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“Seamos claros, las pseudociencias matan”: por qué médicos y científicos han declarado la guerra a la homeopatía

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Rosa Morillo falleció tres años después de decidir tratarse un cáncer con homeopatía. Mario Rodríguez murió seis meses más tarde de que le diagnosticaran leucemia porque un curandero le convenció para abandonar el tratamiento y medicarse únicamente con vitaminas. No son los únicos casos. Rosa y Mario tan solo han puesto nombre y apellidos a una realidad que médicos y científicos llevan años denunciando: "Las pseudociencias matan". Han insistido en ello una y otra vez. La última, este lunes. Durante todo el día, casi 400 profesionales del ámbito sanitario y científico estamparon su firma en un documento [que se puede leer aquí] con el que instan a la ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, a tomar medidas para frenar las pseudoterapiaspseudoterapias

La exigencia llega, no obstante, después de que la titular del Ministerio de Sanidad, siguiendo la senda de su predecesora Carmen Montón, se posicionara públicamente en contra de estas prácticas. Tras tomar posesión de su cargo, recalcó que es "importantísimo" que la Unión Europea "tome cartas en el asunto" de las pseudociencias y la homeopatía, ya que "no se dispone de evidencias científicas" sobre ellas. Y por ello hizo hincapié en la necesidad de regularlas: la normativa "está en pañales", dijo. 

"Hubo una predisposición por parte de Montón y, ahora, por parte de Carcedo", recuerda Elena Campos, presidenta de la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP), una de las organizaciones promotoras del manifiesto junto al Grupo Español de Pacientes con Cáncer, la ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico, el Círculo Escéptico, la Red de Prevención Sectaria y del Abuso de Debilidad y FarmaCiencia. "Pedimos que esto no se quede sólo en las palabras, porque así no vamos a hacer nada", critica. 

No hay ausencia de normativa, sino incumplimiento

Las palabras de Carcedo, sin embargo, exigen una puntualización. Según Campos, sí hay normativa, pero el problema es que se incumple. Y se hace sin consecuencias. Concretamente, las pseudociencias y quienes las propagan saltan por encima de tres reales decretos –uno aprobado en 1996, otro en 2003 y otro en 2007– y del propio Código de Deontología Médica. Por ello, sus demandas no pasan por la regulación, sino por "el cumplimiento de la normativa vigente".  

La Sociedad Española de Medicina Homeopática (SEMH) define la homeopatía como la "terapia que estimula las capacidades curativas naturales del propio cuerpo para recuperar la salud, vitalidad y bienestar". El tratamiento lo inventó Samuel Hahnemann en el siglo XVIII sosteniendo que la enfermedad puede curarse tomando aquello que la provoca, sobre todo si se diluye en grandes cantidades de agua que, "guardando" el "principio activo", aumenta su eficacia. Ahora, tres siglos después, todavía hay quienes propagan este mensaje, vulnerando así el artículo tres de la ley aprobada en 1996, que establece específicamente que "está prohibida la publicidad de fórmulas magistrales".

Pero no es la única vulneración legislativa. "Las pseudoterapias incumplen la normativa de 2003, en la que se establece que sólo los profesionales sanitarios con titulación del Estado pueden ofrecer actividades médicas", explica Campos. Pero los denominados "naturópatas" están a tan sólo un click a través de la red. Aseguran conocimientos y resultados, incluso mejores que los que el paciente podría obtener acudiendo a un médico. 

"Generan falsas expectativas y se amparan en el término 'natural' para que estos productos parezcan más accesibles y se puedan vender con indicaciones terapéuticas", critica Campos. Y así se produce otra vulneración de la normativa. Concretamente, del Real Decreto aprobado en 2007. Según el texto, ningún producto puede venderse como medicamento sin código nacional o número de registro. Sin embargo, los productos homeopáticos pueden conseguirse como cualquier otro medicamento: acudiendo a una farmacia. Muchos de ellos, además, se comercializan sin el etiquetado obligatorio de "producto homeopático sin indicaciones terapéuticas demostradas".

Y todo esto se produce, en ocasiones, con el aval de profesionales titulados. "En casos como la muerte de Rosa, son médicos colegiados que actúan con el conocimiento de los colegios de médicos, que les permiten seguir engañando a enfermos graves y llevarlos, en el mejor de los casos, a caer en un engaño, o en el peor, a la muerte", reza la carta enviada a Carcedo. Incumplen, así, su propio código deontológico que establece, entre otras cosas, que el "médico jamás perjudicará intencionalmente al paciente". 

"Lo que pedimos es que se cumpla la ley, que no se está haciendo", critica José Ramón Alonso, catedrático de Biología celular en la Universidad de Salamanca y firmante de la carta. "Somos un país desarrollado, no podemos caer en manos de curanderos, timadores y vendedores de crece pelo", añade. 

Falta información

Casos como el de Rosa y el de Mario visibilizan el problema. Y esto, a juicio de Campos, es fundamental. Falta información y lo corroboran los datos. El barómetro del CIS de febrero incluyó una serie de preguntas sobre la salud de los españoles, sus visitas al médico y, por primera vez, una docena de cuestiones en torno a técnicas y productos como la homeopatía y el reiki. Los resultados evidenciaron que la mayoría de los encuestados no ven estas prácticas como algo ajeno a la ciencia, pues los que las rechazan dicen hacerlo por otros motivos, como su precio. Otro estudio, este de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (Fecyt), reveló además que más de la mitad de los españoles (un 53%) confía en los productos homeopáticos

Por eso, las organizaciones también exigen al Ministerio de Sanidad una "campaña de concienciación mediática dirigida a la población civil, a los profesionales sanitarios y a las administraciones públicas". "Cuando estos casos han llegado a los juzgados, los acusados se amparan en una libertad de elección del paciente que no es tal porque está desinformado", critica Campos. 

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Por ello, los mecanismos de denuncia de los afectados no funcionan. "Exigimos que se faciliten y agilicen, porque las organizaciones somos la voz de muchos pacientes que no se atreven a denunciar porque no se sienten empoderados por el sistema", afirma Campos. 

La respuesta de los defensores de las pseudociencias no se hicieron esperar. Pocas horas después de que la carta viera la luz, la Asamblea Nacional de Homeopatía aseguró que son "conscientes de los enormes riesgos que entraña el abandono de terapias como la quimioterapia, la radioterapia o la cirugía en el paciente oncológico", por lo que dicen rechazar "que la homeopatía se ofrezca como terapia única o sustitutiva". Defienden, no obstante, una medicina integral que incluya el "papel complementario" de la homeopatía en el proceso de tratamiento de enfermedades como el cáncer. 

Pero los datos, una vez más, les quitan la razón. Hace pocos meses, un equipo de investigadores de la Universidad de Yale (EEUU), a través de un estudio, evidenció que emplear las pseudoterapias a modo de complemento como arma contra la enfermedad duplica el riesgo de muerte del paciente. "Los tratamientos no son plato de buen gusto, pero funcionan. No podemos dejar que muera gente y sólo decir 'qué pena'. Hay que actuar", sentencia Alonso. 

Rosa Morillo falleció tres años después de decidir tratarse un cáncer con homeopatía. Mario Rodríguez murió seis meses más tarde de que le diagnosticaran leucemia porque un curandero le convenció para abandonar el tratamiento y medicarse únicamente con vitaminas. No son los únicos casos. Rosa y Mario tan solo han puesto nombre y apellidos a una realidad que médicos y científicos llevan años denunciando: "Las pseudociencias matan". Han insistido en ello una y otra vez. La última, este lunes. Durante todo el día, casi 400 profesionales del ámbito sanitario y científico estamparon su firma en un documento [que se puede leer aquí] con el que instan a la ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, a tomar medidas para frenar las pseudoterapiaspseudoterapias

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