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Las decisiones del nuevo CGPJ muestran que el empate pactado entre PP y PSOE favorece a la derecha

La socialdemocracia busca una salida a su crisis

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"España no es Grecia". La reflexión parece no tener padre. Sale de la boca de dirigentes políticos de todo signo –del PP a Podemos–, de analistas y de observadores, y se ha repetido hasta la saciedad en las últimas semanas. Pero más allá de esas cuatro palabras, hay preguntas que siguen quedando en el aire con sólo mirar los datos. Ya no sólo si es extrapolable la victoria de un partido de izquierda alternativa como Syriza (36,34% de los votos, 149 escaños, a dos de la mayoría absoluta), sino si se puede reproducir en otros países el hundimiento del tradicional sistema de bipartidismo. O si una caída tan bestial del Movimiento Socialista Panhelénico, el Pasok (del 43,92% y los 160 diputados de 2009, una holgada mayoría absoluta, al 4,68% y 13 escaños de las generales del pasado 25 de enero), puede tener su réplica en algún otro país europeo. O si, visto el mapa mayoritariamente azul de Europa, se puede hablar de crisis de la socialdemocracia en el Viejo Continente. 

La respuesta podría ser un , aunque con muchos matices, según los expertos. Porque no en todos los países sufre el mismo deterioro, y en todos no es explicable por las mismas razones. Sí hay algunos elementos que los analistas extraen como conclusiones del porqué los partidos socialistas se han empequeñecido en los últimos años: la convergencia entre los grandes partidos (centroderecha y centroizquierda) en las políticas económicas; la opción, en algunos casos, de formar parte de gobiernos con los conservadores; el diseño institucional de la Unión Europea, que deja escaso margen de maniobra para desplegar otro tipo de políticas; la pérdida de base social; la falta de respuestas "audaces", con "arrojo" a los grandes desafíos actuales; el desacompasamientro entre el cambio de los tiempos y de las sociedades y la actualización de las estructuras organizativas... No son pequeñas flaquezas, sino vías de agua que intentan dar algo de luz a la profunda crisis de la socialdemocracia y a cómo esta no dispone de la receta infalible para salir de la crisis económica con más justicia social. 

infoLibre ha consultado a siete expertos, entre politólogos y sociólogos, sobre las razones que explican el hundimiento de una izquierda que ayudó a la forja de un sólido Estado del bienestar en la posguerra y que ahora, sin embargo, parece carecer de norte en algunos puntos del continente. Con dificultades para sobrevivir incluso, como en Grecia, o para levantar la cabeza pese a la caída del partido en el Gobierno, como en España

01. "LA CLAVE RESIDE EN QUE EL VOTANTE PERCIBA QUE TU POLÍTICA ES DISTINTA"

"Se lleva matando 30 años a la socialdemocracia, pero luego resurge como el ave fénix. Renació a principios de los noventa y luego se sumergió en un ciclo recesivo, como el que ahora estamos. Pero ahora se está rehaciendo en Portugal, en el Reino Unido, en Italia..., mientras que sufre más problemas en Grecia, España o el Este de Europa". Pablo Simón, profesor de Ciencia Política en la Universidad Carlos III de Madrid y editor del colectivo Politikon, cree que la crisis es "transversal", en la medida en que afecta a todos los partidos grandes, y eso lo demuestra que la derecha tampoco pasa por sus mejores momentos, ya que ve crecer a los ultras en varios países. Pero sí que es cierto, concede, que la caída de la socialdemocracia es más delicada, puesto que uno de los pilares de su política, la redistribución, se hace más cuesta arriba cuando topa con los corsés de la Unión Europea. 

Simón es, de hecho, uno de los autores que más hincapié hace en la "ratonera" en la que se halla atrapado el centroizquierda. Una jaula que se ejemplifica con el llamado trilema de Rodrik. El turco Dani Rodrik, profesor de Economía Política de Harvard, expulo la paradoja de la globalización, el conflicto entre Estado nación, democracia e hiperglobalización. A su juicio, sólo pueden darse dos de esas premisas al mismo tiempo: si el Estado nación se halla muy integrado en la economía internacional, la democracia se debilita; si la globalización retrocede, entonces sí son compatibles democracia y soberanía nacional, y la democracia puede cohabitar con la globalización si se articulan fórmulas de gobernanza supranacional y, por tanto, se resta poder al Estado nación.

Simón señala que los socialistas tienen complicado aplicar sus políticas más expansivas si al mismo tiene por encima un gobierno transnacional. De ahí que partidos como Syriza, Podemos o, en el otro extremo del arco ideológico, el Front Nacional de Marine Le Pen, reivindiquen el repliegue hacia el Estado nación, hacia la recuperación de la soberanía nacional. De ahí también que el nuevo primer ministro griego, Alexis Tsipras, haya conseguido trenzar un pacto con la derecha nacionalista de Griegos Independientes, porque ambos rechazan el rescate y la vigilancia de la troika. "No hay una solución muy evidente, y la socialdemocracia se ve atrapada, incapaz de articular una respuesta" cuando por encima tiene unas instituciones europeas de signo conservador y dominadas por Alemania y su obsesión por la austeridad, esgrime. La solución quizá reside, dice, en la alianza entre países del Sur, porque en el Consejo Europeo cada jefe de Estado representa a un país más. Por eso, sigue, el francés François Hollande o el italiano Matteo no han podido girar el timón de la UE. 

La captación de cargos medios

No es ese su único mal. También la compra de las medidas de la derecha. "La clave reside en que el votante perciba que tu política es distinta", cosa que no siempre ha ocurrido, arguye. Recuerda los ejemplos de América Latina, donde el Fondo Monetario Internacional (FMI) intervino de forma agresiva implementando políitcas de austeridad. La consecuencia fue la descomposición del sistema político. Una marejada que ya se ha producido en Grecia. 

El Pasok, no obstante, y aquí coincide con otros expertos, "es un caso único de rápida implosión de un partido", ni siquiera comparable al del Partido Socialista Italiano (PSI) de Bettino Craxi, liquidado en los noventa por el caso Tangentopoli de corrupción. Los socialistas helenos han pasado del 43,92% en 2009 al 4,68% en apenas seis años, un hundimiento que se explica por la captación, por parte de Syriza, de las estructuras del partido fundado por Andreas Papandreu en 1974. Es decir, se ha producido una "migración masiva" de cargos públicos, por lo que se puede hablar de una verdadera sustitución del Pasok por Syriza y la implantación de un nuevo bipartidismo entre la formación de Tsipras y la derecha de Nueva Democracia, segunda en los comicios. A la caída se suma la escisión interna: el ex primer ministro Yorgos Papandreu, hijo del fundador del Pasok, formó un nuevo partido, el Movimiento de los Socialistas Democráticos, que obtuvo un 2,46% y se quedó fuera del Parlamento heleno.

¿Qué lecciones puede sacar el PSOE? Varias, según Simón. Que no le conviene "caer en el abrazo del oso" del PP. Ni firmar una gran coalición. Ha de aostar por políticas públicas "valientes", y no pensar que España es como en los años ochenta, cuando Felipe González barrió. Esa España no volverá, recuerda. 

Pero la dirección de Pedro Sánchez tiene un problema añadido, que se llama Podemos. La formación de Pablo Iglesias "no habría llegado" si se hubieran dado tres relevos mucho antes: en el PSOE, en IU (trasvasando el poder a Alberto Garzón) y en el centro, en UPyD. 

02. "SI LA SOCIALDEMOCRACIA DECEPCIONA ES PORQUE NO ESTÁ SIENDO CREATIVA"

Ignacio Urquizu, profesor de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, escribió en 2012 un libro de título más que gráfico: La crisis de la socialdemocracia: ¿qué crisis? (Catarata). Su tesis es que no existe una crisis de la socialdemocracia, de la ideología, puesto que sus postulados son hoy reivindicados por varias formaciones en auge, como Podemos en España. La crisis, pues, es de los partidos socialdemócratas, "diseñados para un mundo, el del siglo XX, que ya no existe ya". Su problema es que les ha "costado adaptarse" a los nuevos tiempos y a las nuevas demandas de la sociedad. "Por ejemplo, aprueban las primarias abiertas, pero sin creérselas del todo". 

Las fallas también se palpan en el discurso: la "mayor moderación sobre todo en el programa económico, la incapacidad de ofrecer una alternativa sólida a los conservadores". "Una cosa es aceptar el capitalismo y otra tragar con la desregulación de los mercados y los postulados lieberales". Además, la izquierda "es corresponsable de la crisis", porque la gestionó en países como el Reino Unido, España o Grecia, y esa mancha de sus años de Gobierno seguirá pesando durante tiempo. Otra razón del declive son las grandes coaliciones. ¿Pero por qué ha castigado más al Pasok que al SPD alemán o al SPÖ austriaco". "Los socialdemócratas alemanes tienen la fortuna de no tener a su izquierda un partido que amenace su hegemonía, porque Die Linke [suma de los poscomunistas y los socialistas desencantados] sigue por detrás, y porque Alemania, a diferencia de España, es un país más conservador". 

El presidente francés, François Hollande, el pasado 30 de enero de 2015 en París | EFE

Pacto de clases medias y trabajadoras

Separando socialdemocracia de partidos socialdemócratas, Urquizu estima que la primera está en mejor forma en el sur de Europa (Italia, Grecia, Portugal, España), mientras en el norte se ha debilitado, ya que los grandes partidos socialistas que dominaron durante años el mapa político de los países escandinavos se hallan hoy en más dificultades. Una regla de oro, dice, es que la socialdemocracia se ha encontrado más fuerte en aquellos lugares donde cuajó la alianza entre las clases medias y trabajadoras. Algo que se está produciendo en el sur, precisamente por el empobrecimiento de gruesas capas de la sociedad, consecuencia de los ajustes. 

El centroizquierda gobierna en Francia o Italia, pero tampoco parecen capaces de cambiar de color Europa. Hollande está hundido en las encuestas. Renzi, sin embargo, sí está cosechando mejores resultados. "Si la socialdemocracia decepciona es porque no está siendo lo suficientemente audaz como para oponerse a la mayoría conservadora. No está siendo nada creativa. Está dejándose lleva. Le falta valentía. Es una izquierda más preocupada por la gestión que por la imaginación. Le falta arrojo, y si no se pone las pilas lo pasará mal". Eso no quiere decir que no resurja en el futuro, "porque la historia está llena de partidos socialdemócratas que bajan al 20% y tardan en recuperarse, pero al final lo consiguen".

Urquizu cree que eso mismo le acabará pasando al PSOE. Él es de los que cree que la comparación con el Pasok no se sostiene, porque su historia es distinta –el movimiento heleno es relativamente reciente, nació en 1974, el PSOE, en 1879–, su gestión de los últimos años, también, al igual que el traspaso de cuadros al partido en auge, Syriza

03. "SE PAGA LA GESTIÓN DE LA CRISIS"

Para Pau Marí-Klose, sociólogo de la Universidad de Zaragoza, no está tan claro que se pueda hablar de una “crisis global de la socialdemocracia”. Porque lo que parece más evidente es que lo que “se paga es la gestión de la crisis, estar en el Gobierno”. “Los partidos conservadores también han salido de los Ejecutivos, castigados por sus votantes: pasó con Nicolas Sarkozy en Francia, con Andonis Samarás en Grecia, con José Luis Rodríguez Zapatero en España, con Mario Monti en Italia”. Marí-Klose apunta que el apoyo a los partidos socialdemócratas, “en términos agregados, no ha sufrido un descenso muy acusado, salvo lo que está sucediendo en los últimos años”.

Este sociólogo observa que quien se halla más fuerte es el Partido Democrático italiano, con Renzi a la cabeza, “tras una larga travesía en el desierto”. En los países nórdicos, donde la socialdemocracia “parecía intocable”, “se ha fragilizado”. Grecia, añade, es un caso particular, que no tendría por qué reproducirse en España, porque el PSOE “tiene cierto suelo” y la situación del país heleno es “mucho más dramática”.

“El Gobierno de Zapatero se comió parte de la responsabilidad de la crisis. Y operó un giro muy bestia a partir de 2010. El electorado informado nunca entendió esa gestión tan torpe. Ahora bien, cuando un partido socialista no emerge como alternativa es cuando sufre el castigo de votantes”.

Rechazo preocupante al PSOE

¿Le falta a los partidos socialdemócratas “imaginación”, como creía Urquizu? Marí-Klose discrepa: han emergido ideas que antes no estaban presentes, como la tercera vía del laborista Tony Blair, la apuesta por las políticas de familia o la lucha contra la pobreza infantil o la desigualdad. “Pero en otros aspectos les ha faltado reflejos. No siempre la realidad y los ajustes del discurso han ido en paralelo. La socialdemocracia no ha encontrado aún fórmulas mágicas como la construcción del Estado del bienestar en el siglo XX. No ha encontrado un discurso alternativo que funcione. Las soluciones no salen de forma sencilla y puedes tirarte décadas intentado acertar con la tecla progresista”.

Cuando Marí-Klose habla de escasez de “reflejos”, se refiere a la incapacidad de la socialdemocracia para atraer a colectivos como el precariado –que en algunos países mira a la extrema derecha– o la clase acomodada que ve que sus hijos tendrán un peor futuro que ellos.

Por esa razón, este sociólogo no ve una salida óptima para el PSOE a corto plazo. Si hay recuperación y se percibe, pronostica, puede levantar cabeza. Pero si eso no ocurre, seguirá sufriendo, porque tiene una “asignatura pendiente con los jóvenes”, el colectivo que padece una tasa del paro por encima del 50%. Además, arrastra su pasado de gestión de la crisis, la tardía renovación generacional y el rechazo que aún se aprecia en las encuestas entre los votantes. “Antes era un partido central, al que todo el mundo podía acabar votando. Hoy tiene una amplia base de leales, pero su capacidad de leales es limitada”.

04. "LOS PARALELISMOS CON EL PASOK JUEGAN MÁS EN CONTRA DEL PSOE"

En línea con Marí-Klose, Juan Rodríguez Teruel, profesor de Ciencia Política de la Universitat de Valencia, cree que conviene hablar más de la "crisis de los partidos mainstream, de los partidos dominantes, tanto de centroderecha como de centroizquierda", en sintonía con lo expresado por el irlandés Peter Mair en Ruling the void. De modo que no se podría hablar de un descalabro generalizado, sino "que va por barrios" y por ciclos.

Rodríguez Teruel es de los que piensan que el modelo socialdemócrata en el ámbito de la actual UE "ya no tiene sentido", porque los problemas se gestionan a escala europea, no a nivel nacional. "El centroizquierda no tiene respuestas para un mundo globalizado, porque no hay mucho margen para cambiar. Eso le sume en la depresión".

Pedro Sánchez, con los barones y candidatos autonómicos, a su llegada al Palacio de Congresos de Valencia, para la Conferencia Autonómica del PSOE, este 31 de enero de 2015 | EFE

Pese al sombrío futuro que puede deparar a los partidos socialdemócratas, este profesor rechaza que se pueda hablar de un fracaso de su historia, porque a lo largo de un siglo sí ha conseguido buena parte de los objetivos que se proponía. Entre ellos, como triunfo más relevante, la edificación del Estado del bienestar. Pero ahora tiene retos distintos por delante: replicar a los cambios de la sociedad y a la estratificación social y constestar a la globalización y a la integración en la UE. ¿Cómo afrontar ambos desafíos? Para Rodríguez Teruel, ha de apostar por "un Estado con más participación de lo privado, por una colaboración entre el Estado y la sociedad civil" y al tiempo "reforzar la unión social de Europa". En suma, ha de responder a la pregunta de "cómo hacer lo mismo con menos recursos", cómo desplegar otras políticas sin que impliquen, necesariamente, "gastar más dinero". 

Niveles altos de "incertidumbre"

¿Y en España? Este politógo recuerda que el PSOE no es "el típico partido socialdemócrata", al estilo alemán o escandinavo, más liberal. Y mantiene semejanzas y diferencias con el Pasok. Entre las primeras, que ambas formaciones gestionaron el arranque de la crisis y los ciudadanos no les perdonan sus medidas de austeridad, y también que son consideradas "fuerzas tradicionales". Pero "España no es Grecia, ni se ha llegado aquí a la degradación del país tan fuerte como allí, y las expectativas aquí son menos malas". "Ahora bien, los paralelismos con el Pasok juegan más en contra del PSOE", advierte. ¿Por qué? Porque se pueden reproducir dos "dinámicas muy negativas" para los socialistas españoles: que se mantenga un elevado "nivel de incertidumbre", por lo que muchos electores "pueden pensar que es útil votar a Podemos", y que cargos locales y medios del PSOE concluyan que no tienen futuro en su partido y emigren a la formación de Pablo Iglesias. "Y si eso ocurre, el PSOE entraría en una crisis final". 

Rodríguez Teruel considera, en consecuencia, que el final del PSOE "no es irreversible", aunque una irrupción fuerte de Podemos, "por encima de 30 escaños", podría complicarle la situación. Su problema, argumenta, no sólo ha sido la falta de regeneración interna, sino su base electoral y su élite política, un dilema común a otros grandes partidos homólogos. 

05. "LOS SOCIALDEMÓCRATAS SE QUEDARON SIN SU FUENTE DE PODER PRINCIPAL"

"Los electores se cobran el desplazamiento a la derecha, un corrimiento que otros partidos ocupan", avisa Luis Fernando Medina, investigador senior del Instituto Carlos III-Juan March de Ciencias Sociales y autor de El fénix rojo. Las oportunidades del socialismo (Catarata).

Medina explica que la socialdemocracia encontró su gran base social, sus "poderes fácticos" en la clase obrera a la salida de la posguerra. El sindicalismo "fue el eje". Sin embargo, "ese pilar obrerista se fue erosionando y prácticamente colapsó. Y en la medida en que se quedó sin su fuente de poder principal, intentó presentarse de otra manera, secundar la agenda de la derecha, aunque con rostro humano. El resultado fue una pérdida de poder fáctico". "No los culpo, pero ahora se ve el coste. Y si en España, por ejemplo, se hiciera una gran coalición, eso sería más costosísimo aún".

Compatible con la UE

Este investigador también cree que el socialismo se halla en una "ratonera" por el tipo de diseño de integración económica en la UE. No chocaba en los tiempos de bonanza, pero sí en los años de depresión. Aun así, no cree que el centroizquierda sea "incompatible con el proyecto europeo". Si de los años 1950 a 1980 la Unión avanzó sobre bases socialdemócratas, aduce, ahora podría hacer lo mismo si lograse sacar adelante la emisión de eurobonos o hiciese del BCE un banco central como la Reserva Federal de EEUU.

Además de la recurrente comparación con el Pasok, Medina apunta al ejemplo de los socialistas portugueses. Allí, el Gobierno de José Sócrates, convocadas las elecciones, pidió el rescate. Pasó a la oposición, pero ahora está en condiciones de volver al poder en las generales de este año. "Ha tenido más reflejos que el PSOE a la hora de adaptar su discurso. Ha sido más audaz a la hora de hablar de temas de deuda, de combatir a la troika. El PSOE lo ha hecho tarde y mal, y además sufre la competencia con Podemos. Cuando ha querido corregir, ha pillado a la gente cansada, identificándole con el ancien régime". Este politólogo rechaza las lecturas optimistas, aquellas que creen que el socialismo español está lejos de seguir la senda de sus homólogos griegos. "En política a veces ocurren los terremotos. Lo que ha ocurrido en Grecia y España ha desafiado los pronósticos, y las reglas que antes estaban vigentes ya no lo están. Todo puede pasar. Mal haría el PSOE en pensar que tiene un seguro de vida gracias a su fortaleza en Andalucía". 

06. "LA SOCIALDEMOCRACIA HA DE DISEÑAR UNA ALTERNATIVA"

"Hablar de crisis de la socialdemocracia cuando estos partidos gobiernan, en solitario o en coalición, en Francia, Alemania, Italia, Dinamarca o Suecia, o cuando pueden ganar el Gobierno en Reino Unido o Portugal puede parecer una extravagancia. Pero la tendencia es a la reducción del tamaño electoral de estos partidos y por eso se puede hablar de cierta crisis", sostiene Luis Ramiro, profesor de Ciencia Política de la Universidad británica de Leicester

Pero, ¿qué ha ocurrido para que acaezca esta depresión de la ideología y de los partidos que la defendían? Primero, que la sociedad que permitió la prevalencia de esos valores "ha cambiado". Dos, la "cierta acomodación a las políticas neoliberales". Tres, la propia Europa. "Sí, la UE es un problema para los socialdemócratas –asegura con rotundidad este politólogo–, pero el principal motivo de dificultades reside en la globalización y en los problemas para defender el modelo social europeo". 

La canciller alemana, Angela Merkel, y el primer ministro italiano, Matteo Renzi, el pasado 23 de enero de 2015 en Florencia, ante el 'David' de Miguel Ángel | EFE

Ramiro no equipara los casos de Francia e Italia, los dos países más potentes con Gobiernos socialistas. En el caso de Hollande, cree que la frustración a sus votantes se debe al "seguimiento de la senda de las políticas de austeridad", un obstáculo compartido para muchos Ejecutivos de izquierdas. Es una espiral: los recortes hacen que el crecimiento sea débil, de modo que la satisfacción de los electores no mejora. Renzi, en cambio, goza de un "apoyo popular muy bueno y casi excepcional". 

Comportamientos más volátiles

El profesor de Leicester reconoce que el caso griego, el batacazo del Pasok, es "excepcional". Pero advierte de que los giros de 180 grados se dan. "Algunos observadores parecen olvidar casos como el de los socialdemócratas holandeses, que pasaron del 29% al 15% entre 1998 y 2002; o el del PS francés, que pasó del 37% al 18% entre 1988 y 1993. En los dos casos, los dos partidos se recuperaron. Lo que es fundamental es entender que los electores de Europa occidental (y ya no digamos en Europa del Este) son hoy mucho más volátiles y su comportamiento electoral incluye cambios bruscos", que afectan más a los partidos que registraban pautas de comportamiento electoral más estables.

En España, "la continuación de la crisis con el PP, el recuerdo de la gestión reciente del PSOE y quizás la lentitud de su renovación llevó a un segmento importante de los votantes a apostar por otros partidos nuevos y populistas" en las europeas, como Podemos. Lo "excepcional", sigue Remiro, es que el apoyo a esa fuerza continúe creciendo y esté disputando la primera posición del podio. 

¿Qué deben hacer los partidos socialdemócratas? "Muchas cosas", contesta este analista, porque su crisis no es superficial. Pero la cuestión clave es que "la socialdemocracia ha de diseñar una alternativa que haga posible el crecimiento económico, el bienestar social y el aumento de la igualdad en las condiciones actuales de integración política y económica regional y de globalización". Una tarea "muy difícil".

07. "HA COMETIDO EL ERROR DE LA AUSENCIA DE DISCURSO, DE PROYECTO POLÍTICO"

Con Urquizu, Máriam Martínez-Bascuñán, profesora de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid, coincide en que es más atinado hablar de crisis de los partidos socialdemócratas, pues las recetas contra la recesión de Podemos o Syriza "entran perfectamente dentro de un marco keynesiano, de izquierda reformista", aunque en este contexto dominado por la "ortodoxia de la austeridad" parezcan "revolucionarias".

Asumir "acríticamente esa ortodoxia de la austeridad" es, para esta investigadora, el error más grave cometido por las formaciones de centroizquierda. Pero padecen, sobre todo, de la "ausencia de discurso, de proyecto político", cuando hacen falta "algo más que eslóganes": "Buenas ideas, buenos relatos", insiste. Y pone un ejemplo: el pensamiento sobre la igualdad. En ese sentido, cree que la obra del economista francés Thomas Piketty –El capital en el siglo XXI– debería ser "un revulsivo para toda la izquierda europea", ya que enhebra un relato sobre la profunda desigualdad de las sociedades contemporáneas y da ideas de cómo hacerle frente.

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No supo escuchar lo que le decía el 15-M

Martínez-Bascuñán, por tanto, no cree que sea una cuestión de "moderación", sino de "ausencia de proyecto y de voz en Europa". Lo positivo de partidos como Syriza o Podemos es que han sabido "generar una voz disidente respecto al statu quo". O sea, al nacionalismo alemán se contrapone ahora el nacionalismo griego. El reto sería "encontrar espacios comunes" y abrir el "diálogo". 

La autora no sitúa al mismo nivel Pasok y PSOE y avanza un dato más: quizá sea en España más "dramática" la caída de IU. La habilidad de la formación de Iglesias ha radicado en asentar la idea de que había "alternancia, no alternativa", y ha construido un relato que "simplifica el escenario de fuerzas políticas" (el PP o Podemos), para así poder comparecer ante los votantes como "la única que representa el cambio". Los socialistas arrastran, a su vez, varios problemas, a su juicio: que no ha dado con "el liderazgo adecuado", que sigue manchado por casos de corrupción. Los deberes los ha hecho "demasiado tarde", porque "no supo escuchar los mensajes del 15-M y no supo ver qué estaba ocurriendo". Y gestos como la aceptación indirecta de la cadena perpetua revisable o la firma del pacto contra el terrorismo yihadista, agrega, no hace sino ahondar en el imaginario colectivo el mensaje, "ya muy instalado, que equipara a PSOE y PP". 

"España no es Grecia". La reflexión parece no tener padre. Sale de la boca de dirigentes políticos de todo signo –del PP a Podemos–, de analistas y de observadores, y se ha repetido hasta la saciedad en las últimas semanas. Pero más allá de esas cuatro palabras, hay preguntas que siguen quedando en el aire con sólo mirar los datos. Ya no sólo si es extrapolable la victoria de un partido de izquierda alternativa como Syriza (36,34% de los votos, 149 escaños, a dos de la mayoría absoluta), sino si se puede reproducir en otros países el hundimiento del tradicional sistema de bipartidismo. O si una caída tan bestial del Movimiento Socialista Panhelénico, el Pasok (del 43,92% y los 160 diputados de 2009, una holgada mayoría absoluta, al 4,68% y 13 escaños de las generales del pasado 25 de enero), puede tener su réplica en algún otro país europeo. O si, visto el mapa mayoritariamente azul de Europa, se puede hablar de crisis de la socialdemocracia en el Viejo Continente. 

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