En el viaje de vuelta de Sudáfrica cambió todo a finales de octubre. Pedro Sánchez se enteró sobrevolando medio planeta de que Alberto Núñez Feijóo había roto las negociaciones para renovar el Consejo General del Poder Judicial. El enfado fue mayúsculo por parte del presidente del Gobierno. El acuerdo estaba listo, preparado. Sólo faltaba que el expresidente de la Xunta diera el visto bueno definitivo.
Pero el conservador no lo vio claro a última hora. Dudó, consultó, se vio presionado también. Y volvió a caer en la negativa que había prolongado durante años su predecesor, Pablo Casado. Luego llegaría la presentación exprés de la reforma de la sedición y se agarró a ello para justificarse durante estas semanas. Los dos vuelven a verse las caras este martes en el Senado, en el segundo enfrentamiento en una sesión de control (además de las dos comparecencias especiales). Y, entre los dos, hay un océano que se agranda cada día más. Ningún viso de acuerdo. Preparados ya para el gran ciclo electoral del año que viene. La anterior ver que se enfrentaron parlamentariamente se acariciaba un pacto. Todo ha cambiado. Cada día que pasa, la brecha es mayor.
El Partido Popular de Feijóo se suma a la estrategia que practicó Casado, pese a haber prometido una política de Estado y haber proclamado su intención de renovar los órganos constitucionales. Eso ya es humo hoy, con los populares abonados esta semana también al no en el Congreso en las votaciones futuras de los presupuestos generales y de los impuestos a las energéticas, entidades financieras y grandes patrimonios.
"El PP se encuentra al margen de la Constitución"
En el PSOE ya dan por hecho que no se alcanzarán grandes acuerdos, y denuncian que Feijóo está intentando sacar tajada ahora con la ley del sí es sí. Fuentes de Ferraz describen así la situación: “Tenemos que recordar que el Partido Popular se encuentra ahora mismo al margen de la Constitución. Su negativa a renovar el Consejo General del Poder Judicial ha provocado la mayor crisis de la Justicia en democracia”.
Hacen esta radiografía en el cuartel general del PSOE: “El señor Feijóo es el ideólogo de esta estrategia, porque hay que recordar que su antecesor estaba en vías de llegar a un acuerdo. Con estos mimbres, ¿a qué acuerdo se puede llegar con el PP?”
“Si se toma la iniciativa de activar nuevos gravámenes para que más pague el que más tenga, Feijóo se pone del lado de los poderosos; si hablamos de Igualdad, su respuesta es pactar con Vox y llevar a la ultraderecha a su primer gobierno, en Castilla y León, desde la dictadura; si hablamos de energía, desprecian el tope al gas logrado por Pedro Sánchez, que ahora quiere implementar toda Europa... y la lista sigue”, lamentan fuentes socialistas.
El PSOE incide en que el presidente del PP cada día se erosiona más: “Feijóo nunca pensó que tendría que dar tantas explicaciones, y su hundimiento en la valoración de líderes, unido a la tendencia a la baja que marcan todas las encuestas para el PP [y alcista] para el PSOE, lo están llevando a un errático camino en el que ese supuesto señor moderado se ha convertido en alguien que tiene serias dificultades para presentar un proyecto para España. Hay que demostrar más solvencia cuando se quiere presidir la cuarta economía de la Unión”. “Dicho esto, no es el PSOE el que tiene que demostrar nada en materia de pactos de Estado. La hemeroteca es prueba suficiente. El PP, también en su línea, y ahí sigue la hemeroteca, sigue en el no a todo, y en que caiga España para que la levanten ellos”, sostienen en el círculo de Sánchez.
Además, en el PSOE están muy molestos con el “oportunismo” de los populares sobre la ley del sí es sí. Entendiendo, a su vez, que el PP está cruzando líneas rojas con la campaña que han puesto en marcha, por ejemplo, en Twitter que dice, junto a un décimo del Gordo: “A quien le ha tocado la lotería con este Gobierno es a los agresores sexuales…”
Desde el PSOE también ponen el foco en las ausencias de Feijóo en el Senado durante este periodo de sesiones. Según fuentes socialistas, no ha asistido a 44 de los 45 debates (sobre proposiciones y proyectos de ley y mociones consecuencia de interpelación y ordinarias). Feijóo, según el recuento del PSOE, no ha votado 25 de las 30 mociones que se han debatido desde entonces, ni seis de los once proyectos de ley.
La versión más dura de Feijóo
La mano tendida ya no forma parte del vocabulario del PP, ni siquiera como recurso sobre el que tratar de construir un supuesto discurso centrista y moderado. La decisión de Alberto Núñez Feijóo de romper las negociaciones ha puesto punto final a la estrategia que el líder del PP decidió en abril de plantear acuerdos y actos con los que allanar su aterrizaje en la política nacional. Ahora, azuzado dentro del partido por los partidarios de una política más radical de enfrentamiento con el Gobierno, liderados por la madrileña Isabel Díaz Ayuso, y asediado fuera del PP por una parte importante de la derecha mediática y por Vox, Feijóo ha optado por mostrar su versión más dura.
Por primera vez desde que se hizo cargo del liderazgo de la oposición, las intervenciones de Feijóo frecuentan las hipérboles. Sánchez no sólo está “desarmando la democracia” española sino que, con la reforma del delito de sedición, va a hacer posible que Cataluña se independice de España y de la Unión Europea. Aprueba leyes, como la del ‘sólo sí es sí’, para “liberar masivamente a los violadores” y hasta amenaza “la libertad de prensa”.
"Una preguntita"
En este contexto, y conscientes de que las últimas veces que Sánchez y Feijóo coincidieron en el Senado la cosa no fue del todo bien para su líder, en Génova restaron importancia a la sesión de control de este martes. “Una preguntita”, declaró este lunes despectivamente el coordinador general del PP, Elías Bendodo, para quitarle trascendencia, cuando fue preguntado por lo que espera su partido del Pleno en la Cámara Alta.
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En el PP no descartan que Feijóo aproveche la sesión para visibilizar la disposición de su partido a apoyar una reforma urgente de la ley de sólo sí es sí, pero lo cierto es que el líder de la oposición llega a esta sesión habiendo volado todos los puentes con el Gobierno y agitando las mismas banderas que Pablo Casado: la idea de que España se rompe, la tesis de que el Gobierno conduce España al desastre y una disposición nula a alcanzar acuerdos de Estado como el que desde hace años demanda el Poder Judicial.
Génova ha lanzado ya la carrera electoral de las municipales y autonómicas de mayo y, consciente de la fortaleza del PSOE en la mayor parte de las ciudades y las comunidades autónomas en las que gobierna, se dispone a intentar debilitar a los candidatos socialistas volviendo contra ellos debates nacionales como el de la reforma de la sedición y la malversación o las consecuencias indeseadas de la entrada en vigor de la ley de sólo sí es sí.
El PP va con todo contra el Gobierno. No sólo para debilitarlo, enrareciendo todo lo posible el entendimiento entre el PSOE y Unidas Podemos, sino para intentar que el ritmo de atracción de votantes de Vox no se detenga. Esa es la segunda batalla de Feijóo: imponerse claramente a los de Santiago Abascal para minimizar la dependencia de los ultras y para rentabilizar en las urnas que el voto a la derecha del PSOE vuelva a estar en manos del PP.
En el viaje de vuelta de Sudáfrica cambió todo a finales de octubre. Pedro Sánchez se enteró sobrevolando medio planeta de que Alberto Núñez Feijóo había roto las negociaciones para renovar el Consejo General del Poder Judicial. El enfado fue mayúsculo por parte del presidente del Gobierno. El acuerdo estaba listo, preparado. Sólo faltaba que el expresidente de la Xunta diera el visto bueno definitivo.