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Las decisiones del nuevo CGPJ muestran que el empate pactado entre PP y PSOE favorece a la derecha

Robles, la última 'sanchista' en el Gobierno, sobrevive al caso 'Pegasus' tras enfrentarse a la Moncloa

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Al menos en dos ocasiones durante la legislatura el nombre de Margarita Robles estuvo sobre la mesa para salir del ministerio de Defensa. La primera tuvo lugar cuando se valoró la posibilidad de hacerla candidata a las últimas elecciones de la Comunidad de Madrid en sustitución de Ángel Gabilondo, un escenario que ella misma se encargó de descartar antes incluso de que le llegasen a trasladar una propuesta formal. La segunda vez fue el pasado verano, cuando Pedro Sánchez llevó a cabo una profunda remodelación de Gobierno que se llevó por delante a varios de los pesos pesados que le acompañaban desde el principio. Entonces, hay quien en Moncloa barajó trasladar a Robles de Defensa a Interior. El presidente, sin embargo, la mantuvo en el mismo cargo.

Tras la salida del Consejo de Ministros de perfiles como el de Carmen Calvo o José Luis Ábalos, el de Margarita Robles supone un caso excepcional: es la única veterana socialista que formó parte del reducidísimo núcleo duro del primer sanchismo que sobrevive a día de hoy en el Gobierno. Entonces, y pese a algunas reticencias de su entorno, Pedro Sánchez la nombró portavoz del grupo parlamentario socialista cuando él ganó las primarias pero no tenía acta de diputado. Y hoy, tras la crisis política derivada de los espionajes del caso Pegasus, sigue manteniendo su confianza en ella. Al menos, de momento.

"Puede estar tranquila"

"Con todo lo que dependa exclusivamente de la decisión del presidente uno nunca puede apostarse ni un céntimo", advierte un veterano dirigente socialista que conoce de cerca a Pedro Sánchez pero que cree que la salida de Robles, ahora mismo, no es una opción real. "No creo que lo haga, la verdad. Ahora mismo no lo veo". En el Gobierno todo el mundo da por descontado que el presidente tendrá que adoptar decisiones importantes si quiere reconstruir con ERC los puentes rotos a raíz de la crisis con 'Pegasus' porque la estabilidad de la legislatura depende de ello, y que los republicanos no se contentarán con gestos "de cara a la galería".

Uno de los ámbitos en los que Sánchez podría mover ficha para "contentar" a sus socios es el de los ceses, aunque creen en el PSOE que cuanto más lo pidan explícitamente formaciones como ERC o Podemos más blindada estará Margarita Robles: "Es de manual. Cuantas más veces lo digan Rufián o Echenique, más tranquila puede estar Margarita", opina otro dirigente.

A la sensación de debilidad frente a sus socios que ofrecería ahora un cese de la ministra de Defensa se suma, además, otro factor político de fondo. Margarita Robles es la ministra socialista mejor valorada en todas las encuestas, entre otras cosas por la simpatía que despierta entre capas más conservadoras del electorado. Y en el PSOE hay quien opina que prescindir de un perfil así en pleno ascenso del PP en las encuestas sería facilitarle a Feijóo su ensanchamiento por el centro.

Enfrentamiento con Moncloa

En cualquier caso, está claro que la relación política de Margarita Robles con el presidente y su entorno más cercano no pasa precisamente por su mejor momento. En la Moncloa han sentado especialmente mal dos capítulos muy concretos de la crisis del espionaje durante las últimas semanas. El primer gran enfado con la ministra de Defensa tuvo que ver con la votación en el Congreso del decreto de medidas económicas para paliar las consecuencias de la guerra.

Veinticuatro horas antes de la votación, en la sesión de control, Robles protagonizó un enfrentamiento con el independentismo catalán a cuenta del espionaje y preguntó: "¿Qué tiene que hacer un Estado, un Gobierno, cuando alguien vulnera la Constitución, cuando alguien declara la independencia, corta las vías públicas, cuando realiza desórdenes públicos?". Una intervención que vino a justificar los seguimientos y que terminó de dinamitar las conversaciones que el Ejecutivo tenía en marcha con ERC para conseguir amarrar los votos necesarios ante un decreto decisivo.

Tampoco sentaron bien algunas de las palabras que la propia ministra pronunció durante su comparecencia en el Congreso esta semana y en las que vino a poner sobre el tejado de Félix Bolaños la responsabilidad de la seguridad del presidente a cuenta de la invasión con 'Pegasus' que también sufrieron tanto el móvil de Sánchez como el de la propia Robles. El enfrentamiento con Moncloa ha sido patente durante algunos días. La titular de Defensa señaló a Bolaños y defendió explícitamente a la directora del CNI, Paz Esteban, a la que desde el entorno de Pedro Sánchez se había intentado ceñir cualquier responsabilidad, contemplando incluso su salida del cargo.

Preguntado expresamente por si mantenía la confianza en su ministra, Pedro Sánchez respondió en el Congreso hace unos días que "por supuesto". En los últimos días, además, tanto Moncloa como Defensa han intentado suavizar sus declaraciones públicas y reconducir la situación. Con una cita tan importante para España como la cumbre de la OTAN que se celebrará en junio en Madrid, ¿supone todo ello la garantía de que Margarita Robles puede estar tranquila en su cargo? Parece que sí, por ahora, o "en estos momentos", expresión utilizada esta semana por la ministra portavoz al ser preguntada por la confianza en la responsable del CNI.

Al menos en dos ocasiones durante la legislatura el nombre de Margarita Robles estuvo sobre la mesa para salir del ministerio de Defensa. La primera tuvo lugar cuando se valoró la posibilidad de hacerla candidata a las últimas elecciones de la Comunidad de Madrid en sustitución de Ángel Gabilondo, un escenario que ella misma se encargó de descartar antes incluso de que le llegasen a trasladar una propuesta formal. La segunda vez fue el pasado verano, cuando Pedro Sánchez llevó a cabo una profunda remodelación de Gobierno que se llevó por delante a varios de los pesos pesados que le acompañaban desde el principio. Entonces, hay quien en Moncloa barajó trasladar a Robles de Defensa a Interior. El presidente, sin embargo, la mantuvo en el mismo cargo.

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