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La sanidad gallega agiliza operaciones antes del 18F y penaliza a pacientes en espera que eligen la pública

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Ana G. Liste (Praza.gal)

“Tenemos la sensación de que se penaliza a los enfermos”, dice una médica del Sergas (Servicio Gallego de Salud) en conversación con Praza.gal después de meses comprobando que todos los pacientes que llegan a las intervenciones quirúrgicas tras un año o más de espera rechazaron ser operados en la sanidad privada. Esto repercute en su salud y complica, en ocasiones, la propia cirugía, pues desde la última valoración médica la situación de la persona pudo variar y la operación programada puede no coincidir con la que finalmente es precisa.

Esta profesional sanitaria confirma a Praza.gal que desde la jefatura del servicio hospitalario en el que trabaja les trasladaron a comienzos de esta semana la prioridad de operar a personas con más de 300 días esperando frente a programar otras intervenciones que, a priori, son de mayor gravedad desde el punto de vista clínico.

“Nos llega gente con 430 o 380 días esperando para ser operada, hace tantos meses que rechazaron ir a la privada que cuando les preguntamos casi ni se acuerdan. En general, la gente es muy buena y casi no se queja, pero esto no es normal. Cada año fueron sacando más y más casos de la pública, pero la gente no quiere operarse en la privada porque sabe que si tiene cualquier complicación va a acabar en urgencias de la pública. Muchos no tienen confianza y quieren tener un seguimiento ya en la pública”, describe esta médica que prefiere no aparecer con su nombre en esta información por miedo a represalias en el Sergas.

Según la información obtenida por Praza.gal, desde la gerencia del área sanitaria de Vigo se instó la semana pasada a personal sanitario del Hospital Álvaro Cunqueiro a que haga las horas extras necesarias para sacar de las listas de espera a pacientes que llevan muchos meses, tanto en el caso de pruebas de imagen como en el de consultas. Esta práctica, confirmaron fuentes conocedoras a Praza.gal, es generalizada en el conjunto de la sanidad gallega.

Interpelada por Praza.gal, la Consellería de Sanidade manifiesta que “no hubo ningún cambio en la gestión o prioridades para la realización de intervenciones quirúrgicas o pruebas de imagen”. Así, en su respuesta se limita a repetir los últimos datos publicados sobre listas de espera en el Sergas: “La sanidad pública gallega tiene la segunda menor espera media de España para una intervención quirúrgica (66 días, mientras que la media estatal es de 112). El sistema sanitario público también presenta por primera vez los segundos mejores datos en lo que respecta a las esperas de más de seis meses para cirugías, descendiendo hasta el 3,4% de los casos, muy lejos de los 17,4% que presenta la media nacional”.

Sin embargo, Manuel González Moreira, secretario nacional de la CIG-Saúde, sindicato mayoritario en la sanidad pública gallega, afirma que “las listas de espera que publica el Sergas no responden a la realidad de los enfermos que están esperando por intervenciones quirúrgicas, exploraciones complementarias o consultas diagnósticas. Son las listas que el Sergas quiere publicar, que pertenecen a pacientes en espera estructural”.

El Real Decreto 605/2003, por el que se establecen medidas para el tratamiento homogéneo de la información sobre las listas de espera en el Sistema Nacional de Salud dice que los pacientes en espera estructural son aquellos que, en un momento dado, se encuentran en situación de ser intervenidos quirúrgicamente y cuya espera es atribuible a la organización y recursos disponibles.

Quien está en esa lista “no estructural”, según este Real decreto, son aquellos pacientes pendientes de una intervención quirúrgica, cuya espera es motivada por la libre elección del ciudadano. “Los pacientes de la lista no estructural son los que deciden defender su derecho a ser intervenidos, consultados o que su prueba se les haga en el ámbito de la sanidad pública. Y esos pacientes son penalizados. Como no sabemos el número de enfermos en esta lista, no conocemos las listas de espera reales del Sergas”, asegura Moreira. 

Eliana Martins cuenta a Praza.gal como fue la llamada que recibió del Sergas cuando llevaba 14 días en lista de espera para una operación del área de Traumatología: “Sentí que no se me estaba respetando mi derecho de elección de la sanidad pública”, defiende la paciente. En su caso, la ley de salud indica según la prioridad que esta clase de operación se debe realizar en el plazo de unos 90 días. Ella rechazó la propuesta del Sergas para operarse en la privada tras dos semanas en la lista por sus convicciones. “Eso significa que vas a tener que esperar más de un año”, respondió la persona del Sergas al otro lado del teléfono.

Ahora van seis meses, pero no figuran en ningún lugar porque su operación aparece como resuelta en 14 días –cuando rechazó ir a la privada y pasó a la lista de espera no estructural– en su expediente en E-Saúde. “La parte más indignante es que no tengo derecho a saber nada sobre lo que va a pasar con mi operación. No se me ofrece ir a otro centro del Sergas distinto al que me corresponde, solo a una clínica privada. ¿Rechacé yo a caso a ser operada?”, critica Martins, que se considera una privilegiada por poder pagarse las visitas semanales a una fisioterapeuta que la ayuda a seguir –en la medida de lo posible– con su vida personal y laboral mientras no puede pasar por el quirófano.

Por otro lado, en los últimos años el Sergas incorporó una nueva figura que entra en juego a la hora de tratar de calcular las listas de espera reales: la ‘caja de correo a la espera de cita’, una especie de ‘limbo’ en el que permanecen las citas para consultas o pruebas diagnósticas que no se asignan en el momento en el que la persona las solicita por primera vez. “Su cita queda en el buzón, ya la llamaremos”, repite el personal administrativo de los hospitales. 

El tiempo, en este caso, no empieza a contar hasta que la persona recibe esa llamada y se inscribe en una de las listas de espera que hay. “Si a ese paciente se le ofrece ser atendido en la sanidad privada y lo rechaza, pasa directamente a la lista no estructural. Entonces, desaparece de la cuenta del Sergas; aunque se pasa a la lista estructural tampoco sabemos cuál es el tiempo real de espera que tiene”, explica el representante de la CIG-Saúde.

Además, cuando el Sergas hace públicos sus datos sobre listas de espera habla de “tiempos medios de espera” y “da a entender –según detalla Moreira– que ese es el tiempo que tarda en que se haga una prueba, una operación o se realice una consulta”. Pero el Real decreto ya citado indica que esta medición corresponde a un momento concreto, mirando al tiempo total que lleva esperando un enfermo, no al tiempo completo de espera hasta que se resuelve el motivo por el que espera. “El tiempo importante para la salud de los pacientes es el de la duración de todo el proceso hasta que tienen una respuesta clínica”, asevera el secretario nacional de la CIG-Saúde y médico especialista en Medicina Familiar y Comunitaria.

La Consellería de Sanidade contestó a todas las reclamaciones interpuestas por Eliana Martins desde que su operación aparece como resuelta en su historial del Sergas, pero no explica por qué considera que la carestía de medios propios para llevar a cabo esta intervención quirúrgica no es un problema estructural. “Seguiré insistiendo para saber cuántas personas estamos en esas listas de espera no estructurales en Galicia”, incide la paciente. 

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La Valedora do Pobo (equivalente al Defensor del Pueblo Español) ya trasladó hace un año, a partir de las quejas sobre el Sergas recibidas en la institución, que las cifras medias en las que se basan las listas de espera oficiales de la sanidad pública gallega no transmiten la realidad de determinados casos y que existen algunos que quedan fuera de los registros oficiales. 

“Cuando al Sergas le interesa dar la imagen de que los tiempos medios de espera se reducen, lo que hace es aumentar las horas extras o la derivación a la privada. En este último caso, incrementa las llamadas a los pacientes que están en espera ofreciéndoles hacer una prueba o una intervención en la sanidad privada y, como un alto porcentaje las rechaza, esa gente desaparece de las listas sin que el Sergas haga nada más que llamarla por teléfono. Así se maquillan de manera descarada las listas de espera en Galicia”, salienta Manuel González Moreira.

Aquí puedes leer el texto original en gallego.

“Tenemos la sensación de que se penaliza a los enfermos”, dice una médica del Sergas (Servicio Gallego de Salud) en conversación con Praza.gal después de meses comprobando que todos los pacientes que llegan a las intervenciones quirúrgicas tras un año o más de espera rechazaron ser operados en la sanidad privada. Esto repercute en su salud y complica, en ocasiones, la propia cirugía, pues desde la última valoración médica la situación de la persona pudo variar y la operación programada puede no coincidir con la que finalmente es precisa.

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