Este miércoles un Airbus con las palabras Reino de España en su dorso partirá hacia Pekín. Y así enfila Pedro Sánchez uno de los viajes más importantes desde que es presidente del Gobierno. El destino es China, el gigante asiático que tiene entre sus manos buena parte del futuro de la geopolítica y la economía mundial. El jefe del Ejecutivo es el primer líder internacional al que recibe Xi Jinping tras su reunión la semana pasada con Vládimir Putin.
Será un viaje marcado principalmente por el escenario de la guerra en Ucrania, la inestabilidad económica y la crisis de los precios. Habrá muchas relaciones internacionales y muchos números. Sánchez acude a esta visita oficial, invitado por las autoridades chinas, también con el ascendente de que España asumirá a partir del mes de julio la Presidencia rotatoria de la UE.
La agenda del viaje será de vértigo. El jueves estará, según fuentes oficiales, en el Foro de Boao, en la provincia insultar de Hainan. Se trata de una cita que se considera como el Davos asiático y el presidente español estará presente en su inauguración, donde aprovechará para vender la economía española y para mantener algunas reuniones bilaterales. Al día siguiente en Pekín se verá con las principales autoridades del país: Xi Jinping (presidente), Li Qiang (primer ministro) y Zhao Leji (presidente del Comité Permanente de la Asamblea Nacional Popular China).
Un mensaje de apoyo rotundo a Kiev con China como potencia estabilizadora
La guerra de Ucrania estará muy presente durante el viaje después que China haya presentado un plan de paz. En La Moncloa consideran interesantes algunos de sus puntos y se da gran importancia a que Pekín haya ese paso adelante para intentar solucionar el conflicto. Se ven con buenos ojos asuntos como la defensa de la integridad territorial y el rechazo a amenazas nucleares.
Sánchez pondrá en valor la importancia de China como potencia estabilizadora en el escenario internacional, pero, según fuentes gubernamentales, también trasladará un mensaje de apoyo claro y firme a Ucrania. Se considera que cualquier solución debe contar con Ucrania. El Ejecutivo español está en permanente contacto con el equipo de Volodímir Zelenski, que ha sido informado del viaje a Pekín.
No será la primera vez que Sánchez y Xi hablen sobre Ucrania, ya que en la cumbre del G-20 en Bali (Indonesia) el español ya le trasladó la necesidad de una mayor implicación de Pekín para solventar el conflicto. De hecho, se considera que el escenario ha cambiado con estos pasos dados por Pekín.
Pero también en esa búsqueda de soluciones Madrid tiene claro que no se puede equiparar a agredidos con agresores, ya que el pueblo ucraniano ha sido claramente invadido. No se puede poner, a juicio de Moncloa, en el mismo nivel a los dos países. España traslada su apoyo sin fisuras a Kiev. Lo que también considera el Gobierno español es que sería muy importante que cuanto antes hubiera una reunión entre Xi y Zelenski, algo que todavía no ha sucedido. El presidente español quiere escuchar con mucha atención todo lo que le diga el presidente chino sobre sus planes de futuro.
El papel de España en la UE
Sánchez y Xi se conocen desde hace años, ya en 2018 se reunieron en Madrid, donde firmaron una veintena de acuerdos para profundizar una relación estratégica. En este viaje también tiene como percha el cincuenta aniversario del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre los dos países. La pandemia llevó a que muchos de esos vínculos pactados se paralizaran y se espera que se reactiven cauces bilaterales entre los dos países. Pekín, según las fuentes, también quiere escuchar a España por su papel en la UE a partir de julio.
Después de Sánchez, en Pekín tienen previsto recibir a otros líderes europeos como el presidente francés, Emmanuel Macron, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y el Alto Representante de la UE para Autos Exteriores, Josep Borrell. El continente europeo está buscando también ese equilibrio con China en la competición económica, en un momento en el que también en Bruselas se abre la idea de una mayor autonomía estratégica (para que no sucedan episodios como en la pandemia de no contar con material como mascarillas).
El presidente español estará acompañado por el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares. Además, tendrá la visita un alto componente económico. Sánchez tiene previsto reunirse con empresarios españoles radicados allí (hay unas 800 compañías nacionales en ese país) y con empresarios chinos con intereses de inversión en España.
Turismo y balanza comercial
Se da mucha importancia en el Gobierno español al turismo y, por eso, habrá contactos con turoperadores para vender a España como destino. El Ejecutivo entiende que hay mucho potencial en ese campo, considerándose que es de un alto poder adquisitivo y de calidad. Además, se quiere reactivar después del parón que ha sufrido este sector por las fuertes medidas restrictivas durante la pandemia en el país asiático.
El comercio será otro de los temas estrella, ya que China es el principal proveedor de España. Pero la balanza comercial es muy deficitaria y una de las intenciones del Ejecutivo es que España empiece a crecer en esa báscula. Según los datos del Ministerio de Exteriores, en 2020, por ejemplo, las exportaciones fueron de 8.169 millones de euros, en tanto que las importaciones fueron de 29.333 millones de euros.
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En cambio, los derechos humanos y las relaciones con EEUU no están en principio sobre la mesa. Sobre el primera aspecto, en el Gobierno se dice que se trabaja de la mano de la UE y que ha habido avances desde la reunión de Xi con el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, a finales del año pasado.
Para el Gobierno español supone un espaldarazo a la política internacional del presidente, mirando a la Presidencia de la UE, pero también al papel desarrollado en la OTAN o en la Cumbre Iberoamericana. Por eso, se lamentan en el equipo de Sánchez de las críticas de la oposición a la vertiente exterior, como ha pasado con el viaje a Santo Domingo. Denuncian asimismo la hipocresía del Partido Popular, que, en cambio, no ha arremetido contra el viaje a Pekín y hasta Alberto Núñez Feijóo dijo que era normal, como hacía Mariano Rajoy. Eso demuestra, en opinión de Moncloa, que el líder popular es pura contradicción, no tiene solvencia en política exterior y va dando palos de ciego.
Para el Gobierno, este será uno de los viajes más importantes de Pedro Sánchez tras casi cinco años en Moncloa. Resumen: muchas expectativas. Los tres principales líderes chinos se reunirán con el español, con honores, en tres citas diferenciadas, en el Gran Salón del Pueblo. Y en esos momentos a la delegación española se le requisarán los móviles y no habrá wifi, por motivos de seguridad exigidos por China.
Este miércoles un Airbus con las palabras Reino de España en su dorso partirá hacia Pekín. Y así enfila Pedro Sánchez uno de los viajes más importantes desde que es presidente del Gobierno. El destino es China, el gigante asiático que tiene entre sus manos buena parte del futuro de la geopolítica y la economía mundial. El jefe del Ejecutivo es el primer líder internacional al que recibe Xi Jinping tras su reunión la semana pasada con Vládimir Putin.