"Que el centro se ensanche para que no ganen los extremos". Era el propósito que Ciudadanos trató de perseguir hasta el final y que, tal y como vaticinaban las encuestas, no ha sido quien de alcanzar. Los de Albert Rivera no sólo han salido absolutamente mermados respecto a las elecciones del pasado mes de abril, sino que los resultados de este domingo han quedado muy lejos de los cosechados en 2016. La formación naranja se ha hecho finalmente con el 6,79% de los sufragios y un total de diez escaños: una caída del 82,45% respecto a los pasados comicios generales.
Aunque el candidato confiaba en una "sorpresa electoral", tal y como aseguró en el cierre de campaña, lo cierto es que el recuento ha dejado en un brete al líder del partido. Su marca se queda incuestionablemente en crisis tras protagonizar el mayor fracaso de la jornada –también uno de los más acusados de la historia– y el liderazgo del candidato se tambalea ante la incógnita de su dimisión. La candidatura de Rivera se deja en esta cita con las urnas un total de 2.518.125 votos y sólo consigue representación en cuatro comunidades: Madrid, Andalucía, Cataluña y Comunitat Valenciana. Líderes como Juan Carlos Girauta, José Manuel Villegas, Edmundo Bal, Patricia Reyes, Melisa Rodríguez o Sergio del Campo se quedan fuera.
A las 23:15 horas de la noche, Albert Rivera valoró en sede del partido los resultados. El líder de la formación felicitó a los ganadores de las elecciones y recordó que los votantes han elegido "más Sánchez para esta legislatura", pero también "más Vox y menos centro político". Tras ello, el candidato del partido naranja trató de asumir sus malos resultados: afeando primero la actitud de sus rivales en elecciones pasadas –Sánchez "dijo que era una noche histórica" cuando sacó sus peores resultados y Casado "que no pasaba nada" tras perder 71 escaños– y admitiendo después no estar "hecho de esta pasta". Este domingo, Ciudadanos "ha tenido un mal resultado sin paliativos y sin excusas", añadió. Y la responsabilidad del desplome, aseguró, es sólo del líder del partido.
Aunque la intervención parecía estar tomando forma de renuncia, el líder de Ciudadanos decidió mantener la incógnita. Rivera convocó una ejecutiva nacional urgente y un congreso extraordinario para que "los militantes decidan y tomen las riendas del futuro de este partido". "Yo no me metí en política para tener un escaño ni una tarjeta de visita", agregó para, finalmente, asumir "a partir de mañana un nuevo rumbo".
La debacle de Ciudadanos no es ajena al evidente ascenso de la extrema derecha. Si el 28A los de Albert Rivera llegaban a las urnas lastrados por la polémica foto de Colón, este 10N su afinidad con Partido Popular y Vox se ha estrechado a través de pactos y acuerdos en diferentes territorios. Este viraje a la derecha ha sido el responsable de que importantes nombres del partido se desvincularan de la formación en los últimos meses. Finalmente, la candidatura llegaba este domingo a las urnas sumida en una profunda agonía que ha dejado al partido al borde del coma profundo.
La formación, que el pasado mes de abril se había beneficiado de la caída de los conservadores, pierde ahora más de dos millones de fieles. Ni siquiera en las cinco comunidades donde había conseguido el sorpasso logra esta vez resultados reseñables. Durante el 28A, los de Albert Rivera habían arañado su mayor éxito en Andalucía, con once diputados. Esta vez, la comunidad andaluza les concede el 8,09% de los votos y un total de tres escaños. En la Comunidad de Madrid habían escalado hasta el segundo lugar del podio, pero la situación no logra reeditarse: cinco de los ocho asientos ocupados se esfuman de su haber. En Aragón, donde también había adelantado a los conservadores, pasa de los tres escaños a la ausencia absoluta de representación. En Cataluña y Balears la formación naranja se había hecho también con el sorpasso, pero esta vez logra únicamente dos diputados en suelo catalán y ninguno en las islas.
La representación con la que contaba Ciudadanos se esfuma de Aragón, Illes Balers, Canarias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura, Galicia, La Rioja, Asturias y Murcia. En Euskadi mantiene su ausencia. En Navarra, Ciudadanos se presentaba en coalición con PP y UPN, bajo el nombre Navarra Suma. La formación obtiene dos diputados, pero ninguno en representación del equipo naranja, cuya candidata ocupaba el cuarto lugar en la lista.
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Grandes ciudades
En las principales ciudades por población, la formación naranja consolida su fracaso. En Madrid capital, la marca consigue el 8,85% de los votos y se queda en quinta posición. El agujero del partido en Barcelona se ha convertido en abismo: queda en séptimo lugar por detrás de ERC, PSC, En Comú Podem, JxCAT, PP y CUP. Allí se hace con 46.523 votos, el 5,66%. En Sevilla el partido naranja se coloca en quinto lugar con el 8,22% de las papeletas.
En València y Zaragoza, donde se hicieron con la medalla de plata tras las pasadas elecciones, los de Albert Rivera quedan visiblemente afectados: en la primera ciudad se conforman con el sexto lugar –8,37% de los votos– y en la segunda se asientan en el quinto puesto –9,63% de los apoyos–.
"Que el centro se ensanche para que no ganen los extremos". Era el propósito que Ciudadanos trató de perseguir hasta el final y que, tal y como vaticinaban las encuestas, no ha sido quien de alcanzar. Los de Albert Rivera no sólo han salido absolutamente mermados respecto a las elecciones del pasado mes de abril, sino que los resultados de este domingo han quedado muy lejos de los cosechados en 2016. La formación naranja se ha hecho finalmente con el 6,79% de los sufragios y un total de diez escaños: una caída del 82,45% respecto a los pasados comicios generales.