La Rey Juan Carlos oculta datos clave del macrocontrato a dedo para una empresa de formación aeronáutica

8

La promesa de transparencia lanzada por el rector de la universidad pública Rey Juan Carlos (URJC), Javier Ramos, tras el escándalo del máster de Cifuentes se ha disuelto como un azucarillo en cuanto la institución ha comenzado a recibir preguntas sobre un opaco macrocontrato de largo alcance otorgado a dedo y que sitúa a la empresa beneficiaria en una posición de indudable ventaja respecto a otras del sector: el convenio del hangar del campus de Fuenlabrada, que en cuanto quedó firmado el 16 de diciembre de 2015 garantizó a la compañía European Airline Training Centre 2015 SL (EATC) nada menos que  25 años de estancia en el campus de Fuenlabrada impartiendo cursos privados en un hangar y en una serie de aulas cuya construcción ha costado a la universidad no menos de 750.000 euros.

Como desveló infoLibre, la adjudicación del contrato -o convenio- se produjo menos de dos meses después de que Ramos incorporase al consejo académico del recién constituido instituto aeronáutico de la URJC a los dos administradores de EATC pero no solo omitiendo su pertenencia a esa firma sino asociando sus nombres a otras dos compañías.

El 23 de abril, y después de que la URJC hubiese permitido a infoLibre leer el convenio inicial suscrito con EATC el 16 de diciembre de 2015, este periódico envió por correo electrónico a los portavoces de la universidad pública madrileña distintas preguntas. La primordial, esta: ¿por qué la URJC no convocó un concurso para que cualquier empresa interesada pudiera optar a ese formidable contrato de cursos privados de formación aeronáutica a los que desde febrero de 2018 se compromete a facilitar alumnos el Ministerio de Defensa? Ni ha habido respuesta ni, según los portavoces oficiales de la URJC, la va a haber.

En virtud del convenio, la única contrapartida a que venía obligada EATC era la aportación de un equipamiento inicial cuyo "valor de mercado" se cuantificaba en 1,5 millones, que debía duplicarse transcurridos dos años y del que no consta si fue sometido a tasación: la URJC tampoco ha accedido a explicar qué método empleó para saber que el equipamiento valía en efecto la cifra proclamada o si la dio por válida como un simple acto de buena fe.

¿Una mera coincidencia?

Parte de ese equipamiento consistía en tres aeronaves cuya marca y modelo coinciden exactamente con los de otras tres cuya entrega ya había sido oficialmente aportada meses antes por una mercantil distinta: Centro de Formación de Instaladores y Mantenedores SL (Cofeim), con el que la URJC había rubricado en abril de ese mismo 2015 un convenio "para usar su equipamiento". Firmado cuando Cofeim acababa de entrar en concurso de acreedores, ese convenio quedó anulado en cuanto la URJC suscribió el que tiene a EATC como beneficiaria.

El administrador de Cofeim y los dos de EATC comparten intereses en una tercera sociedad: Aviation Training&Maintenance Group SL. Es decir, en la compañía que en 2017 absorbió a EATC y heredó el convenio de enseñanza privada. ¿Son el Falcon 20, el Cessna 402 y el Bölkow 105 prometidos por EATC los mismos que, según un documento oficial de la URJC ya había entregado Cofeim? La universidad tampoco ha accedido a explicar si se trata de una mera coincidencia o si, por el contrario, estamos ante el mismo equipamiento pero contabilizado en dos convenios diferentes y que en teoría ninguna relación guardan el uno con el otro.

Ante la insistencia de este periódico para despejar las múltiples incógnitas que planean sobre el macrocontrato del hangar, el equipo del rector Ramos se limitó a enviar el siguiente mensaje: "En caso de que hubiere algún error administrativo y/o irregularidad, la universidad actuará en consecuencia como se ha estado haciendo hasta ahora y de acuerdo con los procedimientos de los que dispone".

Pero Ramos no es un mero árbitro en esta ocasión. En el convenio con EATC él mismo desempeñó un papel clave. ¿Por qué? Porque, a tenor del acta oficial facilitada por la URJC a este diario, fue quien como presidente del consejo académico del instituto aeronáutico fichó para ese órgano a dos empresarios que resultaron ser los administradores de EATC. Mes y medio después de que se incorporasen al consejo, la URJC firmó el convenio con esa empresa.

En el tintero o, más exactamente, en el buzón de correo electrónico de los portavoces oficiales de la URJC, siguen otras preguntas. Y son estas: ¿Por qué la universidad le adjudicó el convenio a EATC apenas un mes y medio después de haber incorporado a los dos administradores de la compañía -pero omitiendo que ambos pertenecían a ella- al "consejo académico" del recién creado Instituto de Formación y Acreditación Aeronáutica? ¿En función de qué criterio y méritos se les había integrado en ese órgano? Nada de eso se sabe.

Los datos indican que EATC nació como una empresa con suerte: sus gestores ingresaron en el consejo académico del instituto aeronáutico el 30 de octubre de 2015. EATC se había constituido nueve días antes, el 21 de octubre. Antes de cumplir dos meses de vida, con una plantilla que según sus cuentas anuales de ese ejercicio -ya no hay más- y una cifra de negocio de 70 euros, rubricó el suculento convenio con el rector Fernando Suárez, caído tras su propio escándalo -de plagio- y antecesor de Javier Ramos.

La Rey Juan Carlos blindó la cesión del hangar a una empresa cuando esta iba ya a ser absorbida por otra

Ver más

El cuestionario remitido por infoLibre incluía otros interrogantes surgidos a la luz de la lectura del convenio. Cuando hizo llegar sus preguntas a la URJC, este diario ignoraba que el contrato a dedo con EATC había sido modificado nada menos que por tres adendas: la primera de ellas, fechada solo una semana después de la firma del acuerdo original, el 21 de diciembre de 2015; la segunda, el 17 de junio de 2016; y la tercera, el 26 de junio de 2017. En el portal de transparencia de la URJC no había ni rastro del convenio original ni de las sucesivas adendas, como acredita la copia obtenida por este periódico antes de publicar que EATC se había beneficiado de la adjudicación a dedo después de que sus administradores se integrasen en el consejo académico del instituto aeronáutico de la URJC. Ahora, tanto el convenio como sus posteriores modificados figuran referenciados en el portal.

¿Qué tipo de cambio introdujeron las adendas? Es otro misterio. Como lo es el contenido de un segundo convenio con EATC, este con un año como plazo de vigencia y rubricado en septiembre de 2016. Ese segundo es el único acuerdo que hubiese encontrado cualquier interesado en lograr más información cuando la URJC presentó a bombo y platillo el hangar de Fuenlabrada en septiembre del año pasado. La web del instituto aeronáutico de la URJC (www.eiata.es) permanece "en construcción" desde al menos el pasado 20 de abril.

El dominio de la web del eiata aparece registrado a nombre de uno de los administradores de EATC y Aviation Training. 

La promesa de transparencia lanzada por el rector de la universidad pública Rey Juan Carlos (URJC), Javier Ramos, tras el escándalo del máster de Cifuentes se ha disuelto como un azucarillo en cuanto la institución ha comenzado a recibir preguntas sobre un opaco macrocontrato de largo alcance otorgado a dedo y que sitúa a la empresa beneficiaria en una posición de indudable ventaja respecto a otras del sector: el convenio del hangar del campus de Fuenlabrada, que en cuanto quedó firmado el 16 de diciembre de 2015 garantizó a la compañía European Airline Training Centre 2015 SL (EATC) nada menos que  25 años de estancia en el campus de Fuenlabrada impartiendo cursos privados en un hangar y en una serie de aulas cuya construcción ha costado a la universidad no menos de 750.000 euros.

Más sobre este tema
>