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Santamaría gana otra batalla interna a Cospedal con el liderazgo de Alonso en el PP vasco

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"Ningún problema es demasiado grande o letal para la vicepresidenta de Rajoy". Este es el titular con el que el Financial Times ubicaba este jueves en un artículo a Soraya Sáenz de Santamaría como la mejor ubicada para sustituir al presidente del Gobierno. Entre elogios, el texto deslizaba alguna pega: su escaso poder en el partido y el carecer de "una base de poder local". Unos inconvenientes que horas después se podrían haber ofrecido a una precisión al saltar la noticia de que Alfonso Alonso, ministro de Sanidad, iba a ser propuesto a la Junta Directiva Regional del PP vasco como presidente en sustitución de Arantza Quiroga, que había dimitido el día antes.

El titular de Sanidad, presidente del PP de Álava, la organización territorial de los conservadores de Euskadi con más poder institucional en los últimos años, es uno de los hombres de máxima confianza de la número dos del Gobierno. Fue su portavoz adjunto en el Congreso de los Diputados y, dentro del Consejo de Ministros recibió el importante encargo de dar una orientación social a las leyes de la recta final de legislatura.

En el PP no niegan que Alonso, que ha sido acalde de Vitoria y acumula experiencia en política local y nacional, se ha forjado un perfil propio que va más allá de ser considerado un 'sorayo' –nombre con el que se conoce a los dirigentes del PP de los que se rodeó Santamaría en su etapa en la oposición–, pero tampoco niegan que, en clave interna, su nuevo cargo en Euskadi se entiende como una victoria de la vicepresidenta. Una victoria a la secretaria general, María Dolores de Cospedal, que peleó por que Quiroga llegara a la presidencia del PP vasco. Y que, en la última semana, peleó sin éxito para que ésta aguantase, al menos, hasta después de las elecciones generales.

El poder del PP vasco

En un eventual escenario de sucesión de Mariano Rajoy en el PP, Santamaría, algo desconectada del partido en los últimos años, desde que aterrizó en la Moncloa, contaría con el apoyo de los conservadores vascos. La que a partir de este viernes presidirá Alfonso Alonso no es ni mucho menos la formación regional más numerosa del PP. Pero sí una de las que más poder orgánico acumula a nivel nacional dentro de la formación. Alonso es ministro y diputado; Javier Maroto, exalcalde de Vitoria, es vicesecretario de sectorial del PP e Iñaki Oyarzabal es responsable de Justicia y Libertades Públicas. El primero de ellos tiene un pie en los consejos de ministros; los otros dos, despacho en Génova.

Cuando en marzo de 2014 se celebró el congreso regional del PP vasco que aupó a Quiroga a la presidencia, la negativa de ésta de ubicar a un alavés como su número dos fue interpretada puertas adentro del partido como una derrota de Alonso y, por extensión de Santamaría. Diferente escenario al andaluz, donde poco antes, Rajoy se vio obligado a poner paz y a señalar a Juanma Moreno como presidente regional. Como Alonso, Moreno también integra el círculo de confianza de la vicepresidenta. Andalucía es una de las comunidades autónomas más importantes del PP en lo que a militantes se refiere.

La importancia de los apoyos territoriales

El resultado de las elecciones generales del 20 de diciembre es clave. No sólo desvelarán si el presidente del Gobierno revalida un nuevo mandato. También, por dónde puede ir el futuro del Partido Popular. Tras las generales, a principios de 2016, los conservadores celebrarán un congreso nacional y, posteriormente, todos los regionales. Hasta que Rajoy se pronuncie sobre sus planes, nadie se moverá. Pero, para cualquier movimiento, es importante contar con el apoyo de las diferentes direcciones territoriales.

Con el cierre del capítulo del PP vasco, Rajoy quiere pasar página de una de sus semanas más difíciles de los últimos meses. A las dudas de Bruselas sobre las cuentas españolas, tuvo que sumarse el cese de Quiroga, la polémica entrevista concedida por el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, al diario El Mundo y un acto de partido en las dependencias del Congreso de los Diputados con vídeo con críticas de plagio de por medio.

Este sábado, todos los cargos públicos del partido y los miembros del Gobierno han sido convocados a un acto en Toledo que pretende ser el pistoletazo de salida de la precampaña. La jornada tiene un objetivo similar a la de este miércoles en el Congreso: hacer balance de la legislatura. “Hace cuatro años comenzó el cambio en España, y lo hizo de la mano del PP y de Mariano Rajoy y gracias al trabajo y el esfuerzo de todos los españoles. Hemos liderado la transformación en positivo de España, convirtiéndonos en un país que sabe sumar y al que miran con envidia desde el resto de Europa”, destacó el vicesecretario de Organización del PP, Fernando Martínez Maíllo, en un comunicado.

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En sectores del PP vasco sorprendió este jueves que fuese Alonso el candidato a la presidencia. "La idea era que fuese una persona de largo recorrido, que vaya a ser después la candidata al congreso del partido y a la presidencia del Gobierno vasco. No sé el acuerdo al que ha llegado Alfonso con Rajoy y Cospedal", mantiene un miembro del PP de Euskadi.

En Génova no descartan la posibilidad de que Rajoy haya tirado de él para recomponer puentes, curar heridas y ayudar a que el partido mejore sus resultados electorales. "El Congreso se disuelve en nada y qué mejor presidente del PP vasco que él", añaden. Otras voces del PP consideran que "se ha visto en la obligación" de tomar las riendas. En su día, recuerdan, no quiso asumir esta responsabilidad. Ahora, por su papel en esta crisis, –fue el más crítico con Quiroga– "no se ha podido negar".

Su nombre se impuso al de otros alaveses como Maroto y Javier de Andrés, exdiputado general de Álava. No son pocos en el PP los que ven a De Andrés como el futuro candidato del PP vasco. Esta operación, mantienen quienes sostienen esta tesis, serviría para no desgastarle.

"Ningún problema es demasiado grande o letal para la vicepresidenta de Rajoy". Este es el titular con el que el Financial Times ubicaba este jueves en un artículo a Soraya Sáenz de Santamaría como la mejor ubicada para sustituir al presidente del Gobierno. Entre elogios, el texto deslizaba alguna pega: su escaso poder en el partido y el carecer de "una base de poder local". Unos inconvenientes que horas después se podrían haber ofrecido a una precisión al saltar la noticia de que Alfonso Alonso, ministro de Sanidad, iba a ser propuesto a la Junta Directiva Regional del PP vasco como presidente en sustitución de Arantza Quiroga, que había dimitido el día antes.

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