euskera. Esa España que hemos empezado a dibujar en un Parlamento que ya habla en las diversas lenguas oficiales y que, estoy segura, aprovechará las distintas sensibilidades que acoge para enriquecer cada propuesta con aportaciones de todas y de todos a través del diálogo".
El discurso de Amrengol provocó murmullos en la bancada de la derecha, que no aplaudió a la presidenta del Congreso, a quien ha colocado como uno de sus principales objetivos de crítica durante esta le
La legislatura echó a andar de lleno este miércoles. Y de manera solemne. Con el rey mandando además un mensaje a los diputados y senadores durante su discurso: la obligación de una "España sólida y unida, sin divisiones ni enfrentamientos".