“No va a haber un retroceso en la lucha contra la corrupción”. Este es el límite que ha marcado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ante los posibles cambios en el Código Penal respecto a la malversación durante la tramitación de la reforma del delito de sedición, en la que trabajan ahora los grupos parlamentarios en el Congreso y a la que el PSOE presentará enmiendas.
Este tema centró este martes los corrillos políticos en el Congreso de los Diputados con motivo de la recepción del Día de la Constitución. El jefe del Ejecutivo comentó, en una conversación informal con periodistas, que hay que esperar a las enmiendas que presenten los grupos parlamentarios este viernes a la proposición de ley que reforma el delito de sedición (que pasará a tener una pena máxima de cinco años).
Pero este cambio en el Código Penal ha introducido la posibilidad de tocar también la malversación, algo que tiene en mente Esquerra Republicana y que puede presentar vía enmienda este viernes (cuando acaba el proceso de petición de cambios). El propio grupo parlamentario socialista también quiere introducir algunas modificaciones a la proposición de ley registrada por ellos y UP, aunque Sánchez no fijó concretamente cuáles pueden ser.
Lo que sí mostró fue que está abierto a una reforma de la malversación, pero sí con los límites de que no afecte a la corrupción y que no se rebajen penas en ese sentido. Además, Sánchez remachó que Cataluña es un "activo" para este Gobierno y no una rémora como quiere hacer creer la derecha, entendiendo que los ciudadanos valoran la actual situación en esta comunidad frente a lo que pasó en 2017, cuando gobernaba el Partido Popular.
No rebajar las penas por corrupción
Pero el límite que impone Sánchez es que no afecte a los delitos de corrupción, algo que preocupa bastante en muchos ámbitos del propio socialismo (lo han expresado barones como Juan Lobato y Ximo Puig). Algo que no casa con el espíritu del Gobierno de Sánchez, que llegó a través de una moción de censura apostando por la higiene democrática tras la sentencia de la Audiencia Nacional sobre la primera época de Gürtel. Esa posible modificación, según fuentes del Gobierno, no afectaría, por ejemplo, a José Antonio Griñán, condenado a entrar en la cárcel por el caso de los ERE y que ha solicitado el indulto.
Sánchez dijo esto en un Día de la Constitución marcado principalmente por los puentes rotos entre el PSOE y el PP, con Alberto Núñez Feijóo ahondando en el bloqueo del Consejo General del Poder Judicial. El líder de los populares también habló con los periodistas y criticó esa posible reforma de la malversación, indicando que Gabriel Rufián (ERC) es "el mayor penalista de España".
La intensa actividad parlamentaria de final del año supuso buena parte de la conversación con la prensa. El presidente se mostró confiado en llegar a un acuerdo con los socios de Unidas Podemos respecto a la ley trans (que se verá en comisión la próxima semana), pero se mantuvo firme en mantener la enmienda del grupo socialista para fijar el aval judicial para los menores entre 12 y 16 años.
Sale a ganar las elecciones y obligado a una "minicrisis de Gobierno"
La vista está puesta también en las próximas citas electorales. El presidente indicó que el PP siempre subestima al PSOE, confesando que él sale a ganar todos esos comicios. Incluso dijo que está convencido de que se puede aumentar el número de autonomías en manos de los socialistas. Se mostró confiado en que los ciudadanos le darán su confianza porque el PSOE, y la coalición, tienen un proyecto de "futuro", mientras que el PP está abocado a pactar con Vox y su agenda consiste sólo en derogar leyes. Asimismo, la economía va bien, a su juicio, y hay datos como que España tiene la menor inflación de la zona euro. En su opinión, los votantes rechazarán esa "hoja reaccionaria".
Sobre lo que está pasando entre la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, y el sector de Pablo Iglesias, Sánchez no quiso ahondar por respeto, pero hizo una apelación a la "unidad" a su izquierda para mantener La Moncloa y tener unos buenos resultados. En su opinión, cualquier diferencia "es menor" que todos los "avances" logrados gracias al pacto entre el PSOE y Unidas Podemos.
El presidente manifestó antes los periodistas en el Salón de los Pasos Perdido que tiene pensada sólo una "mini crisis" de Gobierno, motivada por las salidas de Reyes Maroto (Industria, Turismo y Comercio) y Carolina Darias (Sanidad) para luchar por los ayuntamientos de Madrid y Las Palmas, respectivamente. No tiene intención, remarcó, de hacerla de manera rápida y lanzó la señal de que será más cerca de la propia campaña del 28 de mayo, de una manera cercada a pocos cambios. Y, según confesó, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, tiene su total respaldo a pesar de la polémica por la tragedia de la valla de Melilla.
Dos líderes totalmente distanciados
Este Día de la Constitución evidenció esa distancia política y personal que tienen Sánchez y Feijóo, que no se cruzaron ni mantuvieron charla entre ellos delante de los invitados. No hablan desde ese momento en el que el presidente del PP le dijo que no pactaba finalmente la renovación del Consejo General del Poder Judicial. En sus declaraciones antes del acto, el presidente del Gobierno dijo que los populares no pueden dar ninguna lección de constitucionalismo mientras sigan bloqueando órganos como el CGPJ.
"Honrar" la Constitución, explicó el dirigente socialista, significa materializar todos sus artículos todos los días. "Hago un llamamiento más a la responsabilidad de los partidos conservadores para que cumplan sus obligaciones constitucionales", indicó en el patio de la Cámara Baja. Muy duro estuvo minutos antes Núñez Feijóo, que acusó al presidente de no lograr el acuerdo sobre el CGPJ por su reforma "a la carta" del delito de sedición.
"No se puede hacer una cosa y su contraria. No se puede defender la independencia del Poder Judicial y anular las sentencias del Tribunal Supremo. No se puede pedir la despolitización de la Justicia y hacer un Código Penal para que los políticos condenados queden exonerados de las penas", criticó Feijóo en el Congreso, bajo la atenta mirada de Isabel Díaz Ayuso, con la que entró en el acto oficial a las puertas de la Cámara Baja en la Carrera de San Jerónimo.
El mensaje de Batet: "Palabras para argumentar, no para herir"
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Este acto pivotó principalmente sobre el discurso de la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, que lanzó varios mensajes tras unos días de inmensa bronca en el Congreso de los Diputados. Aunque no todos la escucharon, ya que, por ejemplo, los diputados de Vox no acudieron al evento, en pleno puente de diciembre, alegando que no lo hacían los independentistas.
Batet se refirió así a lo que está pasando: "El Parlamento es un lugar único y quienes formamos parte de él debemos ser conscientes de ello. Es el lugar en el que todos los ciudadanos están representados y en el que deben sentirse representados. La ciudadanía espera de sus representantes que la palabra se utilice para argumentar, no para herir; para proponer, no para ofender; para construir, no para zaherir".
Para ahondar delante de las altas autoridades: "Los deberes que impone esa relación de confianza nos exigen una conducta de máxima diligencia". "La política es una actividad esencialmente conciliadora. Se trata de emplear la palabra como instrumento de persuasión, de buscar los equilibrios razonables entre posiciones distintas. Y de escuchar, porque escuchar obliga a quien habla a hacerlo mejor", remachó la presidenta del Congreso.
“No va a haber un retroceso en la lucha contra la corrupción”. Este es el límite que ha marcado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ante los posibles cambios en el Código Penal respecto a la malversación durante la tramitación de la reforma del delito de sedición, en la que trabajan ahora los grupos parlamentarios en el Congreso y a la que el PSOE presentará enmiendas.