"Es una noticia largamente esperada. Llega con un poco de retraso, es verdad, pero nunca es tarde si la dicha es buena". A punto de que España reconozca el Estado palestino, Nayef Ibrahim Abufayyad, presidente de la Asociación Hispanopalestina en Madrid, responde al teléfono con entusiasmo, aunque contenido. Reconoce que acoge el anuncio "con alegría y gran satisfacción". Es un paso, dice, "en la dirección correcta". Pero insuficiente. Y no es el único que piensa así. Los palestinos que viven en nuestro país reclaman más. El simbolismo, argumentan todos, es necesario, pero no solucionará nada. El "genocidio" seguirá si nadie lo frena, dicen.
Ha pasado casi una década desde que el Congreso instara al entonces Gobierno de Mariano Rajoy a dar este paso. La resolución entonces contó con el visto bueno de la práctica totalidad del Parlamento, incluyendo a un PP que entonces tenía una holgada mayoría absoluta en la Cámara Baja. En la votación sólo hubo una abstención y dos votos en contra. Y aquella proposición no de ley vinculaba reconocer a Palestina como Estado independientemente de promocionar "de manera coordinada" ese movimiento en toda la Unión Europea, apostando además por un "proceso de negociación" entre Israel y Palestina que garantizase "la paz y la seguridad para ambas, el respeto a los derechos de los ciudadanos y la estabilidad regional".
En 2018 se volvió a manifestar esta intención. Lo hizo el que era entonces ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, que manifestó su deseo de "abrir un proceso interno" con los socios europeos a fin de fijar un "plazo" para adoptar "una posición común" sobre dicho reconocimiento en Oriente Medio. Pero tampoco pasó de ahí.
Hasta finales de 2023. El ataque de Hamás en Israel producido en octubre y la respuesta de este último en forma de invasión de la Franja de Gaza —que ha provocado ya más de 35.000 muertos— devolvió el debate a la política y fue entonces cuando el actual Gobierno de Pedro Sánchez dijo que el reconocimiento llegaría más pronto que tarde.
El movimiento ha estado coordinado con Irlanda y Noruega, que anunciaron la misma medida y el mismo día. "Compartimos que es el momento de hacer efectiva la solución de dos Estados para conseguir lo que todos anhelamos: la paz en Oriente Próximo", dijo el titular de Exteriores español, José Manuel Albares, durante una rueda de prensa junto a sus homólogos irlandés, Micheál Martin, y noruego, Espen Barth Eide.
"Desde el río hasta el mar"
Salah lleva cuatro años y poco más de dos meses en nuestro país. Originario de Nablus, al norte de Cisjordania, tuvo que huir de su tierra y dejar a su familia atrás para "vivir con libertad". "En un lugar donde se oyera mi voz y no me pusieran problemas por ello", señala. En Palestina no tuvo ese derecho. Su actividad política y de resistencia a la ocupación israelí le llevaron a pasar dos años en prisión. "Cuando salí me complicaron la vida. Tenía antecedentes y como todo está bajo control de Israel era incapaz de encontrar trabajo y ganarme la vida", recuerda, desde el otro lado del teléfono.
Reconoce que la decisión de España, Irlanda y Noruega es "un gran paso", pero a la vez es bastante crítico con ella. Sobre todo porque, a 24 horas de aprobar la resolución, todavía no se sabía cuál iba a ser el territorio que se denominaría como Palestina. "Es imposible reconocer a un Estado sin saber qué mapa tiene", reclama. Él, como palestino, reclama que sea el "histórico". "Al que nos referimos cuando decimos 'desde el río hasta el mar'", señala. Es decir, desde el Mediterráneo, hasta el Jordán, una extensión de la que, lamenta, tan sólo les queda un 17%. Y eso sin contar los asentamientos. Este martes, Sánchez confirmó que el territorio reconocido es el de 1967.
"Si España quiere hacer algo tiene que hacerlo bien. Si lo que van a reconocer a los palestinos no nos sirve... mejor sería dejar todo como está", señala. Porque se pregunta si realmente todo forma parte de un "juego político" de cara a las elecciones al Parlamento Europeo del próximo 9 de junio. "Ahora mismo Palestina es la causa que está más en boca de los ciudadanos en todo el mundo y apoyarla da puntos. Nosotros no queremos ser parte de ese juego. No quiero que la sangre de mi pueblo se use como propaganda", lamenta.
Sancionar y romper relaciones
Para no sentirse así habría que ir más allá. Eso reclaman todos. "Hay que dar más pasos. Tanto España como la comunidad internacional tienen que aplicar medidas de presión reales para imponer el alto el fuego. Las declaraciones y las peticiones no son suficiente, lo estamos viendo", reclama Ibrahim Abufayyad. "Está fenomenal que los españoles salgan con nosotros a manifestarse y a gritar con nuestra voz, pero si los gobiernos no hacen nada todo se queda en un simple simbolismo", añade Salah.
Tienen muy claro qué hay que hacer. Jaldía Abubakra, activista y cofundadora del Movimiento de mujeres palestinas Al Karama, procedente además de Gaza, opina que el reconocimiento es tan sólo la respuesta a un "clamor" de la calle que se hizo más evidente durante este mes de mayo con la proliferación de las acampadas universitarias en distintos campus de toda España. "El paso que va a dar España es en realidad un maquillaje de la inoperancia de un Gobierno que en realidad no ha hecho nada y que sigue manteniendo relaciones con una entidad genocida", critica.
Por eso pide que todas, sin excepción, cesen. "Lo primero es parar el genocidio, y para eso hay que embargar las armas, cortar las relaciones. Una vez haya un alto el fuego, ya podremos hablar de otras cosas. Pero sancionemos. Si no lo hacemos, ¿por qué van a parar?", se pregunta. No hace falta además, considera, esperar a que haya una voluntad de hacerlo a nivel internacional. Alguien debe empezar a hacerlo, señala.
Ver másMasacre en un campo de refugiados en Gaza: al menos 50 muertos en un bombardeo israelí sobre Rafah
Su discurso toma más fuerza precisamente ahora porque de hecho lo pronuncia pocas horas después de una nueva masacre. Esta vez, en el campamento de desplazados de Barakasat, en la región gazatí de Rafah, donde el balance de muertos ya ha ascendido a 50, según las autoridades de la Franja. Según recordaron, además, fue Israel quien había "designado estas zonas como zonas seguras y había pedido a los ciudadanos y a los desplazados que fueran a esas áreas". Hace tan sólo tres días, además, la Corte Internacional de Justicia ordenó detener inmediatamente su ofensiva sobre la ciudad, donde la situación humanitaria ya lleva días siendo "desastrosa".
Pero ni eso ni las advertencias del Tribunal de La Haya para evitar un posible genocidio han echado para atrás al Gobierno de Benjamin Netanyahu. Es más, sólo han potenciado su crueldad. "Ya está bien de impunidad, de silencio y de no hacer nada. Israel está desafiando al mundo entero", añade Abubrakra.
Lo considera igual Muath Hamed. "Irael ha acabado con la opción de los dos Estados hace ya muchos años. Es simplemente imposible", considera. Y cree por ello que la cuestión del reconocimiento es "algo simbólico para Pedro Sánchez, que es incapaz de dar ningún paso correcto". "España debe primero imponer sanciones políticas y económicas a Israel, y no equiparar en sus discursos a un pueblo que vive bajo ocupación y una fuerza militar colonial que lleva muchas décadas practicando todo tipo de opresión militar contra los palestinos", remata.
"Es una noticia largamente esperada. Llega con un poco de retraso, es verdad, pero nunca es tarde si la dicha es buena". A punto de que España reconozca el Estado palestino, Nayef Ibrahim Abufayyad, presidente de la Asociación Hispanopalestina en Madrid, responde al teléfono con entusiasmo, aunque contenido. Reconoce que acoge el anuncio "con alegría y gran satisfacción". Es un paso, dice, "en la dirección correcta". Pero insuficiente. Y no es el único que piensa así. Los palestinos que viven en nuestro país reclaman más. El simbolismo, argumentan todos, es necesario, pero no solucionará nada. El "genocidio" seguirá si nadie lo frena, dicen.