Desigualdad económica
Sánchez dice ‘no’ a la idea de Piketty de gravar al 80% a las grandes fortunas
Sistema fiscal progresivo, sí. Más justicia fiscal, también. Menos deducciones, sí. Pero un impuesto a las rentas de más de un millón de euros con un tipo impositivo del 80%, no. Pedro Sánchez no comparte una de las propuestas estrella de Thomas Piketty, el economista francés de moda y uno de los gurús de la izquierda en todo el mundo.
Piketty se encuentra estos días en España presentando su libro El capital en el siglo XXI (Fondo de Cultura Económica, 2014), un éxito de ventas que ha situado en el centro del debate la distribución y concentración de la riqueza, así como la necesidad de una política fiscal expansiva y progresiva. Este jueves mantuvo un coloquio con el secretario general del PSOE en la fundación del Diario MadridMadrid, en el centro de la capital. Y mañana confrontará su análisis económico con el líder de Podemos, Pablo Iglesias, en su programa Otra vuelta de tuerka.
En la mesa redonda con Sánchez, titulada Capitalismo, crisis y desigualdad –y muy concurrida, por cierto, con más de 400 personas en la sala y otras tantas fuera–, el moderador, el presentador de televisión Javier Ruiz, preguntó repetidamente al secretario general del PSOE si apoyaba ese impuesto para las rentas más altas. "No", acabó respondiendo. "Un impuesto de patrimonio a nivel europeo que garantice la progresividad y la justicia social, por supuesto que sí", añadió, explicación que fue replicada por un aplauso de la sala.
Sánchez defendió que en España se necesita una reforma fiscal progresiva para que el sistema sea más eficiente y justo y se contraiga la diferencia "abismal" entre los tipos nominales y los efectivos. Las grandes corporaciones, por ejemplo, pagan un Impuesto de Sociedades "por debajo del 10%", recordó. Así que hacen falta "menos deducciones", un sistema "con las menos deducciones posibles" y más ingresos públicos.
"Ampliar el concepto de renta"
Recordó que en EEUU las grandes fortunas lideraron una campaña que giraba en torno a la supresión o no del Impuesto de Sucesiones, y los ricos defendieron su pervivencia. Aquí ese gravamen lo gestionan las comunidades autónomas, y lo que existe es "una competencia fiscal a la baja", de suerte que "mucha gente" prefiere fallecer en Madrid para pagar menos tasas. Sánchez reivindicó en ese punto la reforma fiscal que lleva proponiendo su partido desde la Conferencia Política de 2013, que consiste en "ampliar el concepto de renta", para que se grave tanto lo que se ingresa por nómina como la riqueza, lo que se tiene, además de la lucha contra el fraude y la economía sumergida.
La contrapartida es lo que está haciendo el Gobierno de Mariano Rajoy, contrapuso: ha aprobado una reforma fiscal que incrementa la desigualdad entre los ciudadanos, transfiere renta hacia los más pudientes y "beneficia al 1% más rico".
Piketty, por su parte, defendió la posibilidad de ese impuesto confiscatorio. Señaló que su libro estudia la historia de la desigualdad tributaria. Y ahí se demuestra que entre 1930 y 1980 en EEUU los que ingresaban más de un millón de dólares pagaban una tasa federal "de media del 82%". "Esto no ha destruido el capitalismo norteamericano. ¿Y por qué no lo destruye? Porque se planteaba para las grandes fortunas". El economista aconsejó tratar este asunto "sin que la ideología se interponga", como lo prueba que ese impuesto lo introdujo el presidente Roosevelt y se mantuvo medio siglo. "El crecimiento y la competitividad no necesitan de una desigualdad extrema", advirtió. El crecimiento en EEUU se explica por la inversión extraordinaria en innovación, en educación, en sus universidades, las más prestigiosas de todo el mundo. En suma: que el crecimiento necesita también la igualdad.
"El PP se empeña en que crezca la desigualdad"
Sánchez volvió a condenar aquella apreciación del presidente del Gobierno de que "en muchos aspectos, la crisis es historia del pasado" y se preguntó (y preguntó a Piketty) qué se puede entender por "recuperación", cuando el empleo que está creándose es más precario y temporal, cuando se ha desmantelado el Estado del bienestar, cuando cada vez hay menos protección social. "El PP se está empeñando y mucho en que crezca la desigualdad", subrayó.
El economista recogió el guante y coincidió en ese punto con el diagnóstico: la crisis es cosa del presente. "No hemos dejado atrás la recesión. Estamos en una crisis tremenda". Por la cantidad de actividad económica, por el tipo de trabajo... "No estamos logrando el éxito [...]. Hay que cambiar la estrategia macroeconómica, cambiar el rumbo de las políticas emprendidas en Europa. Es un error decir que se ha acabado la recesión, o decir que no se vote a quien se dice que no se debe votar", señaló, echándole un capote a Syriza.
Piketty insistió en que "siempre hay distintas opciones, distintos futuros", distintas alternativas, y es evidente, a su juicio, que el Viejo Continente eligió mal. "Francia y Alemania han sido egoístas" con la deuda pública en los últimos años, permitiendo que los países del sur pagaran muchos más intereses. En Europa, dijo, "se han tomado decisiones erróneas". "Nos hemos pasado con la austeridad, hemos asfixiado el crecimiento", sentenció. Su tesis es que Europa se ha obsesionado con reducir el déficit rápidamente, a matacaballo, sin darse cuenta de las consecuencias, y sin pensar que es imposible disminuir la deuda con un "crecimiento paupérrimo". Además, sentenció que no es una buena fórmula que existan "18 sistemas de deuda distintos", algo impensable en EEUU.
Claro que, para el experto galo, no basta con que las autoridades europeas, que "en parte son responsables de la crisis", se disculpen. "Hay que cambiar las reglas", apremió.
¿Falta de ideas o de voluntad política?
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El líder socialista volvió a recordar los "cuatro golpes" que ha infligido Rajoy a los ciudadanos (reforma laboral, fiscal, de las pensiones y el desmantelamiento del Estado del bienestar) pero señaló que también hay que mirar, en efecto, a Bruselas. Pensar en lo que está ocurriendo en Grecia. Y aquí adelantó una de las propuestas que concretará mañana en una comparecencia monográfica: "¿Por qué no mutualizamos la deuda pública en Europa, sobre todo en la eurozona? Es ahí donde tenemos que mirar". El error reside en "nacionalizar problemas" que son europeos. Sánchez estaba proponiendo, pues, los eurobonos, idea que no obstante ya figuraba en el programa de las europeas de 2014.
"El PSOE y el otro partido de la oposición, Podemos, pueden plantear propuestas para el cambio en los tratados [de la UE]. No es suficiente quejarse de Alemania", amonestó Piketty, en una referencia expresa al partido de Pablo Iglesias. "Lo importante es poner propuesta sobre el tapete. No se oyen propuestas –siguió– y no podemos esperar tanto. Quizás España y otras partes de Europa tendrán que hacer algo para cambiar este mal equilibrio". "No es falta de ideas, es falta de voluntad política", discrepó Sánchez. Una abulia achacable sobre todo a los Estados miembros, sobre todo Alemania. Para el secretario general, es "positivo" el plan de inversiones promovido por el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, porque "pone la semilla para crear estímulos", pero es "insuficiente".
El acto, que comenzó con 30 minutos de retraso, se cerró al cabo de algo más de una hora con preguntas de algunos de los asistentes. Entre ellos, el líder de UGT, Cándido Méndez; el diputado Diego López Garrido; el candidato a la Alcaldía de Madrid, Antonio Miguel Carmona, o el economista José Carlos Díez. La mayoría de las cuestiones, dirigidas a Piketty. Pero los aplausos se los llevó más Sánchez. Para algo el aforo estaba lleno de militantes y cuadros socialistas. Podemos no apareció apenas por escena, y eso que por la mañana, en la presentación de su libro en el Círculo de Bellas Artes de la capital había asegurado que nadie debía tener miedo a Syriza o a la formación de Pablo Iglesias, sino inspirarse y unirse a ellos para hallar la mejor solución para Europa.