En lo que va de legislatura, el Grupo Parlamentario Popular ha sido un mar en calma para Mariano Rajoy. Ahora, a un año de las elecciones europeas, el presidente del Gobierno ha decidido llevarse a Moncloa al hombre al que encargó manejar la mayoría absoluta del Partido Popular en el Congreso de los Diputados. En contra de todos los pronósticos y las quinielas, Alfonso Alonso será a partir de este miércoles el nuevo ministro de Sanidad en sustitución de Ana Mato. El presidente del PP de Álava –es exalcalde de Vitoria– ha sonado como ministro desde la victoria de Rajoy en las generales en más de una ocasión. Pero nunca para la cartera que va a ocupar. Conoce los temas sociales de su etapa como portavoz adjunto en la cámara Baja bajo las órdenes de Soraya Sáenz de Santamaría. Pero él, abogado y filólogo, no es un experto en Sanidad. Dista mucho de ese perfil técnico por el que el presidente ha apostado en las dos ocasiones en las que ha tenido que mover sillas en el Consejo de Ministros. Así, Isabel García Tejerina, relevó a Miguel Arias Cañete y Rafael Catalá a Alberto Ruiz-Gallardón. Ambos, exsecretarios de Estado, tienen carreras muy diferentes a la de Alonso. Su nombramiento descoloca a más de uno en la formación y en el Ejecutivo que esperaban que Susana Camarero, secretaria de Estado de Asuntos Sociales fuera el recambio de la ya exministra.
"En esta ocasión ha ganado la política", resumía un miembro de la dirección del PP horas después de hacerse público su nombramiento. En estos años al frente de la dirección del Grupo Parlamentario Popular, Alonso ha sido el encargado de poner voz a la reacción oficial de su partido a los más variados asuntos de actualidad. Pero sobre todo a los escándalos de corrupción. Los lunes que no ha habido rueda de prensa en Génova, sede nacional del partido, la reacción de los conservadores se ha hecho esperar a los martes, cuando él se ponía a disposición de los medios en el Congreso. Sus fieles se quejaban de que le caían los palos de todos los lados con lo que conlleva el poco lucido trabajo parlamentario del portavoz del partido de Gobierno. El pleno sobre corrupción del pasado jueves, en el que defendió a su antecesora en el cargo, fue su último como portavoz.
Utilizando la expresión de sus propios compañeros, además de la política, con su llegada a Moncloa ha ganado la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. No es ningún secreto que ambos mantienen una excelente relación labrada, sobre todo en la etapa de la mano derecha de Rajoy como portavoz parlamentaria. De hecho, cuando Rajoy propuso al político vasco como portavoz en el Congreso, ponía en sus manos el puesto en el que Santamaría había ido conformando su perfil político. Un trabajo del que había sido testigo directo como portavoz adjunto.
Recurriendo a la terminología interna que se emplea en el PP, el futuro ministro de Sanidad es un integrante del clan de los sorayos. Es la expresión, a menudo despectiva, en la que se incluye a todos los dirigentes conservadores de los que se rodeó la vicepresidenta en la última etapa de Rajoy en la oposición. Junto a Alonso, son claros exponentes de este clan el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, José Luis Ayllón; el secretario de Estado de Cultura, José María Lasalle, o el presidente del PP andaluz, Juan Manuel Moreno.La intermediación de Santamaría, clave
Alonso aterriza en el Gobierno en un momento en el que un sector de PP y del propio Ejecutivo se muestra molesto por el cada vez mayor poder que acapara Santamaría en Moncloa. Su última función, además de la de suplir a Mato hasta la llegada de su recambio, ha sido la de liderar el comité especial que se creó tras el fracaso de Sanidad en la gestión de la crisis del ébola. A sus diez cargos suma ahora, según las fuentes consultadas, el éxito de haber hecho que la balanza de Mariano Rajoy oscilase a favor del quien fue su mano derecha en el Grupo Parlamentario. "Rajoy tiene muy buena relación con Alfonso, le considera un excelente político. Pero la jefa –en alusión a la vicepresidenta– tiene mucho que ver en la solución a esta crisis de Gobierno motivada por la marcha de Mato", considera un veterano diputado. La misma fuente no considera casual que el presidente del Gobierno haya apostado por este perfil en un momento en el que su partido clama a voces una política más cercana a la calle, menos fría, más alejada de la frialdad de los números y las estadísticas. Dentro de las familias del PP, Alonso pertenece al sector más moderado. Respetando la línea de su partido, siempre se mostró a favor matrimonio entre personas del mismo sexo. Quienes le conocen le tienen por un político "cercano".
En clave de partido, Santamaría, como ya ocurrió con la designación de Juan Manuel Moreno como presidente del PP andaluz, también gana a la secretaria general, María Dolores de Cospedal. No en vano, uno de los nombres que más sonaban para Sanidad era el de su consejero en Castilla-La Mancha, José Ignacio Echániz.
El propio consejero se había autodescartado, pero en un gabinete en el que la última palabra la tiene Mariano Rajoy nadie se atrevía a descartarlo del todo. Las cábalas que se hacían en el partido eran las siguientes: si el presidente daba entrada a Echániz en Moncloa, lanzaba un claro mensaje a Santamaría de que no estaba todo bajo su control. Con el ingrediente extra que suponía el hecho de que la secretaria general pusiese un pie en el Consejo de Ministros con la llegada es uno de los hombres más fuertes de su gobierno regional. Este escenario no se ha producido. Y, a día de hoy, la mano derecha del presidente en Moncloa es la persona mejor ubicada en el PP para hacerse con el control ante una eventual sucesión de Mariano Rajoy.
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El ministro que fue cazado fumando en un bar
Poco polémico por lo general, una de las principales controversias en las que se ha visto envuelto tuvo que ver con una cuestión que, precisamente afecta a su nuevo departamento. Fue cazado fumando en el interior de un bar cuando está prohibido por ley. Le llovieron las críticas del sector médico.
Hace ahora tres años, cuando accedió a la portavocía del PP en el Congreso, declaró lo siguiente: "A lo mejor hay cosas que no se pueden pagar desde la sanidad pública" en una entrevista concedida al diario Público. Hasta ahora, los recortes en Sanidad han sido cosa de Mato. El Gobierno confía en que la última etapa en el ministerio sea más tranquila. Pero sí tiene entre manos dar el toque prometido por Rajoy a la reforma de la ley del aborto.
En lo que va de legislatura, el Grupo Parlamentario Popular ha sido un mar en calma para Mariano Rajoy. Ahora, a un año de las elecciones europeas, el presidente del Gobierno ha decidido llevarse a Moncloa al hombre al que encargó manejar la mayoría absoluta del Partido Popular en el Congreso de los Diputados. En contra de todos los pronósticos y las quinielas, Alfonso Alonso será a partir de este miércoles el nuevo ministro de Sanidad en sustitución de Ana Mato. El presidente del PP de Álava –es exalcalde de Vitoria– ha sonado como ministro desde la victoria de Rajoy en las generales en más de una ocasión. Pero nunca para la cartera que va a ocupar. Conoce los temas sociales de su etapa como portavoz adjunto en la cámara Baja bajo las órdenes de Soraya Sáenz de Santamaría. Pero él, abogado y filólogo, no es un experto en Sanidad. Dista mucho de ese perfil técnico por el que el presidente ha apostado en las dos ocasiones en las que ha tenido que mover sillas en el Consejo de Ministros. Así, Isabel García Tejerina, relevó a Miguel Arias Cañete y Rafael Catalá a Alberto Ruiz-Gallardón. Ambos, exsecretarios de Estado, tienen carreras muy diferentes a la de Alonso. Su nombramiento descoloca a más de uno en la formación y en el Ejecutivo que esperaban que Susana Camarero, secretaria de Estado de Asuntos Sociales fuera el recambio de la ya exministra.