Tensión en UPyD
Savater defiende el pacto de UPyD y Ciudadanos que plantea Sosa Wagner pero critica sus formas
Rosa Díez y su partido, Unión, Progreso y Democracia (UPyD), han tropezado con un conflicto interno cuando menos lo esperaban y provocado por quien menos les cuadraba: Francisco Sosa Wagner, cabeza de lista de las elecciones europeas 2009 y 2014 y actual portavoz de la formación magenta en Bruselas. El catedrático se despachó el pasado martes en las páginas de El Mundo en un durísimo artículo de opinión, en las que atribuía el "pequeño varapalo" sufrido por UPyD en las europeas a la no confluencia con Ciudadanos (C's). En su tribuna, además, lanzaba otra grave carga de profundidad contra Díez, al dibujar al partido como presa de "autoritarismos" y "sectarismos". Pocos dirigentes han apoyado públicamente a Sosa Wagner. Pero un militante muy significado, el filósofo Fernando Savater, uno de los fundadores de UPyD, sí dice compartir la reflexión teórica del eurodiputado, aunque no la forma en la que lo ha hecho, ventilando sus actuales diferencias con la portavoz y la estrategia electoral a través de los medios y no en los órganos de dirección.
La postura de Savater no es de ningún modo nueva. Él mismo, en el II Congreso del partido, en noviembre de 2013, ya defendió que UPyD no podía "rehuir" los pactos "con grupos compartidos que comparten ideas". Una tesis que rechazó de plano el cónclave, argumento al que se aferra Díez para considerar cerrada la discusión. "Siempre he creído que en Cataluña y en las europeas habría sido oportuno que nos hubierámos presentado con el partido de Albert Rivera. No hablo de fusión ni nada por el estilo, sino de alianzas puntuales. En Europa, ahora mismo compartimos el mismo grupo [Alianza de los Liberales y Demócratas por Europa]. Creo que habría sido bueno oficializar esa colaboración antes del 25-M", comentaba ayer a infoLibre el filósofo, en conversación telefónica desde Estados Unidos.
Savater reconoce que aunque esta cuestión ya se rechazó en el cónclave del año pasado –"yo lo planteé y hubo gente que se me acercó para decirme que estaba de acuerdo, aunque yo no vi que se debatiera" porque la ponencia oficial se aprobó por una mayoría del 98%–, puede ser objeto de revisión: "Todas las decisiones pueden ser examinadas, más cuando la coyuntura cambia, cabe hacer la autocrítica". Por ese motivo, el fundador de UPyD aplaude el fondo de la reflexión de Sosa Wagner: "Estoy de acuerdo, lo dije, y creo que hay que replantear este asunto". En lo que discrepa radicalmente del eurodiputado es en las formas empleadas, precisamente lo que más ha dolido en la cúpula del partido: "Siempre es bueno plantear estos asuntos de la manera menos hiriente personalmente". Savater rechaza asimismo los calificativos de formación "autoritaria" y "sectaria" que le endosó el europarlamentario. En UPyD existen "roces, como en todos los partidos". El filósofo completa cada afirmación recordando que él no está presente en la vida cotidiana de UPyD, si bien es uno de sus iconos más señeros desde su nacimiento, en 2007.
"Dolor" por las declaraciones
En los últimos tres días, UPyD se ha visto envuelta en una fuerte tormenta interna que ahora espera que amaine. Al artículo de Sosa Wagner siguió una catarata de declaraciones cruzadas. Primero fue el diputado Toni Cantó, el mismo martes –"Una de las grandezas del partido es que los que deciden son los [6.000] afiliados"–. Después, la propia Díez, en RNE, mostró "dolor" por las acusaciones de autoritarismo lanzadas por el eurodiputado. La portavoz de la formación magenta no se privó de recordarle que él pudo votar a favor de la investidura de Jean-Claude Juncker como presidente de la Comisión Europea, en contra del criterio de la dirección, y no fue sancionado por ello. Tampoco fue multado en la pasada legislatura cuando apoyó un acuerdo con Marruecos que la cúpula rechazaba. La acusación de Sosa Wagner, añadió la líder, es "injusta" para una organización que siempre ha sido "transparente" y ha defendido la libertad de expresión y la regeneración interna. UPyD lleva a gala no sancionar a ningún representante institucional que se separe de la línea marcada por la dirección, a diferencia de lo que ocurre en el PP o en el PSOE.
Díez tachó de "inaceptable" la forma empleada por el parlamentario europeo y reiteró que el partido tiene una posición acordada en su congreso de noviembre. Entonces, se aprobaron las resoluciones políticas por el 98% de los votos. En ellas, se reconocen los pobres resultados de la formación en Cataluña (apenas un 0,14%, 14.614 papeletas), lo que "hace todavía más indispensable" un compromiso: "Hacer y ser allí lo mismo que en el resto de España". También se define como un "partido inequívocamente nacional, lo que significa el principio de actuar en toda España sin excepciones territoriales y con las mismas siglas e igual mensaje común". A tal redacción, según fuentes oficiales de UPyD, no se llegó a presentar ninguna enmienda.
"Va a resultar difícil que te igualen en mezquindad"
La respuesta a Sosa Wagner fue ayer jueves redondeada por la diputada Irene Lozano, que se incorporará el próximo 2 de septiembre al Consejo de Dirección. "Querido Paco" es su artículo en El Mundo, profundamente crítico con el eurodiputado. "Hay gente de UPyD que puede coincidir contigo en la necesidad de pactos con otros partidos, aunque esta cuestión ya se dirimió en nuestro último congreso. En cambio, va a resultar difícil que alguien te iguale en mezquindad. Porque quienes no comparten el criterio de la dirección, lo pudieron decir hace nueve meses en el congreso de UPyD", le recrimina. La parlamentaria le acusa de protestar ahora que tiene su escaño asegurado durante cinco años –su "plan quinquenal"– "Espero que pronto puedas explicar la falta de autonomía política y financiera con la que te has desempeñado en Bruselas estos años. El control sobre tus votos, tus dineros, etcétera... ¡Ha sido terrible! Mira que darte cuenta de tan odiosas prácticas a raíz de tu pésima campaña...", ironiza. Una campaña que fue la "peor valorada" por los españoles, según el CIS, le espeta.
A su vez, Sosa Wagner atribuyó las "prácticas autoritarias" y la "zafia manipulación de la información" que hay en UPyD a una "inercia" que existe en todas las organizaciones y que hay que "romper". El eurodiputado se quejaba de que su artículo en el diario de Unidad Editorial no se hallaba en la web del partido.
El catedrático ha recibido contados apoyos públicos por ahora. La coordinadora de UPyD Ávila y el portavoz municipal en la capital sí apoyaron en un comunicado su propuesta de "unir fuerzas" con Ciudadanos. Igual que el eurodiputado Fernando Maura, que también respaldó la candidatura de Juncker el pasado julio. A ellos habría que sumar a Savater, importante por su peso simbólico en la formación. Quien le ha defendido sin ambages ha sido Ciudadanos. Su secretario general, Matías Alonso, aseguraba este jueves en Onda Cero que había sufrido "algún maltrato" por su partido, al tiempo que volvía a reprobar a Díez por negarse a una convergencia entre las dos fuerzas políticas.
Alexis Marí, coordinador del partido en la Comunitat Valenciana, y pasado rival interno de Toni Cantó, se mostró partidario de que se abra el debate. Desde su entorno insistieron en que esa postura no quiere decir respaldo a Sosa Wagner. "El diálogo siempre es enriquecedor, pero ha de conducirse dentro de los órganos del partido", apuntaron fuentes próximas al dirigente, quienes recalcaron que no hay discrepancias con Madrid, sino cierre de filas con la dirección nacional.
En las redes sociales abundaron los apoyos expresos a Rosa Díez por parte de dirigentes de su confianza como el diputado Carlos Martínez Gorriarán, la europarlamentaria Beatriz Becerra o los diputados madrileños Luis de Velasco y Ramón Marcos. El elemento común es la crítica a las formas "inaceptables" empleadas por Sosa Wagner, así como que ahora defienda lo contrario de lo que afirmaba antes de las europeas, pues "nunca apostó" por una confluencia con C's en el pasado, según recordaban ayer desde el entorno de Díez.
El estado mayor de UPyD confía en que el temporal se detenga. Fuentes oficiales confirmaron a este diario que no hay ninguna previsión de que se vaya a sancionar a Sosa Wagner por sus "sorprendentes" declaraciones, aunque el debate podría reabrirse en la reunión del Consejo de Dirección del 2 de septiembre o en la del Consejo Político –el máximo órgano entre congresos– de finales del próximo mes. En principio, sí lo permitirían los estatutos, que en su artículo 12. 3 considera infracciones graves las manifestaciones públicas que "desprestigien al partido, dañen su imagen pública y sean descalificatorias del mismo o de cualquiera de sus órganos o de sus grupos institucionales". Faltas que podrían acarrear la suspensión temporal de militancia y/o la inhabilitación para desempeñar cargos en el partido o en representación de este. Desde UPyD se indicaba este jueves que nunca se ha expedientado a ningún militante por criticar al partido. Tampoco hay previsión de que se despoje al europarlamentario de su cargo de portavoz en Bruselas –"En todo caso, lo deberá decidir el grupo allí"– o de expulsarle del Consejo Político.
¿Campaña mediática en contra?
¿Por qué Sosa Wagner ha cargado contra la formación ahora? En el círculo de Díez prefieren no especular, aunque sí destacan esto: "Hay gente, y también personas de medios de comunicación, que tiene ganas de decirnos lo que tenemos que hacer". Una acusación tácita a El Mundo, el periódico que más ha servido de altavoz a UPyD desde su fundación, en 2007, y que más ha apoyado sus propuestas. Pedro J. Ramírez, hoy su exdirector, ha defendido (y explicado) a las claras el voto a la formación magenta en las últimas convocatorias electorales. El rotativo, sin embargo, ha defendido con vehemencia estos días, al hilo del artículo del eurodiputado, la necesidad de la alianza entre UPyD y Ciudadanos.
En las europeas, UPyD obtuvo 1.022.232 votos (6,51%) y cuatro escaños, y C's, 497.146 sufragios (3,16%) y dos actas. De haber concurrido juntos, habrían acumulado 1.519.378 votos y, aplicando el sistema D'Hondt, habrían sentado en la Eurocámara a seis diputados.
En su artículo, Sosa Wagner recomendaba a UPyD "liberarse de las prácticas autoritarias", que "desembocan en la expulsión constante de afiliados o en su sepultura en vida cuando deciden permanecer en sus filas acogidos a un ominoso silencio".
Expulsiones y abandonos
Sosa Wagner confiesa que en UPyD hay “prácticas autoritarias” que desembocan “en la expulsión constante de afiliados”
Ver más
¿Qué hay de cierto en eso? Según los cálculos que ayer lanzaba Martínez Gorriarán en su Twitter, el partido ha echado a 54 militantes desde su fundación. En 2014, completaban a este diario desde el área de Organización, "no ha habido ninguna expulsión".
Hasta ahora, la gran crisis interna vivida por UPyD se produjo en 2009. Entonces se apartó al coordinador del partido en Aragón, Javier Carroquino, y abandonó la formación Mikel Buesa, otro de los padres fundadores, que denunció el "autoritarismo" de Díez. Misma acusación que vertieron 14 disidentes expedientados, un grupo que apoyó a su vez al rival de Díez en el primer congreso, el madrileño Valia Merino.
Pero ha habido más tropezones en los últimos años. Varios afiliados se marcharon de Cantabria y del País Vasco. En Euskadi, abandonó las filas de la formación su coordinador, Nicolás de Miguel, el año pasado, después de denunciar "actitudes sectarias". También se fueron los cabezas de cartel de Álava a todas las elecciones y el líder magenta en Bizkaia. En diciembre de 2013, dimitió la cúpula gallega –incluido su barón regional– por discrepancias con Madrid. "Somos un partido exigente con nosotros mismos y con el cumplimiento de nuestras propias normas, y eso quizá implica un mayor grado de conflictividad interna", conceden fuentes del aparato, que confían en salir airosos de una crisis que en lo alto de UPyD nadie esperaba afrontar este verano.