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Las decisiones del nuevo CGPJ muestran que el empate pactado entre PP y PSOE favorece a la derecha

Los socialistas españoles no votarán a favor de Juncker como presidente de la Comisión

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No hay ninguna decisión tomada. No puede haberla porque el PSOE vive sumido en el vacío de poder. Pero todo indica que la delegación socialista española en el Parlamento Europeo, que integran 14 miembros y que encabeza Elena Valenciano, no votará a favor del luxemburgués Jean-Claude Juncker como presidente de la Comisión.

Así lo creen en la dirección saliente del partido, y también varios eurodiputados consultados por este periódico. Y todos apuntan razones similares. Primero, apoyar al candidato conservador dañaría la imagen y el discurso del partido, precisamente en un momento de descrédito de la política y hacia las dos grandes fuerzas españolas. Dos, no sería comprendido por los votantes. Y tres, porque los tres aspirantes a la Secretaría General del PSOE –Pedro Sánchez, Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapiasse han manifestado en contra de cualquier respaldo a Juncker

La Eurocámara de la VIII Legislatura, surgida de las elecciones de mayo, se constituyó ayer martes en Estrasburgo. Y la primera decisión fue la reelección del socialdemócrata alemán Martin Schulz como su presidente. No hubo sustos. En primera vuelta, logró 409 votos del total de 723 votos. Mayoría absoluta gracias al pacto entre conservadores (PPE), socialistas (S&D) y liberales (ALDE). Schulz ocupará la jefatura del Parlamento Europeo (PE) dos años y medio, y en enero de 2017 será relevado por un conservador, una alternancia que lleva funcionando desde hace décadas. Schulz fue elegido junto a los 14 vicepresidentes del Legislativo de la UE. Uno de ellos, español, Ramón Luis Valcárcel, expresidente de Murcia (PP). Los socialistas españoles se quedaron sin vicepresidencia, al perder peso dentro del grupo de S&D.

La presidencia de la Eurocámara es la contrapartida aceptada por el PPE para conseguir colocar a Juncker como presidente de la Comisión el próximo 16 de julio. Y no hay apenas dudas de que saldrá aupado al cargo, porque así lo pactaron el pasado viernes los líderes de 26 países de la UE, con la oposición del Reino Unido y de Hungría. En el pacto entraron, por tanto, tanto socialistas (caso del presidente francés, François Hollande, o del primer ministro italiano, Matteo Renzi), conservadores y liberales. 

La herida de la gran coalición

La entente sitúa en una difícil tesitura al PSOE. Valenciano, igual que el resto de miembros de su lista, cargó duramente contra Juncker, el candidato de la derecha que ni siquiera se sometió al escrutinio de las urnas. Era, para los socialistas, el representante de las políticas de austeridad que tanto han asfixiado a Europa. Como Angela Merkel, o como Mariano Rajoy. Y la metáfora perfecta de los paraísos fiscales, ya que Juncker fue jefe del Gobierno luxemburgués durante 18 años (1995-2013), además de presidente del Eurogrupo durante ocho (2005-2013). 

Además, durante la campaña, el PSOE acusó el golpe de la imagen de la gran coalición, alentada por miembros del propio partido –Felipe González la defendió públicamente en una entrevista en El objetivo, en La Sexta–, por el PP, las grandes empresas y hasta la Casa del Rey. Aquel mensaje, que intentó frenar en seco Alfredo Pérez Rubalcaba para que el incendio no se extendiera, hirió al partido, según reconocieron entonces numerosos dirigentes. Todo su empeño era mostrar que socialistas y conservadores "no son lo mismo". 

El resultado de las europeas del 25-M hizo el resto. Los socialistas cosecharon el peor resultado de toda la historia democrática. Daba igual la variable que se observase. En votos, en porcentaje y en resultado en escaños. De golpe, perdieron nueve actas. La sangría de los dos grandes fue rentabilizada por las pequeñas formaciones, especialmente IU (6 diputados), UPyD (4) y el debutante Podemos (5). La catástrofe desembocó en la dimisión (en diferido) de Rubalcaba y la convocatoria del congreso federal extraordinario para el 26 y 27 de julio. 

Las tesis de Sánchez, Madina y Pérez Tapias

Pero antes, el domingo 13, los 197.468 militantes podrán elegir a su nuevo secretario general. Los tres candidatos que han pasado el filtro de los avales han sido igual de contundentes: ninguno quiere que los 14 eurodiputados socialistas españoles vote a favor de Juncker como jefe del Gobierno comunitario. 

Ayer mismo, Sánchez colgaba un post en su web en el que reiteraba su "discrepancia" y "rechazo" a "cualquier apoyo a Juncker", "el candidato de la derecha a quien su trayectoria revela como un político que ocupa su tiempo en defender a los mercados y en recortar a los ciudadanos". En la "Europa social" en la que cree, "portadora de valores democráticos, donde prevalecen las personas y sus derechos, y no sólo las mercancías", no cabe el aspirante luxemburgués. "No habrá grandes coaliciones ni en Madrid ni en Bruselas", proclamó en un acto en Huelva.

Pérez Tapias censuró ayer martes que la dirección de Rubalcaba no haya consultado con los candidatos la posición de sus compañeros en Bruselas, y recordó que si todos comparten un sentir, "que puede verse ampliado en el partido", entonces es que existe una "contradicción" que "hay que resolver". El respaldo del PSOE a Juncker, dijo a Europa Press, evidencia que se está funcionando "en términos de gran coalición en el ámbito europeo", una tesis que resulta "muy difícil" de explicar habida cuenta de que la campaña del 25-M se centró en diferenciarse del PP. Madina, por su parte, recordaba el pasado viernes en Pontevedra que él no votó al PSOE el 25-M para que la Eurocámara aúpe a Juncker a la Comisión, así que los eurodiputados socialistas españoles "no deben votarle porque la línea política" que defienden "es otra". 

El nuevo secretario general será elegido el 13 de julio, tres días antes de la votación del presidente del Ejecutivo comunitario en la Eurocámara. Eso sí, no habrá una nueva dirección hasta el congreso del 26 y 27 de julio. "Con lo que han dicho los tres, es impensable que votemos a favor de Juncker", admitían con total rotundidad fuentes muy cercanas a Rubalcaba. El líder que salga de las urnas tendrá que tomar la decisión, habida cuenta de que no se reunirá la ejecutiva saliente para abordar este asunto, según puntualizaron en Ferraz. 

El debate en la delegación

Distintos eurodiputados consultados por infoLibre abundaban en esta misma posición. "Aunque no esté tomada la decisión, los socialistas españoles hemos tenido un discurso en campaña muy explícito, nada ambiguo. Hemos dicho a los ciudadanos que por primera vez estaban eligiendo al presidente de la Comisión Europea, pero también que no somos intercambiables con el PP", advertía uno de los 14 miembros de la delegación que repite en el escaño. Esta fuente recordaba que la situación nada tiene que ver con 2009, cuando el PSOE sí apoyó a José Manuel Durão Barroso como presidente, contra el criterio incluso de los socialdemócratas europeos. En aquel año, señalaba, no estaba en vigor el Tratado de Lisboa, "no había un candidato alternativo y la decisión correspondía al Consejo Europeo". "Además, José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno y líder del partido, decidió apostar por Barroso, por ser portugués". 

Quien fue explícito fue Javi López, número cinco de la lista y representante del PSC. "Para mí, los compromisos con la ciudadanía son innegociables", dijo en un comunicado, dejando claro que no apoyará a Juncker. Dentro de la delegación española, según subrayaba otro eurodiputado, "la posición mayoritaria" es la de no respaldar al luxemburgués. Por varias razones: porque los 14 votos españoles "no son vitales" para que este salga elegido, porque está instalada la percepción de que no se puede romper el contrato electoral y porque Sánchez, Madina y Pérez Tapias lo rechazan. "Y la última palabra la tendrá el nuevo secretario general", recalcaba este europarlamentario. 

En la delegación se está hablando estos días de qué hacer, y aunque hay bastante consenso en que no cabe avalar a Juncker, sí hay quien tiene "actitudes más institucionales". Esa mirada parece compartirla Ramón Jáuregui, número dos de la candidatura. En una entrevista ayer en RNE, el exministro apuntó que votar junto al PP no pasa factura al PSOE "siempre que haya una explicación para esas coincidencias", porque si "responden a necesidades objetivas la gente lo entiende". El voto con los conservadores no le "asusta" ni le "acompleja". Además, en el Consejo y en la Comisión conviven líderes de distintos partidos. 

Para Jáuregui, los socialdemócratas tienen la "gran responsabilidad de abrir o cerrar la puerta" de la mayoría que aúpe a Juncker, porque no sería deseable que este pacte con euroescépticos o con quien esté más a la derecha del PPE. Cuando el luxemburgués llame a los grupos para negociar su programa, los socialistas europeos podrán "decir sí o no". El exdiputado reconoció que no obstante los españoles hablarán con su nuevo líder y verán qué les "corresponde" hacer

"Se trata de comprometer a Juncker"

Desde la dirección de la delegación socialista precisaron que esta cuestión "aún está debatiéndose" y "no hay nada decidido". "Hoy [por ayer] votamos a Schulz y a los 14 vicepresidentes, Ahora los socialdemócratas europeos estamos elaborando un programa político que queremos que Juncker y la Comisión adopten. Queremos un programa político para un cambio de fondo en la Unión", que básicamente se centra en la flexibilización de la estabilidad presupuestaria. "En esto estamos los socialistas de todos los países. Se trata de comprometer a Juncker, trabajar para que la Comisión incorpore nuestras demandas". La jefatura de la delegación asume la nítida posición de los tres candidatos a la Secretaría General. "Al margen de las coyunturas que atraviesen los partidos nacionales, tenemos que seguir haciendo nuestro trabajo aquí. Para el día 16, cuando la Eurocámara vote, el PSOE tendrá nuevo líder, y habrá un nuevo interlocutor. Así que hablaremos con él". 

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Otro europarlamentario de peso expresaba esa mayor frialdad. "Esperaremos a la negociación de Juncker con los grupos y en particular con el grupo de S & D, y a la elección del nuevo líder y a ver qué dice. Veremos qué decide nuestro grupo y en función de todo ello, la delegación decidirá. El secretario general tendrá la última palabra, pero no será ajeno a lo que pase aquí". 

Valenciano, todavía vicesecretaria general del PSOE, es formalmente la jefa de la delegación, pero en estos días, según apuntaron distintos miembros de la misma, quien está llevando las riendas de la interlocución con el grupo de S&D y con otras fuerzas es el manchego Sergio Gutiérrez, con escaño en Bruselas desde 2010. El PSOE, por ejemplo, tiene que colocar a uno de sus eurodiputados como presidente de comisión de la Eurocámara. 

Sánchez, Madina o Pérez Tapias tendrán encima de su mesa, casi como primera decisión, y antes de que el ganador sea ratificado en el congreso, el sentido del voto sobre Juncker. Tendrá las manos libres, porque la ejecutiva saliente, y así lo subraya Ferraz, no adoptará ningún acuerdo al respecto. 

No hay ninguna decisión tomada. No puede haberla porque el PSOE vive sumido en el vacío de poder. Pero todo indica que la delegación socialista española en el Parlamento Europeo, que integran 14 miembros y que encabeza Elena Valenciano, no votará a favor del luxemburgués Jean-Claude Juncker como presidente de la Comisión.

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