“Sobre la fragilidad o no de este Gobierno, es importante ser conscientes de que este Ejecutivo, como hacen los buenos equipos, compite al máximo nivel desde el minuto uno al noventa. Nosotros no damos un balón por perdido. Salimos a ganar cada partido, no a especular o a empatar. Sabemos lo que nos estamos jugando: los derechos de la gente”.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se lanza ya de lleno al ruedo de la política de 2025. Una determinación que dejó clara durante la rueda de prensa que hizo de balance del año en el Palacio de La Moncloa para despedir el curso. El jefe del Ejecutivo no solo se adentra ya en el año que viene, sino que tiene en su hoja de ruta acabar la legislatura en 2027.
El discurso de fin de año tiene más spoilers de la siguiente temporada. El también secretario general del PSOE enarbola la bandera del optimismo, del crecimiento económico y de la paz territorial frente al "tornado de crispación y de bulos” que domina el ecosistema de la derecha mediática y política. El presidente reivindica los datos frente a las mentiras: esa España que triplica el crecimiento de la UE y tiene más de 21 millones de afiliados a la Seguridad Social frente a esa “España que se hunde” que garabatea la oposición.
La "hipocresía" del PP
Uno de los grandes objetivos del Ejecutivo para el próximo año es vender la buena marcha de la economía entre el maremágnum de noticias sobre diferentes casos judiciales y los ataques de la oposición, que anda clamando estos días, como señaló la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que el presidente “han enloquecido”. A pesar de las duras palabras que se vierten contra La Moncloa, Sánchez hace el análisis que esta estrategia de destrucción del adversario del Partido Popular "acabará fracasando".
El año acaba también con el acercamiento que se está produciendo entre el PP y Junts en el Congreso, donde unieron la semana pasada sus votos junto a la ultraderecha y el PNV para tumbar el impuesto a las energéticas. El Gobierno, no obstante, aprobó de nuevo ese gravemente este lunes en virtud del acuerdo alcanzado en el Congreso en relación al paquete fiscal con BNG, EH Bildu y ERC. No obstante, los votos no están atados para su convalidación en la Cámara Baja para el próximo mes, aunque se incluyen incentivos con el fin de terminar atrayendo a los de Carles Puigdemont y de Aitor Esteban.
En el Ejecutivo no creen que se convierta en una pinza sólida la fórmula PP-Junts-PNV y se mira más a la “hipocresía” del Partido Popular. El jefe del Ejecutivo dejó este mensaje a Núñez Feijóo: "Nosotros siempre vamos a tender la mano a todos los partidos políticos, salvo a uno. Si se ha producido el deshielo con aquellos contra los que se manifestaban, ojalá se pueda producir también conmigo".
Sánchez sostuvo también en la rueda de prensa que ha sido un “éxito” la ley de amnistía para recuperar la normalidad y la convivencia en Cataluña. El presidente sigue manteniendo la puerta abierta a reuniones tanto con Carles Puigdemont (Junts) como Oriol Junqueras (ERC) después de que hayan sido encumbrados como líderes de sus partidos en los recientes congresos. El jefe del Ejecutivo no quiere entrar en un choque directo con los poscovergentes, aunque fue mucho más duro este lunes desde Barcelona Salvador Illa: “Tienen que decidir ya si están con Cataluña o con PP y Vox”.
En el Gobierno esperan que en esta semanas de Navidad bajen los decibelios de grupos como Junts y que se puedan abordar negociaciones cruciales como la de los presupuestos generales. Antes de ello, los socialistas trabajarán para que los de Puigdemont avalen la senda de déficit, además de que llegue a buen puerto el traspaso de las competencias de migración.
Apoya "aún más" al fiscal general
Sánchez afronta también el nuevo año con varios frentes judiciales abiertos y con el PP exprimiéndolos para pedir su dimisión. El jefe del Ejecutivo volvió a reafirmar su apoyo “aún más” al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz. Sobre este asunto y la causa abierta sobre su esposa, el dirigente socialista afirmó: “El tiempo pondrá las cosas en su lugar”. Asimismo, quiso remarcar que la mayoría de jueces hacen su trabajo con “rigor” frente a una derecha que tiene una “doble vara de medir” con los informes sobre la UCO de la Guardia Civil, que sólo son “tablas de ley” cuando les interesan.
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El presidente se despidió del año también diciendo ante los periodistas que él no conocía las conversaciones sobre los datos fiscales de la pareja de Isabel Díaz Ayuso antes de la publicación en los medios. Otra reflexión del líder socialista para acabar el curso: ni Alberto González Amador ha comparecido todavía ante la Justicia por su reconocido fraude fiscal de 350.000 euros ni la presidenta madrileña ha asumido algún tipo de responsabilidad política.
El año que viene llega marcado, además, por una principal preocupación para el Gobierno: la vivienda. Esta cuestión ya ha escalado a la primera posición de los problemas de los españoles, según el último barómetro publicado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). El presidente lo ha situado como uno de los epicentros de acción y gran reto para la coalición, siendo, además, un flanco con sus propios socios. Sumar y Podemos aprietan al ala socialista con esta cuestión y será vital para encauzar los presupuestos.
Y otra incógnita sobrevuela ahora La Moncloa: el futuro de María Jesús Montero. La vicepresidenta primera ha resurgido en todas las quinielas para hacerse con las riendas del PSOE andaluz al dar todo el partido ya por amortizado a Juan Espadas. Dirigentes del sur están presionando en privado para que dé el paso adelante, aunque esto podría suponer un quebradero de cabeza para Sánchez al ser su persona clave para negociar las cuentas. Sus palabras se limitaron este lunes a: “Serán los militantes del PSOE de Andalucía quienes decidan su futuro”. Una expresión idéntica a la que dijo en una conversación informal con periodistas hace dos semanas cuando se le cuestionó por Pilar Alegría, quien ha dado finalmente el paso para ir a las primarias de los socialistas aragoneses.
“Sobre la fragilidad o no de este Gobierno, es importante ser conscientes de que este Ejecutivo, como hacen los buenos equipos, compite al máximo nivel desde el minuto uno al noventa. Nosotros no damos un balón por perdido. Salimos a ganar cada partido, no a especular o a empatar. Sabemos lo que nos estamos jugando: los derechos de la gente”.