La dirección nacional del Partido Popular y Mariano Rajoy quieren pasar página y centrarse en la campaña de las elecciones autonómicas gallegas y vascas y después estudiar si hay alguna posibilidad de desbloquear la formación de Gobierno en España. Saben que la oposición va a seguir golpeando duro con el caso Soria y no quieren regalarles munición, sobre todo en forma de más división interna. Pero esta intención no evita que un sector del Gobierno esté aprovechando esta última crisis para ajustar cuentas con el ministro de Economía, Luis de Guindos.
Sus detractores se quejan de que lleva un tiempo "haciendo su propia campaña" para ocupar en el futuro una gran vicepresidencia económica dentro del Gobierno y le consideran el origen de las mentiras vertidas desde el Ejecutivo para justificar la candidatura de José Manuel Soria al cargo en el Banco Mundial. Rajoy, coinciden las fuentes consultadas, quizá pecó de excesiva confianza en De Guindos y éste no le fue todo lo claro que tenía que haber sido sobre la decisión de dar luz verde a la candidatura del exministro a una dirección Ejecutiva del Banco Mundial.
Entre los ministros más cercanos a Rajoy y en sus colaboradores más próximos ha escocido mucho conocer que Guindos suspendió la asignación de la plaza en la institución internacional y que esta después fuese a parar a Soria. En este caso, las críticas han sido en privado en contraposición con la rebelión de los barones del partido.
Según adelantó El Confidencial, en enero el Ministerio de Economía pidió candidatos para la vacante en el Banco Mundial, entre otras plazas a cubrir, pero con el escándalo de los papeles de Panamá se suspendió la convocatoria para después abrir otra en junio. Esto permitió que Soria, que dejó el Gobierno en el mes de abril tras demostrarse que había mentido sobre su relación empresarial con paraísos fiscales, presentase su candidatura.
¿Cuáles eran los planes de Guindos?
En el entorno del presidente del Gobierno señalan que desconocían estos movimientos, así como el hecho de que la propuesta de Soria no fuese posterior a un concurso, como había asegurado el propio Rajoy. De hecho, horas antes de que el exministro escribiese al secretario de Economía para dejar libre la plaza que había solicitado, en Moncloa derivaban cualquier demanda de información o explicaciones al gabinete de Guindos.
Cargos del Ejecutivo se quejan de que Guindos, que no es militante del Partido Popular, lleva un tiempo buscando "mayor protagonismo" en el Ejecutivo y, ante un escenario de nuevo Gobierno aspiraba a ser una especie de Mario Monti a la española o ocupar una vicepresidencia económica fuerte. Unas pretensiones con las que, señala un veterano dirigente del Partido Popular, "no encaja el propio Rajoy". "Rajoy no hace a nadie vicepresidente económico. Salvo en el caso de [Soraya Sáenz de] Santamaría, el jefe no suele concentrar mucho poder en una sola persona, hay que ser muy de su confianza y no sé si Guindos lo es", expone.
"Guindos sabe que no tiene nada que hacer en un Gobierno de Rajoy. Al círculo más próximo del presidente le irrita que el ministro se haya intentado arrogar todo el mérito de la recuperación económica", señalan otras fuentes que critican que, en su día, este intentara mantener vivas sus opciones de dar el salto al Eurogrupo cuando ya sabía que no había nada que hacer.
Sin grupo adscrito
El ministro de Economía en funciones no integra ninguno de los dos grupos en los que se divide el Gobierno de Rajoy: no es próximo a los llamados sorayos, denominados así por ser muy próximos a la vicepresidenta (Cristóbal Montoro, Fátima Báñez) ni del G-8, el sector que integran amigos personales del presidente como José Manuel García Margallo. Ambos bandos han ido sufriendo bajas en los últimos meses con, por ejemplo, la marcha de Ana Pastor al Congreso de los Diputados como presidenta o la de Alfonso Alonso como candidato a lehendakari. Pastor era la cabeza más visible del G-8 y el exministro de Sanidad es una de las personas de confianza de la vicepresidenta. En este episodio, la vicepresidenta no defendió a Soria hasta que vio que Rajoy lo hacía. De hecho, el viernes pasado, cuando Economía informó del posible nuevo destino del exministro de Industria, se desmarcó del nombramiento. Algo similar haría Cristóbal Montoro. No es un secreto que la relación entre Montoro y Guindos no es buena.
Tampoco se ha entendido mucho entre algunos ministros que precisamente Guindos optase por un exministro para un puesto que normalmente se reserva para otro tipo de cargos. "Ha sido una torpeza, máxime con la 'mochila' que llevaba Soria a sus espaldas", valora un alto cargo de un ministerio. Este mismo miércoles, Economía informaba del sustituto de Soria para esa misma plaza de director técnico del Banco Mundial: Fernando Jiménez Latorre, exscretario de Estado de Economía.
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¿Qué pasa con el pacto con Ciudadanos?
Fuentes de la dirección nacional del PP asumen que los partidos políticos de la oposición, incluido Ciudadanos, con quienes firmaron un pacto para la investidura de Rajoy, van a seguir "exprimiendo" el tema. Pero se muestran convencidos de que con la renuncia de Soria las aguas irán volviendo a su cauce.
Consideran, además, que esta crisis no tiene por qué afectar al pacto firmado con Ciudadanos con el argumento de que ya está todo solucionado y el nombramiento no se ha producido. El sábado, en el Comité Ejecutivo Nacional del PP, Rajoy comentó a los suyos que su intención era preservar el acuerdo con Rivera. A día de hoy, en el partido creen que es posible.
La dirección nacional del Partido Popular y Mariano Rajoy quieren pasar página y centrarse en la campaña de las elecciones autonómicas gallegas y vascas y después estudiar si hay alguna posibilidad de desbloquear la formación de Gobierno en España. Saben que la oposición va a seguir golpeando duro con el caso Soria y no quieren regalarles munición, sobre todo en forma de más división interna. Pero esta intención no evita que un sector del Gobierno esté aprovechando esta última crisis para ajustar cuentas con el ministro de Economía, Luis de Guindos.