ENTREVISTA CON LA MINISTRA DE JUVENTUD E INFANCIA
Sira Rego: "Necesitamos un esfuerzo extraordinario contra la cifra de pobreza infantil, que es muy mala"
Sira Rego (Valencia, 1973) voló de Bruselas a Madrid para dejar su vida como eurodiputada de Izquierda Unida y pasar a convertirse en la primera ministra de Juventud e Infancia de España. Su tarea, integrada en Sumar, pasa por la protección de dos colectivos que, dice, han sido los grandes olvidados de las políticas públicas. Siempre. Ahora no sólo se trata de protegerlos sino también de contar con su mirada para convertirlos en protagonistas. En los primeros 100 días sentada en el Consejo de Ministros se ha debatido, y mucho, sobre el uso de los móviles por parte de los menores, la influencia que tiene la pornografía en su educación afectivo sexual o las todavía pésimas cifras de pobreza infantil.
El Gobierno cumple 100 días. Cuando se anunció su composición, hubo a quien sorprendió la creación de su departamento. ¿En qué han trabajado durante este tiempo? ¿Qué le dice a los críticos?
Algunas voces se mostraron escépticas, pero rápidamente la opinión pública ha sido extraordinariamente positiva y hemos tenido una muy buena acogida. En estos 100 días hemos tenido la oportunidad de sentarnos con muchísimas organizaciones que llevan muchos años trabajando en cuestiones que están vinculadas a la infancia y a la juventud. Hemos hecho un diagnóstico de la situación y hemos visto cifras que exigían que se pusieran la infancia y la juventud en la agenda política. Estamos viendo datos de pobreza infantil que son preocupantes, cifras de paro juvenil que, aunque se han ido corrigiendo, requieren también que pongamos la cuestión de la juventud en primer plano. La cuestión de la vivienda, la cuestión de la participación política... Este Ministerio tiene sentido.
¿Hasta ahora se ha hecho política de espaldas a la infancia y a la juventud?
Tenemos una asignatura pendiente en lo que tiene que ver con la participación de la juventud y de la infancia en la política pública y en todos los espacios sociales de nuestro país. Esto es algo que debe ser corregido.
¿Y cómo se corrige?
Esto se corrige por ejemplo con uno de los ejes principales de la legislatura, que es el impulso de la primera Ley de Juventud de nuestro país, que pretende desarrollar el artículo 48 de la Constitución que habla, precisamente, de la participación de la juventud en todas las esferas. Pretende abrir debates en torno a cuestiones que tienen que ver con derechos económicos, con salud mental o con participación política. La novedad es que será una ley construida a través de un proceso participativo previo, que sean los y las jóvenes los que pongan en la agenda cuáles son sus principales prioridades y qué elementos debemos legislar.
Tenemos una asignatura pendiente en lo que tiene que ver con la participación de la juventud y de la infancia en la política pública y en todos los espacios sociales de nuestro país
¿Hay plazos?
Estamos inmersos ya en la parte previa que tiene que ver con la metodología. Querríamos estar a lo largo de los próximos meses en el trabajo participativo y arrancar con el borrador este mismo año. Es lo que nos gustaría, aunque es probable que se extienda un poco más allá.
Habla de vivienda, habla de empleo, ¿hay dificultades a la hora de abordar estas políticas desde su Ministerio?
El Ministerio de Juventud e Infancia tiene unas competencias muy transversales, por lo que requiere que nos coordinemos con la mayoría de los ministerios del Gobierno, algo que ya sucede con Sanidad, Vivienda o Justicia. Pero también con las comunidades autónomas.
¿Y cómo va esa coordinación?
De momento va bien. Hemos tenido una primera Conferencia Sectorial y compartimos las líneas generales que deben ser objeto de trabajo. Pretendemos ser un Ministerio que base su política en la iniciativa, en la cooperación y en la coordinación. Esto es fundamental, porque tenemos objetivos comunes. Nos podemos entender con muchísima gente.
Además de la necesaria cooperación con otros ministerios y con las comunidades, muchas de signo contrario al del Gobierno, también hay una aritmética muy compleja en el Congreso. ¿Se pueden ver lastradas las posibilidades del Ministerio por la necesidad de pelear voto a voto?
Somos perfectamente conscientes de la composición del Congreso de los Diputados y sabemos que no es tan sencillo a lo mejor como en otros momentos. Es un reto, pero también estamos convencidas de que la política del Ministerio puede dar lugar a grandes consensos sociales. No se deberían generar demasiados antagonismos o resistencias. Evidentemente hay que trabajarlo, pero desde el Ministerio estamos abriendo el debate también a la sociedad civil. Nos interesa mucho interpelarla directamente porque allá donde hay grandes consensos sociales hay siempre un aliciente para sumar los consensos parlamentarios.
Es un reto, pero también estamos convencidas de que la política del Ministerio puede dar lugar a grandes consensos sociales
También con el Partido Popular.
Estamos abiertos a trabajar.
Según un informe publicado por Unicef el pasado mes de diciembre, España obtiene la peor nota en pobreza infantil de toda la Unión Europea. ¿Deja eso en buen lugar al Gobierno de izquierdas desde 2018 y de coalición desde 2020? ¿Qué se ha hecho mal durante este tiempo?
La cifra de pobreza es un muy mal dato para nuestro país, un síntoma de que evidentemente hay que trabajar. Se trata de un elemento que está vinculado a muchísimas cuestiones, no solamente a las que tienen que ver con la vida material de las familias. Cuando hablamos de corregir la pobreza infantil nos interpelan cuestiones como mejorar las condiciones de trabajo o elevar el salario mínimo. Hay dos medidas que sabemos que son muy positivas: la renta universal a la crianza, que en otros países europeos ya funciona hasta los 18 años, y el aumento de la inversión en políticas de infancia. Nosotros estamos en el 1,5% y en Europa la media es del 2,4%. Necesitamos un esfuerzo extraordinario por parte del Gobierno.
¿Es una cuestión de inversión? ¿El principal problema es que no hay dinero suficiente para esas políticas que palien la pobreza infantil?
Pretender hacer un análisis de la pobreza infantil o del paro juvenil simplemente con una foto del momento no sería del todo correcto. Necesitamos saber bien cómo se configuran determinados indicadores, porque eso nos da pistas de qué tipo de políticas se han hecho a lo largo de los años. Entiendo que el Partido Popular haga oposición con esto, pero ha estado en el gobierno y ha tenido muy malas cifras que tampoco ha corregido. En muchos casos se trata de garantizar la redistribución para que llegue a las capas de la población que más lo necesitan.
Cuando hablamos de corregir la pobreza infantil nos interpelan cuestiones como mejorar las condiciones de trabajo o elevar el salario mínimo.
¿Qué hay que hacer con los móviles y los menores? ¿Hay que prohibir y restringir o es poner puertas al campo?
Es uno de los grandes debates. Los entornos digitales han venido para quedarse y modifican todas las relaciones de vida de pequeños y grandes y hay una necesidad de conversar y concretar cuál debe ser el marco para, en este caso, proteger a la infancia, la adolescencia y la juventud. Estamos viendo indicadores preocupantes de cómo está impactando el uso de los móviles y esto debería llevarnos a un gran acuerdo intergeneracional de país.
Desde el Ministerio hemos propuesto la creación de un grupo de 50 expertos y expertas para que elaboren una hoja de ruta, un plan de medidas de corto, de medio y de largo alcance. En este caso diría aquello de 'sin prisa, pero sin pausa'.
El Ministerio de Educación adoptó la decisión de prohibir el uso de los móviles en clase, excepto para proyectos pedagógicos. ¿Se debería haber esperado a ese grupo de expertos?
Los entornos digitales no sólo están en el ámbito educativo. Cuando hablamos del debate de la regulación o de la prohibición hay que insertar también el debate de la alternativa, pero esto no significa que no se puedan tomar medidas puntuales. ¿Tiene sentido que los niños y niñas tengan móviles en las escuelas? Hay un gran consenso de que no, pero ahora nos toca seguir conversando acerca de los otros espacios.
Estamos viendo indicadores preocupantes de cómo está impactando el uso de los móviles y esto debería llevarnos a un gran acuerdo intergeneracional de país
Dice que uno de los objetivos de la Ley de Juventud es aumentar la participación política de los jóvenes, ¿hablamos de rebajar la edad legal de voto?
Hay que abrir el debate con lo que propone la juventud. Si la juventud abre ese debate, el Gobierno tendrá que escuchar. Tenemos cuatro ejes fundamentales y uno de ellos es la participación política, no sólo la edad de voto, que puede ser uno de los temas, sino también cómo se está construyendo una parte de nuestro marco legal vigente sin hasta ahora la participación de los jóvenes. Ensanchar el debate es ensanchar la democracia.
¿Y usted está a favor de rebajar el voto a los 16 años? Es algo en lo que Izquierda Unida ha tenido una posición a lo largo de los años.
Históricamente me he posicionado a favor de que se puedan ampliar los derechos de la participacion politica en términos generales.
Usted conoce muy bien la realidad del pueblo palestino, ¿está haciendo el Gobierno lo suficiente? ¿Cree que se deberían cortar las relaciones diplomáticas?
El Gobierno de España ha liderado una posición que no ha liderado prácticamente ningún gobierno de la Unión Europea, y esto marca una diferencia notable. El problema es que la dimensión de lo que está sucediendo en Palestina es tan enorme que nos da una sensación colectiva de impotencia.
Desde Sumar, y particularmente desde Izquierda Unida, somos más exigentes en la cuestión palestina y creemos que hay cuestiones que se podían haber abordado quizá un poco antes
¿Debería el Consejo de Ministros reconocer ya a Palestina como Estado?
Es algo que se va a contemplar próximamente, no creo que se demore demasiado.
¿Y hay en ese terreno diferencias entre Sumar y el PSOE?
Desde Sumar, y particularmente desde Izquierda Unida, somos más exigentes y creemos que hay cuestiones que se podían haber abordado quizá un poco antes, pero en general hay una buena coordinación y hay una línea general común. La posición defendiendo los derechos del pueblo palestino es nítida y es compartida, la posición defendiendo el derecho internacional y el derecho del pueblo palestino a existir está coordinada y es compartida. Luego, evidentemente, somos fuerzas políticas diversas con programas políticos diversos.
¿Y cómo ve el debate social? El asunto de Palestina era algo política y culturalmente que unió a un país de izquierda a derecha, pero tras lo ocurrido el 7 de octubre, ¿se ha generado un debate de bloques, con diferencias entre izquierdas y derechas?
He visto a la derecha manifestarse en los últimos años en términos muy pro israelíes. Lo que he visto ahora es una pequeña rectificación, porque las cifras de la masacre y del genocidio son tan brutales que ya es complicado seguir sosteniendo determinadas posiciones. Se están pulverizando los grandes consensos de la Europa post Segunda Guerra Mundial basados en los derechos humanos. España en general es un país bastante cercano a la causa palestina. En mi último mes en el Parlamento Europeo pude asistir al debate de lo que estaba sucediendo y lo comprobé. En otros países el debate social se mueve en otros términos.
Las cifras de la masacre y del genocidio son tan brutales que ya es complicado seguir sosteniendo determinadas posiciones
¿Cómo afecta el 'caso Koldo' a la estabilidad de la legislatura?
Somos absolutamente tajantes con la cuestión de la corrupción: hay que condenarla y rechazarla con firmeza. Está fuera de todos los parámetros razonables en política, pero vamos más allá. En primer lugar porque la corrupción tiene que ver con la sustracción de los recursos públicos, y en este caso en en el marco de la pandemia, con todo el sufrimiento que ocasionó. Y en segundo porque también hay que señalar la cuestión política. A veces hay una tendencia, y esto lo hemos visto mucho en la derecha con sus casos de corrupción, de decir que algo está en manos de la Justicia y que cuando esta resuelva ya se atenderá lo político. La política sin ética no tiene sentido. No se trata sólo de esperar a que haya una resolución judicial, es que cuando estás en política tienes que manejarte dentro de los códigos que se presuponen éticos, y a veces toca dar un paso atrás.
¿Y cómo se establece dónde se traza la línea de la responsabilidad política? Si usted tuviera un colaborador que, aunque usted no supiera nada, estuviera implicado en algo delictivo, ¿asumiría responsabilidad en primera persona?
La ética al final es subjetiva, por supuesto, lo entiendo. Yo puedo hablar de la ética que me conduce a mí como persona que viene de una organización y de una militancia muy concreta, basada en determinados valores que tienen que ver con la comunidad, con la coherencia, con dar ejemplo. Por supuesto que a veces toca tomar decisiones que tienen que ver con con ese código ético y toca dimitir, separarte o proteger al grupo de alguna manera, porque forma parte de un sistema de valores que, aunque a lo mejor no está escrito, tiene que conducirnos. La política también va mucho de ser ejemplar.
No se trata sólo de esperar a que haya una resolución judicial, es que cuando estás en política tienes que manejarte dentro de los códigos que se presuponen éticos, y a veces toca dar un paso atrás
El Gobierno ya ha anunciado un plan para proteger a los menores del porno, y por ejemplo una app para limitar el acceso. Usted dijo que con eso no bastaba. ¿Qué falta?
No solamente se necesita una app, sino que tiene que ser un consenso casi social. Necesitamos un marco legislativo que proteja a nuestros niños y niñas, herramientas concretas que permitan que esto sea así y cambios que tienen que ver con el trabajo en el ámbito escolar, familiar y de las relaciones sociales. También hay que insistir en una cuestión importantísima: las alternativas que le damos a la infancia y a la juventud. Al final, los usos del tiempo y la dinámica vital de las relaciones sociales hace que tengamos muy poquito tiempo para dedicar al tejido comunitario, a las relaciones sociales, al juego.
Varios estudios han alertado de que los hombres jóvenes cada vez son más negacionistas de la violencia machista. ¿Lo considera un fracaso? ¿Cómo se puede revertir esta situación?
Necesitamos una educación afectivo sexual y poner mucha más energía en este asunto. El problema del entorno digital no seguro es que permite el consumo de pornografía muy violenta que está formando a los niños y a las niñas en unos patrones de relación y de concepción de sí mismos y de la sexualidad absolutamente machistas. Esto es un problema social que hay que abordar. Hay que ver cómo se protege a los niños y a las niñas de esto, pero también cómo damos otro tipo de instrumentos que tienen que ver con la formación afectivo sexual para evitarlo. No hay una sola medida.
Los usos del tiempo y la dinámica vital de las relaciones sociales hace que tengamos muy poquito tiempo para dedicar al tejido comunitario, a las relaciones sociales, al juego
¿Tiene la izquierda un problema? ¿Hay riesgo de involución en la lucha contra la violencia de género?
Ahora mismo hay bastantes estudios que están haciendo trabajos muy serios en torno a la cuestión ideológica en la generación más joven y es curiosa la bipolaridad que hay entre cómo se autoperciben las mujeres jóvenes y los hombres jóvenes. Esto da para estudio y en el INJUVE estamos trabajando también esto. No sé si hay riesgo, pero lo que es importante que nos digamos es que queda mucho camino por recorrer. Se ha avanzado mucho en políticas feministas y en igualdad, pero no podemos caer en la tentación de pensar que ya está todo hecho.
Las cifras de violencia contra las mujeres son un terrible indicador, igual que la brecha salarial, las cuestiones económicas o el acceso a los espacios de poder real. Hay un sector de hombres que son muy refractarios a la cuestión del feminismo. Desde el Ministerio tenemos que hacer un trabajo ahí, sobre todo con los jóvenes. Se trata también de romper determinadas dinámicas, de trabajar elementos que tienen que ver por ejemplo con las nuevas masculinidades. Hay que abrir un debate franco en torno a que el feminismo es un elemento de igualdad.
Se ha avanzado mucho en políticas feministas y en igualdad, pero no podemos caer en la tentación de pensar que ya está todo hecho. Las cifras de violencia contra las mujeres son un terrible indicador
IU ya ha comenzado el proceso para sustituir a Garzón al frente del partido. ¿Usted se va a presentar?
Estoy a disposición de mis compañeros y de mis compañeras.
¿Eso es un sí?
Eso es un: no descarto ningún escenario.
¿Le gustaría? ¿Es necesario el empuje de personas que también estén dentro del Gobierno?
No sé si que estén en el Gobierno es importante. Hay muchas personas valiosas en mi organización que harían la tarea estupendamente. Para mí es importante estar a disposición de mi organización y que sea una cuestión colectiva, en cualquier caso.
¿Qué le pareció la decisión de Alberto Garzón de aceptar trabajar para Acento? ¿Y su posterior renuncia?
Tomó una decisión personal que estaba fuera del marco de Izquierda Unida, y tomó también la decisión, tras la reflexión de la organización, de no aceptar esta propuesta. Esto habla mucho de la de la política con ética.
Estoy a disposición de mis compañeros y compañeras en el proceso para sustituir a Alberto Garzón. No descarto ningún escenario
¿Está usted más de acuerdo con la renuncia que con la aceptación del puesto?
A mí lo que no me gustan son estos debates que estamos teniendo siempre, que son muy de las redes sociales, esta crispación permanente en casi todo. No se puede hablar de manera muy sencilla sobre algo muy complejo. Esta era la primera vez que teníamos un gobierno con hombres y mujeres de la izquierda transformadora y habla mucho de quienes creen en proyectos de transformación social y trabajan para que los haya. Esto ha abierto un debate en torno al qué hacer después [de la política] que es muy interesante y da para muchísimo. Alberto tomó su decisión y su renuncia.
Después de las elecciones en Galicia hay mucho debate interno sobre qué tiene que ser Sumar. ¿Cómo ve usted ese proceso de formación?
Está siendo complejo porque los tiempos electorales al final están condicionando mucho. Desde luego tiene que ser un espacio político que garantice la participación democrática y que vertebre un proyecto de la izquierda transformadora del país. Esto tiene su complejidad, porque de alguna manera aúna a fuerzas políticas distintas, algunas como Izquierda Unida que tienen carácter estatal y otras que están más vinculadas a territorios determinados. No podemos olvidarnos de una cosa muy importante: Sumar pretende aglutinar a militancias de la izquierda que no siempre se han llevado bien, y eso es una cosa positiva.
¿Tiene que presentarse Sumar a las elecciones en toda España o es mejor que no esté allá donde haya formaciones muy potentes que la integren?
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Es legítimo que pueda estar porque al final Sumar representa una izquierda que tiene un proyecto determinado diferente al que tienen determinadas izquierdas de carácter más nacionalista o independentista. El rasgo político es diferenciado y hay opciones distintas. Es lógico que se presente.
Sumar pretende aglutinar a militancias de la izquierda que no siempre se han llevado bien, y es una cosa positiva
¿La relación entre Podemos e IU está rota? ¿Creen que se deberían tender puentes?
Nosotros tenemos por costumbre no romper con nadie. Aunque no sea cotidiana y fluida tenemos una relación cordial. Procuramos tenerla con todas las fuerzas de la izquierda, estén o no en Sumar. Esa es nuestra manera de trabajar y nuestra identidad política.